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Los sindicatos buscan cooptar y suprimir la huelga de los maestros en Oklahoma cuando crece el apoyo para ampliar la lucha

En el momento en que la huelga de decenas de miles de maestros y auxiliares en Oklahoma llega a su segunda semana, los trabajadores afrontan una encrucijada de suma importancia. Mientras que los maestros están determinados a expandir su lucha en defensa de la educación pública, los sindicatos hacen todo lo posible para sabotearla, suprimirla y traicionarla.

La valiente postura que han tomado los educadores, después de la huelga de nueve días en West Virginia, ha ganado un apoyo amplio en la clase obrera de todo Estados Unidos e internacionalmente. Está sucediendo en medio de un resurgimiento de la lucha de clases por todo el mundo.

La huelga fue iniciada y encabezada por maestros, quienes resistieron los esfuerzos de los sindicatos —la Federación Estadounidense de Maestros (AFT, todas las siglas en inglés) y la Asociación Nacional de Educación (NEA)— para poner fin a la huelga sin abordar las principales demandas de los docentes.

Ahora, los sindicatos esperan poder acabar con el paro por medio de modificaciones leves al podrido acuerdo bipartidista —descrito por los sindicatos como “histórico”— que ya rechazaron abrumadoramente los maestros el 29 de marzo cuando impulsaron la huelga. Estos cambios añadirían unas cuantas decenas de millones de dólares más para las escuelas que se pagaran con impuestos regresivos que golpearan a la clase trabajadora con la mayor fuerza, e incluirá la legalización de las apuestas de casino con “bolas y dados”.

Los sindicatos han abandonado cualquier referencia a las demandas de los trabajadores por un aumento salarial de $10.000 para docentes y $5.000 para trabajadores auxiliares de las escuelas y al menos $200 millones en financiamiento adicional. En cambio, la presidenta de la Asociación de Educación de Oklahoma (OEA), Alicia Priest, indicó el viernes que el sindicato desistió en pedir incluso la “base” de demandas que había establecido anteriormente para finalizar la huelga, incluyendo una abrogación de un recorte a los impuestos sobre las corporaciones.

Según el Tulsa World, Priest “declinó en especificar cuán grande debe ser el aumento en ingresos para satisfacer a los maestros. Priest solo dijo que estaba abogando en forma general por las demandas docentes de aumentar los fondos operativos”. En otras palabras, Priest está conspirando con los legisladores para alcanzar un acuerdo podrido para finalizar la lucha.

Ninguna de las medidas siendo consideradas hará algo para resolver la década de recortes bipartidistas que han presidido los sindicatos. El gasto anual escolar en Oklahoma, en términos reales, ha sido reducido en $1.000 millones de dólares, lo que se traduce a más de $1.000 por estudiante.

A nivel nacional, los sindicatos magisteriales están determinados a aislar a los maestros de Oklahoma y prevenir una expansión de la huelga a otros estados —dado el enorme y cada vez mayor apoyo entre los trabajadores—.

La Asociación de Educación de Kentucky presentó una declaración el viernes repitiendo la mentira que han difundido la prensa y los políticos, de que toda acción de protesta que tomen los profesores hará daño a los estudiantes. “Nuestros estudiantes necesitan que estemos presentes para ellos en los salones de clase y en las escuelas”, dice. “Urgimos a los educadores de todo el estado a prevenir que se vean comprometidos nuestros esfuerzos a través de llamados continuos a tomar acciones que privarán a los estudiantes, a los padres y a las comunidades de los servicios educativos que proveemos”.

Tammy Wawro, la presidenta de la Asociación de Educación del estado de Iowa, advirtió sobre penalidades “severas” si hacen huelga los docentes. La Asociación de Educación de Florida (FEA) declaró, “Irse del trabajo o reportarse tarde no es una acción apropiada y conlleva consecuencias severas. Es importante que todos los miembros de la FEA acaten la ley”.

Si los maestros no arrebatan la huelga de las manos de los títeres corporativos y rompehuelgas de los sindicatos, será inevitablemente traicionada. Esta es la lección de la valiente huelga de nueve días en West Virginia, donde los docentes desafiaron las órdenes del sindicato de que debían regresar al trabajo en plena lucha. Se contactaron unos a otros a través de las redes sociales y votaron a favor de permanecer en huelga para avanzar sus demandas.

