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Perspectiva

El gasto militar global rompe récord de $1,7 billones

El gasto militar global del 2017 alcanzó un nuevo récord de más de $1,7 millones, el nivel más alto desde la Guerra Fría, según las cifras publicadas el jueves por el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI, por sus siglas en inglés).

El reporte da una idea de la escala de recursos siendo derrochados con fines destructivos. Según el SIPRI, tan solo el 13 por ciento del presupuesto anual militar en el mundo sería suficiente para poner fin a la pobreza y al hambre; el 4 por ciento sería suficiente para garantizar la seguridad alimentaria de la población global; el 5 por ciento satisfaría las necesidades sanitarias; el 12 por ciento proveería una educación a todos; y el 3 por ciento sería suficiente para proveer agua potable y un saneamiento de aguas adecuado.

Estados Unidos alimentó $610 miles de millones a su máquina de guerra y permanece como el mayor derrochador, dedicando más a su ejército que los siguientes siete países combinados. El presupuesto de defensa del 2018 firmado recientemente por el presidente Donald Trump aumentará esta cifra a $ 700 mil millones.

Estados Unidos ha estado en guerra continuamente por el último cuarto de siglo. Comenzando por la invasión de Irak de 1991, esa misma década emprendió intervenciones y bombardeos en Haití, Sudán, Afganistán e Irak, además de la guerra aérea contra Yugoslavia. En la década del 2000, lanzó la “guerra contra el terrorismo” a nivel global, comenzando con la invasión y ocupación de Afganistán en el 2001. Le siguió la invasión de Irak en el 2003, la expansión de la guerra en Afganistán hacia Pakistán y el comienzo de los ataques con drones en el 2004, la guerra por un cambio de régimen en Libia en el 2011, el inicio ese mismo año de la guerra civil todavía en marcha que fue impulsada por la CIA en Siria y una tercera guerra en Irak.

La guerra en Siria, la cual comenzó como una operación emprendida por parte de fuerzas islamistas patrocinadas y armadas por Estados Unidos para derrocar al Gobierno prorruso y proiraní de Bachar el Asad, ha desencadenado una confrontación entre las fuerzas de EUA con Rusia e Irán. El secretario de Estado norteamericano ha presumido que EUA ha matado a decenas de rusos, mientras que los israelíes han llevado a cabo ataques de misiles contra blancos iraníes en Siria. EUA, Reino Unido y Francia también bombardearon conjuntamente instalaciones del Gobierno sirio.

Después de la disolución de la Unión Soviética por parte de la burocracia estalinista en 1991, los apologistas del capitalismo habían clamado el “fin de la historia” —el triunfo final del capitalismo y la derrota del socialismo—. Celebraron el amanecer de una nueva era de democracia liberal, paz y prosperidad.

Sin embargo, más de un cuarto de siglo después, el capitalismo ha engendrado una pesadilla de rearmes frenéticos y guerras, con millones de refugiados topándose con fronteras militarizadas y cacerías de brujas racistas. Junto con medidas brutales de austeridad, la desigualdad ha experimentado un ascenso meteórico, y los partidos ultraderechistas y aquellos de tinte fascista han ganado protagonismo y las formas de gobierno autoritario prominencia universalmente.

Ahora, las guerras regionales están evolucionando hacia una tercera guerra mundial como reparto del mundo. Todas las principales potencias se están rearmando, aumentando el gasto militar internacional casi 10 por ciento desde la crisis económica global del 2008.

La última década fue testigo de incrementos particularmente altos en el gasto militar en Europa central (20 por ciento) y Europa del este (33 por ciento) reflejando los preparativos de Estados Unidos y la alianza de la OTAN para una guerra con Rusia. Los 29 miembros de la OTAN representan ahora más de la mitad del gasto militar mundial.

Durante el mandato de Obama y ahora bajo Trump, Washington ha presionado a sus aliados europeos a incurrir un gasto militar aún mayor. El Gobierno de la gran coalición en Alemania ha prometido casi duplicar el gasto militar para llegar al dos por ciento del producto interno bruto en el 2024, mientras que el presidente francés, Emmanuel Macron, planea aumentar el presupuesto militar un 35 por ciento y ha llamado a reinstituir el servicio militar obligatorio. Tal rearme en todos estos países está siendo acompañado por un asalto contra los programas sociales y los niveles de vida de los trabajadores.

