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Perspectiva

¡Abolan la Gestapo migratoria de Washington! ¡Detengan la persecución de los inmigrantes!

Decenas de millones de estadounidenses miran con indignación y horror los arrestos de cientos de miles de inmigrantes por parte del Gobierno estadounidense, separándolos de sus parejas, hijos y padres y deportándolos o deteniéndolos en una red de campos de internamiento donde los guardas los someten a abusos físicos y sexuales.

El asalto contra los inmigrantes marca uno de los episodios más oscuros en la historia estadounidense. Sus paralelos históricos incluyen el internamiento de 120.000 japoneses durante la Segunda Guerra Mundial, la deportación de esclavos fugitivos al sur antes de la Guerra Civil y los arrestos y deportaciones en Alemania bajo los nazis. Las agencias migratorias que están aplicando estas políticas merecen la denominación de “la Gestapo estadounidense”.

Varios límites están siendo cruzados. Esta semana, el Gobierno de Trump anunció que se ha quedado sin campo en los centros de detención para los niños inmigrantes, por lo cual los depositará en ciudades de carpas al aire libre en las afueras de El Paso, Texas. El fiscal general Jefferson Sessions defendió la política de la separación de familias ayer al citar un verso de la Biblia, Romanos 13, que obliga, afirmó Sessions, a “toda persona a someterse a las leyes del Gobierno, ya que provienen de Dios para mantener el orden”.

Un total de 1.995 niños fueron separados de sus padres entre el 19 de abril y el 31 de mayo. Hubo un aumento del 30 por ciento en los arrestos migratorios en comparación con el año fiscal del 2016, alcanzando 143.470 arrestos en el 2017, mientras que se prevé un aumento similar para el 2018. Un presupuesto del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) pronostica un salto del 65 por ciento en la población detenida en un día dado, aumentando de 40.000 actualmente. Ya hay 600.000 inmigrantes en proceso de deportación, cerca de la población entera de Baltimore, Maryland.

Cada persona en esta cifra oculta una historia individual. Jose Luis García, de 62 años de edad, llegó a EUA a los 13 años. Fue arrestado el domingo por la mañana cuando tomaba su café en la mañana y agentes migratorios irrumpieron en su casa cerca de Los Ángeles.

Más temprano este mes, los agentes de un centro de detención le arrebataron un niño del pecho a su madre. El mes pasado, Marco Antonio Muñoz, de 39 años de edad se ahorcó con su abrigo en un centro de detención en Texas después de que lo separaran de su esposa e hijo de tres años.

Roxana Hernández, una mujer transgénero que llegó a EUA como parte de la caravana de viacrucis murió bajo la custodia del ICE en Nueva México debido a complicaciones relacionadas con su VIH tras ser encerrada en una “caja de hielo”, una celda en temperaturas congeladas. Varias fuentes le indicaron al WSWS que los recién detenidos están siendo encerrados en celdas acolchadas con inmigrantes que han estado detenidos por más de un año y se volvieron locos.

A pesar del recrudecimiento de sus condiciones y restricciones severas al derecho al asilo, los inmigrantes siguen buscando escapar desesperadamente de las guerras, la violencia y la desigualdad producto de más de un siglo de explotación imperialista estadounidense en sus países de origen en África, Oriente Medio, Asia y América Central. Cincuenta y cinco inmigrantes fueron encontrados en la parte trasera de un tráiler el martes por la noche en San Antonio, Texas. Varios tuvieron que ser hospitalizados.

Las políticas del Gobierno de Trump son extensiones de las políticas del Partido Demócrata y la Administración de Obama. No es el caso de que el papel demócrata ha sido uno de insuficiente oposición, sino de involucramiento directo en el planeamiento y la aplicación de las políticas antiinmigrantes que Trump está implementando con una ferocidad sin precedentes.

Los demócratas no han levantado ni un solo dedo para prevenir —ni por lo menos atrasar— el ataque en marcha contra los inmigrantes, algo evidenciado por su decisión de abandonar la protección de los beneficiarios del programa Acción Diferida para Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés). Los fiscales del Gobierno de Trump han citado a la Administración de Obama como precedente para sus medidas xenofóbicas, mientras que en California —uno de los centros de la guerra contra los inmigrantes— el gobernador demócrata, Jerry Brown, acordó desplegar a la Guardia Nacional en la frontera con México.

