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Se vuelven en contra de #MeToo sus acusaciones contra Stan Lee, leyenda de cómics de Marvel de 95 años

La semana pasada Stan Lee, escritor y editor de cómics, se convirtió en el último objetivo de la caza de brujas de #MeToo (#YoTambién) que está barriendo Hollywood, después de acusaciones de que “manoseó repetidamente” y “acosó” a enfermeras que lo cuidaban en su casa de Los Ángeles. Lee tiene 95 años.

Lee es el ex director de Marvel cómics, donde ahora figura como presidente emérito. Es el co-creador de los superhéroes Hulk, Iron Man, Thor, Doctor Strange, Spider-Man y The Fantastic Four. Incluido en el Salón de la Fama del Cómic en 1994 y el Salón de la Fama Jack Kirby en 1995, Lee recibió una Medalla Nacional de las Artes en 2008.

Stan Lee (crédito: Gage Skidmore)

Nacido en la ciudad de Nueva York en 1922, Lee fue influenciado profundamente por la experiencia de su familia durante la Gran Depresión. Sus padres, Celia y Jack Lieber, inmigrantes judíos rumanos recién llegados, trabajaron en la industria textil pero se quedaron sin trabajo cuando llegó la Depresión, y la vida se hizo una lucha constante. Estas dificultades y su lectura temprana y voraz—Twain, Dickens, Verne, H.G. Wells, Poe y Shakespeare—influyó en la calidez contagiosa, la inventiva y el sentido de comunidad que atrajo a generaciones de lectores.

Los cómics de Marvel abordaron la intolerancia y el uso de drogas, el movimiento por los derechos civiles, los derechos de los prisioneros, las protestas estudiantiles y la guerra de Vietnam, temas considerados anteriormente fuera de los límites. Lee pensó que los superhéroes debían ser humanos, con las mimas flaquezas, defectos y problemas que las personas comunes. A principios de los años setenta desafió la censura de la Autoridad del Código de Cómics de Estados Unidos, que luego se vio obligada a aflojar su control de mano dura.

Las acusaciones contra Lee, basadas en una sola fuente anónima, fueron publicadas por el Daily Mail de Gran Bretaña el 9 de enero. “Se dice que pidió sexo oral en la ducha, caminó desnudo y quería que lo ‘complacieran’ en el dormitorio”, informó el Mail.

No está claro si algunas de estas supuestas actividades son legalmente acusables. No se ha presentado ni una queja policial ni una demanda, pero el año pasado la dueña de la compañía de enfermería, que cuidó a Lee en alguna ocasión, amenazó con hacer acusaciones públicas contra el creador de Marvel, quien posee una fortuna estimada en 50 millones de dólares. El abogado de Lee, Tom Lallas, presentó una carta de cese y desistimiento contra la mujer el 20 de diciembre, donde describió como “difamatorias” las afirmaciones de que su cliente había acosado sexualmente a enfermeras.

En una declaración posterior enviada al Daily Mail, Lallas dijo que las acusaciones de la mujer contra su cliente eran una burda operación de extorsión: “El señor Lee niega categóricamente estas acusaciones falsas y despreciables y tiene la intención de luchar para proteger su nombre célebre y carácter impecable.

“No sabemos de nadie que haya presentado una acción civil, o informado estos hechos a la policía, que sería la forma más apropiada para manejar cualquier reclamo genuino. En cambio, el señor Lee recibió demandas para entregar dinero y amenazas de que si no lo hace, el acusador irá a los medios. El señor Lee no será extorsionado o chantajeado, y no pagará a nadie porque no ha hecho nada malo”.

El 11 de enero el Daily Mail siguió con más acusaciones, esta vez de una masajista de Chicago que concurrió a su suite de hotel suite en abril del año pasado. Ella alega que Lee la “manoseó”, le pidió sexo y luego se masturbó en su presencia. Los abogados de Lee respondieron, diciendo que su cliente “niega categóricamente” las acusaciones, y apuntaron a nuevos esfuerzos oportunistas para obtener dinero.

Si bien Lee es la última víctima de los “momentos” #MeToo y #Time’sUp, las acusaciones contra él fracasaron rápidamente, con muchos de sus admiradores expresando su disgusto y enojo por el pisoteo de principios democráticos fundamentales, incluyendo la presunción de inocencia. En miles de comentarios en redes sociales, tuits, memes, videos y discusiones publicadas en la semana pasada, se ve la afirmación de los sentimientos democráticos y humanos de personas comunes.

