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Perspectiva

La OTAN, en guerra consigo misma, se rearma para conflicto con el mundo

La cobertura mediática de la cumbre de la OTAN estuvo dominada por las tensiones entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y los aliados militares de Washington, particularmente Alemania, en medio del recrudecimiento de una guerra comercial internacional lanzada por la Casa Blanca el mes pasado.

Pese a las señales de división, topadas por las demandas mafiosas de Trump de un mayor gasto militar por parte de sus aliados “delincuentes” de la OTAN, todos los miembros de la alianza reafirmaron su compromiso con un rearme militar masivo que será costeado por medio de recortes agresivos a la infraestructura pública y ataques contra la posición social de la clase obrera.

Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, declaró al finalizar la cumbre que “tras años de declive, en los que los Aliados han recortado miles de millones, ahora están añadiendo miles de millones. Celebró que, durante el último año y medio, “los Aliados europeos y Canadá han adicionado 41 mil millones de dólares al gasto en defensa”.

El resultado más inmediato y tangible de la reunión fue el plan de la OTAN para expandir el número de fuerzas militares en estado de alerta para atacar a Rusia o a cualquier otro país de forma inmediata. La resolución de la cumbre declara que “los Aliados ofrecerán 30 buques de guerra importantes adicionales, 30 batallones grandes o medianos para maniobras y 30 escuadrones aéreos para ataques cinéticos, con fuerzas acompañantes, con una disposición de 30 días o menos”.

La resolución reafirmó los pasos de la OTAN para el despliegue de “cuatro grupos de batalla multinacionales listos para combate y de tamaño de batallón en Estonia, Letonia, Lituania y Polonia”, incluyendo “más de 4.500 tropas de la Alianza capaces de operar junto a fuerzas de defensa locales”. Todo esto se prepara tan solo a cientos de kilómetros de la segunda mayor ciudad rusa, San Petersburgo.

La cumbre también acordó crear dos nuevas sedes de comando: una en Norfolk, Virginia, “para focalizarnos en la defensa de las líneas transatlánticas de comunicación”, y otra en Alemania para “asegurar la libre operación y mantenimiento en la retaguardia para apoyar el movimiento rápido de tropas y equipo en dirección hacia, a través y desde Europa”.

La resolución reafirma la expansión del arsenal nuclear de la OTAN. “Mientras existan las armas nucleares, la OTAN seguirá siendo una alianza nuclear. Las fuerzas estratégicas de la Alianza, particularmente las de Estados Unidos, son una garantía suprema para la seguridad de los Aliados”.

Se comprometió además a continuar la expansión de la OTAN hacia el este, reiterando los planes de la OTAN para invitar a Macedonia, Ucrania y Georgia a unirse a la alianza antirrusa.

La acumulación masiva de fuerzas militares en toda Europa será financiada por medio de una intensificación de los ataques contra la clase trabajadora, por medio del desmantelamiento de la seguridad social y, según el diseño creado por el presidente francés, Emmanuel Macron, con recortes a los salarios y las prestaciones de los trabajadores estatales y la privatización de activos estatales.

Trump ha dejado claro que su demanda de un mayor gasto militar europeo es inseparable de sus políticas mercantilistas que buscan mejorar el balance comercial estadounidense con Alemania, el tercer mayor exportador del mundo después de China y EUA.

Sus denuncias contra Alemania por la compra de gas natural de Rusia fue un punto central en la cumbre. Desde el punto de vista de Trump, Alemania, la cual exporta dos veces más a EUA de lo que importa, tiene la obligación de comprar gas natural estadounidense a precios elevados si quiere recibir la “protección” del ejército estadounidense.

Persiguiendo este conflicto comercial con Alemania, Trump ha desestabilizar conscientemente a la Unión Europea, como lo dejó claro su declaración de que apoya una salida británica de la UE o brexit “dura”. Ha promovido a movimientos políticos ultraderechistas y euroescépticos, cuyas denuncias contra la “burocracia de Bruselas” no son más que una cubierta para los antagonismos nacionales con Alemania, el poder dominante de la UE.

