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El artículo de opinión del New York Times por parte de un funcionario anónimo de Trump brinda apoyo implícito para un golpe palaciego

El miércoles por la tarde, el New York Times dio el paso sin precedentes de publicar un artículo de opinión anónimo de un “alto cargo” de dentro de la administración de Trump, titulado “Soy parte de la resistencia dentro de la administración Trump”.

En el artículo de opinión, el funcionario anónimo, que por definición es miembro del gabinete o asistente principal de Trump, reconoce un nivel previamente desconocido de intriga palaciega cuyo objetivo final es eliminar a Trump de su cargo.

El autor señala que “muchos de los altos cargos de la propia administración de Trump están trabajando diligentemente desde dentro para frustrar partes de su agenda y sus peores inclinaciones”. Él o ella admite que los miembros del gabinete discutieron la conspiración para eliminar a Trump sin iniciar el proceso de impugnación en el Congreso.

“Dada la inestabilidad que muchos presenciaron”, dice el artículo de opinión, “hubo murmullos tempranos dentro del gabinete sobre si invocar la Enmienda 25, lo que iniciaría un proceso complejo para destituir al presidente. Pero nadie quería precipitar una crisis constitucional. Así que haremos lo que podamos para guiar a la administración en la dirección correcta hasta que —de una manera u otra— se acabe”.

Esta última frase, “de una manera u otra”, es una luz verde para el derrocamiento de Trump desde dentro de la Casa Blanca.

Las maquinaciones de funcionarios gubernamentales de alto nivel, actuando con el apoyo de importantes secciones del aparato corporativo y de inteligencia militar, no tienen nada que ver con la hostilidad que amplias masas de trabajadores abrigan contra la administración Trump por sus guerras y sus ataques contra programas sociales, inmigrantes y derechos democráticos.

El artículo de opinión declara explícitamente el carácter derechista de la “resistencia” de la clase dominante a Trump: “Para ser claros”, explica, “la nuestra no es la ‘resistencia’ popular de la izquierda. Queremos que la administración tenga éxito y creemos que muchas de sus políticas ya han hecho que Estados Unidos sea más seguro y más próspero”.

El alto cargo hace referencia a los recortes tributarios corporativos de Trump, sus políticas de desregulación corporativa y sus enormes gastos militares como ejemplos de los “puntos brillantes” de la administración.

No se hace referencia en el editorial a la separación forzada por parte de la administración de miles de padres inmigrantes de sus hijos, de su apoyo a la dictadura saudí y su guerra criminal en Yemen, o del nombramiento de Trump de jueces de extrema derecha para el personal del gobierno federal y tribunales. En su lugar, apela a una política exterior más agresiva dirigida contra los dos principales competidores globales de Washington, Rusia y China, esta última a través de su aliado norcoreano.

“Tomemos la política exterior”, dice el artículo de opinión. “En público y en privado, el presidente Trump muestra una preferencia por autócratas y dictadores, como el presidente Vladimir Putin de Rusia y el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, y muestra poco aprecio genuino por los lazos que nos unen a naciones aliadas y de ideas afines”.

El artículo de opinión concluye pidiendo a “todos los estadounidenses” que presten atención a las palabras del fallecido senador John McCain, a quien el autor llama “una estrella polar para restaurar el honor de la vida pública y nuestro diálogo nacional”. El comentario agrega: “Puede que el Sr. Trump tema a tales hombres honorables, pero debemos venerarlos”.

El artículo de opinión es el más reciente de una serie coordinada de eventos en los últimos días de la muerte de John McCain el 25 de agosto, que fue seguida por un período de luto oficial de una semana con elogios de los traficantes de guerra y piratas corporativos de los partidos demócrata y republicano.

Antes de que las banderas pudieran elevarse a mástil completo, los medios corporativos comenzaron a publicar revelaciones de un próximo libro del periodista del Washington Post Bob Woodward que detalla cómo los principales funcionarios de Trump han estado librando una guerra civil dentro de la Casa Blanca para controlar la conducta de la administración.

