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New York Times: ¿etnia o clase?

¿Qué impulsa la movilidad social estadounidense? Primera Parte

Este es el primero de dos artículos.

Recientemente diario de referencia estadounidense, the New York Times, comentó favorablemente sobre un estudio del Buró de Censos de EUA en colaboración con las universidades de Harvard y Stanford. Este estudio analiza a lo largo de toda una generación, la relación de las etnias con la desigualdad económica. El informe preliminar, intitulado “Raza y oportunidades económicas en Estados Unidos: un enfoque generacional” (Race and Economic Opportunity in the United States: An intergeneracional perspective.) se lanza en marzo 2018.

El Times nunca antes había puesto tanta atención en anteriores estudios sobre la desigualdad social. Ahora se aferra a este nuevo estudio para demostrar que la línea divisoria social es étnica y no entre clases. Este 19 de marzo de este diario neoyorquino publicó un artículo intitulado “Muchísimas estadísticas demuestran para los jóvenes afroamericanos el alcance punitivo del racismo” (Extensive Data Shows Punishing Reach of Racism for Black Boys ), que, en base a ese estudio, fomenta una versión racial, fundamentada en la conclusión (del estudio) que los hombres afroamericanos tienen la tasa más baja de movilidad social entre todos los grupos raciales y sexuales.

Siguen al informe del Times un artículo de preguntas y respuestas y uno con esquemas interactivos y más explicaciones.

El profesor Ibran Kendi de la American University aplaude esos artículos del Times y dice: “Una de las más populares ideas posraciales y liberales es la noción de que el problema fundamental es de clase y no de razas; obviamente, este estudio arrasa con ella”.

Por su parte Nikole Hanna-Jones, escribiendo en Twitter, escribe: “En otras palabras: ¡Por favor! Nunca más mencionen en mis espacios la región de los Apalaches [con su población pobre predominantemente blanca] cuando yo discuta los peligros y las injusticias que encaran los niños afroamericanos; y por favor nunca más saquen a relucir esa cansada frase de porquería: “clase y no raza”.

Para el despecho del profesor Kendi, el punto de vista que el problema fundamental es “clase y no raza” no es tan popular con los grupos “liberales” de clase media acomodada a quienes le habla el Times. Tampoco tiene el derecho la Hanna Jones de apodarle “cansada frase”.

Es característico del Times publicar una sarta interminable de artículos y comentarios que tienen el propósito de transformar en esenciales categorías sociales a las cuestiones raciales, sexuales y de orientación sexual. De esa manera descarta todo lo que tenga que ver con ingresos o posesiones materiales y financieras. Sus comentarios sobre el informe Censo Harvard Stanford no es diferente. Le conviene a ese diario que sus lectores no examinen de cerca a ese estudio o a sus estadísticas, que en realidad demuestran que la desigualdad y la falta de movilidad social se fundamentan en relaciones de clase y no en relaciones étnicas.

Midiendo la movilidad social dividiendo la población en cinco partes iguales

El estudio sigue los cambios relativos y la movilidad económica de niños nacidos entre 1978 y 1983 y los compara con la generación de sus padres. Compara el grupo de sus padres con el de sus hijos e hijas, quienes ahora tienen más de treinta años de edad. Esas estadísticas son divididas por raza y sexo.

Aquí se ve como las cifras de movilidad social aparecen entre los padres de los quintiles I (los más adinerados), III, y V (los más pobres). El estudio indica que la movilidad varía según raza.

Tabla A: Movilidad social por grupo étnico, blancos, afroamericanos y latinos respectivamente (por porcentaje en el quintil de su familia al quintil al que pasaron o se quedaron)

Estos números indican que, en todos estos grupos étnicos, el ingreso de los padres pronostica el futuro ingreso de sus niños, a pesar de que los niños de padres “blancos” nacidos en el nivel más pobre (V) tienen casi cuatro veces más probabilidad de llegar al nivel más rico (I) que los niños de hogares afroamericanos (11 por ciento versus 3 por ciento). Los niños afroamericanos nacidos en el nivel I tienen 8,7 más probabilidad de permanecer en ese nivel que los niños afroamericanos del grupo 5 en ascender a ese mismo nivel.

Si bien los afroamericanos más pobres tienen la tasa más baja de movilidad, las estadísticas demuestran que la movilidad es aún peor para las personas pobres y mejor para las personas ricas. Afroamericanos nacidos en hogares de nivel I también tienen el doble de probabilidad de quedar en ese nivel que niños “blancos” del nivel V tienen de llegar al nivel I.

Antes de analizar con más detalle estas estadísticas, es importante señalar lo que enmascara dividir la población en quintiles, cinco partes iguales.

Desigualdad entre quintiles

Al estudiar las tasas relativas de movilidad social, en base paso de un quintil a otro entre padres y niños, el estudio deja de lado cambios absolutos en la distribución de ingresos. Teniendo en cuenta que cada quintil siempre contiene veinte por ciento de la población, cualquiera sea el nivel de desigualdad total, el estudio esconde dos cosas: (a) La aceleración de la desigualdad entre la generación de los padres y la generación de los niños y (b) La aceleración de desigualdad entre los grupos raciales. En relación a (a) y (b), la utilización de quintiles, ignora la diferencia entre el diez por ciento más rico y el diez por ciento que le sigue, al igual que la diferencia entre los ochenta y noventa por cientos. Estos viven vidas muy diferentes y en realidad no pertenecen al mismo grupo social.

