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Oriente Próximo al borde de una guerra regional tras retiro estadounidense de acuerdo con Irán

La decisión el martes del presidente Donald Trump de retirarse del acuerdo nuclear iraní ha llevado a todo Oriente Próximo al borde de un conflicto regional catastrófico que podría atraer rápidamente a las principales potencias.

A los pocos minutos del anuncio de Trump, los aviones de combate israelíes violaron el espacio aéreo sirio para lanzar un ataque con misiles contra una base del Gobierno cercana a Damasco. Los ataques causaron la muerte de 15 personas, incluidos al menos siete militares iraníes, quienes fueron desplegados en el país para apoyar al régimen del presidente sirio, Bashar al Asad.

La situación se intensificó horas más tarde el miércoles, cuando surgieron informes de bombardeos israelíes contra posiciones del ejército sirio desde los Altos del Golán. Las sirenas contra cohetes sonaron en el norte y se escucharon explosiones. Según el Consejo Regional del Golán, varias ciudades de la región fueron blanco de ataques con cohetes.

El ejército israelí emitió un comunicado el jueves por la mañana acusando a la Fuerza Quds de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán de disparar 20 cohetes contra puestos fronterizos israelíes en el Golán. Afirmó que varios proyectiles habían sido interceptados e informó que no había heridos.

De acuerdo con la agencia de noticias estatal siria, Sana, los aviones de guerra israelíes comenzaron a disparar misiles contra objetivos cerca de Damasco la madrugada del jueves, poco después del presunto ataque iraní. Al momento de escribir esto, no han quedado claros ni el alcance de estos ataques aéreos ni si causaron alguna baja.

Tel Aviv justificó el ataque aéreo del martes con la afirmación infundada de que Teherán se preparaba para atacar a Israel en represalia por un ataque a la base aérea T4 en abril que cobró la vida de nueve iraníes. Lo absurdo de tales acusaciones es obvio, dado que Irán no tendría nada que ganar al ser el primero en lanzar un ataque justo cuando Trump estaba listo para anunciar su decisión sobre el acuerdo nuclear de Irán.

Todo apunta a que el ataque israelí se coordinó estrechamente con EUA. El domingo, los medios de comunicación israelíes comenzaron a reportar denuncias no verificadas de un complot iraní para atacar objetivos en Israel. Luego, el martes, CNN informó que el Pentágono estaba preocupado por presuntos preparativos para un ataque iraní.

A la luz de esto, es casi seguro que el Gobierno derechista de Benjamin Netanyahu, informado con anticipación sobre la decisión de Trump de romper el acuerdo con Irán, planeó que el ataque de agresión contra la base aérea siria coincidiera con el anuncio desde EUA. El objetivo era provocar una respuesta de Irán que serviría como pretexto para un ataque militar más amplio.

El ataque aéreo fue acompañado por una campaña para fomentar una fiebre de guerra en Israel. En medio de los informes de un ataque iraní inminente, los militares revelaron que habían desplegado baterías adicionales para el escudo de defensa antimisiles israelí en el norte, mientras que la embajada de Estados Unidos en Tel Aviv prohibió a los empleados del Gobierno estadounidense viajar a los Altos del Golán sin autorización previa.

Hablando desde Moscú, donde viajó para garantizar la aprobación de Rusia a la continuación del ataque de Israel contra los iraníes en Siria, Netanyahu comparó absurdamente el régimen de Teherán con los nazis.

Afirmó beligerantemente el derecho de Israel a "defenderse" de la "agresión iraní" y alegó que las fuerzas iraníes usaban a Siria como base para mover tropas y armas letales a un lugar para un ataque.

Subrayando que el ataque aéreo del martes es simplemente un anticipo de lo que está por venir, un oficial militar del Gobierno israelí dijo a Haaretz: "Los ataques contra los misiles iraníes en Siria son una gota en el océano. Incluso el ejército entiende que esto no evitará que los misiles y otros sistemas lleguen al área y estamos viendo que eso suceda".

El abandono de Trump del acuerdo iraní es solo la último de una larga serie de acciones imprudentes del imperialismo estadounidense que han envalentonado al inestable régimen sionista para provocar una conflagración militar en Oriente Próximo.

El bombardeo israelí de objetivos iraníes dentro de Siria se ha intensificado gradualmente después del ataque aéreo estadounidense contra las fuerzas pro-Asad a principios de febrero que mató a decenas de militares rusos en la provincia de Deir Ezzor.