“A ver si lo entiendo bien”, escribió un usuario de Twitter, “#StanLee no tiene acusadores en 94 años de vida, unos 70 de ellos siendo un ícono, ¿y finalmente se convierte en un pervertido sexual a los 95 años? ... Lo siento, ya párale con las mamadas”.

“Estas mujeres que acusan a #StanLee trataron de chantajearlo primero y nunca fueron a la policía”, escribió otro usuario de Twitter, “Pienso que esta historia es una tontería de mujeres que intentan sacar provecho del clima social actual por dinero rápido”.

Un artista gráfico tuiteó: “Las acusaciones contra Stan Lee son el lugar donde el movimiento #MeToo golpea la masa crítica. DEBE haber un debido proceso. No podemos asumir ciegamente la verdad en cada acusación. ¿Dónde está la carga de la prueba? Si no, es anarquía”.

Trabajadores de la salud señalaron que la desinhibición sexual es común entre pacientes ancianos: “Como alguien que trabaja con la comunidad geriátrica”, escribió Mini, “se esperan cambios de comportamiento como ser sexualmente inapropiado, que vienen con la demencia y otras enfermedades relacionadas, y no es controlable #StanLee #ProtegerAlAnciano”.

Otro escribió: “Este comportamiento no debería sorprender a NADIE en la comunidad de la atención médica. Su comportamiento es predecible y debe esperarse a la edad avanzada de 95. Lo ausente es el profesionalismo de las enfermeras que hacen estas acusaciones”.

Muchos se opusieron a la crueldad inherente de las acusaciones contra Lee, quien perdió a su esposa de 69 años de matrimonio por un derrame cerebral hace sólo seis meses: “Aquí hay una pregunta, si Stan Lee muere de estrés por estas acusaciones sin evidencia, ¿de quién es la culpa?”, preguntó un admirador enfurecido.

De forma significativa, las acusaciones contra Lee no han tenido eco en los grandes canales de noticias de EE.UU. hasta el momento. Los editores principales y propietarios de medios tal vez sienten que la embestida macartista que instigaron hace cuatro meses con el ataque a Harvey Weinstein, Kevin Spacey y muchos otros es ahora más inestable.

Incluso si las acusaciones contra Lee fueran ciertas (y no hay evidencia que sugiera que lo sean), el espectáculo de una compañía de enfermería persiguiendo a un paciente anciano por “actos” sexuales explícitos es obsceno. Un comportamiento como el alegado, de un paciente de 95 años, debería ser tratado con cuidado y comprensión—y, por el amor de Dios, con un poco de humor.

Si se penalizara la desinhibición sexual de pacientes ancianos, cada centro de cuidado y hogar de ancianos en todo el mundo enfrentaría un escenario escalofriante, propio de El cuento de la criada, con pacientes vulnerables denunciados como desviados y excluidos por los nuevos guardianes de la moralidad puritana. La compañía contratada para cuidar a Lee le debía una obligación legal y profesional de cuidado, que parece haber incumplido descaradamente.

Lee ahora está siendo cuidado por una nueva compañía de enfermería, Vitale Nursing Inc. Su portavoz, Julie Wozniak, dijo que Lee es “cortés, amable y respetuoso. Ha sido un privilegio cuidarlo”.

Por supuesto, aquellos que abrazaron felizmente al monstruo creciente #MeToo y repiten cada acusación contra una prominente celebridad, actor, director, etc., fueron rápidos para denunciar a Lee, y uno de ellos insistió que debería estar sujeto a juicio por parte de los medios, ¡incluso si las acusaciones no son ciertas!

En Inverse.com, James Grebey escribe: “Los seguidores de Lee afirmaron que las acusaciones no sucedieron o fueron mucho ruido y pocas nueces porque tiene 95 años. No puedo creer que tenga que decir esto, pero ser viejo no es una tarjeta para estar libre de acusaciones de acoso sexual. Esto es más grande que Stan Lee, y es francamente más grande que la cuestión de si las acusaciones son verdaderas o no”.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 16 de enero de 2018)

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