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Perspectiva

¡La clase obrera debe movilizarse para liberar a Julian Assange!

Por casi seis años, el hombre que expuso los crímenes del aparato militar y de inteligencia de Estados Unidos, Julian Assange, ha estado encarcelado en Londres, atrapado en la embajada ecuatoriana en condiciones cada vez más onerosas y precarias. Por más de dos meses, no tenido contacto con el mundo exterior, después de que le prohibieran recibir visitas, hacer llamadas o acceder al Internet.

Los responsables de este crimen no son los Gobiernos acusados rutinariamente de ser “regímenes canallas” por parte de las potencias imperialistas y amenazados con ser objeto de sus agresiones militares, sino las potencias imperialistas mismas, principalmente Reino Unido, Australia y Estados Unidos.

Actualmente, el Gobierno ecuatoriano de Lenín Moreno está negociando activamente con Reino Unido para expulsar a Assange. Desde que fue elegido el año pasado, Moreno ha buscado un acercamiento a EUA, el cual implicaría la entrega del periodista a los torturadores y criminales de guerra en Washington.

Assange está bajo ataque por haber expuesto ante el mundo las atrocidades militares, los asesinatos selectivos, la matanza de periodistas y los complots de la CIA para sabotear y socavar la democracia en todo el mundo. Tomó en serio su vocación como periodista al hacer valer el derecho de los pueblos a saber qué están haciendo sus Gobiernos.

Ahora, atraviesa una situación crítica, enfrentándose a una conspiración de algunos de los Estados más poderosos y con los intereses más reaccionarios del planeta.

En Estados Unidos, el Partido Demócrata ha colocado la persecución de WikiLeaks y Assange en el núcleo de su campaña antirrusa, la cual ha sido utilizada para demandar una escalada de las guerras en Oriente Próximo, una agresión contra Rusia y la censura del Internet. En el ataque contra Assange, todos estos objetivos están en la mira. Al mismo tiempo, líderes republicanos han demandado abiertamente su envío a la prisión en Guantánamo o incluso su asesinato.

Sin embargo, a medida que EUA y Reino Unido hacen que la detención de Assange sea aún más draconiana e intolerable, ha irrumpido una nueva fuerza en la palestra de la política mundial: la clase obrera internacional, la cual ha abierto nuevas posibilidades para su defensa.

Desde los maestros en EUA hasta las masas en el norte de África, los camioneros en Brasil, los trabajadores ferroviarios y jóvenes en Francia, los trabajadores de aerolíneas en Alemania y los trabajadores automotores en Rumanía, la clase obrera internacional está inmersa en una ola expansiva de lucha social.

Este movimiento de las masas obreras contra la desigualdad, la opresión y la explotación de clases está entrelazado, por su propia lógica, con las luchas en defensa de los derechos democráticos y contra la guerra.

El reciente conjunto de huelgas de los maestros en Estados Unidos ha demostrado que el acceso al Internet y al intercambio libre de información es una condición crítica para el desarrollo de la lucha de clases. No se trata solamente de que la clase obrera sea importante para la defensa de los derechos democráticos, ¡sino que los derechos democráticos son vitales para la clase obrera!

Para poder organizar y avanzar sus luchas, los trabajadores necesitan la capacidad de comunicarse libremente, expresar sus opiniones y, lo más importante de todo, saber la verdad. Esta conexión debe tomar consciencia de sí misma y convertirse en una causa de la lucha.

Mientras la clase obrera entra en lucha, se desenvuelve un fenómeno contrario en las organizaciones que alguna vez encomiaron a Assange como un héroe y una celebridad internacional, pero que lo han convertido en una paria desde entonces.

La Organización Socialista Internacional (ISO, por sus siglas en inglés) es representativa de estas fuerzas al expresar el arquetipo de una perspectiva pseudoizquierdista de la clase media-alta. Después de que Assange recibiera acusaciones fabricadas de violación sexual por parte de fiscales suecos en noviembre del 2010, la ISO publicó una defensa de Assange intitulada “Por qué defendemos a WikiLeaks”. Ahí, denuncia las acusaciones de violación en su contra como “cínicas y oportunistas”.

