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Guerra, propaganda y difamaciones: una entrevista con el profesor Piers Robinson

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La siguiente es la tercera y última parte de la entrevista con el profesor Piers Robinson, académico de la Universidad de Sheffield y miembro del Grupo de Trabajo sobre Siria, Propaganda y Medios de Comunicación.

Julie Hyland: ¿Cuál es tu evaluación sobre el presunto envenenamiento de Sergei y Yulia Skripal por parte de Rusia y en qué forma se relaciona esto con la guerra en Siria?

PR: Inicialmente emitimos dos comunicados sobre Skripal. En parte, lo hicimos porque algunos de los miembros del Grupo de Trabajo que habían estado investigando los eventos químicos/biológicos en Siria tenían conocimiento relevante y sabían que lo que decía el Gobierno británico era completamente erróneo, como la idea de que el agente nervioso utilizado era ruso y solo los rusos pudieron haberlo producido, etc.

Tenía la impresión de que, en el momento en que el Gobierno sirio estaba recuperando porciones grandes de territorio, la representación de Skripal podría estar siendo utilizada como parte de una campaña de propaganda más amplia contra Rusia (la cual estaba apoyando militarmente a Siria).

Si hubiera habido una escalada en Siria, más allá del bombardeo que ocurrió, eso nos habría enfrentado contra los rusos. Había una buena probabilidad de que el evento de los Skripal sería explotado como parte de una campaña propagandística más amplia contra Rusia.

No es algo que puedes determinar con completa certeza porque no tienes acceso a la información. No creo que vayamos a saber toda la verdad de lo que sucede exactamente por un tiempo. Pero puedes emitir un criterio razonable e informado.

Lo que sí sabemos es que las afirmaciones hechas en el momento no eran factibles. Cuando [el canciller] Boris Johnson prácticamente dijo que los rusos fueron los que envenenaron a los Skripal, pareció ser una declaración con una certidumbre infundada. Y, por supuesto, la historia reciente en Irak y las afirmaciones del Gobierno británico en torno a presuntos arsenales de armas de destrucción masiva constituyen un recordatorio importante de que los Gobiernos pueden motivarse decididamente a distorsionar y manipular sus afirmaciones, especialmente cuando se relaciona con inteligencia.

Creo que el envenenamiento de los Skripal podría estar conectado a eventos en Estados Unidos. Lo sabemos porque Alex Thomson de Channel 4 tuiteó el 12 de marzo que el Gobierno había puesto una restricción “D-Notice” [una mordaza a medios por asuntos de Defensa] al reportaje sobre [el agente MI6] Pablo Miller. El profesor Paul McKeigue (Universidad de Edinburgh) ha emitido un nuevo comunicado sobre este tema.

Pablo Miller era el supervisor de Skripal. Tenía conexiones con [el exoficial de la MI6] Christopher Steele, quien fue el responsable del dosier alegando que hubo una colusión entre Trump y Rusia. Fue, según entiendo, un factor clave en el comienzo de los procedimientos y las investigaciones contra Trump. Pareciera que el dosier estuvo vinculado al Comité Demócrata Nacional en que aparentemente fue quien lo ordenó.

Si Skripal estuvo de alguna manera conectado a esto, plantea la posibilidad de que existía un motivo para que alguien, aparte de Rusia, llevase a cabo el envenenamiento.

De forma más general, existe la posibilidad de que toda la trama “Russia-gate” esté siendo utilizada para propósitos políticos mayores—para influenciar a Trump, intentar apuntalar las acciones en Oriente Próximo, quizás en cierto nivel para distraer al público en Occidente de la creciente consciencia acerca de cómo nos involucramos en guerras en Oriente Próximo.

JH: ¿Qué has concluido acerca de las investigaciones en las que estás involucrado?

