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Perspectiva

Los demócratas de la CIA y las elecciones legislativas en Estados Unidos

Dos encuestas importantes publicadas el domingo proyectan una victoria con una ventaja importante del Partido Demócrata en las elecciones legislativas de medio término del 6 de noviembre. La encuesta de Fox News reportó que el Partido Demócrata se encuentra siete puntos adelante en una combinación genérica de las votaciones, mientras que otra encuesta de NBC-Wall Street Journal resultó en una ventaja de 12 por ciento entre votantes registrados y un ocho por ciento entre posibles votantes. Ambas encuestas descubrieron que la oposición al presidente Trump es el principal determinante de las elecciones, con una hostilidad particularmente fuerte hacia su persecución de inmigrantes y sus recortes de impuestos a las empresas y los ricos.

El posible giro a favor de los demócratas se produce en un momento en que el sistema bipartidista en su conjunto encara una oposición popular cada vez mayor. Según otra encuesta reciente, casi dos terceras partes de los votantes quieren una alternativa a los dos partidos existentes, cuyos candidatos son percibidos como representantes corruptos de los ricos que mienten descaradamente y no tienen nada más que desprecio hacia trabajadores ordinarios. Otras encuestas muestran un interés y apoyo crecientes hacia el socialismo, particularmente entre los jóvenes.

Ahora, se espera que el Partido Demócrata logre obtener los 23 escaños necesarios para controlar la Cámara de Representantes y posiblemente muchos más que eso. También se considera una posibilidad significativa que los demócratas tomen control del Senado, algo que se consideraba muy poco posible ya que solo se contienden nueve bancas controladas por republicanos. También se espera que los demócratas tomen un gran número de gubernaturas republicanas, incluyendo en casi todos los estados del Medio Oeste industrial del país. ¿Qué significaría tal giro político?

La clase obrera está buscando una alternativa a las políticas reaccionarias del Gobierno de Trump, pero no la encontrarán en el Partido Demócrata, el cual está conformado por una alianza política entre Wall Street, el aparato militar y de inteligencia y las secciones privilegiadas de la clase media-alta. Los líderes demócratas en el Congreso han elegido concentrar sus esfuerzos, en primera instancia, en promover la investigación en torno a acusaciones falsas de una intervención masiva rusa en las elecciones de 2016. Más recientemente, buscaron vincular a los candidatos republicanos a la nominación a la Corte Suprema del reaccionario juez Brett Kavanaugh, quien esta siendo atacado por acusaciones de conductas sexuales inapropiadas en el colegio, haciendo uso de los temas de la campaña #MeToo (#YoTambién).

Ninguna de estas campañas ha generado algún entusiasmo popular. Solo el 38 por ciento de los encuestados del domingo dijo que era importante que el candidato legislativo compartiera su punto de vista respecto a la nominación de Brett Kavanaugh a la Corte Suprema. Una cifra aún más baja, 34 por ciento, dijo que el candidato debía compartir su opinión sobre la investigación rusa. Las enormes mayorías dijeron que el acceso a la salud y la economía —cuestiones de clase, no de raza o género— eran las más importantes.

La demonstración más clara de la trayectoria política del Partido Demócrata es el conjunto de exagentes de la CIA, comandantes militares y oficiales del Departamento de Estado entre sus candidatos en los distritos que los demócratas buscan capturar de los republicanos. Como lo detalló el viernes un análisis del World Socialist Web Site, en las 115 bancas que el Comité Demócrata de Campañas al Congreso ha designado como competitivas, 30 de sus candidatos son operadores de seguridad nacional y constituyen la profesión más representada.

Con solo dos excepciones, los demócratas de la CIA no son parte de los soldados rasos enviados como carne de cañón a las guerras de Irak y Afganistán y volvieron, en muchos casos, con afecciones mentales y corporales y hostilidad hacia las guerras en las que lucharon. Trece de ellos cumplieron roles como agentes de inteligencia, planificadores de guerra o apologistas diplomáticos. Quince eran oficiales del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea o el Cuerpo de Marines —sean comandantes, mayores, o teniente-coroneles—.

