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El primer ministro japonés busca mejores relaciones con Rusia

El primer ministro japonés, Shinzo Abe, asistió la semana pasada al IV Foro Económico Oriental (EEF, por sus siglas en inglés), organizado por Rusia en Vladivostok. Los líderes y altos funcionarios de China, Corea del Sur y Mongolia también asistieron para debatir el desarrollo económico y la inversión en el Lejano Oriente ruso y la región de Asia-Pacífico.

El 10 de septiembre, Abe se reunió con el presidente ruso, Vladimir Putin, para discutir planes de cooperación económica, particularmente en las disputadas Islas Kuriles (conocidas como los Territorios del Norte en Japón). Acordaron a una hoja de ruta en cinco campos previamente acordados: acuicultura, cultivo en invernadero, turismo, energía eólica y reducción de desechos. Se anunciaron pocos detalles aparte de los planes para cultivar fresas en invernaderos y erizos de mar.

Otras formas de cooperación incluyen planes para delegaciones comerciales de ambos países para visitar las islas en disputa en octubre. El jefe de las Fuerzas de Autodefensa de Japón, el almirante Katsutoshi Kawano, visitará Rusia el próximo mes tras la visita a Japón en diciembre pasado del general Valery Gerasimov, jefe de personal de las fuerzas armadas de Rusia. Tokio también planea relajar las restricciones de visas para que los rusos aumenten el turismo.

Ambos países han promovido la cooperación económica en estas islas como un medio para resolver la disputa territorial de décadas, que también les ha impedido firmar un tratado de paz para finalizar formalmente la Segunda Guerra Mundial. Tanto Abe como Putin han expresado interés en un tratado. Putin declaró el 10 de septiembre que estaba "listo para explorar soluciones que ambas partes puedan aceptar". La disputa involucra cuatro islas frente a la costa de Hokkaido que la ex Unión Soviética confiscó en agosto de 1945 cuando la guerra estaba terminando.

El miércoles pasado, Putin en un movimiento aparentemente sorpresa durante la sesión plenaria del foro fue un paso más allá, diciendo: "Concluyamos un acuerdo de paz antes de fin de año sin condiciones previas". Tokio respondió cautelosamente al repetir su posición de que la disputa territorial debería resolverse primero.

Sin embargo, el viernes pasado, Abe sugirió que más sucedía detrás de escena: "No puedo hablar de eso porque estamos en medio de negociaciones ... Lo que puedo decir es que creo que una cumbre en noviembre o diciembre será importante".

Es poco probable que el comentario de Putin fuera un comentario improvisado dada la creciente presión que Washington ha ejercido sobre todos los países de la región. Putin puede esperar aprovechar la creciente frustración de Japón hacia los Estados Unidos y la Administración de Trump sobre el comercio para romper parte del aislamiento impuesto a Rusia por las sanciones de Estados Unidos y Europa occidental.

Tokio respeta públicamente la vanidad del presidente estadounidense, pero las negociaciones comerciales durante el verano supuestamente fueron contenciosas. Trump incluso se refirió al ataque japonés de 1941 contra Pearl Harbor durante una reunión enconada.

Japón ya se ha visto afectado por la guerra comercial de los Estados Unidos contra China, además de los aranceles de los Estados Unidos al acero y el aluminio japoneses. Washington también está considerando aranceles adicionales para los vehículos japoneses mientras insinúa la posibilidad de que se tomen más medidas.

James Freeman, del Wall Street Journal, escribió el 6 de septiembre que durante una llamada telefónica Trump declaró que su relación con Tokio era buena, pero citó la siguiente frase: "Por supuesto, eso va a terminar tan pronto cuando les diga cuánto tienen que pagar".

En este contexto, Tokio está tratando de reposicionarse dentro de la región de Asia-Pacífico para compensar las medidas proteccionistas de Washington y encontrar nuevos acuerdos comerciales para reemplazar la Asociación Transpacífica, anteriormente respaldada por EUA, pero abandonada cuando Trump asumió el cargo.

Durante su discurso del miércoles pasado, Abe describió a Japón como un "conector de puntos", vinculando diferentes proyectos y empresas en toda Eurasia en varios campos. El primer ministro japonés declaró: "A través de la cooperación entre Japón y Rusia, aquí, Vladivostok, y las ubicaciones de todo el Lejano Oriente de Rusia se convertirán en puertas de entrada donde se unen los recursos humanos, los bienes y el capital".

Abe continuó: "Del océano Ártico hasta el mar de Bering, el Pacífico Norte y el mar de Japón formarán juntos un importante camino marítimo de paz y prosperidad".

Rusia en el pasado ha estado renuente a realizar tal vía o devolverles las disputadas Islas Kuriles a Japón dada la estrecha alianza militar entre Japón y EUA. y la importancia estratégica de la ruta marítima. Putin expresó su preocupación por cualquier transferencia territorial en junio de 2017 y dijo que "mañana algunas bases (estadounidenses) o elementos de defensa antimisiles aparecerán allí. Para nosotros esto es absolutamente inaceptable".

En diciembre de 2016, Putin visitó Japón y se habló mucho sobre el potencial para estrechar las relaciones, así como un acuerdo sobre el tema territorial. Sin embargo, con Trump llegando al poder y la incertidumbre que generaba, Moscú sentía menos presión de llegar a un acuerdo.

Además de las reuniones con Putin, Abe se reunió con el primer ministro de Corea del Sur, Lee Nak-yeon, el presidente de Mongolia, Khaltmaa Battulga, y el presidente chino, Xi Jinping.

Significativamente, tanto Abe como Xi enfatizaron que las relaciones bilaterales iban "en el camino correcto". Los dos discutieron cómo podrían trabajar juntos en proyectos de inversión relacionados con la iniciativa “Un cinturón, una ruta” de Beijing

Abe planea visitar China para una cumbre con Xi el 23 de octubre, donde conmemorarán el 40 aniversario de la normalización de las relaciones. También tienen la intención de avanzar en las negociaciones para un "quinto documento básico", que describe las relaciones entre Tokio y Beijing.

El objetivo de Japón en estas visitas a Moscú y Beijing no tiene nada que ver con la paz y la prosperidad como lo ha afirmado Abe. Los pasos de Washington hacia conflictos comerciales y militares con adversarios y ostensibles aliados regionales están generando inestabilidad al tiempo que empujan a países como China y Rusia a un acercamiento económico y militar.

Temiendo tal alianza y teniendo el interés de atender su estancamiento económico, Japón se está insertando en la mezcla para garantizar que se cumplan sus propios intereses nacionales, independientemente del impacto en la alianza Estados Unidos-Japón.

Las cada vez mayores tensiones en las relaciones entre Washington y Tokio no son, en última instancia, el resultado del Gobierno actual de Estados Unidos o de simples aberraciones que desaparecerán después de que Trump deje el cargo. Más bien, son el producto del impulso del imperialismo estadounidense para compensar su declive histórico y mantener la hegemonía global a costas de cualquier rival, incluidos aliados como Japón.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 17 de setiembre de 2018)

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[10 de septiembre de 2018]

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