Describir estas políticas como “bipartidistas” en realidad subestima el papel pionero del Partido Demócrata, tanto bajo Bill Clinton como Barack Obama, en los ataques contra los inmigrantes.

El impacto para la clase obrera, tanto en un sentido material como político, ha sido devastador. Seis millones de niños estadounidenses viven en familias con al menos un miembro indocumentado, mientras que medio millón de niños experimentaron un arresto, detención o deportación de al menos un padre, solo entre el 2011 y el 2013. Un estudio muestra que las familias perdieron entre el 50 y 90 por ciento de sus ingresos en los primeros seis meses después del arresto o detención relacionados con procedimientos migratorios, o la deportación de un padre.

Los allanamientos en lugares de trabajo como el asalto de tipo militar llevado a cabo en los viveros de Sandusky, Ohio, la semana pasada muestran que el Gobierno está sentando un precedente para arrestar y detener a los trabajadores que realicen huelgas o protestas calificadas por los tribunales controlados por las empresas como “ilegales”. Los sindicatos y el Partido Demócrata apoyan el “derecho” del Gobierno a capturar a los trabajadores fuera de sus trabajos para llevárselos a campos de internamiento.

Las agencias encargadas con aplicar estas medidas, incluyendo el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), el ICE, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), representan amenazas para la clase obrera en su conjunto. Están compuestas significativamente de burócratas y oficiales policiales cuya composición política es de tendencia fascista.

A pesar de los esfuerzos de la prensa para restarle importancia a la ofensiva contra los inmigrantes, millones de personas han respondido con horror y disgusto ante las políticas de separación de familias y deportaciones masivas de Trump.

Por ejemplo, en Ohio, una encuesta del June Esquire y la Universidad de Suffolk encontró que solo el 27 por ciento de los electores de las elecciones de medio término quieren que su voto ayude a las políticas de Trump, incluyendo en inmigración, comparado con 49 por ciento que quieren oponerse a la dirección en la que Trump está conduciendo al país. La clase obrera estadounidense, unida por medio de conexiones familiares y el proceso de producción con trabajadores de todas las partes del mundo, es orgánicamente hostil hacia las políticas antiinmigrantes del Gobierno.

Por todo el mundo, las clases gobernantes están fomentando la xenofobia para culpar a los inmigrantes como chivos expiatorios por la continua crisis económica. En Italia, Francia, Alemania, Austria, Eslovenia, Hungría, Polonia y otras partes, han ganado prominencia partidos ultraderechistas, explotando el vacío producido por las políticas proempresariales y proguerra de los partidos socialdemócrartas.

En Italia, el Gobierno de la coalición entre el Movimiento 5 Estrellas y Lega ha generado una atmósfera propicia de pogromos contra los inmigrantes, al facilitar la brutalidad física contra los inmigrantes y rechazar la entrada del Aquarius, un bote abarrotado con 600 refugiados que buscaban escapar de África. Ya fallecieron dos de los refugiados de este bote. En Grecia, el Gobierno autoproclamado de “izquierda” de Syriza ha incumplido las órdenes judiciales internacionales que le han solicitado que deje ir a los inmigrantes que mantiene capturados en campos de detención en las islas del país.

En todo el mundo, el desmantelamiento de las máquinas de deportación es una cuestión de vida o muerte para la clase obrera, contra la cual serán utilizadas próximamente las políticas dictatoriales de arresto y detención. Esta demanda es hoy más crucial en EUA que en cualquier otra parte.

El Partido Socialista por la Igualdad (EUA) exige la abolición inmediata del ICE, la CBP y todas las agencias asociadas y responsables de la deportación de los inmigrantes. El PSI hace un llamamiento urgente a la movilización de la clase obrera para defender a los inmigrantes, un componente central de la lucha por unificar a todos los trabajadores contra sus enemigos comunes de clase —la oligarquía corporativa y financiera, todos sus representantes políticos y el sistema de lucro capitalista en su conjunto—.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 16 de junio de 2018)

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