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Un desfile de reacción y militarismo en acto conmemorativo de McCain

El acto conmemorativo del sábado para el senador John McCain, celebrado en la Catedral Nacional en Washington, DC, y transmitido por una media docena de cadenas de televisión y cable, fue un homenaje oficialmente aprobado al militarismo y la guerra.

En honor al belicista McCain, ferviente simpatizante de la agresión estadounidense contra Vietnam, Siria, Yemen, entre otros países, se reunieron presidentes, vicepresidentes, senadores, congresistas y funcionarios de seguridad nacional de los dos partidos del imperialismo estadounidense. Se sentaron uno al lado del otro en los bancos de la Catedral Nacional, demócratas con republicanos, Clinton y Obama con Bush, dando una demostración viviente de la unidad de la elite gobernante estadounidense.

Estuvieron presentes algunos de los más notorios perpetradores de crímenes de guerra que se remontan a hace más de medio siglo. Sería difícil calcular con precisión cuántos millones de personas han muerto a causa de las guerras, las intervenciones, las guerras civiles y los golpes militares instigados u ordenados por las personas en esa catedral. El solo hecho de enumerar los países atormentados o devastados bajo sus órdenes sugiere la escala de sus crímenes: Vietnam, Laos, Camboya, Chile, Argentina, Bolivia, Perú, Nicaragua, Guatemala, Honduras, El Salvador, Panamá, Haití, Granada, Serbia, Irak, Irán, Siria, Líbano, Yemen, Afganistán, Pakistán, Tailandia, Indonesia, Egipto, Libia, Malí, Níger, Somalia...

Sentados en la audiencia figuraban personas tan repugnantes como el exvicepresidente Richard Cheney, secretario de Defensa durante la primera guerra en Iraq, arquitecto político de la segunda guerra en Irak y defensor de la tortura; el expresidente Bill Clinton, comandante en jefe durante las operaciones militares de EUA en Somalia, Bosnia, Irak y Kosovo, Hillary Clinton, defensora de las guerras en Afganistán, Irak, Libia y Siria que solo perdió la oportunidad de llevar a cabo las últimas mencionadas debido al fracaso de su campaña presidencial de 2016. Se les unieron varios políticos que están audicionando para perpetrar futuros crímenes de guerra: los potenciales candidatos presidenciales demócratas de 2020, la senadora Elizabeth Warren y el exvicepresidente Joe Biden.

A pesar de las afirmaciones de que la ceremonia reflejaba un repudio a las políticas de la Administración Trump, debido a que el presidente Trump fue específicamente no invitado, hubo una participación sólida de funcionarios actuales, incluidos aquellos directamente responsables de los crímenes en marcha del imperialismo estadounidense en Siria, Yemen, Afganistán y otros lugares. Estos incluían a los generales jubilados James Mattis y John Kelly, así como al exembajador estadounidense ante la ONU John Bolton, que ahora sirven al imperialismo estadounidense como instrumentos de la política exterior del presidente Trump como su secretario de defensa, jefe de gabinete y asesor de seguridad nacional, respectivamente. La hija de Trump, Ivanka, y su esposo Jared Kushner también asistieron, un día después de que el gobierno de los EUA, según una política supervisada por Kushner, cortara todos los fondos para los refugiados palestinos en Cisjordania y Gaza.

Henry Kissinger, de 95 años, el mayor gánster imperialista ahí, fue consejero de seguridad nacional y luego secretario de Estado durante gran parte de la guerra de Vietnam, además de dirigir el golpe militar respaldado por la CIA en Chile en 1973, dio uno de los elogios fúnebres para McCain. Pareció admitir el declive dramático en la posición mundial del imperialismo estadounidense durante muchas décadas, diciendo: "Como la mayoría de la gente de mi edad, siento un anhelo por lo que se pierde y no se puede restaurar".

El exsenador Joseph Lieberman también pronunció un elogio, quizás el más vacío de todos, al afirmar: "El nombre John McCain fue una fuente de esperanza e inspiración para las personas oprimidas de todo el mundo". De hecho, el nombre John McCain significaba poco o nada fuera del dominio de los medios corporativos estadounidenses, los cuales enaltecieron al senador republicano más allá de lo absurdo. Si bien su muerte produjo una serie de mitos durante toda una semana en los Estados Unidos, en el resto de lugares, la humanidad bostezó colectivamente y se ocupó de sus asuntos.

