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Perspectiva

Trump amenaza a Irán con una guerra catastrófica

El mandatario estadounidense, Donald Trump emitió una escalofriante amenaza de una guerra total con Irán el domingo por la noche.

Empleando un lenguaje similar al que utilizó para amenazar a Corea del Norte, un país con 25 millones de personas, con una aniquilación total, el comandante en jefe tuiteó que Irán “SUFRIRÍA CONSECUENCIAS QUE POCOS EN LA HISTORIA HAN SUFRIDO, si se atrevería ‘EN CUALQUIER MOMENTO’ a ‘AMENAZAR’ a Washington ‘DE NUEVO’”.

El tuit de Trump, resaltado con mayúsculas, no fue una bravata aislada. Su Gobierno está persiguiendo una campaña provocativa e imprudente por un cambio de régimen en Irán que amenaza con desatar una catastrófica guerra que se propagaría en Oriente Próximo como un fósforo y que podría llevar a un conflicto directo entre EUA y otras de las mayores potencias.

En mayo, Washington destruyó el acuerdo nuclear con Irán del 2015 y retomó la guerra económica de plena escala contra Irán, un acto ilegal que equivale a una declaratoria de guerra. Las sanciones programadas para el mes siguiente volverán a afectar el sector automotriz iraní y su comercio de oro y otros metales. En noviembre, entrarán en vigor sanciones dirigidas contra el sector energético, naviero y asegurador de Irán, además de las transacciones del Banco Central.

Washington ha prometido reducir prácticamente a cero las exportaciones petroleras de Irán, las cuales constituyen el grueso de los ingresos estatales. Hasta la fecha, se ha rehusado a otorgarles excepciones a sus supuestos aliados en Europa y Asia respecto a dichas sanciones contra Irán, amenazando con excluirlos del mercado estadounidense y del sistema financiero si no se atienen al embargo unilateral estadounidense contra Irán.

El Pentágono ya está involucrado en enfrentamientos con fuerzas iraníes. Las tropas estadounidenses en Siria, desplegadas ostensiblemente para luchar contra el Estado Islámico, han atacado frecuentemente a las fuerzas de la Guardia Islámica Revolucionaria de Irán que están apoyando al régimen de Bashar al Asad. Al mismo tiempo, Washington está proveyéndole un apoyo logístico y táctico vital a la guerra salvaje de la monarquía saudí en Yemen en contra de los hutíes, quienes son apoyados por Irán.

El martes, John Bolton, el asesor de seguridad nacional de Trump y un impulsor desde hace mucho tiempo de la guerra estadounidense contra Irán, reiteró entusiásticamente la amenaza de Trump, declarando que el mandatario le había indicado que “si Irán no hace nada para desistir, pagarán un precio como el que pocos países han pagado jamás”.

Trump publicó su ominoso tuit el domingo en respuesta a la advertencia del presidente iraní Hasan Rouhani de que, si EUA insistía en querer destruir la economía iraní e instalar un régimen proestadounidense en Teherán, podría provocar “la madre de todas las guerras”.

Más temprano este mes, Rouhani, al no poder conseguir un compromiso con las potencias europeas de que no se doblegarían ante la presión estadounidense ni abandonarían sus obligaciones bajo el acuerdo nuclear, comentó que si Irán perdiera su derecho de exportar petróleo, cerraría el estrecho de Ormuz.

En pocas horas, el Pentágono emitió una declaración prometiendo garantizar “la libertad de navegación y el libre flujo de comercio” por medio del estrecho, el cual es un conducto para una quinta parte de las exportaciones de petróleo del mundo.

Las declaraciones de Trump de que Irán está amenazando a EUA son absurdas.

El imperialismo estadounidense fue el que por un cuarto de siglo sirvió como el respaldo para la dictadura tiránica del sha y el que, con el objetivo de volver a convertir a Irán en una neocolonia, ha librado por cuatro décadas una avalancha de sanciones, matonismo y amenazas de guerra contra la República Islámica —el régimen nacionalista burgués que cooptó la revolución popular que destronó al sha—.

Washington fue el que invadió ilegalmente al país al vecino al noreste de Irán, Afganistán, en el 2001 y a su vecino al oeste, Irak, en el 2003, algo de lo que altos funcionarios del Gobierno de Bush, incluidos Bolton y su vicepresidente Dick Cheney, presentaron como el preludio de un cambio de régimen en Teherán.

