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Maestros en West Virginia desafían a sindicatos mientras gobernador lucha por acabar con huelga

Más de 20.000 maestros y otros trabajadores escolares de West Virginia continúan su huelga estatal por cuarto día el martes, exigiendo aumentos salariales y el fin al aumento de los costos médicos que impone la Agencia de Seguros para Empleados Públicos (PEIA, por sus siglas en inglés).

La lucha está en un punto de inflexión. El hecho de que la huelga de maestros –la primera en West Virginia desde 1990— se haya producido del todo, y más aún que se haya extendido por segunda vez después de la huelga de dos días planificada por los sindicatos la semana pasada, es testimonio del coraje y la militancia de los docentes y su determinación a detener las décadas de deterioro de sus niveles de vida.

Aunque la Asociación de Educación de West Virginia (WVEA, por sus siglas en inglés) y la Federación Estadounidense del Maestro en West Virginia (AFT-WV, por sus siglas en inglés) hayan tratado de limitar y desmovilizar la lucha en cada paso, los maestros están justificadamente orgullosos de que las paros hayan cerrado las escuelas en todos los 55 condados del estado, expresado en el uso de las etiquetas #55proud (55 orgullosos) y #shutWVdown (detengamos a West Virginia) en redes sociales.

Desde el punto de vista de los docentes, la estrategia de los sindicatos de colaborar con los demócratas del estado y apelar a la legislatura estatal para obtener alivio ha demostrado ser un completo fracaso. El gobernador multimillonario del estado, Jim Justice, y el cuerpo legislativo estatal controlado por los republicanos, con el respaldo de una parte importante de los demócratas, han ofrecido un insultante aumento salarial del cuatro por ciento en tres años, a pesar de que los docentes del estado están casi en el último lugar en remuneraciones de la nación.

Los legisladores de ambos partidos controlados por las corporaciones se han negado a pedirle ni un centavo adicional a las compañías de carbón, gas natural, petroquímicas y farmacéuticas que dominan la economía estatal y controlan los grupos de poder. En cambio, los maestros ahora están siendo amenazados con órdenes judiciales de desmovilización, lo que podría resultar en multas enormes, despidos o incluso arrestos masivos si los maestros desafían las órdenes de regreso al trabajo.

Durante una serie de reuniones en el ayuntamiento y tuits ayer, el gobernador Justice reiteró su oposición a cualquier aumento significativo en el pago o financiamiento del fondo de la PEIA. Si la economía del estado rebota como se esperaba, el gobernador afirmó que le gustaría volver con quizás un aumento salarial del cuatro por ciento en los próximos años. Ahora, pagarles a los maestros más, “haría explotar” el presupuesto del estado y sería “muy, muy tonto”. En lo que respecta la PEIA, el gobernador les dijo a los maestros en huelga: “No tienen ni una posibilidad celestial para arreglar eso en 10 días”, antes de que finalice la sesión ordinaria de la cámara legislativa estatal.

Esto no es debido a la falta de recursos. Por el contrario, las corporaciones han extraído grandes ganancias de la explotación de los yacimientos de carbón “de miles de millones de dólares” y de generaciones de mineros del carbón y otros trabajadores.

Un impuesto único del 75 por ciento sobre la fortuna del gobernador de $1,73 mil millones proporcionaría a cada maestro un aumento anual de $6500 para la próxima década. El gobernador, que debe $2 millones en impuestos no pagados en sus operaciones de carbón en Kentucky, una suma en gran parte robada de las escuelas públicas del estado, encarna toda la avaricia de la clase dominante de Estados Unidos. Detrás de su arrogancia están las gigantes corporaciones y bancos decididos a implementar una mayor distribución de la riqueza a favor de los ricos.

Confundido con los maestros que afirmaban sus derechos a un nivel de vida digno y a escuelas de calidad, el gobernador recurrió a amenazas. “Los amo”, les dijo Justice condescendientemente a los maestros en el colegio Wheeling, “pero no estoy contento con ustedes. Deberían estar agradecidos de dónde están”. Luego, les instruyó: “Deberían estar de vuelta en el aula. Los niños tienen que volver a las aulas”.

Hasta este punto, Justice y la cámara legislativa han confiado en los sindicatos para disipar la oposición y poner fin a la huelga. Al no haber logrado controlar a los maestros de esta manera, los funcionarios del estado están aumentando las apuestas con amenazas de medidas cautelares.

El martes, la Junta de Educación del estado de West Virginia, un cuerpo no electo compuesto principalmente por personas nombradas por el mismo gobernador, se reunirá para discutir si se busca un mandamiento judicial para hacer cumplir la prohibición reaccionaria del estado sobre las huelgas de los empleados públicos. “Si esa es la ruta, todos estarán en la escuela el miércoles”, dijo el superintendente escolar estatal, Steven Paine, a un periódico local. “Creemos que nuestros empleados seguirán la orden judicial y regresarán a la escuela”.