En cuanto a las personas oprimidas de todo el mundo, muchas de ellas se dedican a la lucha contra los regímenes armados y financiados por el Gobierno de los Estados Unidos. Su único encuentro con John McCain será cuando las bombas y los misiles proporcionados en virtud de la Ley de Autorización de Defensa Nacional John McCain de 2018, el proyecto de ley del presupuesto del Pentágono nombrado en su honor, lleguen a aplastar sus hogares.

Los dos principales elogios de McCain fueron pronunciados por los dos expresidentes que lo derrotaron en comicios presidenciales: George W. Bush, quien lo venció en la contienda por la nominación presidencial republicana en 2000, y Barack Obama, quien ganó las elecciones presidenciales de 2008. McCain presuntamente seleccionó y reclutó a sus dos panegiristas antes de su muerte, en parte para ofender al actual presidente, con el que McCain se enfrentó repetidamente, principalmente por su política exterior, pero principalmente para demostrar la unidad bipartidista detrás de la defensa al imperialismo estadounidense, su razón de ser.

El elogio de Bush incluyó los tributos habituales a la supuesta defensa de la libertad y de los oprimidos por parte de McCain, refiriéndose a "la combinación de coraje y decencia que definió el llamado de John". Bush continuó: "Es esta combinación de coraje y decencia la que hace que el ejército estadounidense sea algo nuevo en la historia: un poder sin igual para el bien".

Esto fue más que una habitual glorificación de las barbaridades imperialistas estadounidenses en todo el mundo, llevada a un extremo tan demente que el negro es blanco, y la fuerza militar que ha matado a más personas inocentes que cualquier otra desde la Alemania nazi es declarada como "un poder sin igual para el bien".

Bush estaba dando por adelantado su sello de aprobación y el de su audiencia para cualquier acción que el ejército estadounidense deba emprender dentro de los Estados Unidos, ya sea interviniendo contra Trump, como la culminación de la campaña en contra de Rusia que ha liderado el aparato militar y de inteligencia, o mediante la intervención, con o sin Trump, en caso de luchas masivas por parte de la clase obrera estadounidense que desafíen al capitalismo estadounidense desde adentro.

El elogio de cierre, y (naturalmente) el más superficial e interminable provino del expresidente Obama, quien elogió a McCain como "un hombre extraordinario: un guerrero, un estadista, un patriota que encarnaba mucho de lo mejor de Estados Unidos". No se vio en ninguna parte la retórica de campaña de Obama de 2008, cuando declaró que la derrota de McCain era absolutamente necesaria para generar "esperanza" y "cambio".

Como Obama dijo más tarde en sus comentarios, "mientras John y yo discrepamos sobre todo tipo de asuntos de política exterior, nos unía el papel de Estados Unidos como la única nación indispensable, creyendo que con gran poder y grandes bendiciones hay una gran responsabilidad ... más allá de lo dicho y hecho, estábamos en el mismo equipo. Nunca dudé que estábamos en el mismo equipo".

Cabe notar que Obama hizo prácticamente la misma declaración sobre Donald Trump en noviembre de 2016, después de su victoria electoral sobre Clinton. La carrera electoral entre demócratas y republicanos es solo un “juego interno amistoso”, dijo Obama después de reunirse con Trump en la Casa Blanca. En realidad, los dos partidos estaban "en el mismo equipo".

Fue precisamente esta unidad bipartidista, no su postura anti-Trump, la característica más importante del funeral de McCain. Esta unidad no está dirigida contra Trump, como lo afirmaron varias veces los comentaristas de la prensa durante los cinco días de las ceremonias oficiales de duelo. Por el contrario, tan pronto como McCain sea enterrado, el Senado estadounidense abordará y sellará la nominación de Trump del juez ultraderechista, Brett Kavanaugh, a la Corte Suprema. Los demócratas protestarán y profesarán indignación, pero todos los republicanos y suficientes demócratas respaldarán a Kavanaugh para garantizar su confirmación, y McCain también habría votado para confirmarlo si hubiera vivido lo suficiente.

Las diferencias entre los Demócratas y Trump giran en torno a conflictos dentro de la cúpula de seguridad nacional sobre política exterior, particularmente en relación con la intervención en la guerra civil siria y si apuntan a Rusia o China como el principal antagonista de la política imperialista estadounidense a nivel mundial. Pero ambos partidos capitalistas, junto a toda la élite política y de seguridad nacional, están de acuerdo en el objetivo más amplio de mantener la dominación mundial del capitalismo estadounidense, tanto contra sus rivales extranjeros, y sobre todo contra la clase trabajadora en casa.

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(Artículo publicado originalmente en inglés el 3 de setiembre de 2018)

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