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Perspectiva

Reporte de Wealth-X muestra que los milmillonarios ganaron $1,8 billones en el 2017

Los telespectadores y lectores de periódicos estadounidenses fueron inundados este fin de semana con titulares y coberturas interminables de la boda real entre el príncipe Harry de la Casa de Windsor y la estadounidense Meghan Markle.

Las principales cadenas enviaron a un ejército de reporteros para presentar la boda como un evento histórico. CNN la llamó un “romance electrizante que vivirá por mucho tiempo en la memoria”. ABC la describió como una “locomotora del amor”, mientras la pantalla mostraba el encabezado “Un cuento de hadas moderno”. La cobertura no ofreció indicación alguna de que Estados Unidos nació de una lucha violenta contra el trono británico —una revolución que produjo una Constitución prohibiendo los títulos de nobleza—.

¿Cómo se pueden explicar las serviles alabanzas a la aristocracia por parte de la prensa estadounidense?

Tal fenómeno está enraizado en el desorbitante aumento en la desigualdad social, en el que se continúa enriqueciendo a una aristocracia financiera moderna que ejerce un dominio oligárquico sobre todo el mundo. La concentración sin precedentes de riqueza en la cima de la sociedad engendra envidia hacia la nobleza británica, con sus títulos y sus privilegios de castas, dentro de la élite gobernante de la “república” estadounidense y sus altamente remunerados apologistas.

Número de milmillonarios por nivel de riqueza (en miles de millones de dólares) y su riqueza total. Crédito: Wealth-X

Una nueva publicación la semana pasada del “Censo de Milmillonarios” de Wealth-X, ofrece nueva documentación sobre las bases materiales y sociales que motivan tal anhelo hacia la monarquía. Muestra que el diminuto grupo de individuos con fortunas mayores a los mil millones de dólares ha seguido expandiendo sus inmensas fortunas a expensas de miles de millones de trabajadores y pobres alrededor del mundo.

El informe de Wealth-X encontró que desde el 2016 el número de milmillonarios aumentó 15 por ciento hasta 2.754 personas, mientras que su riqueza “creció 24 por ciento para alcanzar la cifra récord de $9,2 billones”, lo equivalente al 12 por ciento del producto interno bruto del planeta.

Los milmillonarios a nivel global aumentaron sus fortunas, pero en ningún lugar más que en Estados Unidos y Asia. La riqueza del conjunto de 727 estadounidenses de este grupo aumentó 22,8 por ciento a $3,3 billones, un crecimiento que solo fue superado por el 49,4 por ciento entre los 784 milmillonarios asiáticos, controlando un total de $2,4 billones en el 2018.

Los superricos son en su mayoría especuladores, cuyos ingresos no provienen de contribuciones al proceso de producción, sino de apuestas, hurtos y timos. Entre todos los milmillonarios, la proporción de riqueza en forma de acciones bursátiles pasó del 32,9 por ciento en el 2016 al 41,5 por ciento en el 2017.

En la cúspide de la pirámide, los 10 individuos más ricos tienen conjuntamente $663 mil millones. Cada uno tiene una riqueza promedio 20 veces mayor a la del “milmillonario promedio”. El grupo más grande obtiene sus riquezas de las finanzas, los bancos y las inversiones (413), superando a los conglomerados industriales (380), los bienes raíces (173), la manufactura (167) y la tecnología (143).

El aumento en sus riquezas es el resultado de políticas gubernamentales por todo el mundo. Los superricos no controlan el sistema político de forma tan burda en ningún otro país como en Estados Unidos, donde el presidente Donald Trump epitomiza el carácter criminal de Wall Street.

El informe observa una “gran mejora en la creación de riqueza extrema” en Estados Unidos, gracias a “los mercados bursátiles alcistas y las ganancias corporativas robustas”. Los milmillonarios estadounidenses se beneficiaron de “la implementación de un importante paquete de reformas fiscales a fines del año”, refiriéndose al profundo recorte de impuestos para los ricos del Gobierno de Trump, aprobado sin ninguna oposición seria del Partido Demócrata.