Ninguno está afirmando oponerse a las guerras que lucharon o lideraron o a nuevas guerras contra Irán, Rusia o China. Uno de ellos de hecho incluye en su programa la siguiente demanda: “una victoria inflexible contra Rusia y su tiránico régimen”.

Mientras que el WSWS ha llamado consistentemente la atención a los demócratas de la CIA, la prensa controlada por las empresas ha mantenido casi completamente en silencio la toma amistosa del Partido Demócrata por parte del aparato militar y de inteligencia. En su única referencia al respecto, el New York Times, se refirió el mes pasado, en una subestimación enorme, indica que hay “más de una docena de candidatos demócratas este año con una sólida trayectoria en la seguridad nacional por medio de servicio en el ejército o en agencias de inteligencia”.

En otra excepción al apagón mediático, NBC News indicó, bajo el titular sugestivo “¿Su nueva misión?” que “un número inusualmente grande de exoficiales y operadores de las agencias de inteligencia se han postulado como demócratas en las elecciones de medio término este otoño”. Esta es la única vez que la prensa corporativa ha planteado la cuestión más urgente: si la penetración de agentes estatales en el Partido Demócrata es una operación del aparto nacional-estatal.

Este aumento de candidatos militares y de las agencias de inteligencia en el Partido Demócrata muestra el carácter falso y cínico de las afirmaciones de políticos “izquierdistas” como Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez de los Democratic Socialists of America (DSA, Socialistas Democráticos de Estados Unidos) de que puede ser reformado y convertido en un instrumento en pro de la justicia social y la paz.

El puñado de “izquierdistas” como Ocasio-Cortez se verá opacado por las docenas de militares y agentes de inteligencia en el nuevo Congreso, ni hablar de los millonarios y la miasma de politiqueros que conforma el grueso del caucus demócrata. Algo más esencial es el papel de DSA y otros apéndices políticos del Partido Demócrata es justificar y proveerle una cubierta política de izquierda a este partido fundamentalmente reaccionario del imperialismo.

Cuando una reportera del WSWS le preguntó a Ocasio-Cortez cómo podía conformar su política ostensiblemente “antibélica” con tantos compañeros de campaña de la CIA y el Pentágono, replicó que no creía que “la experiencia de vida de una persona les impida de una forma u otra postularse para un cargo público”. Incluso si esa “experiencia” incluye, como ocurre con Elissa Slotkin, la candidata demócrata en el octavo distrito congresional en Michigan, tres despliegues activos de la CIA a Bagdad, donde trabajo como alta asesora del embajador John Negroponte, un criminal de guerra en muchas ocasiones.

No hay nada socialista sobre una campaña que se realiza junto a agentes de la CIA, organizadores de guerras y comandantes militares, ni junto a políticos capitalistas multimillonarios como Nancy Pelosi y Debbie Dingell. La única campaña socialista en las elecciones de 2018 es la de Niles Niemuth, el candidato del Partido Socialista por la Igualdad en Michigan, quien está compitiendo contra la dinastía Dingell que ha ocupado el escaño por 85 años.

Como lo ha advertido el WSWS, la campaña electoral de 2018 marca una nueva etapa en la creciente influencia del aparato militar y de inteligencia en la vida estadounidense. El Partido Demócrata no es un mal menor, comparado con Trump y los demócratas. Si Trump representa el peligro de un Gobierno autoritario basado en apelaciones al racismo, intolerancia antiinmigrante y violencia policial, los demócratas están sentando las bases de un régimen en el que todo disentimiento político será calificado como el producto de “injerencia rusa” y cualquiera a la izquierda del Partido Demócrata será censurado y suprimido.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 24 de septiembre de 2018)

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