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"Nos quieren divididos. Los trabajadores necesitan unirse en todas partes"

A raíz de los despidos de Lordstown, UAW fomenta nacionalismo antimexicano

Con los trabajadores de General Motors Lordstown furiosos por el despido de los trabajadores del segundo turno en la planta de montaje de Ohio el 22 de junio, eliminando unos 1.500 empleos, los oficiales del sindicato automotriz UAW están intentando descarrilar la ira de los trabajadores a través de un estallido nacionalista por la decisión anunciada de GM de construir el nuevo modelo de Chevrolet Blazer en México.

El UAW no levantó ni un dedo para oponerse a los despidos en Lordstown, donde solo queda uno de los tres turnos que había a principios del 2017 y aproximadamente 1.500 trabajadores de los 4.500 hace un año. En cambio, el sindicato UAW International y el sindicato local firmaron un memorándum de entendimiento secreto con GM para permitir la contratación de trabajadores por contrato, a la mitad del salario estándar, para ocupar puestos ocupados por trabajadores con antigüedad en la instalación que construye el automóvil Chevy Cruze.

Los trabajadores de Lordstown contactados por el Boletín de los Trabajadores Automotoresdel World Socialist Web Site informaron que, a raíz de los despidos, la gerencia estaba programando horas extras obligatorias para los trabajadores restantes, nuevamente sin oposición del sindicato.

Los trabajadores de Lordstown en el último día del segundo turno

Para desviar el enojo lejos de la compañía y el sindicato, el UAW ha emitido una serie de declaraciones denunciando la decisión de GM de construir el Blazer, rediseñado como un SUV, en su planta de Ramos Arizpe en México. GM dijo que tomó la decisión hace dos años cuando todas las plantas de SUV en Estados Unidos funcionaban a plena capacidad.

El nuevo vicepresidente del UAW para GM, Terry Dittes, calificó la decisión como "decepcionante para las familias del UAW". Dave Green, presidente del local 1112 del UAW en Lordstown, un implementador desde hace mucho tiempo de los dictados de la gerencia, calificó el anuncio de GM de "una patada en el estómago". El senador demócrata Sherrod Brown, de Ohio, emitió un comunicado en el que calificó la decisión de GM como "irresponsable".

Estas declaraciones chauvinistas vienen en medio de una cacería de brujas antiinmigrante de tinte fascista que está llevando a cabo la Administración de Trump, dirigida principalmente contra trabajadores mexicanos, quienes están siendo denunciados como "criminales" y "violadores". Justo días antes de los despidos de Lordstown, agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos allanó una planta empacadora de carne a solo 25 kilómetros de la planta de Lordstown y arrestó a 146 trabajadores, principalmente provenientes de Guatemala.

Los despidos de la compañía con sede en Detroit revelaron la mentira de que los trabajadores inmigrantes eran la causa de los bajos salarios y el desempleo. En cambio, los principales ejecutivos de GM y sus financistas de Wall Street, con el respaldo total de la UAW, tomaron la fría y calculada decisión de echar a miles de trabajadores a las calles para aumentar las ganancias de la compañía. Al mismo tiempo, GM ha derrochado sus ganancias multimillonarias, aumentadas aún más por los recortes a los impuestos corporativos de Trump, en recompras de acciones y pagos de dividendos para sus inversionistas más ricos.

Los métodos propios de la Gestapo siendo empleados contra los inmigrantes tienen en la mira a toda la clase trabajadora. Las redadas en los centros de trabajo y las detenciones masivas en Ohio son un ensayo general para el tipo de represión estatal que se desatará contra todos los trabajadores, nativos e inmigrantes, que luchen por defender sus trabajos y sus medios de subsistencia.

El papel del UAW es dividir a los trabajadores estadounidenses de sus hermanos y hermanas de clase en México y desviar y bloquear cualquier lucha contra los despidos y las condiciones intolerables en los lugares de trabajo.

La promoción por parte del UAW de su reaccionaria campaña “Buy American” (Compre productos estadounidenses) y sus llamados a imponer aranceles de importación encajan perfectamente con el programa fascista "America First" (EUA primero) de Trump. El UAW ha apoyado firmemente los aranceles de importación sobre los automóviles, al tiempo que guarda silencio sobre los ataques de Trump contra los trabajadores inmigrantes.

La lógica del programa proteccionista del UAW es que acaezca una guerra comercial, que al igual que en la década de 1930, sería la precursora de una guerra militar entre las principales potencias mundiales. En cuanto a la protección del empleo, los fabricantes mundiales de automóviles, incluido GM, han advertido que una guerra comercial provocaría grandes pérdidas de empleos en EUA. Calculan que el precio de un vehículo nuevo promedio en los Estados Unidos aumentará $5.800.

