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Kentucky se convierte en el primer estado en imponer requisitos de trabajo a los beneficiarios de Medicaid

El 12 de enero, Kentucky se convirtió en el primer estado en recibir una exención que le permite imponer requisitos de trabajo a los beneficiarios de Medicaid, el programa de seguro de salud para los pobres, discapacitados y ancianos conjuntamente administrado por el gobierno federal y los estados.

Los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS) confirmaron que habían aprobado la exención, solo un día después que la administración de Trump anunciara que autorizaría a los estados a realizar dichos cambios en sus programas de Medicaid. Otros nueve estados —Arizona, Arkansas, Indiana, Kansas, Maine, New Hampshire, Carolina del Norte, Utah y Wisconsin— han solicitado exenciones similares.

La eufemísticamente llamada “Iniciativa de Compromiso y Empleo de la Comunidad” de Kentucky requerirá que todos los adultos “sanos” entre las edades de 19 y 64 años trabajen o se ofrezcan como voluntarios por al menos 80 horas por mes. Aquellos que no pueden proporcionar una prueba documentada de trabajo, enfermedad u horas de voluntariado mensuales recibirán una advertencia y un mes para “curar” su incumplimiento, después de lo cual serán eliminados del programa. Además, el estado podrá imponer primas a los participantes de Medicaid, que van desde $1 a $15 mensuales; aquellos que se retrasen en los pagos estarán sujetos a la suspensión de sus beneficios. Estos cambios comenzarán a tener efecto en julio.

La renuncia ha sido una victoria política para el gobernador republicano Matt Bevin, quien se postuló en 2015 con la promesa de revertir la expansión estatal de Medicaid. En una conferencia de prensa el viernes pasado, rebuznó que la renuncia de Kentucky constituye “la reforma de derechos más transformadora que se ha visto en un cuarto de siglo”.

Tales alarmas son ilustrativas. Hace veintidós años, la Ley de Reconciliación de Responsabilidad Personal y Oportunidad Laboral (PRWORA) de la administración Clinton destruyó la Ayuda a Familias con Hijos Dependientes (AFDC) bajo el pretexto de la “reforma” de bienestar. La ley impuso estrictos requisitos de elegibilidad a los beneficiarios de asistencia social, con lo cual la mayoría perdieron sus beneficios, al quedar fuera del alcance de éstos, con los nuevos requisitos de ingresos y trabajo.

Bevin ha enmarcado la nueva iniciativa de trabajo de Medicaid de Kentuck y como una victoria moral, afirmando que los pobres de Kentucky ahora “recibirán un camino hacia adelante y hacia arriba para que puedan hacerlo por sí mismos”. Tal jerga ignora convenientemente el hecho que el 60 por ciento de los participantes de Medicaid ya trabajan 40 horas o más semanalmente. El objetivo de Bevin no es empoderar a los pobres o liberarlos de una supuesta “trampa de derechos muertos”, sino expulsar a tantas personas como sea posible de las listas estatales de Medicaid. Su oficina estima que 350.000 habitantes de Kentucky se verán afectados por la nueva iniciativa y que dentro de cinco años habrá resultado en 100.000 inscripciones menos de Medicaid, lo cual le ahorrará al estado $2,4 mil millones.

Al igual que la caída en las listas de asistencia social llevadas a cabo por PWORWA, este descenso en la inscripción simplemente significará un descenso en la elegibilidad, no una disminución en la necesidad. Leonardo Cuello, director de política de salud en el Programa Nacional de Salud, dijo que la iniciativa “dañará a miles y miles de residentes de Kentucky y contiene numerosas violaciones al estatuto de Medicaid”. Cuello dijo que el NHLP (National Housing Law Project) “está considerando muy, muy cuidadosamente, emprender acciones legales”.

“Cambiar a Medicaid no hará nada para ayudar a los estadounidenses a encontrar trabajo”, afirmó Brad Woodhouse, director de Protect Our Care Campaign. “Simplemente les quitará la atención médica”.

Bevin respondió amenazando con poner fin a la expansión de Medicaid en Kentucky si su esquema fuera bloqueado por los tribunales. “La Mancomunidad no podrá permitirse continuar operando su programa de expansión de Medicaid como está diseñado actualmente en el caso de que uno o más de los componentes de (la nueva iniciativa) se vean impedidos por una acción judicial”, escribió. Revertir la expansión estatal de Medicaid eliminaría la atención médica de unas 400.000 personas.

La amenaza de Bevin además expone lo absurdo de las afirmaciones de la administración Trump en el sentido que los requisitos de trabajo de Medicaid están diseñados para mejorar los resultados de salud pública. Como el World Socialist Web Site informó anteriormente, la mayoría de los adultos con Medicaid “tienen discapacidades físicas o mentales significativas, pero no han podido calificar para Seguridad de Ingreso Suplementario (SSI) bajo el programa de jubilación del gobierno de la Seguridad Social, cuyos criterios son estrictos”. Bajo esquemas como el de Bevin, esas personas no serían elegibles para Medicaid a pesar de no poder trabajar debido a su salud.

La aprobación de exenciones del CMS, como la de Kentucky, no tiene la intención de reformar Medicaid, sino de destriparlo, al igual que PRWORA destruyó la asistencia social.

Los estados tienen prohibido usar los fondos de Medicaid para crear programas de capacitación laboral o recuperación de adicciones, lo que significa que las personas simplemente serán abandonadas de Medicaid sin un camino viable hacia el empleo o programas de seguro alternativos. Los pocos que encuentran su camino al mercado de trabajo proporcionarán a los empleadores un nuevo lote de trabajadores desesperadamente pobres que pueden usarse para mantener los salarios bajos.

Si bien el CMS establece que las personas médicamente débiles, ancianas y embarazadas no estarán sujetas a los requisitos de trabajo, no prohíbe explícitamente que los estados impongan requisitos laborales a estos sectores de la población. Los estados tienen amplia libertad, y el resultado será una profundización de la pobreza. El programa de exención de Kentucky, como los que inevitablemente seguirán, representa un ataque flagrante contra la clase trabajadora y a los pobres, y las perogrulladas de Bevin y CMS sobre el valor del trabajo arduo no pueden influir en este hecho.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 18 de enero de 2018)

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