Cifra de individuos ultrarricos (línea azul) y su riqueza total en miles de millones de dólares (barras anaranjadas). Crédito: Wealth-X

Estados Unidos alberga a más milmillonarios en cualquier otro país y suma el 34 por ciento de la riqueza del total de milmillonarios en el mundo. Nueva York mantuvo su posición como la ciudad con el mayor número, un total de 103 milmillonarios.

En el 2017, Wealth-X publicó un informe sobre la población con “riquezas ultraelevadas”, que incluye a individuos con fortunas mayores a $30 millones. Según el reporte, este grupo de “ultrarricos” —compuesto por alrededor de 250.000 personas— controla un total de $25 billones, incluyendo $9,6 billones en efectivo líquido.

Se espera que el conjunto de ultrarricos aumente su riqueza $8,5 billones en los próximos cinco años a más de $35 billones, lo equivalente a la riqueza total del 90 por ciento inferior de la población global, según datos del banco Credit Suisse del 2017.

Incluso estas cifras astronómicas encubren el poder verdadero de los milmillonarios y los ultrarricos, cuyas riquezas compran el control de los Gobiernos, las corporaciones mediáticas, los sindicatos, los partidos políticos, las universidades, las cortes, los ejércitos y las agencias de espionaje.

Tras ganar miles de millones de dólares en el auge del mercado tecnológico, las clases gobernantes de las principales potencias mundiales están ahora colaborando con las corporaciones tecnológicas como Google y Facebook para censurar los puntos de vista izquierdistas por temor a que los celulares y el Internet les estén permitiendo a miles de millones de trabajadores y pobres tener acceso a noticias e información sin pasar por la coladera de los medios de comunicación corporativos.

Karl Marx escribió en el primer tomo de El capital: “Por eso, lo que en un polo es acumulación de riqueza, es en el polo contrario, es decir, en la clase que crea su propio producto como capital, acumulación de miseria, de agonía de la explotación, de esclavitud, de despotismo y de ignorancia y degradación mental”. Esta es una descripción atinada de la situación global actual.

Los millonarios en dólares son 0,7 por ciento de la población adulta pero controlan el 46 por ciento de la riqueza total. Número de adultos por nivel de riqueza (izquierda) y total de la riqueza (derecha). Crédito: Credit Suisse, 2017

En todo el mundo, tanto en países desarrollados como subdesarrollados y semidesarrollados, la clase trabajadora está completamente excluida de la toma de decisiones estatal. Mientras que los Gobiernos implementan políticas para aumentar la riqueza de los milmillonarios, quedan desatendidas las necesidades de miles de millones de personas, incluyendo agua potable, una atención médica adecuada y asequible, educación, comida, vivienda, transporte público, infraestructura y cultura.

Con solo una quinta parte de la riqueza total de los diez individuos más ricos del mundo, podrían ser atendidas inmediatamente las siguientes necesidades sociales:

  • La provisión de vivienda para todas las 634.000 personas sin hogar en Estados Unidos: $20 mil millones.
  • La provisión de comida para los 862 millones de personas malnutridas del mundo: $30 mil millones.
  • La reducción a la mitad del total de personas sin acceso a agua potable: $11 mil millones.
  • La educación para cada niño que no la recibe: $26 mil millones.
  • Cuidados maternales y prenatales para todas las madres en los países en desarrollo: $13 mil millones.
  • El tratamiento y vacunas para prevenir 4 millones de muertes por malaria: $6 mil millones.
  • El reemplazo de la infraestructura con aguas tóxicas de Flint, Michigan, por un sistema adecuado de agua limpia: $1,5 mil millones.
  • Un bono inmediato de $20.000 a los 3,1 millones de maestros en Estados Unidos: $62 mil millones

Costo total: $169,5 mil millones.

La glorificación de la monarquía subraya el hecho de que ninguna sociedad puede mantener formas democráticas de gobierno bajo condiciones en las que prevalece tal concentración de riqueza y desigualdad. Ninguna problemática social puede ser atendida cuando los recursos naturales y la riqueza producida por la clase obrera es derrochada para satisfacer la avaricia de los superricos.

No existe ninguna democracia auténtica hoy día, fuera de la movilización de la clase obrera internacional para poner fin al capitalismo y establecer el socialismo.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 21 de mayo de 2018)

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