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Protesta masiva encabezada por drusos contra la ley del Estado nación en Israel

Decenas de miles de israelíes, agitando banderas drusas e israelíes y pidiendo igualdad, se reunieron el sábado en la plaza Rabin en el centro de Tel Aviv para manifestarse en contra de la ley del Estado nación que consagra la supremacía judía.

Los drusos están enojados por ser tratados como ciudadanos de segunda clase.

Los reportes indican que la manifestación tenía alrededor de 150.000 personas, convirtiéndose en el mitin druso más grande de la historia. También hubo decenas de manifestantes frente a la casa del ministro de Finanzas, Moshe Kahlon, en la ciudad norteña de Haifa.

Los drusos son una secta musulmana minoritaria, con aproximadamente 120.000 seguidores en Israel, menos del 2 por ciento de su población, pero con comunidades drusas más grandes los países vecinos de Líbano y Siria.

A diferencia de otros israelíes palestinos, que junto con la comunidad circasiana y los beduinos forman el 21 por ciento de los nueve millones de habitantes de Israel y están exentos del servicio militar, los drusos sirven en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), la Policía Fronteriza y la Administración Civil y participan activamente en el Gobierno y medios de comunicación, con algunos de ellos en altos cargos.

La ley del Estado nación consagra a Israel como "el hogar nacional del pueblo judío" y declara que "el derecho a ejercer la autodeterminación nacional en el Estado de Israel es exclusivo del pueblo judío". Incluye a los judíos no solo en Israel sino en toda la diáspora que tiene el derecho automático a la inmigración y la ciudadanía, y proclama Jerusalén "completa y unida" como la capital de Israel.

Asimismo, sanciona el apartheid de árabes de comunidades exclusivamente judías, declarando: "El Estado ve el desarrollo del asentamiento judío como un interés nacional y actuará para alentar y promover su establecimiento y consolidación". Degrada el idioma árabe, eliminándolo como idioma oficial del Estado, y otorga un lugar oficial y exclusivo a los símbolos judíos, incluyendo la declaración de la "Hatikva" como himno nacional. Impide que los palestinos obtengan la ciudadanía israelí al casarse con israelíes y que futuros solicitantes de asilo entren en Israel.

La ley no hace mención de los ciudadanos no judíos de Israel, la democracia ni la igualdad y ha provocado críticas generalizadas de los ciudadanos palestinos de Israel, los partidos de oposición y los grupos judíos en el extranjero. Las críticas de los drusos –a pesar de su pequeño número— son significativas debido a su apoyo incondicional previo al Estado israelí. Desde la promulgación de la ley el 19 de julio, varios oficiales drusos de las FDI han dicho que renunciarán a sus comisiones en señal de protesta, mientras que Zuheir Bahloul, un legislador israelí palestino, ha renunciado a su puesto.

La manifestación se produce después de semanas de protestas de la minoría drusa y otros grupos. Los líderes palestinos en Israel han presentado una petición al Tribunal Supremo sobre la nueva ley, diciendo que es "racista, colonialista e ilegítima" porque niega los derechos civiles y nacionales de los palestinos en su tierra natal.

El primer ministro Benyamin Netanyahu, quien promovió la legislación, se ha negado reiteradamente a enmendar la ley. Pero, para tratar de apaciguar a los drusos, esbozó nuevas medidas para consagrar legalmente su estatus especial dentro de la sociedad israelí, reconocer su servicio al Estado y aumentar los fondos para sus pueblos.

Este esfuerzo falló. Tal es el enojo entre la comunidad drusa que los líderes religiosos tradicionales, encabezados por el jeque Muwafak Tarif, con quienes sucesivos Gobiernos israelíes han podido contar, se negaron a ceder.

La manifestación de protesta estuvo dirigida principalmente por altos líderes drusos, principalmente oficiales del ejército jubilados y alcaldes, y se pronunciaron el jeque Tarif y el alcalde de Yarka, Wahib Habish. Sin embargo, también se dirigía en contra de los líderes tradicionales. Las pancartas, consignas y cánticos incluían, "Queremos la igualdad" y "Sí a la igualdad; no al soborno".

