Español
Perspectiva

12.800 niños inmigrantes detenidos en campos de internamiento en EUA

El miércoles por la noche, el New York Times reportó que el Gobierno de Trump ha estado emprendiendo una campaña encubierta para capturar y arrestar a miles de inmigrantes jóvenes que viajan a EUA sin sus padres o guardianes.

Según este informe, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, todas las siglas en inglés) y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) han multiplicado casi por seis el número de menores no acompañados en detención, de un promedio de 2.400 en una noche dada en mayo de 2017 a 12.800 este mes. La red de aproximadamente 100 campos de internamiento infantiles y centros de asentamiento por todo EUA está alcanzando su máxima capacidad, con los jóvenes inmigrantes siendo abarrotados en celdas y barracones, vulnerables a abusos físicos, emocionales y sexuales por parte de los guardias.

El Gobierno de Trump está preparando una expansión drástica de las ciudades de campos de internamiento.

El jueves pasado, la Administración anunció que estaba abandonando un fallo judicial de 1997 que le prohibía al Gobierno detener a niños por más de 20 días, lo que significa que el Gobierno detendrá ahora a los niños indefinidamente.

El martes, el Gobierno de Trump anunció que estaba triplicando el tamaño de la ciudad de carpas de internamiento en Tornillo, justo afuera de El Paso. Este campamento, construido en junio para albergar “temporalmente” a los niños que fueron separados de sus familias según la política de “tolerancia cero” del Departamento de Justicia, tendrá ahora a 3.800 niños internos.

En junio, el Gobierno inició una nueva política que requiere que todo potencial patrocinador de los niños entregue sus huellas dactilares a las autoridades migratorias —un intento claro para ahuyentar a familiares indocumentados que buscan la custodia de los niños, quienes terminan aislados en la cárcel—. Como resultado, a pesar de que más de 40.000 niños no acompañados han sido arrestados por la CBP en los primeros meses del año fiscal de 2018, el número de jóvenes liberados y entregados a cuidado tutelar ha caído 30 por ciento.

El aumento masivo en la población de niños internados se da seis semanas después de que un juez le ordenara al Gobierno de Trump a reunir a todos los niños separados de sus padres como parte de la política de “tolerancia cero” en mayo.

El Gobierno ha ignorado descaradamente la orden, obligando a organizaciones sin fines de lucro a enviar a representantes a pueblos remotos en Guatemala, Honduras y El Salvador y a tocar puertas en busca de los padres de los niños separados.

Hay más de 400 niños que siguen separados de sus familias como resultado de la política de “tolerancia cero”. Como lo indicó recientemente AZ Central, “Pareciera cada vez más probable que cientos de esas familias nunca sean reunificadas porque los padres fueron deportados de EUA firmaron intencionalmente o por error una anulación de su derecho a la reunificación”.

Aparte del reporte inicial del Times, la develación de que aumentaron seis veces las detenciones de niños fue ignorado por el resto de la prensa corporativa. Al cierre de esta edición, ninguna de las siguientes publicaciones había cubierto el tema: CNN, Politico, Fox News, MSNBC, The Hill o ABC News.

A pesar de que el Partido Demócrata fingió oponerse a la separación de familias de Trump debido al enojo popular, los demócratas son responsables de sentar la base para el ataque de Trump contra los inmigrantes. Obama también detuvo a miles de niños, particularmente durante una ola migratoria en 2014. Ahora, los demócratas han prácticamente descartado el tema durante la campaña electoral antes de los comicios en noviembre.

Como lo indicó PBS, “ningún demócrata compitiendo para el senado en noviembre ha llamado a abolir ICE”. De hecho, cinco de los seis demócratas que tienen mayor posibilidad de quedar reelectos votaron igual que Trump más de un 30 por ciento del tiempo en este último término: Bill Nelson (43 por ciento), Claire McCaskill (45 por ciento), Joe Donnelly (55 por ciento), Heidi Heitkamp (55 por ciento) y Joe Manchin (61 por ciento).