PR: Mi opinión personal es que la verdad siempre llega a la superficie eventualmente. Parece que ha habido un fracaso para los objetivos militares occidentales en Siria, por lo menos por ahora. Se puede afirmar que es el primer fracaso de las guerras de cambio de régimen después del 11 de setiembre, y de estudiar Vietnam aprendí que a tal punto las cosas pueden comenzar a desbaratarse, con conflictos internos, políticos criticando y secretos saliendo. Respecto a Vietnam, por supuesto, los Papeles del Pentágono llegaron a ser publicados.

Creo que hemos llegado posiblemente a ese punto y pienso que la verdad está saliendo a la luz, poco a poco. Pero, incluso si no pasa, estamos ante una cuestión muy simple. Si digo que no voy a investigar esta cuestión (Siria y la “Guerra contra el Terrorismo”) porque tengo demasiado miedo y porque me está atacando la prensa, entonces mejor me voy a hacer algo más. No tiene sentido ser un investigador sobre propagando si voy a esquivar casos como el de Siria.

El otro punto es que esto tiene que entenderse en el contexto de guerras importantes que han sido cuanto menos alimentadas, sino instigadas, por Occidente. Y estas son guerras que han sido destructivas en una escala masiva. Entonces, independientemente de lo estresante que sea mi vida por un mal artículo de periódico sobre mí, no es nada comparado con las personas allá afuera. Hablen con Vanessa Beeley o Eva Bartlett; ellas van a Siria y, por ejemplo, hablan con mamás que han perdido a sus hijos. Esto es muy real, por lo que hay una cuestión moral básica para nosotros como académicos occidentales.

Necesitamos comenzar a tener un debate público mucho más lleno sobre esta guerra y todas las guerras que hemos visto desde el 11 de setiembre. Deberíamos someter a nuestros Gobiernos a un análisis por haber estado involucrados en estas guerras. Esta es la política democrática básica.

Definitivamente es mi papel como académico, al igual que con cualquier otro profesional, decir que “por lo menos deberíamos hablar sobre estos temas y debatirlos”.

Mis antecedes académicos son en relaciones internacionales, y las personas no deberían subestimar los peligros potenciales que enfrentamos. Los peligros son muy grandes. Muy lejos de la devastación que han causado estas guerras, estamos en un periodo de cambios sistemáticos globales. China está surgiendo y estamos viendo a una Rusia con más confianza. Pueden ocurrir conflictos importantes en estos puntos de transición.

Entonces, cuando las personas ignoran o minimizan el hecho de que barcos de guerra estadounidenses en el Mediterráneo lanzan misiles de crucero a objetivos en Siria, la cual está equipada con sistemas rusos de defensa aérea… esta no es una situación para tomar a la ligera.

¿Qué tan lejos estamos de que Siria sea el escenario de una crisis como la de los misiles en Cuba? Esto se trata del futuro de los próximos 20 a 30 años y no terminar en un horrible rincón en el que emprendamos un conflicto serio con Rusia, otra potencia nuclear, sin poder controlar hasta donde llegaremos.

Alguien dijo que en el periodo previo a la Primera Guerra Mundial muchas personas no sabían qué estaba pasando. Antes de caer en cuenta de ello, ya estaban sumergidos en una catastrófica guerra en Europa que diezmó a una generación entera de jóvenes.

La situación actual produce esa clase de sensación. Cuando posiblemente tienes a una población muy influenciada por la propaganda, es un lugar muy riesgoso porque la habilidad del público para controlar las acciones de los Gobiernos se ve restringida.

No sirve de nada quedarse sentado preocupado sobre el Armagedón. Probablemente no llegará a eso, pero podría y todos tenemos una responsabilidad de mantenernos informados y cuestionar a nuestros Gobiernos. Deberíamos estar viendo a lo que pasa en Oriente Próximo y estar muy preocupados por los peligros que conllevan una escalada militar y la guerra. Por ahora, las personas están esperando a ver qué pasa, en particular, a lo que podría pasar en Irán. Es nuestra responsabilidad poner en tela de juicio a nuestros Gobiernos y desarrollar opiniones informadas con respecto a lo que está sucediendo. Hay vidas en juego.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 26 de mayo de 2018)

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