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Perspectiva

La masacre en Gaza y la política de guerras imperialistas

El 14 de mayo del 2018, el día en que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) llevaron a cabo la masacre sistemática de más de 60 hombres, mujeres y niños desarmados, vivirá en la infamia. Hora tras hora, las tropas israelíes dispararon miles de rondas de municiones reales contra manifestantes palestinos desarmados, hiriendo a más de 3.000 de ellos y asesinando a ocho niños, el más pequeño de ocho meses de edad.

Mientras los palestinos enterraban a sus muertos el martes, Israel continuaba la masacre, hiriendo a decenas y matando a uno más. En el transcurso de las últimas siete semanas, las FDI les han disparado aproximadamente a 6.000 personas con balas reales y miles más con balas de hule y gases lacrimógenos. Durante ese periodo, alrededor de 109 palestinos han sido asesinados por francotiradores israelíes, quienes han sido captados en vídeo celebrando cada tiro a la cabeza.

Dentro de la élite política israelí, la masacre no generó ni una conmocionada autorreflexión ni una indagación sobre cómo un Estado supuestamente fundado en respuesta al Holocausto pudo llevar a cabo acciones dignas de los nazis. En cambio, dio lugar al empleo abierto de una retórica de genocidio.

“Las FDI tiene suficientes balas para todos”, dijo Avi Dichter, presidente de la comisión para asuntos exteriores y defensa del Knesset (Parlamento), en respuesta a la masacre.

Tanto el lenguaje como las acciones de Tel Aviv dan la impresión de que importantes sectores del Estado y el ejército israelíes no dudarían en llevar a cabo, en el término de la década de 1930, una “solución final” a la cuestión palestina.

Sin embargo, la reacción de las potencias imperialistas, todas de las cuales han emitido declaraciones aseverando el “derecho de defenderse” de Israel, ha internacionalizado el crimen. Al legitimar la masacre israelí, estos poderes se han hecho cómplices.

Rememorando las mentiras descaradas y explícitas que caracterizaban las relaciones internacionales durante el periodo nazi, la embajadora estadounidense ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, declaró: “Ningún país en esta cámara actuaría con mayor moderación que Israel”.

Luego, presentó la masacre como culpa de los mismos palestinos, supuestamente actuando de forma concertada con Irán. “En días recientes, los terroristas de Hamas respaldados por Irán, han incitado ataques contra las fuerzas de seguridad y la infraestructura israelís”, dijo.

Pese a ser particularmente repugnantes sus declaraciones, simplemente fueron complementarias a las de los otros Gobiernos imperialistas. Sin excepción, cada declaración oficial incluyó una variante de la frase utilizada por el asesino primer ministro israelí para justificar la matanza de civiles palestinos desarmados: “Israel tiene el derecho de defenderse”.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania, pese a expresar su “preocupación” por el uso de municiones reales contra manifestantes pacíficos, declaró que, “el derecho a la protesta pacífica” no debe “ser abusado” por los dirigentes palestinos, quienes supuestamente utilizaron las manifestaciones como un pretexto para “emplear violencia”.

“Aquellos que tienen el poder en la Franja de Gaza deben renunciar a la violencia y la Autoridad Palestina debe nuevamente estar en control de Gaza”, añadió el comunicado.

La primera ministra británica, Theresa May, hizo eco de este mensaje, declarando, “Nos inquieta que los elementos extremistas” en Gaza “estén intentando cooptar las manifestaciones políticas para avanzar sus propios objetivos”.

El presidente francés, Emmanuel Macron, quien criticó un tanto más las acciones israelís, reafirmó su “compromiso a la seguridad de Israel”.

Dentro de Estados Unidos, todos los grupos de poder apoyaron la carnicería israelí. Durante la masacre, el líder de la minoría en el Senado estadounidense, Chuck Schumer, declaró que “En un paso pendiente desde hace mucho tiempo, hemos trasladado la embajada a Jerusalén… Yo introduje leyes para hacerlo hace dos décadas y aplaudo al presidente Trump por llevarlo a cabo”.

Por su parte, Bernie Sanders, el líder de la supuesta ala izquierda del Partido Demócrata, organizó una mesa redonda el lunes para discutir la situación en Oriente Próximo con un panel de militaristas del Departamento de Estado.

Lara Friedman, una exdiplomática estadounidense, declaró que las acciones de Hamas le dan a Israel “una excusa a veces legítima y a veces no legítima de decir: esto, todo el terrorismo, es un acto de guerra y que, bajo las leyes de la guerra, tenemos el derecho a emplear fuerza letal contra personas desarmadas que están cerca de la valla, que, si la dañaran y la forzaran, entrarían en Israel y serían una amenaza para nosotros”.

