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El sindicato de docentes pacta una alianza con el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo

La Federación Única de Maestros (UFT, todas las siglas en inglés) de la ciudad de Nueva York, asociada a la Federación Estadounidense de Maestros (AFT), se jacta de su alianza con el gobernador demócrata, Andrew Cuomo, quien acaba de firmar una legislación diseñada para ayudar a la UFT y otros sindicatos de empleados públicos a reclutar nuevos miembros, incluso si la Corte Suprema de Estados Unidos falla contra los sindicatos en el caso Janus vs. AFSCME.

El caso Janus es una demanda respaldada por los republicanos que, si tiene éxito, podría terminar con la recaudación de "cuotas de agencia" de los trabajadores cubiertos por la negociación colectiva pero que decidieron no unirse a ningún sindicato.

La actual alianza entre la UFT y Cuomo es una aguda advertencia para los docentes de EUA, cuyas bases están en medio de poderosas luchas en defensa de la educación pública y contra los salarios de pobreza y las espantosas condiciones que enfrentan tanto los educadores como sus alumnos. Es una demostración más del papel que cumplen los sindicatos como un aliado del Estado capitalista y un partícipe complaciente en el mantenimiento de la "paz laboral".

Como dijo la presidenta de la AFT, Randi Weingarten, en una advertencia dirigida a los jueces de la Corte Suprema el mes pasado, el debilitamiento de los sindicatos "conduciría a más activismo y acción política", como en Virginia Occidental. Por el contrario, desde luego, el fortalecimiento de los sindicatos significaría el resultado opuesto: restringir de manera más efectiva a los docentes, ya que la educación pública está bajo ataque por medio de recortes presupuestarios.

Esta es claramente la base de los amoríos entre Cuomo y la UFT. Un informe en el NY Teacher, publicación en línea de la UFT, señala que Cuomo firmó el proyecto de ley "ante una casa abarrotada" en la sede de la UFT en Manhattan. La ley, "elaborada como parte de los recortes presupuestarios estatales de este año" en Albany a fines de marzo, contiene dos disposiciones principales.

En primer lugar, ahora se les permitirá a los sindicatos retener ciertos servicios de los no miembros que de otro modo estarían cubiertos por el contrato de negociación colectiva. Estos incluyen representación legal en procedimientos relacionados con el trabajo, seguros de vida y automóviles, preparación de exámenes civiles y otros beneficios.

Al mismo tiempo, según la nueva ley, el estado y otras agencias y jurisdicciones públicas deberán notificar al sindicato acerca de nuevas contrataciones dentro de 30 días y entregar sus nombres e información de contacto. El sindicato tendrá entonces 30 días durante los cuales está permitido, dentro de las horas de trabajo, reclutar a estos nuevos empleados.

La nueva legislación no tiene absolutamente nada que ver con la defensa de los profesores y sus estudiantes. Tiene todo que ver con la defensa del aparato sindical y los salarios y privilegios de los funcionarios cuyo trabajo es regular el sistema en interés del capitalismo en su conjunto.

Uno nunca adivinaría, al leer el NY Teacher, que Cuomo, el gobernador de Nueva York por dos períodos consecutivos, tiene un historial de ataques feroces contra maestros y otras secciones de la clase trabajadora. Hace solo unos años, el Daily News de Nueva York informó que "un apasionado gobernador Cuomo" le dijo al Comité Editorial de Daily News que responsabilizaba a los maestros por las condiciones que enfrentan cientos de miles de estudiantes en las escuelas que enfrentan dificultades de la ciudad de Nueva York. Explicó cómo se había metido con un maestro que dijo que representaba a sus alumnos. "No, no los representas”, le dijo Cuomo en 2015. "Representas a los maestros, los salarios de los docentes, las pensiones de los docentes, la antigüedad docente, los derechos de vacaciones de los docentes... No digas que representas a los estudiantes".

La diatriba del gobernador, aunque dirigida en parte hacia los dirigentes sindicales, de hecho, iba dirigida directamente a los maestros. Su propósito era abrir una brecha entre los maestros y los padres de clase trabajadora, y desviar la atención del hecho de que las condiciones en las escuelas se han visto severamente deterioradas por muchos años de austeridad federal, estatal y de la ciudad, y sobre todo por las condiciones que enfrentan las familias de clase trabajadora fuera de las mismas escuelas, especialmente desde la crisis financiera del 2008.