Por ejemplo, el ingreso adulto de un niño nacido en una familia del nivel IV que ha ascendido al tercer nivel representa un declive cada vez que el grupo más adinerado monopoliza mayores proporciones de los ingresos y riquezas nacionales. Posiblemente un hijo o hija gane más en términos absolutos, pero tenga una menor tajada del ingreso nacional, o sea más pobre, después de haber avanzado del grupo IV al grupo III, aunque menos pobre que los que dejó atrás.

Las siguientes tablas (que no son del estudio de Equality of Opportunity, sino extraídas por el WSWS de estadísticas del Censo) demuestran la enorme aceleración de desigualdad entre los quintiles que tuvo lugar durante el periodo del estudio.

La primera tabla indica la tajada del ingreso familiar total que le toca a cada quintil. También contiene el ingreso total de las familias en el cinco por ciento más rico. Las cifras son para los años 1980 y 2016 y el cambio de tajadas durante estos años relativo a 1980.

Tabla B: Participación en el ingreso de todos los grupos étnicos por quintil (y el 5% más rico en la primera fila) en 1980, en el 2016 y el porcentaje de cambio

El crecimiento de la tajada correspondiente al cinco por ciento más adinerado representa el 82,4 por ciento del total del grupo I. Eso significa que la tajada correspondiente a la mitad más pobre de del grupo (entre el ochenta y noventa por ciento) de seguro cayó. Las estadísticas sugieren que un aumento entre generaciones del grupo IV al grupo III enmascara una reducción de ingresos debido al aumento de tajada para el diez por ciento más alto a costillas del noventa por ciento inferior.

Desigualdad entre quintiles y grupos étnicos

La tabla C detalla la tajada total de ingresos (tabla B) entre los tres más grandes grupos étnicos.

Tabla C: Participación en el ingreso de cada grupo étnico por quintil (y el 5% más rico) en 1980, el 2016 y el cambio, respectivamente blancos, afroamericanos y latinos

Confirmando las estadísticas de la tabla B, el aumento en el grupo I es engañoso, porque casi todo el cambio ocurrió en el cinco por ciento más alto. Entre afroamericanos el cambio en el cinco por ciento más rico explica el 112,7 por ciento del aumento del grupo 1, para los latinos el 103,2 por ciento. Todo eso demuestra que ha disminuido la tajada de noventa y cinco por ciento de las familias afroamericanas y latinas.

La distribución de riquezas entre quintiles y dentro de grupos étnicos

La desigualdad entre quintiles y dentro de grupos étnicos es aún más extrema, si pasamos de la categoría ingresos a la categoría de posesiones materiales o financieras. Matt Bruening, analista del Proyecto de normas populares (People’s Policy Project) presenta estadísticas de un estudio del 2016 sobre las finanzas de los consumidores:

Tabla D: Participación en la riqueza de cada grupo étnico por quintil (además del 1% más rico, el 9% siguiente y el 10% subsiguiente, en orden, dentro del Quintil I), respectivamente blancos, afroamericanos y latinos.

Las dos terceras partes más pobres de afroamericanos (25,2 millones de personas) poseen riquezas negativas; sus deudas exceden su riqueza. Los dos tercios más pobres de latinos y los blancos casi no tienen riquezas. En los tres grupos, la riqueza del uno por ciento más rico es más del doble que la de los cuatro quintiles de abajo.

Tabla E: Desigualdad y tajada de la riqueza total dentro de cada grupo étnico, respectivamente blancos, afroamericanos y latinos (azul: 1% más rico; rojo: 9% siguiente; verde: 90% más pobre; morado: 20% más pobre)

Según el Times aquellos en el quintil I (ingresos, no posesiones) son “ricos”; los del quintil II representan a la “clase media alta”; los del quintil III representan a la “clase media”; los del quintil IV representan a la “clase media baja”; los del quintil V representan a los “pobres”. Sería más correcto decir que de los cinco quintiles, el 4,5 de abajo es de clase obrera y que dentro del diez por ciento de arriba (donde también existe enorme desigualdad) existen diferentes variantes de “ricos” y “clase media alta”.

No cabe ninguna duda que aun cuando un individuo que asciende del grupo V al grupo II no escapa de la tremenda tensión económica que afecta a todos los trabajadores. Para cada grupo étnico, los tres quintiles de abajo son dueños de muy poca riqueza (tabla E). Según el periódico financiero Forbes, en enero 2016, el sesenta y tres de los estadounidenses tenían menos de mil dólares en ahorros.

Las estadísticas que hemos presentado indican que la desigualdad es más extrema entre los afroamericanos, y que la desigualdad ha aumentado dramáticamente entre los blancos desde 1980. En otras palabras, la clase obrera de todos los grupos étnicos cada vez se asemeja más, no a causa del declive de desigualdad dentro de grupos étnicos, sino del aumento de desigualdad en la etnia blanca. Si bien la comparación entre los quintiles divididos según su identidad étnica demuestra que los negros siguen ganando más que los afroamericanos, la diferencia se hace más estrecha como consecuencia de los ataques a las condiciones de vida de todos los obreros.

Nada de eso aparece en las estadísticas de “movilidad relativa” que presenta el estudio al que se refiere el Times.

Continuará

(Artículo publicado originalmente en inglés el 5 de abril de 2018)

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