En vez de denunciar tal declaración como una justificación monstruosa para un horrendo crimen de guerra, Sanders aplaudió que Friedman maneja el tema “de pies a cabeza y de un lado al otro”.

La cobertura de la prensa estadounidense estuvo impregnada del argumento de que el asesinato de civiles palestinos es efectivamente un acto de autodefensa de los israelíes legítimo, si bien demasiado agresivo. En un artículo fuertemente promovido por Google News, el Washington Post declaró que “las protestas parecieron tener un carácter más violento que en las semanas pasadas. Algunos de los jóvenes llevaban consigo cuchillos y cortadores de mallas… Los francotiradores israelíes estaban determinados a no permitir un rebasamiento”.

El New York Times, en un editorial sobre la masacre, declaró, “Israel tiene todo el derecho a defender sus fronteras, incluyendo su frontera con Gaza”. Añadió: “Tras haber sido dirigidos por mucho tiempo por hombres corruptos, violentos, o ambos, los palestinos han fracasado una y otra vez en dar sus mejores esfuerzos para lograr la paz. Incluso ahora, los gazatíes están socavando su propia causa al recurrir a la violencia, en vez de protestar de forma estrictamente pacífica”.

¡Cuánta hipocresía! Este es un periódico que ha justificado una guerra tras otra alegando que hay civiles en peligro. ¿Qué pasó con el principio de “responsabilidad de proteger” la vida civil que han invocado un sinfín de veces para legitimar operaciones de cambio de régimen, bombardeos y guerras?

Hace siete años, el New York Times justificó la operación respaldada por Estados Unidos para cambiar el régimen libio con base en que, “Al menos de que se encuentre una forma para detenerlo, el coronel Muamar al Gadafi masacrará a cientos sino miles de personas de su propio pueblo en su desesperación por aferrarse al poder”.

El periódico sacó a lucir toda su ira moral guardada y una falange entera de columnistas, incluyendo a David Brooks y Nicholas Kristof, para insistir en que la amenaza de “cientos” de muertes de civiles justificaba una campaña de bombardeos que terminó por destruir una sociedad completa. ¿Dónde está su ira por la masacre en Gaza?

No hay una muestra más clara del principio definido por Friedrich Engels que “la moral siempre ha sido la moral de una clase”. El New York Times solo recurre a indignación moral cuando le sirve al imperialismo estadounidense.

Hace 58 años, el 21 de marzo de 1960, la masacre de Sharpeville en Sudáfrica, en la que 69 manifestantes desarmados fueron matados a tiros a manos del régimen de apartheid, inspiró internacionalmente un gran enojo y repulsión. El evento marcó un punto de inflexión en la historia del país, dando paso a una radicalización colosal de las masas en todo el continente africano. Fue el principio del fin del régimen de apartheid.

En ese periodo, en medio de un levantamiento de masas, los países oprimidos de África, Asia y Oriente Próximo atravesaban su descolonización. Hoy día, una recolonización está en el orden del día. Una vez más, todas las potencias imperialistas degustan el nuevo reparto de Oriente Próximo. Israel es una pieza esencial de la ofensiva encabezada por Estados Unidos contra Irán y, como lo expuso Haley, la defensa de los crímenes de guerra israelíes en Gaza es inseparable del combate contra la “presencia desestabilizadora” de Irán en la región.

Hay cuestiones relevantes que son más que solo tácticas. Las guerras siendo libradas en torno al nuevo reparto colonial de Oriente Próximo serán inseparables de asesinatos masivos e incluso genocidios. Todas las potencias imperialistas se pueden ver a sí mismas, a corto plazo, llevando a cabo masacres similares de poblaciones rebeldes y subyugadas en Oriente Próximo y el resto del mundo.

Los marxistas siempre han visto en la política exterior la expresión concentrada de las relaciones internas entre clases. El asesinato masivo de palestinos desarmados hoy se convertirá en el asesinato masivo de trabajadores estadounidenses en huelga el día de mañana.

Después de todo, si las acciones de Israel son justificadas, ¿no sería también justificado el tiroteo de refugiados intentando llegar a territorio estadounidense por parte de las fuerzas de EUA desplegadas en la frontera con México? ¿No sería también legítimo que la policía fronteriza europea hunda botes de migrantes que intentan escapar a Europa?

La respuesta a ambas preguntas es sin duda “sí”. La defensa universal de las acciones de Israel deja sumamente claro que las potencias imperialistas han adoptado los asesinatos masivos de civiles desarmados como una política legítima.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 16 de mayo de 2018)

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