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La alianza electoral italiana Potere al Popolo: Un refrito de políticas pseudoizquierdistas

“La pseudoizquierda denota a aquellos partidos políticos, organizaciones y tendencias teóricas/ideológicas, que utilizan consignas populistas y frases democráticas para promocionar los intereses socioeconómicos de capas privilegiadas y acomodadas de la clase media”, escribía David North en su libro The Frankfurt School, Postmodernism and the Politics of the Pseudo-Left [La Escuela de Frankfurt, el postmodernismo y las políticas de la pseudoizquierda]. La pseudoizquierda es “antimarxista” y “antisocialista”.

La alianza electoral Potere al Popolo (Poder para el Pueblo, PaP), que participa en las elecciones del domingo en Italia, brinda una ilustración gráfica de estas observaciones.

El manifiesto de la alianza consiste en una colección de frases vagas y populistas. Se proponen “construir una democracia genuina mediante la práctica diaria, la experiencia de la autoadministración, la socialización del conocimiento, y la participación del pueblo”, declara el manifiesto. Con este objetivo, quieren desarrollar “un movimiento de trabajadores, jóvenes, desempleados, jubilados, de competencias a disposición de la comunidad, de gente implicada en asociaciones, comités locales y que luchan por los intereses de los ciudadanos, de activistas y militantes”, que “abarca partidos, redes y organizaciones de la izquierda social y política, antiliberal y anticapitalista, comunista, socialista, ambientalista, feminista, laica [seglar] y mediterránea”.

En vano busca uno una declaración programática concreta en el manifiesto. El concepto “socialismo” y la exigencia de la nacionalización de los bancos y de las principales corporaciones brillan por su ausencia. En vez de ello, se habla mucho de democracia básica, solidaridad y derechos civiles, y la lucha contra la especulación, la mafia y la corrupción. No hay que abolir el orden capitalista, sino que hay que hacerlo un pelín más agradable.

PaP defiende explícitamente la constitución italiana, que ha formado la base del régimen burgués durante los últimos 70 años. “Contra la distorsión de la Constitución, que surgió de la Resistenza [el movimiento de resistencia durante la Segunda Guerra Mundial], y por su realización”, declara el manifiesto.

PaP al principio se escondía tras el centro juvenil autonomista “Je so’ pazzo” (soy loco), que se basa en un hospital psiquiátrico ocupado en Nápoles. La profesora de filosofía de 37 años de edad Viola Carofalo, que trabajó en el centro, es la portavoz y principal candidata de la alianza.

PaP afirma que ha postulado principalmente a jubilados, amas de casa, desempleados, artistas locales, etc., como candidatos, ninguno de los cuales tienen un bagaje político anterior. De hecho, los partidos políticos que se esconden tras la alianza tienen antecedentes de traiciones y debacles que se remontan a más de 25 años atrás.

La fuerza impulsora es el Partito della Rifondazione Comunista (Partido de la Refundación Comunista, PRC) en el cual Carofalo activó durante un tiempo. Rifondazione brindó los recursos necesarios para permitir que la alianza presente candidatos en las elecciones y tiró de los hilos en su congreso fundacional en Nápoles. El diario La Stampa escribió, “Más allá de la participación espontánea, que ciertamente la hay, la columna vertebral viene de la vieja Rifondazione Comunista, que recolectó 60.000 donaciones individuales para un total de más de €600.000 [US$736.000]”.

Miembros líderes del PRC, incluyendo al director del partido Maurizio Acerbo y la europarlamentaria Eleonora Forenza, se presentan como destacados candidatos en las listas regionales de la alianza. Hay otros siete partidos implicados, incluyendo al estalinista Partido Comunista de Italia (PCI) y la Sinistra Anticapitalista (Izquierda Anticapitalista), así como varias iniciativas ciudadanas y movimientos de protesta.

Sinistra Anticapitalista es la sección italiana del Secretariado Unificado pablista y anti-trotskista, cuyos miembros trabajaron lealmente durante años dentro de Rifondazione. La organización elogió el programa de PaP en el sitio web International Viewpoint con las palabras más fuertes. Es “creíble, radical, radicalmente reformista”, escriben. “Las ideas por las que luchamos ... son simples, más allá de los términos técnicos de programas interminables, y son las que nos unen a todos: trabajar sin ser explotados, no estar obligado a emigrar y vivir en tierras que no son explotadas ni están dañadas”.

Rifondazione surgió en 1991 cuando el viejo Partido Comunista Italiano estalló en pedazos. Juntó a viejos estalinistas y otros elementos del PCI que sentían que el abandono de la mayoría del simbolismo comunista fue demasiado lejos, junto con varias organizaciones pequeñoburguesas que hasta entonces habían funcionado de manera independiente.

Durante los años 1990s, Rifondazione y su dirigente, Fausto Bertinotti, fueron elogiados por la pseudoizquierda europea como ejemplos brillantes a ser emulados. De hecho, el partido, que logró resultados electorales de entre el 5 y el 8 por ciento de 1992 a 2006, jugó un papel crucial en estabilizar el profundamente sacudido orden burgués y reprimir la lucha de clases. El partido mantuvo vínculos estrechos con movimientos extra-parlamentarios y sindicatos básicos, pero siempre dio su respaldo total a Gobiernos de centroizquierda cuando llegaron a estar bajo presión social o política y los ayudaron a conseguir mayorías parlamentarias.