Sin embargo, este es un juego sumamente peligroso. El centro de pensamiento Stratfor, analizando la cumbre de la OTAN, advirtió que Europa es un “continente partido por rivalidades”.

“La estrategia estadounidense para tratar con Rusia seguirá estando inminentemente vinculada a su manejo de la balanza de poder en el continente europeo”, continúa. “Reino Unido se encuentra demasiado consumido por su divorcio con el bloque para asumir su papel tradicional de equilibrio para el continente. Eso se deshace de la tercera pata de la triada de grandes potencias europeas, dejando al inquieto par de Francia y Alemania para prevenir que el continente descienda en un patrón de conflictos sumamente familiar”.

Stratfor añade: “Sin embargo, una cosa es que el presidente estadounidense reconozca y opere dentro de los límites de una realidad incómoda sin perder de vista su imperativo central: mantener la balanza de poder en Europa todavía es esencial para que EUA pueda manejar una competición cada vez mayor contra Rusia y China y cualquier distracción que aparezca al margen. Pero es algo diferente azuzar de forma activa las brasas nacionalistas en el continente y fomentar el desencadenante de un bloque imperfecto por medio de ataques comerciales y amenazas transaccionales sobre seguridad. Esto último es jugar con fuego”.

Pero “jugar con fuego” es exactamente la estrategia de Trump en la política nacional e internacional. Reflejando los instintos de un especulador cuasicriminal en bienes raíces, Trump tiende a denunciar todo embuste, tanto de aliados como enemigos.

Edward Luce, comentando el jueves en el Financial Times, indicó que “Trump sabe más de lo que sus críticos dicen” porque “instintivamente capta el mínimo aceptable para otras personas”. Añade: “El demagogo más letal es aquel que entiende una realidad subyacente. El Sr. Trump sabe que Europa necesita a EUA más de lo que EUA necesita a Europa”.

Mientras que está “destruyendo alianzas” y “reduciendo la influencia global de Washington”, el “mayor perdedor es Europa. Su supervivencia depende de la garantía de EUA”.

En otras palabras, las acciones de Trump, por más “controversiales” que sean, reflejan algo objetivo en la posición objetiva de EUA en el orden geopolítico y económico mundial. Al reconocer el papel estadounidense como el de una piedra angular reaccionaria para el imperialismo global, Trump está exigiendo dinero por “protección” por parte de sus “aliados”, sin importar que venga al costo de la estabilidad del orden geopolítico en sí.

En el torbellino del último mes, el presidente estadounidense hundió la cumbre del G-7, lanzó una guerra comercial contra Europa y China, celebró una cumbre con Corea del Norte con la esperanza de enfrentarla contra China y está a punto de reunirse con Vladimir Putin para enfrentar a Rusia contra Irán. Ha lanzado todas las alianzas internacionales al aire, buscando extraer la mayor cantidad de concesiones comerciales, económicas y militares de sus “aliados” y “enemigos”.

Este turbulento y caótico orden global rememora la situación geopolítica de la década de 1930 que fue testigo de un desfile interminable de alianzas creadas un día y disueltas el siguiente. En dicho periodo, cada nueva alianza y rompimiento fue tan solo el preludio para el estallido de la guerra mundial.

Tanto en ese entonces como ahora, cada país se está rearmando hasta los dientes en medio del estallido de una guerra comercial y el auge y promoción de movimientos fascistas en toda Europa.

El resultado de la cumbre de la OTAN, el cual consiste en una peculiar combinación de rearme masivo y divisiones explosivas, agrava substancialmente el peligro de una guerra mundial. No es posible predecir quiénes contenderán ni por cuál razón nominal. No obstante, todos aquellos que afirmaron que la disolución de la Unión Soviética convertiría a la OTAN en una alianza “pacífica” y “democrática” han quedado expuestos como una sarta de charlatanes.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 13 de julio de 2018)

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