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Estados Unidos arremete contra Rusia, mientras los inspectores de la OPCW se preparan para entrar en Duma

Estados Unidos y sus aliados han intensificado la guerra de propaganda contra Rusia por Siria con acusaciones infundadas de que a los inspectores de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPCW, siglas en inglés) les estaba siendo bloqueado el ingreso a Duma (Douma), el lugar del supuesto ataque con armas químicas del 7 de abril.

Las afirmaciones occidentales son totalmente hipócritas, dado que Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia llevaron a cabo ataques aéreos contra objetivos en Siria el sábado sin esperar a que el equipo de inspección de la OPCW realizara sus pesquisas. Además, ninguno de los aliados ha proporcionado ninguna prueba para justificar el lanzamiento de más de 100 misiles crucero contra objetivos sirios.

El embajador de los Estados Unidos ante la OPCW, Kenneth Ward, preparó el terreno y declaró en una reunión de la OPCW en La Haya: “Entendemos que los rusos pudieron haber visitado el sitio del ataque. Nos preocupa que puedan haberlo manipulado con la intención de frustrar los esfuerzos de la misión de investigación de la OPCW para llevar a cabo una investigación efectiva”.

En un tuit a los medios de información el domingo, la delegación británica se quejó de que “Rusia y Siria todavía no han permitido el acceso a Duma”, insistió en que “el acceso sin restricciones es esencial” y exigió que “Rusia y Siria cooperaran”.

Rusia rechazó las acusaciones de manipulación de pruebas. “Mañana [martes] los servicios de seguridad con las Naciones Unidas ... pondrán a prueba las rutas [en Duma]. Y el miércoles es cuando planificamos la llegada de la OPCW”, dijo ayer un alto funcionario ruso en La Haya.

Los gobiernos y los medios que propagaron un diluvio de afirmaciones sin fundamento de un ataque con armas químicas en Duma como un hecho comprobado, para justificar un ataque ilegal contra Siria, ahora están tratando de cubrir sus huellas. Se está preparando una nueva ronda de mentiras y evasiones en caso de que los inspectores de la OPWC no encuentren evidencia de que se estén usando armas químicas.

El Washington Post, por ejemplo, declaró: “Las sospechas de alteración aumentaron las preocupaciones de que la verdad sobre el presunto ataque del 7 de abril nunca se conozca”. El artículo no hizo ningún esfuerzo por explicar la contradicción obvia: si la verdad nunca se conoce, ¿Cuál fue la base del ataque dirigido por Estados Unidos contra Siria?

El fin de semana pasado, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, respaldados por otros cinco países, rechazaron una resolución rusa en el Consejo de Seguridad de la ONU condenando los ataques con misiles contra Siria y pidiendo un cese inmediato de la “agresión” y “cualquier uso posterior de la fuerza”. La votación estuvo profundamente dividida, con China y Bolivia votando por la resolución y cuatro países absteniéndose.

La embajadora de los Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, provocó una amarga respuesta rusa cuando declaró el domingo en una entrevista con la CBS que Estados Unidos estaba a punto de imponer más sanciones a las empresas rusas que realizan negocios en Siria. Más tarde, la Casa Blanca declaró que, aunque se estaban considerando sanciones adicionales, aún no se había tomado ninguna decisión.

En La Haya, Alexander Shulgin, representante de Rusia ante la OPCW, criticó las afirmaciones de Occidente y dijo: “No se ha encontrado ni un solo testigo ni un paciente afectado en el hospital. Tampoco se han identificado rastros de municiones químicas. En cambio, logramos encontrar a los que participaron en la filmación del video falso, que finalmente se presentó como ‘prueba’ de un ataque químico”.

El Washington Post reconoció que 13 trabajadores de la sanidad, incluidos nueve médicos, habían aparecido en la televisión del gobierno sirio para explicar que “los pacientes sufrían de asma, no los efectos de un gas venenoso” y que a las personas se las rociaba con agua cuando alguien en la sala gritó “químicos, químicos”. Pero desestimó el informe, citando afirmaciones de “activistas” islamistas pro-estadounidenses de que las declaraciones fueron coaccionadas.

Un informe sobre el terreno en The Independent del veterano periodista de Medio Oriente Robert Fisk le da credibilidad adicional a la versión de Rusia. Visitó Duma ayer con un grupo de periodistas y pudo caminar libremente por la ciudad. Señaló que habló con muchas personas “en medio de las ruinas de la ciudad, que dijeron que ‘nunca creyeron en’ las historias del gas ―que generalmente se atribuían, según ellos, a los grupos islamistas armados”.

Fisk informó de los comentarios del Dr. Assim Rahaibani, de la clínica donde se realizó la grabación del “gas” que ha sido repetida sin parar en los medios occidentales como “prueba” de un ataque químico. Aunque no estaba presente en ese momento, Rahaibani explicó:

“Estaba con mi familia en el sótano de mi casa a trescientos metros de aquí en la noche, pero todos los médicos saben lo que pasó. Hubo una gran cantidad de bombardeos y había aviones siempre volando sobre Duma por la noche, pero en esta noche hubo viento y comenzaron a entrar en los sótanos y en las bodegas donde vivía la gente enormes nubes de polvo.

“La gente comenzó a llegar aquí sufriendo hipoxia, pérdida de oxígeno. Luego alguien en la puerta, un ‘Casco Blanco’, gritó ‘gas’, y comenzó el pánico. Las personas se empezaron a arrojar agua unas a otras. Sí, el video fue filmado aquí, es genuino, pero lo que ves son personas que sufren de hipoxia, no intoxicación por gas”.

Como señaló Fisk, los Cascos Blancos —médicos de emergencias financiados en parte por el Ministerio de Exteriores británico— son parte de las milicias islamistas pro-occidentales que se fueron de Duma en un convoy para el norte de Siria. Su motivo para organizar un ataque es obvio: crear un pretexto para una intervención militar intensificada liderada por Estados Unidos contra el gobierno sirio del presidente Bachar el Asad (Bashir al-Assad).

En el diluvio de propaganda en los medios occidentales, nadie ha sugerido ningún motivo posible para que el gobierno sirio realice un ataque químico, justo en el momento en que sus tropas estaban a punto de retomar Duma. La lógica es reemplazada por la implacable demonización del régimen del Asad y sus partidarios rusos e iraníes.

La situación peligrosa y volátil en Siria se destacó aún más por los informes no confirmados hoy de misiles disparados hacia la base aérea de Shayrat al sureste de la ciudad siria de Homs en las primeras horas de la mañana. El Pentágono negó cualquier participación y los medios sirios acusaron a Israel. El peligro es que un incidente menor puede convertirse en la base para una intensificación dramática del enfrentamiento entre los EUA y Rusia que podría conducir a un conflicto entre estas dos potencias nucleares.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 17 de abril de 2018)

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