Candy, una veterana trabajadora de Lordstown, aceptó la oferta de GM en lugar de seguir trabajando en un entorno deteriorado de la planta. "Siento que me obligaron a salir", dijo. "Es como una maquila allí", agregó. "No solo está sucediendo en el sector automotriz", continuó. "Lo están haciendo en todas partes, en UPS en FedEx, a los maestros. No sé dónde va a terminar esto".

Cuando se le preguntó qué pensaba sobre el intento del UAW de enfrentar a los trabajadores de Lordstown contra los trabajadores en México, Candy dijo: "Cuando la gente dice 'Buy American', digo que hay partes provenientes de otros países en todo el mundo. Ellos nos quieren divididos. Creo que los trabajadores necesitan unirse en todas partes".

Los trabajadores de Lordstown se enojaron por un memorando de entendimiento secreto firmado por el UAW a principios de este año que le permite a GM contratar a trabajadores de GM Subsystems LLC, una subsidiaria de GM, para realizar trabajos de manejo de materiales previamente realizados por empleados regulares de GM. Los trabajadores de GM Subsystems ganan alrededor de $15 por hora, la mitad de los salarios de los trabajadores de nivel uno.

El memorando de entendimiento fue firmado por la entonces vicepresidenta de UAW para GM, Cindy Estrada, así como por los líderes del local 1112. Después de que el trato se hiciera público, provocó tal indignación que Estrada se vio obligada a emitir una disculpa falsa, alegando que el acuerdo entreguista era necesario para preservar los empleos en Lordstown y la planta de Lake Orion en los suburbios de Detroit.

Tras la reciente Convención Constitucional del UAW, el recientemente instalado presidente del UAW, Doug Jones, transfirió a Estrada al departamento de Chrysler y trajo a Dittes, el exvicepresidente de Chrysler, a GM.

La degradación efectiva de Estrada se produjo ante una investigación federal sobre si su organización benéfica privada sirvió como un conducto para la transferencia ilegal de fondos de los centros de capacitación de gestión conjunta del UAW. Tres altos funcionarios de UAW con el departamento de Fiat Chrysler ya han sido acusados de recibir pagos ilegales de parte de la gerencia con el objetivo de influir en las negociaciones y dos se han declarado culpables. Los investigadores han etiquetado a la UAW como un "coconspirador" en la trama ilegal.

Mike, otro trabajador veterano, dijo: "Es ridículo lo que está sucediendo. Todos los contratos que el sindicato firmó deben ser declarados nulos. Los [ejecutivos del] UAW se dieron un aumento salarial del 31 por ciento y quieren traer personal a nuestra planta con un costo de $15 por hora.

"Nos tratan como mie--a. No somos máquinas. Por lo que lucharon los trabajadores en la década de 1930, el UAW lo ha tachado con un bolígrafo. ¿Por qué alguien querría trabajar en este lugar en lugar de Lowe's, Home Depot o Best Buy?”.

Cerca de 600 trabajadores en la planta de Lordstown tomaron ofertas de compra, renunciando a sus derechos de retirada y prohibiéndoles un futuro empleo con GM. Según los informes, otros trabajadores fueron transferidos a la planta de GM en Spring Hill, Tennessee, donde comenzarán con una antigüedad de cero años en toda la planta, lo que significa que serán los primeros en ser despedidos en caso de futuros recortes de empleos.

La gerencia está llevando a cabo una campaña sistemática, con la complicidad del UAW, para eliminar a los trabajadores de primer nivel mejor pagados y reemplazarlos por trabajadores de segundo nivel o por contrato para reducir los costos.

"Nos han comprado y han transferido a trabajadores a Spring Hill, para que puedan traer a más personas a la mitad de los salarios", dijo Candy. "Algunos de los que tomaron la oferta eran más jóvenes. Estaban hartos. Las condiciones son horribles".

Señaló que el UAW había presidido la destrucción de sus puestos de trabajo en Lordstown mientras promovía su nacionalismo reaccionario.

"Cuando comencé a trabajar aquí, teníamos 14.000 trabajadores en las dos plantas. Externalizaron una gran parte de esos puestos a otras compañías, como CLI, [Logística integral] que paga a las personas $10 o $12 por hora. Ahora los traerán a la planta y les rentarán el espacio. Ahora tienen transportistas que transportan las partes por $25 por viaje redondo. Se desharán de nuestros transportistas. Creo que eventualmente dejarán la planta de GM con solo 400 personas”.

Cuando se le preguntó sobre el papel del UAW, Candy dijo: "Creo que los sobornaron y compraron. No están trabajando para la gente. Todo lo que hacen es reducir los costos, no les importan las condiciones.

"He visto esto venir por años. No tienes voz. Pueden ponerte donde quieran en cualquier momento. No es seguro. Algunas personas ni siquiera pueden hacer los trabajos que se les asignan, pero los gerentes no quieren escuchar lo que tienes que decir. Si le preguntas a un miembro del comité (UAW), ellos simplemente se pararán allí con los brazos cruzados".

(Artículo publicado originalmente en inglés el 3 de julio de 2018)

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