Entre las revelaciones incluidas en el libro de Woodward están las afirmaciones de que el secretario de Defensa James Mattis se refirió a Trump como un “niño de 5º ó 6º curso” en cuestiones de política exterior, y que el jefe de Gabinete John Kelly se refirió a Trump como un “idiota”. Woodward escribe que el exdirector del Consejo Económico Nacional, Gary Cohn, retiraba documentos del escritorio de Trump para evitar que promulgara restricciones comerciales contra México, Canadá y Corea del Sur.

“Lo robé de su escritorio”, aparentemente Cohn le dijo a un miembro de la Casa Blanca. “No lo dejaba verlo. Él nunca verá ese documento. Tengo que proteger el país”.

Según las noticias, Trump también llamó al fiscal general Jeff Sessions “retrasado mental” y “sureño tonto”.

Aunque estas revelaciones son sorprendentes por lo que revelan sobre la profundidad de la crisis dentro de la élite gobernante, esta campaña coreografiada de secciones poderosas de la clase dominante tiene un propósito definido y triple.

En primer lugar, es un esfuerzo por fortalecer las tendencias anti-Trump dentro de su propio gabinete y facilitar que secciones poderosas de la clase dominante consideren el “mejor resultado” de la crisis actual: neutralizar la impulsividad de Trump sin permitir que las divisiones se “derramen en las calles”, como el exdirector de la CIA, John Brennan, se preocupó en un episodio reciente de Real Time de HBO con Bill Maher.

En segundo lugar, la campaña es una señal para aquellas secciones de la élite corporativa y las agencias de inteligencia militar que aún respaldan a Trump para asegurarles que cualquier movimiento en su contra producirá un giro aún mayor hacia la derecha en términos de gasto militar y recortes tributarios corporativos y desregulación.

En tercer lugar, es un intento de sentar las bases en la conciencia popular para un movimiento intensificado para destituir a Trump de su cargo o forzarlo a ceder a sus demandas políticas con referencias nauseabundas a la “unidad nacional”, el “patriotismo” y “poner al país primero”.

Trump respondió al artículo de opinión del Times con un tuit de una sola palabra: “TRAICION?”.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, se refirió al autor de la publicación como “patético”, “imprudente” y “egoísta” y alentó a esa persona a renunciar.

Trump dijo ayer a una reunión de alguaciles que el artículo de opinión del “fracasado New York Times ” es “una desgracia” y fue escrito por “alguna fuente anónima dentro de la administración, probablemente el que está fallando, y probablemente aquí por todos los motivos equivocados”.

El papel del Times en la campaña expone al periódico, que está estrechamente aliado con el Partido Demócrata, como nada más que un megáfono para las fuerzas reaccionarias dentro del Estado que apoyan las políticas sociales derechistas de Trump pero que demandan una estrategia geopolítica menos aislacionista.

El exeditor ejecutivo del Times, Howell Raines, apareció en MSNBC anoche para elogiar al periódico por dar el “paso sin precedentes” de publicar un artículo de opinión anónimo. Estados Unidos vive un “momento de crisis”, explicó Raines, que requiere que el periódico tome “nuevos enfoques” para intervenir en el proceso político.

La clase trabajadora no gana nada al apoyar a cualquiera de las facciones derechistas de la élite gobernante. A medida que la lucha dentro de la élite gobernante se intensifica, crece la oposición entre las masas de trabajadores —incluyendo maestros en el estado de Washington, trabajadores de UPS, siderúrgicos, trabajadores del automóvil y trabajadores de Amazon— a décadas de ataques bipartidistas a los salarios, las condiciones laborales, las prestaciones y los derechos sociales de la clase trabajadora en su conjunto. Es en esta fuerza emergente donde los trabajadores y la juventud deben buscar una genuina oposición socialista a Trump y sus profundos críticos estatales.

(Publicado originalmente en inglés el 6 de septiembre de 2018)

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