Fue Estados Unidos el que libró guerras devastadoras desde 1991 persiguiendo el dominio irrestricto de la principal región productora de petróleo del mundo, en Oriente Próximo y el Norte de África que han asolado sociedades enteras y se han cobrado millones de muertos, heridos y desplazados.

Entre el 2011 y el 2015, fue EUA el que encabezó la imposición de las sanciones que recortaron las exportaciones de petróleo de Irán y deterioraron severamente la economía. Esto se produjo mientras amenazaba repetidamente a Irán con una guerra si no se subordinaba a las demandas de Washington de que desmantelara el programa nuclear civil, mientras continúa armando a Israel, Arabia Saudita y otros Estados clientelares en la región con decenas de miles de millones de dólares de armas de alta tecnología.

Además, fue el Gobierno de Trump el que ha desechado el acuerdo nuclear con Irán y que ahora está librando una guerra económica total contra Irán, pese a que el Organismo Internacional de Energía Atómica ha certificado que Teherán ha cumplido completamente con el acuerdo nuclear del 2015.

El lunes, varios demócratas y oficiales retirados del Pentágono y la CIA criticaron el tuit militarista de Trump. El “agitador” demócrata de la Cámara de Representantes, Steny Hoyer, dijo que Trump estaba creando una distracción de su actuación “antiestadounidense” en la reunión del 16 de julio con el presidente ruso, Vladimir Putin, en Helsinki. “Es débil con Putin y quiere probar que es rudo con Rouhani”, le comentó Hoyer al Washington Post.

Los demócratas comparten el mismo objetivo que la política “America First” (EUA ante todo) de Trump —el de reafirmar la hegemonía global de EUA— y, al igual que los republicanos, han sido cómplices de la campaña desde 1991 de utilizar el poderío militar residual de EUA para compensar la vasta erosión de su posición relativa económica y global.

Sin embargo, existen diferencias tácticas profundas y explosivas sobre cómo proseguir. Esto lo ejemplifica el frenesí de los demócratas, fomentado en estrecha colaboración con la CIA y amplias secciones del aparato militar y de seguridad, llamando a Trump “débil” en su trato a Putin o incluso su títere.

Esta facción de la élite gobernante estadounidense está intransigentemente opuesta a cualquier repliegue de la ofensiva militar y estratégica estadounidense contra Rusia y considera que la priorización de una confrontación inmediata con Irán es una distracción del conflicto con su temible enemigo estratégico. Ha estado impulsando una escalada militar masiva de EUA en Siria, alegando que esto le daría un golpe duro a Rusia, mientras que aumenta simultáneamente la presión estratégica sobre Irán.

Al mismo tiempo, Trump calcula que un acercamiento temporario con Rusia podría ser de uso para los intereses estadounidenses. Principalmente, para contrarrestar el alineamiento estratégico entre Rusia y China, pero también para facilitar la campaña militar estadounidense contra Irán.

Uno de los objetivos de Trump en Helsinki fue presionar a Putin para que impulsara la eliminación, o al menos la disminución, de la influencia iraní en Siria como parte de las negociaciones de “paz”. Rusia, debe notarse, le ha dado efectivamente a los israelíes y estadounidenses libertad para atacar a fuerzas iraníes en Siria.

La impulsiva incitación de una confrontación con Irán por parte de Trump está vinculada con sus cálculos de que China debe ser confrontadas lo antes posible. La resubordinación de Irán le daría a EUA un control férreo de los recursos petroleros en Oriente Próximo, los cuales son vitales para la economía china, y le permitiría eliminar un importante nexo de la estrategia de China de “Un cinturón, una ruta”, la cual procura una mayor integración de Eurasia.

Sea cual fuere el resultado de este conflicto sobre la mejor forma de avanzar los objetivos predatorios del imperialismo estadounidense, Washington está siguiendo inexorablemente el camino de una explosión volcánica que amenaza con detonar una catástrofe para la población de Oriente Próximo y el mundo.

En lo que se refiere a las potencias imperialistas europeas, reenvían las políticas de Trump solo porque esto amenaza sus propios intereses, incluyendo sus planes para capturar los recursos energéticos y mercados en Irán. Por ende, Berlín, Londres y París han respondido a la escalada de violencia imperialista estadounidense tras la implosión financiera global del 2008 armándose hasta los dientes.

El resurgimiento de la lucha de clases en todo el mundo, incluyendo en EUA y Oriente Próximo, subraya que la lucha contra las guerras imperialistas debe basarse en la movilización política independiente de la clase obrera internacional y la lucha por el socialismo.

(Publicado originalmente en inglés el 24 de julio de 2018)

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