Mientras preparaba este ataque, Justice trató de proporcionarles una cobertura a los dirigentes sindicales para que los maestros volvieran a trabajar, diciendo que convocaría una sesión especial con el cuerpo legislativo estatal y nombraría un “grupo de trabajo”, que incluiría a los dirigentes sindicales, para “trabajar en una solución a la PEIA y a todas sus necesidades educativas”. En 1990, los funcionarios sindicales utilizaron una promesa similar e inútil hecha por el gobernador demócrata, Gaston Caperton, para finalizar una huelga de 11 días. Casi treinta años más tarde, no ha habido una solución a la crisis de financiamiento.

Durante una manifestación en la tarde del martes al frente del capitolio estatal en Charleston, el presidente de la WVEA, Dale Lee, y la líder de la AFT-WV, Christine Campbell, reiteraron sus apelaciones patéticas al gobernador y a los legisladores estatales para llevar a los sindicatos a la “mesa de negociación” y llegar a un acuerdo.

“Desafiamos al líder de la cámara, al líder del Senado y al gobernador para que nos convoquen a la mesa hoy”, dijo Campbell a la multitud. “Estamos listos. Estamos dispuestos”. Anteriormente, Lee dijo:” Tuvimos una reunión con los líderes de la Cámara de Representantes y el Senado esta mañana, avanzando un poco”.

Cada funcionario sindical que habló el martes, incluido Cecil Roberts, presidente del sindicato minero UMWA, endosó a Justice para gobernador en el 2016, así como los sindicatos han respaldado a cada demócrata que se ha sentado en la mansión del gobernador durante 32 de los últimos 40 años. Justice fue elegido como demócrata antes de cambiar al Partido Republicano el año pasado, exponiendo así el fraude del supuesto conflicto entre los dos partidos.

El presidente de la UMWA, Cecil Roberts, se dirige a la concentración en Charleston

Mientras los Demócratas han empleado los servicios de los sindicatos para reprimir la oposición, los maestros, los mineros del carbón y todos los trabajadores han sufrido un terrible declive.

Las afirmaciones sobre “progreso” tienen como objetivo desarmar a los maestros y preparar una venta total de la huelga. El gobernador y la legislatura están redoblando su negativa a someterse a la voluntad de los maestros y están amenazando con utilizar medidas de desmovilización. En lo que respecta a los sindicatos, les agradaría el mandato legal como una medida cautelar, para darles una excusa para devolver a los docentes al trabajo.

La huelga ha revelado el conflicto irreconciliable entre los maestros, que hablan por toda la clase trabajadora, por un lado, y todos los grupos de poder, incluyendo a los demócratas, los republicanos, los sindicatos, los medios de comunicación, por el otro, quienes representan a la clase capitalista. Los docentes están involucrados en una batalla política sobre qué intereses de clase deben prevalecer y cómo deben asignarse los recursos de la sociedad.

Una lucha exitosa requiere la movilización de las secciones más amplias de la clase trabajadora: de los maestros en todo Estados Unidos, incluidos los maestros de Pittsburgh programados para salir a la huelga viernes; los mineros del carbón; trabajadores industriales; el sector público y los trabajadores de la salud; junto con estudiantes universitarios y de secundaria.

En lugar de desperdiciar tiempo y la energía en apelaciones infructuosas a los poderes establecidos, los maestros de base deberían apelar a sus hermanos y hermanas de clase en todo Estados Unidos y el mundo que enfrentan las mismas condiciones y luchan contra los mismos enemigos. Todas las secciones de la clase trabajadora deben defender a los maestros en West Virginia.

El boletín informativo para maestros Teachers Newsletter del World Socialist Web Site llama a los maestros de West Virginia a elegir comités de base en cada escuela y comunidad para desviar la conducción de la lucha de las manos de los sindicatos y movilizar a la clase trabajadora para afrontar todas las medidas judiciales rompehuelgas.

Estos comités deben oponerse a todos los esfuerzos de los sindicatos para finalizar la huelga o reducirla a impotentes “huelgas continuas” condado por condado, lo que debilitaría la unidad de los docentes y los dejaría vulnerables a los ataques legales. Los docentes deben hacer valer el derecho a votar sobre cualquier acuerdo alcanzado por los sindicatos y decidir si vuelven al trabajo o no.

Esto debe combinarse con el desarrollo de un poderoso movimiento político de la clase trabajadora, independiente de ambos partidos proempresariales, para unir a cada sección de trabajadores, blancos y negros, nativos e inmigrantes, en una lucha común contra el capitalismo y por una igualdad social auténtica, es decir, el socialismo.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 27 de febrero de 2018)

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