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Estados Unidos formará una “fuerza fronteriza” de 30.000 efectivos en Siria

En un paso provocativo que agudizó de inmediato las tensiones con Turquía y Rusia, Estados Unidos anunció el fin de semana pasado la creación de una Fuerza de Seguridad Fronteriza (BSF, por sus siglas en inglés) de 30.000 efectivos en los enclaves de Siria bajo el control de las fuerzas indirectas estadounidenses que luchan por derrocar al Gobierno sirio de Bashar al Assad. Esta fuerza estará dominada por combatientes de las Unidades de Protección Popular kurdas (YPG, por sus siglas en kurdo), junto con elementos de varias milicias islamistas.

Tras proclamar la derrota del Estado Islámico en Irak y Siria (EI), Washington no tiene ninguna intención de abandonar Siria. En cambio, está decidido a establecer su control sobre una franja del territorio sirio desde la cual perseguir su objetivo de derrocar a Asad. Este último paso no solo intensificará la guerra civil en Siria, sino que pondrá a Estados Unidos en un conflicto directo con Rusia e Irán, que respaldan al régimen de Asad, y Turquía, que considera a las YPG una amenaza militar directa.

El coronel Thomas Veale, vocero de la coalición encabezada por Estados Unidos contra EI, anunció que los 15.000 efectivos de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) respaldadas por Estados Unidos formarían el núcleo del nuevo ejército. “Actualmente, hay aproximadamente 230 personas siendo entrenadas en la clase inaugural del BSF, con el objetivo de un tamaño de fuerza final de aproximadamente 30.000”, dijo.

Testificando ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado el jueves pasado, David Satterfield, el subsecretario de Estado adjunto estadounidense para asuntos de Oriente Próximo, reveló que los objetivos de la Administración Trump, más allá de la continua supresión de EI, implican la consolidación del control de las FDS en el norte y noreste de Siria, y la lucha contra la influencia iraní.

La guerra contra EI fue solo un pretexto para avanzar los planes estadounidenses de cambiar el régimen en Damasco como medio para combatir la influencia iraní y rusa en Siria. Lejos de destruir a EI, Estados Unidos, que mantiene 2.000 soldados en Siria, y sus representantes locales en realidad garantizaron la seguridad de miles de combatientes armados de EI. Según Rusia, estos combatientes de EI están siendo entrenados e integrados en las fuerzas anti-Asad.

Bajo la presión de explicar por qué las fuerzas estadounidenses siguen en Siria, Satterfield dijo: “Estamos profundamente preocupados por las actividades de Irán, con la capacidad de Irán para optimizar esas actividades a través de una mayor capacidad para mover material militar a Siria. Y preferiría dejar la discusión en ese punto”. En otras palabras, la Administración Trump se está preparando para una guerra en Siria para derrocar al aliado de Teherán, Asad, que podría fácilmente extenderse a un conflicto más amplio con Irán y potencialmente Rusia.

Al mismo tiempo, Estados Unidos enfrenta una posible acción militar turca que podría destruir los planes de una zona proestadounidense en Siria. Turquía, un aliado de la OTAN, está profundamente preocupado por los vínculos entre las YPG y el separatista Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK, por sus siglas en inglés), al que califica como un grupo terrorista y ha intentado reprimir durante mucho tiempo. Hace tres meses, las tropas turcas cruzaron la frontera con Siria, cerca del enclave de Idlib controlado por las YPG en el norte de Siria.

Ibrahim Kalin, portavoz del presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, acusó a Estados Unidos durante el fin de semana de “tomar medidas preocupantes para legitimar a esta organización [YPG] y hacerla persistir en la región”. Advirtió: “Es absolutamente imposible que esto llegue a ser aceptado”. Turquía, “continuará su lucha contra cualquier organización terrorista, independientemente de su nombre y forma, sea dentro o fuera de sus fronteras”.

Erdoğan condenó el apoyo estadounidense a las YPG y declaró el fin de semana: “Estados Unidos envió 4.900 camiones de armas a Siria. Sabemos esto. Esto no es lo que hacen los aliados”. En un mitin el lunes reiteró su determinación de “derrotar” a la milicia kurda. “Hemos terminado nuestros preparativos”, dijo. “La operación puede comenzar en cualquier momento”. Erdoğan acusó a Estados Unidos de “crear un ejército terrorista en nuestra frontera”, añadiendo: “Lo que tenemos que hacer es cortar de raíz a este ejército terrorista”.

El Gobierno sirio denunció los planes de crear una fuerza fronteriza proestadounidense como un “ataque descarado” contra la soberanía del país. La agencia de noticias estatal, SANA, citó a un vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores que insistió en que el ejército estaba decidido a frustrar la “conspiración estadounidense, poner fin a la presencia de Estados Unidos, sus agentes y armamentos en Siria, establecer un control total sobre todo el territorio sirio y preservar la soberanía del país”.

El canciller ruso, Sergei Lavrov, acusó el lunes a Estados Unidos de intentar dividir a Siria y dijo que “no quiere mantener a Siria como un Estado con sus fronteras actuales”. Al contrario, continuó, Washington estaba ayudándoles a “las Fuerzas Democráticas Sirias a establecer algunas zonas de seguridad fronteriza”.

“Esto significaría que vastas extensiones de territorio a lo largo de la frontera con Turquía e Irak estarían aisladas. Esto es al este del río Éufrates. Aquí hay relaciones difíciles entre los kurdos y los árabes. Existe la inquietud de que sigan una política de resquebrajar a Siria en varios pedazos”, declaró Lavrov

Vladimir Shmanov, presidente de la comisión de defensa de la Duma Estatal rusa, advirtió que Rusia respondería a la formación de tal fuerza fronteriza en Siria. “[Se encuentra] en confrontación directa [con los intereses de Rusia] y nosotros y nuestros colegas ciertamente tomaremos ciertas medidas para estabilizar la situación en Siria”, dijo.

El anuncio de EUA de que entrenará y armará una fuerza militar de 30.000 efectivos es un intento desesperado de apuntalar su posición en Siria. Diplomáticamente, es Moscú, no Washington, quien parece dictar los términos de las negociaciones sobre Siria, con planes para una conferencia en Sochi a finales de este mes para discutir el futuro del país.

Militarmente, las milicias anti-Asad respaldadas por Estados Unidos han sufrido una derrota tras otra, no solo por el apoyo ruso e iraní al ejército sirio, sino por la hostilidad popular generalizada hacia ellas, particularmente hacia los elementos reaccionarios aliados con Al Qaeda y apoyados por Washington.

El último gran enclave de la oposición siria de Idlib ha sido el foco de una importante ofensiva gubernamental desde el comienzo del año. A este volátil revoltijo, EUA ha declarado que tiene la intención de hacer valer sus reclamos financiando, entrenando y armando a un nuevo gran ejército indirecto, lo que solo agrava el peligro de desencadenar una guerra más amplia.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 16 de enero de 2018)

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