Solo en el último mes, Israel ha atacado Siria en al menos tres ocasiones distintas, incluyendo el ataque del martes que mató a docenas de iraníes.

Washington está alentando a Israel a pasar a la ofensiva mientras se prepara para la guerra con Irán. En Siria, donde Estados Unidos ha buscado, en colaboración con los "rebeldes" islamistas, derrocar al régimen proiraní de Asad durante más de siete años, matando a cientos de miles de sirios en el proceso, las fuerzas estadounidenses se concentran en frustrar los intentos de Irán de abrir un puente de tierra desde Teherán a Damasco. Con este fin, se han enviado fuerzas aéreas y de tierra estadounidenses para mantener el territorio del este de Siria, cerca de la frontera iraquí, que también es hogar de gran parte de las reservas de petróleo del país.

En su campaña para consolidar el control sobre esta región rica en fuentes energéticas, Washington está decidido a enfrentar a Rusia en Siria, incluso a riesgo de incitar un conflicto con armas nucleares.

Trump dejó en claro en el discurso del martes en la Casa Blanca cuando anunció la retirada de Washington del acuerdo nuclear con Irán que los planes para una guerra con Irán están muy avanzados. Anunció que se impondría el mayor nivel de sanciones económicas contra el país, lo que indica que el próximo paso en una escalada del conflicto sería la fuerza militar.

Trump reconoce esto, como fue claro por el tono de su discurso. El presidente de un país que ha librado guerras de forma virtualmente ininterrumpida en el último cuarto de siglo en Oriente Próximo y Asia Central denunció a Teherán como el principal "Estado patrocinador del terrorismo" en el mundo. En un lenguaje generalmente reservado para las naciones enemigas durante una guerra, Trump despotricó contra la influencia "maligna y siniestra" de Teherán en todo Oriente Próximo

El miércoles, Trump lanzó una belicosa amenaza a Irán, advirtiéndole que enfrentaría "consecuencias muy graves" si reiniciaba su programa nuclear.

Bajo estas condiciones, el régimen burgués-clerical en Teherán, enfrentando una crisis cada vez más profunda, puede concluir que su única opción es luchar. Representantes de la facción más militarista, incluido el jefe de los poderosos Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica, ya han proclamado que el acuerdo nuclear está muerto y desestimaron los reclamos de las potencias europeas de que se puede revivir sin Washington.

Mientras que el enfrentamiento entre Israel e Irán representa la amenaza de una guerra más inmediata en Oriente Próximo, al romper el acuerdo con Irán, Trump ha desestabilizado aún más una región sumamente explosiva. Además de Israel, su anuncio recibió el respaldo de Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, dos países amargamente hostiles a la influencia iraní en el golfo Pérsico. Riad ha librado una guerra genocida en Yemen desde el 2015 contra los rebeldes hutíes que, según afirma, cuentan con el respaldo de Teherán.

En un discurso en mayo pasado, Trump pidió a Arabia Saudita que tome un papel de liderazgo en la formación de una alianza antiiraní en toda la región. Su Administración, siguiendo el trayecto donde lo dejó Obama, ha proporcionado armamento e inteligencia para permitir que los aviones saudíes continúen con sus bombardeos asesinos en Yemen, que han matado a decenas de miles de civiles.

Apenas unos días antes del anuncio de Trump, se reveló que las fuerzas especiales estadounidenses han estado operando en Yemen desde diciembre del 2017.

Viendo que el petróleo subió a más de 77 dólares el barril tras el anuncio de Trump en Irán, los funcionarios saudíes declararon que consultarían con Emiratos Árabes Unidos sobre el aumento de la producción de petróleo para estabilizar los precios, una medida que afectaría gravemente a Irán.

Aprovechando los misiles lanzados en Arabia Saudita por los rebeldes hutíes el miércoles, el canciller saudí, Adel Al-Jubeir, culpó a Irán por el ataque, manifestando que equivalía a una "declaración de guerra". Irán tiene que "rendir cuentas por esto", declaró siniestramente. "Encontraremos el camino correcto y el momento adecuado para responder a esto ... Estamos tratando de evitar a toda costa la acción militar directa con Irán, pero este comportamiento de Irán no puede continuar".

Al-Jubeir también juró que, si Teherán reinicia su programa nuclear, Riad tomará medidas para adquirir armas nucleares.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 10 de mayo de 2018)

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