Pese a que otros israelíes palestinos e israelíes judíos también se unieron a la manifestación, la plataforma no hizo un llamado más amplio para la unidad contra las políticas racistas del Gobierno, sus ataques a las condiciones sociales y económicas de los trabajadores israelíes ni su militarismo contra Irán, amenazando con desatar una gran guerra en Oriente Próximo.

También asistieron exgenerales de las FDI y jefes retirados de las agencias de espionaje israelíes Mosad y Shin Bet, el general de brigada drusa, Amal As'ad, los exdirectores del Shin Bet, Yuval Diskin y Ami Ayalon, el alcalde de Tel Aviv, Ron Huldai, y la presentadora de televisión y comentarista, Lucy Aharish.

Han intervenido para evitar que la oposición al programa legislativo de Netanyahu se salga de control y que haya más renuncias de altos cargos o incluso el rechazo del servicio militar por completo.

Diskin llamó la ley una "abominación", mientras que Huldai dijo que la ley era una "mancha fea" sobre la democracia de Israel y pidió que se cancelara o cambiara. El extitular del Mosad, Tamir Pardo, calificó la nueva ley como una "injusticia" para la minoría palestina de Israel, especialmente los drusos.

El exjefe de personal de las FDI, Gabi Ashkenazi, proclamó en la manifestación: "Estoy aquí para decirles que estoy con ellos, los conozco desde hace décadas, hemos luchado juntos y hemos muerto juntos".

El jefe del Estado Mayor de las FDI, Gadi Eisenkot, también trató de aplacar la ira de los drusos, asegurándoles que la "camaradería de soldados con nuestros hermanos drusos, beduinos y de otros grupos minoritarios que sirven en las FDI continuarán guiándonos en nuestro camino".

El día siguiente, Netanyahu defendió firmemente la ley y dijo que era "vital" para garantizar que "Israel siga siendo el Estado nación judío para las generaciones venideras".

"Sin la ley del Estado nación, el futuro de Israel como Estado nación de los judíos no puede garantizarse", dijo.

El ministro de Seguridad Pública, Gilad Erdan, respondió a las protestas acusando a quienes tengan una agenda política antigubernamental de "agitar divisiones" en la sociedad israelí sobre la nueva ley, una referencia a las acusaciones de que la izquierda fue responsable de financiar varias protestas, incluida la manifestación del sábado por la noche que surgió a raíz de acuerdos entre los líderes drusos y los activistas del Partido Laborista. Luego, reiteró el estribillo mentiroso del Gobierno, "No hay una palabra en esta ley que hiera a la comunidad drusa o cualquier otra comunidad".

El giro abierto de Israel hacia una política racista es una señal de que se intensificarán los ataques tanto contra los palestinos en Israel y los Territorios Ocupados como contra los derechos sociales y democráticos de todos los trabajadores.

Netanyahu ya está tomando medidas enérgicas contra los medios disidentes y buscando criminalizar la oposición política a sus políticas dentro y fuera de Israel, trabajando estrechamente con las gigantes corporaciones tecnológicas PayPal, Facebook y Google para cerrar las plataformas que apoyan los derechos de los palestinos.

En diciembre pasado, un informe israelí indicó que el Ministerio de Asuntos Estratégicos tenía un presupuesto de unos $70 millones para "estar en el frente de la batalla contra la deslegitimación, adoptando métodos de los campos de inteligencia y tecnología".

Israel está amargamente dividido en líneas de clase, con una tasa de pobreza superior al 21 por ciento, la más alta en el mundo desarrollado. Los últimos meses han sido testigo de un aumento en las protestas y huelgas de la clase trabajadora, y el Gobierno de Netanyahu está tratando de contener este movimiento y canalizarlo detrás de una política de racismo antiárabe y chauvinismo judío.

Está empezando un nuevo resurgimiento de la clase trabajadora, con las enfermeras preparadas para comenzar una huelga abierta el martes. Esto apunta el camino adelante para las masas de trabajadores judíos y árabes a través de una lucha unificada para derrocar y reemplazar al Estado sionista y los regímenes burgueses árabes, y forjar los Estados Unidos Socialistas de Oriente Próximo.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 8 de agosto de 2018)

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