El artículo luego cita una declaración en el Guardian de un grupo Women Against Rape (Mujeres contra las Violaciones), que decía: “Hay una larga tradición del emplear las violaciones y el abuso sexual para avanzar agendas políticas que no tienen nada que ver con la seguridad de las mujeres. En el sur de EUA, los linchamientos de hombres negros eran justificados frecuentemente con acusaciones de haber violado o incluso mirado a mujeres blancas”.

Concluía afirmando que “la persecución de Assange es parte de una guerra del Gobierno contra la disensión”.

Esta declaración es ahora una crítica contra la ISO, la cual ha abandonado a Assange a merced del Estado británico y el estadounidense. Para el 2012, ya había cambiado su tono, declarando que “Julian Assange debe enfrentar sus cargos de violación” y acusándolo tanto a él como a sus simpatizantes de “rehusarse a tomar en serio las acusaciones de violación”.

Esa ha sido la posición de la ISO desde entonces. Durante los últimos seis años, no ha publicado otra declaración sobre la detención de Assange. Es posible hacer una evaluación similar del Nuevo Partido Anticapitalista de Francia, el partido La Izquierda de Alemania, los Socialistas Democráticos de América en EUA y un sinfín de otras organizaciones pseudoizquierdistas.

El Intercept también ha publicado ataques burdos contra Assange, acusándolo en febrero del 2018 no solo de “sexismo y misoginia” sino de “antisemitismo”. El Guardian, que colaboró estrechamente con WikiLeaks en el 2010 y publicó las filtraciones de Edward Snowden en el 2013, se ha colocado al frente de la campaña de mentiras que busca hacer que expulsen a Assange de la embajada ecuatoriana.

¿A qué se debe esta transformación? El punto de inflexión se produjo con la guerra en Libia y el comienzo de la operación estadounidense para cambiar el régimen en Siria. Estos eventos conllevaron un giro en la política de los partidos de la clase media acomodada que habían proclamado oponerse a la guerra en Irak y, como en las protestas de Occupy Wall Street en el 2011, expresaban inquietudes sobre la desigualdad social.

En el periodo siguiente, los grupos pseudoizquierdistas como la ISO se han vuelto los mayores proponentes de las operaciones estadounidenses de cambio de régimen en Oriente Próximo y se han vuelto obsesionados con cuestiones de estilo de vida e identidad sexual. Esto ha culminado en la reaccionaria campaña #MeToo (#YoTambién), cuyos orígenes se remontan en varias formas a la inculpación falsa de Assange.

La política de identidades se ha convertido en un cemento entre los sectores afluentes de la clase media-alta y el imperialismo norteamericano. El grupo Alternativa Socialista de Australia denunció públicamente al “antiimperialismo instintivo”, mientras que el académico “izquierdista”, Juan Cole, declaró que los esfuerzos de la OTAN para “deshacerse del régimen asesino de Gadafi… hicieron valer los sacrificios en vidas y riquezas”, añadiendo, “Si la OTAN me necesita, aquí estoy”.

La lucha por defender a Julian Assange y los derechos democráticos tiene que librarse en oposición a tales propagandistas pequeñoburgueses del imperialismo. Si Assange ha de ser liberado, será la clase obrera la que pueda asegurar su libertad. Assange encontrará aliados mucho más fiables en las masas de obreros y jóvenes en todo el mundo.

Para este propósito, el Partido Socialista por la Igualdad de Australia ha asumido una iniciativa crítica, llamando a renovar y expandir la batalla por la libertad de Assange comenzando por una manifestación el 17 de junio en Sídney, la cual será seguida por una vigilia organizada por simpatizantes de WikiLeaks en Londres y otras ciudades el 19 de junio.

La manifestación del 17 de junio demandará al Gobierno australiano que le conceda a Assange los derechos que debería tener como ciudadano, asegurando su regreso a Australia con protecciones garantizadas contra cualquier imputación o extradición a EUA.

Llamamos a los trabajadores y jóvenes de todo el mundo a promover, compartir y tomar parte de las iniciativas internacionales en defensa de Julian Assange.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 30 de mayo de 2018)

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