Cuomo se hizo notorio por sus ataques derechistas a las plazas permanentes para los maestros, sus demandas para que se acelere el despido de "maestros ineficaces" y su apoyo a las escuelas concertadas para socavar aún más el sistema de escuelas públicas. En el 2014, desestimó desdeñosamente el pedido del nuevo alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio: un aumento de impuestos patéticamente pequeño sobre los ricos para financiar la educación universal de prekínder. El gobernador se pronunció ante una reunión de escuelas concertadas en la capital del estado que fue organizada siguiendo sus propias instrucciones y financiada por los multimillonarios de los fondos de cobertura de alto riesgo que utilizaban la causa de las escuelas concertadas para avanzar su agenda de privatización de la educación y dividir a la clase trabajadora.

Cuomo no ha cambiado sus posiciones. Sigue siendo un agente político cínico, un fiel servidor de Wall Street. Y los asuntos que lo dividieron de sus entusiastas patrocinadores en el aparato sindical nunca fueron materia de principios.

El gobernador titular está buscando renovar su imagen de "amigo de los trabajadores" antes de su intento por asegurar un tercer mandato en las elecciones en otoño de este año. Primero se enfrenta a Cynthia Nixon, una actriz que presenta un programa de críticas “izquierdistas” de Cuomo.

Más fundamentalmente, Cuomo habla en nombre de una sección de la élite gobernante que ve la importancia de fortalecer el aparato sindical. Los republicanos buscan socavar a los sindicatos, si no prescindir por completo de ellos, para llevar adelante sus ataques desenfrenados contra la clase trabajadora. Demócratas como Cuomo, reflexionando sobre las luchas de maestros en West Virginia, Oklahoma, Arizona y en otros lugares, buscan utilizar los servicios de AFT y NEA para reprimir las huelgas y las luchas políticas independientes.

La relación entre los Demócratas y los sindicatos ha ido más allá de la, a veces incómoda, alianza de décadas pasadas. No hay un gramo de diferencia de principios entre los sindicatos y los demócratas en la actualidad. Los sindicatos son una parte crucial de este partido capitalista hoy. Como lo expresó Cuomo, de una manera bastante reveladora, en la sede de la UFT: los republicanos son hostiles a los sindicatos porque "es el movimiento sindical el que impulsa al Partido Demócrata".

En lo que concierne a la AFT, está más que dispuesta a dejar que lo pasado sea pasado con el gobernador. Le preocupa que su posición esté amenazada, por un lado, por la derecha republicana, pero por el otro, y de manera más peligrosa en lo que respecta al sistema en su conjunto, por los maestros insurgentes que buscan un medio efectivo de luchar contra décadas de ataques viciosos contra sus empleos, condiciones de trabajo, nivel de vida y servicios públicos. Lo que la UFT está celebrando es un reparo de la relación con Cuomo, a través de la cual promete, en efecto, asegurarse que los maestros en Nueva York no piensen seguir el ejemplo establecido por sus colegas en otros estados de Estados Unidos.

El elogio de la UFT hacia Cuomo no es un cambio drástico en la posición. Los sindicatos de maestros, a pesar de enfrentamientos ocasionales con Cuomo y con el Gobierno de Obama y su secretario de educación, Arne Duncan, han demostrado una y otra vez que están preparados para hacer negocios con grandes empresas sobre "reformas" tales como la paga por mérito, la expansión de las escuelas concertadas, y otros ataques contra maestros y escuelas públicas. En el 2012, por ejemplo, la afiliada a la AFT del estado de Nueva York respaldó los esfuerzos de Cuomo de utilizar "evaluaciones docentes" para convertir a los maestros supuestamente ineficientes en chivos expiatorios de las consecuencias de un sistema de lucro en decadencia.

Los sindicatos de docentes tendrían poco que temer de la próxima decisión de Janus si fueran organizaciones de lucha de la clase trabajadora. Sin embargo, no son organizaciones de trabajadores. Confían completamente en el Estado y en la élite corporativa, respecto a la cual funcionan como socios menores. Randi Weingarten de la AFT se sienta en el Comité Nacional Demócrata. La AFT y el resto de la AFL-CIO se han convertido en adjuntos del Estado, dedicados sobre todo a defender el statu quo capitalista.

Si pretenden apoyar a los maestros en las luchas actuales, es solo para traicionarlos de manera más efectiva, como ya lo han demostrado las experiencias en Oklahoma y Virginia Occidental. Es necesario que los maestros aprendan las lecciones de estas experiencias, rompan con los sindicatos corporativistas, construyan comités independientes que recurran a otros sectores de la clase obrera para librar una lucha verdaderamente efectiva, una lucha que plantea la urgente necesidad de un programa socialista.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 28 de abril de 2018)

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