Más del 30 por ciento de los demócratas en la Cámara de Representantes votó a favor de un proyecto de ley migratorio que llevará a la deportación de cientos de miles que han cometido crímenes menores. Entre aquellos que apoyaron el proyecto de ley, se encontraba la presidenta del caucus latino de la Cámara de Representantes, Michelle Lujan, Grisham, quien había lamentado fraudulentamente el maltrato de los inmigrantes en la primavera. Muchos autoproclamados “demócratas progresistas” votaron a favor o se abstuvieron, incluyendo al vicepresidente del Consejo Nacional Demócrata, Keith Ellison, y casi toda la delegación de congresistas del norte de California.

Gran parte de los demócratas que están compitiendo contra republicanos que buscan su reelección en la cámara baja están avanzando programas explícitamente antiinmigrantes.

La legisladora demócrata de Arizona y candidata para el Senado, Krysten Sinema, hizo eco de Trump cuando manifestó el mes pasado que “ICE provee algunas funciones importantes, ICE es responsable de expulsar a peligrosos extranjeros criminales, extranjeros que hieren a otras personas en violaciones y asesinatos”.

Amy McGrath, quien se postuló para el Congreso en Kentucky, denunció a los protestantes anti-ICE, calificándolos de “equivocados” y elogió a la agencia como “muy profesional” y por “cumplir una función esencial de mantener nuestras fronteras seguras”. Gina Ortiz Jones, candidata en Texas, combinó declaraciones insignificantes sobre diversidad y sobre el “sueño americano” con la amenaza de que “la seguridad fronteriza de nuestra nación no puede verse comprometida” y que “necesitamos una reforma de política migratoria inteligente y responsable que proteja la seguridad de los estadounidenses”.

Varias organizaciones como los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA) afirman que el Partido Demócrata, una organización antiinmigrante, procapitalista y proimperialista, puede ser empujada “hacia la izquierda” pese a ser responsable de promulgar todas las principales leyes que han sentado las bases para deportaciones masivas. En un artículo el 29 de junio intitulado “Cómo abolir ICE”, la revista respaldada por DSA, Jacobin, les exigió a sus lectores a ejercer presión sobre los demócratas:

“Los demócratas deberían apoyar la abolición de ICE simplemente por política cruda: mejora materialmente las vidas de los inmigrantes, quienes son por mucho una base de apoyo demócrata… Incluso si sus intentos de encoger la agencia no son exitosos a corto plazo, vale la pena dibujar una línea y demandar que los congresistas demócratas digan de cuál lado están. Entre más demócratas se vengan a nuestro lado, la abolición de ICE se aproximará a ser una realidad”.

La “base de apoyo” demócrata no son las masas de trabajadores y jóvenes asqueadas por los ataques fascistizantes de Trump contra los inmigrantes, sino los bancos de Wall Street, el aparato militar y de inteligencia y los agentes de ICE y la CBP a quienes los candidatos demócratas alaban en campaña.

Un congreso controlado por los demócratas prometerá colaborar con las políticas migratorias de Trump, haciendo eco de la declaración del senador Bernie Sanders en enero de 2018: “No creo que nadie discrepe que necesitamos una seguridad fronteriza fuere. Si el presidente quiere trabajar con nosotros para asegurarse de que tengamos una seguridad fronteriza fuerte, hagámoslo”.

Diecisiete años desde el 11 de septiembre de 2001, ambos partidos repiten la desgastada mentira de “seguridad nacional” y “seguridad fronteriza” para justificar la evisceración de los derechos democráticos básicos. Un poderoso movimiento de masas de la clase trabajadora es necesario para expulsar a la clase gobernante del poder, poner fin a las guerras, expropiar su riqueza, abolir las fronteras y garantizar el derecho de todos los trabajadores a viajar por todo el planeta sin temer daño alguno.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 14 de setiembre de 2018)

Loading