A pesar de la incesante propaganda estadounidense proclamando a Rusia un gigante militar que amenaza a sus vecinos, el país vivió uno de los recortes al gasto militar más grandes, cayendo 20 por ciento desde el 2016. El Kremlin gastó $66,3 mil millones en su ejército en el 2017, un poco más que una décima parte de lo que gastó Estados Unidos.

Mientras tanto, Arabia Saudita, un aliado clave de EUA en Oriente Próximo superó a Rusia en la tercera posición con $69,4 mil millones dicho año. El reino petrolero de la península arábica gasta 10 por ciento de su producción económica anual en su ejército, el segundo mayor porcentaje en el mundo. La mayor parte del equipo militar saudita, comprado de EUA, está siendo empleado para masacrar al pueblo vecino de Yemen, pero eso es solo el preludio de una guerra contra su principal blanco, Irán.

En Asia y Oceanía, el gasto militar ha aumentado por 29 años seguidos, algo sin precedentes. La región experimentó una importante acumulación militar ante el llamado “pivote hacia Asia” de Obama, el cual continúa bajo Trump. La carrera armamentista en la región está condenada a acelerarse a medida que India, bajo el Gobierno de Narendra Modi, inicia sus planes para expandir y modernizar las fuerzas armadas del país como preparativo para una guerra con China y Pakistán.

Japón, por su parte, está remilitarizándose y se ha encaminado a abandonar todas sus pretensiones de pacifismo de la posguerra.

Mientras que el gasto militar estadounidense alcanza niveles históricos, el Pentágono está forjando lazos más estrechos que nunca con las corporaciones tecnológicas, creando la Unidad Experimental de Innovación en Defensa, con su sede en Silicon Valley. Amazon tiene contratos tanto con la CIA como el Pentágono, mientras que Google tiene un convenio con el Pentágono para expandir su programa de asesinatos con drones.

Los niveles récord de gasto militar también han sido acompañados por concentraciones cada vez mayores de riqueza en manos de multimillonarios, la integración de las corporaciones que controlan con el aparato estatal, el ataque contra los niveles de vida de la clase obrera y la erosión de los derechos democráticos, incluida la censura en línea de perspectivas socialistas y contra la guerra.

La causa central de la guerra, la austeridad y los ataques contra los derechos democráticos es el sistema decrépito y obsoleto del capitalismo, el cual subordina toda necesidad social al enriquecimiento de la oligarquía financiera que domina la sociedad.

En el 2016, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional formuló los siguientes principios para la construcción de un movimiento internacional de la clase obrera y la juventud contra las guerras imperialistas:

  • La lucha contra la guerra debe basarse en la clase obrera, la gran fuerza revolucionaria en la sociedad, uniendo tras ella todos los elementos progresistas de la población.
  • El nuevo movimiento contra la guerra debe ser anticapitalista y socialista, ya que no puede existir una lucha seria contra la guerra excepto que en la lucha para poner fin a la dictadura del capital financiero y sistema económico que es la causa fundamental del militarismo y la guerra.
  • Por lo tanto, el nuevo movimiento contra la guerra, por necesidad, debe ser inequívocamente y totalmente independiente de y hostil hacia todos los partidos políticos y organizaciones de la clase capitalista.
  • El nuevo movimiento contra la guerra, sobre todo, debe ser internacional, movilizando el gran poder de la clase trabajadora en una lucha global unificada contra el imperialismo. La guerra permanente de la burguesía debe ser rechazada con la perspectiva de revolución permanente por la clase obrera, cuyo objetivo estratégico es la abolición del sistema de Estado-nación, y el establecimiento de una federación socialista mundial. Esto hará posible el desarrollo racional y planificado de los recursos mundiales y, sobre esta base, la erradicación de la pobreza y la elevación de la cultura humana a nuevas alturas.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 4 de mayo de 2018)

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