Cuando las tensiones sociales se intensificaron en 2006, Rifondazione incluso entró en el Gobierno. Paolo Ferrero, miembro destacado de Rifondazione, asumió como Ministro de Asuntos Sociales con Romano Prodi. Las políticas probélicas de este Gobierno, y sus ataques a los jubilados y a los refugiados, no solo allanaron el camino para que el reaccionario Silvio Berlusconi llegara al poder por tercera vez. También llevó al colapso de Rifondazione, que perdió tres cuartos de su voto y todos sus diputados parlamentarios en las elecciones de 2008.

Cuando otro Gobierno de centroizquierda descargó en los trabajadores la carga de la crisis financiera global, que azotó a Italia de manera particularmente dura, partidos derechistas como el Movimiento Cinco Estrellas (M5S) y organizaciones ultraderechistas como la Lega Nord [Liga del Norte] se aprovechó de la oposición en el seno de la población.

El intento de Rifondazione de volver al parlamento bajo la bandera del nuevo Potere al Popolo no hace nada por alterar su perspectiva de defender el orden burgués, reprimiendo toda oposición a este y desacreditando una política genuinamente izquierdista, socialista. Esto no solo se ve en el manifiesto, sino también si uno considera a los aliados europeos de PaP. Entre los modelos en los que se basa PaP o con los que colabora están el primer ministro griego Alexis Tsipras, el malogrado presidente de Venezuela Hugo Chávez, Jean-Luc Mélenchon of La France Insoumisse (Francia insumisa), el partido español Podemos y el partido alemán La Izquierda.

En un encuentro del grupo parlamentario de la Izquierda Europea (GEU-NGL) el 15 de enero, Carofalo presentó el nuevo movimiento. El GEU-NGL incluye a Syriza, Podemos y al Partido de Izquierdas de Mélenchon. El encuentro fue dirigido por Gabi Zimmer, un miembro de La Izquierda (Die Linke ) de Alemania. Al día siguiente, Carofalo celebró una conferencia de prensa conjunta con Forenza, desde hace mucho tiempo activista del PRC, quien fuera elegida al Parlamento Europeo en la lista “La otra Europa con Tsipras”.

En una larga entrevista publicada en el diario italiano L’Antidiplomatico, Carofalo defendió a Tsipras contra la acusación de que este había traicionado a la clase trabajadora. Tsipras, que fue elegido primer ministro en Grecia a principios de 2015 gracias a la promesa de acabar con la austeridad de la Unión Europea, de hecho, ha intensificado las medidas de austeridad desde que llegara al poder. Incluso cuando el electorado votó por una abrumadora mayoría contra la austeridad en un referéndum que él convocó, Tsipras ignoró el resultado.

Al preguntársele qué pensaba de los izquierdistas que acusaban a Tsipras de traición, Carofalo dijo, “Es obviamente imposible garantizar que una situación como la de Grecia no se repita”. Tsipras y Syriza podrían haber tomado quizás otra decisión, “pero no creo que yo esté en posición de hacer ese juicio duro. Usaría el término de traidor para otros”.

Al preguntársele si los Gobiernos populistas izquierdistas en el poder en América Latina a lo largo de los últimos años podrían servir como modelo para Europa, Carofalo respondió, “Para nosotros, América Latina es la inspiración, en mayúsculas. ... La experiencia venezolana en particular puede verse como nuestra fuente de inspiración más importante”.

De hecho, la experiencia de Venezuela, que está en una profunda crisis social y económica y donde las viejas fuerzas reaccionarias están presionando para volver al poder, demuestra que un oficial populista como Hugo Chávez, que dejó la propiedad privada capitalista intacta y financió unos pocos programas simbólicos de alivio con ganancias generadas por el petróleo, no es un sustituto de un movimiento político independiente de la clase trabajadora. Chávez y su sucesor Nicolás Maduro han desarmado políticamente a la clase trabajadora en interés de la élite gobernante e hicieron a Venezuela más dependiente todavía de las corporaciones petroleras estadounidenses.

Mélenchon apareció en un mitin de PaP en Nápoles el 15 de febrero para dar su apoyo a la alianza. “Lo que necesitamos para nuestra lucha en Francia y en Europa es precisamente un grupo que rompa con todas las otras formaciones políticas y que represente explícitamente y sin compromisos los intereses del pueblo”, afirmó de manera hueca. Por su parte, Carofalo explicó cómo de inspiradora era La France Insoumisse de Mélenchon para su propio movimiento.

Mélenchon, que gozó de una carrera de 30 años en el Partido Socialista Francés y ocupó cargos ministeriales bajo el Primer Ministro Lionel Jospin, está intentando dirigir la oposición al Gobierno derechista de Emmanuel Macron hacia un callejón sin salida nacionalista. Recientemente atacó a Macron desde la derecha porque no se estaba rearmando suficientemente rápido.

Potere al Popolo no ofrece respuestas a la crisis social y política con la que se confronta la clase trabajadora en Italia, sino que más bien es una de sus causas. La ira social y la frustración que se están consolidando solo pueden encontrar una salida progresista si la clase trabajadora asume una lucha consciente por un programa socialista e internacionalista. Esto requiere la construcción de una sección italiana del Comité Internacional de la Cuarta Internacional.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 2 de marzo de 2018)

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