No obstante, al no construir su propia organización, independiente del sindicato, éste pudo eventualmente reafirmar su control e imponer un acuerdo entreguista, el cual financiará alzas salariales miserables por medio de recortes profundos a programas sociales como el seguro médico para los más empobrecidos, Medicaid, y no tratará del todo la principal preocupación de los maestros, los enormes aumentos en el costo de salud.

El Partido Socialista por la Igualdad (PSI) llama a los docentes y a los trabajadores auxiliares a formar comités de base, elegidos democráticamente por los trabajadores en cada escuela y comunidad para bloquear todos los esfuerzos de los sindicatos para sabotear la huelga. Estos comités deben organizar acciones conjuntas con los maestros en los otros estados e internacionalmente. Deben hacerse preparativos para una huelga general, nacional e ilimitada, movilizando a la clase obrera junto a los estudiantes en defensa del derecho a la educación pública y de todos los derechos de la clase obrera.

El desarrollo de organizaciones independientes tiene que ser conectado con la construcción de un movimiento político de la clase trabajadora dirigido contra los políticos demócratas y republicanos y contra el sistema social y económico que defienden.

La OEA ha insistido en que la educación pública solo puede ser defendida si los trabajadores “se acuerdan en noviembre” y votan por los demócratas en las elecciones de medio término en noviembre del 2018. Sin embargo, el gobernador demócrata Brad Henry, quien precedió a la actual gobernadora republicana Mary Fallin, marcó la pauta recortando los impuestos a los ingresos más altos y a las ganancias sobre el capital y reduciendo el gasto social. Y fue el Gobierno de Obama que presidió la expansión de escuelas concertadas y la eliminación de más de 300.00 puestos de trabajo para maestros y otros trabajadores escolares en todo el país, mientras que transfirió billones de dólares a los bancos y a los inversionistas tras la crisis financiera del 2008.

Los docentes tienen que rechazar la perspectiva —avanzada por páginas en Facebook como Oklahoma Teachers United, la cual ha bloqueado los artículos del WSWS— de que la lucha de los maestros es “apolítica”. La larga experiencia histórica del movimiento obrero ha mostrado que aquellas organizaciones que dicen que “hay que evitar la política” en las huelgas son aquellos que están decididos a mantener a los maestros atados al Partido Demócrata y a la burocracia sindical y prevenir una discusión de la política socialista.

Las páginas de Facebook como la OTU han conseguido un apoyo amplio entre los maestros que han utilizado las redes sociales para librarse de las ataduras de los sindicatos. Sin embargo, la OTU está promoviendo ahora la ilusión fatal de que los sindicatos y los demócratas en el estado pueden ser presionados para defender a los maestros, y que la lucha por la educación pública no requiere una movilización política de la clase obrera. En hacer esto, está llevando a los maestros a un callejón sin salida.

Los docentes no deben arrancar de lo que dice la burguesía que puede o no puede “costear”, sino desde de lo que haya que hacer para garantizar los derechos sociales de la clase trabajadora, incluyendo un sistema de educación pública de calidad y bien financiada, un seguro médico, una jubilación garantizada y empleos dignos para todos. La prensa corporativa y ambos partidos todos alegan que “no hay dinero”. No obstante, han encontrado billones de dólares para rescatar a los bancos desde el 2008, regalar recortes de impuestos nuevos para las empresas y derrochar más de $700 mil millones por año para que el Pentágono invada y destruya países en todo el mundo.

La lucha por los derechos sociales de la clase obrera suscita naturalmente la cuestión de cuál clase social decide el destino de las riquezas de la sociedad: la clase obrera, es decir, la gran masa de la población que produce toda la riqueza de la sociedad, o la élite corporativa representada por los demócratas y los republicanos. La reorganización de la sociedad según las necesidades sociales y una igualdad auténtica significa la lucha por el socialismo. Esta es la perspectiva avanzada por el PSI. Urgimos a los docentes, trabajadores y jóvenes que apoyan esta perspectiva a contactarnos hoy.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 9 abril de 2018)

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