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Perspectiva

Cientos de miles exigen huelgas en Estados Unidos

La prensa y la élite política en Estados Unidos están obsesionados con el degradante espectáculo de la confirmación en el Senado del nominado Brett Kavanaugh a la Corte Suprema. Este tema está dominando cada periódico y canal y fue el único abordado por los noticieros matutinos el domingo.

Un objetivo clave de los demócratas en poner el foco en las acusaciones de abuso sexual contra Kavanaugh, como lo ha explicado el WSWS, es apropiarse de la oposición popular al Gobierno de Trump y subordinarla a la agenda reaccionaria demócrata de guerras, censura y desigualdad social. Esto requiere la promoción interminable de la mentira de que la razas y géneros, no las clases, son las divisiones fundamentales de la sociedad estadounidense.

El objetivo es de alguna manera ocultar y desviar la atención de la realidad social y política, la cual se caracteriza ante todo por el aumento en las tensiones y los conflictos sociales, tanto en EUA como en el resto del mundo. Una década después del colapso financiero de 2008, el cual fue utilizado por la clase gobernante en EUA e internacionalmente para llevar a cabo una transferencia histórica de la riqueza de la clase obrera hacia los ricos, los trabajadores están emprendiendo una serie de huelgas y protestas de masas en torno a problemáticas básicas de clase.

La semana pasada, la cuarta huelga general contra el Gobierno derechista de Mauricio Macri paralizó las principales ciudades en Argentina en protesta contra las medidas de austeridad exigidas por el Fondo Monetario Internacional. El jueves y viernes, miles de pilotos y tripulantes en seis países europeos llevaron a cabo una huelga coordinada de 24 horas contra Ryanair. Más de 30.000 trabajadores en Finlandia iniciarán una huelga el martes en oposición a los planes del Gobierno para facilitar el despido de trabajadores.

Los obreros en Nigeria realizaron una huelga de cuatro días que finalizó el domingo, suspendiendo las escuelas y el transporte público y amenazando con extenderse a la industria petrolera antes de que los sindicatos la terminaran. Los trabajadores están demandando un aumento en el salario mínimo de 18.000 naira ($49) a entre 45.000 y 65.000 naira ($124-$179).

En Estados Unidos, después de una década de caídas en los salarios reales, alzas en los costos médicos y la proliferación de trabajos precarios, cientos de miles de trabajadores están exigiendo hacer huelga, mientras que miles están participando activamente en algún paro.

En Chicago, más de 4.000 trabajadores hoteleros están continuando su huelga, la cual comenzó el 7 de septiembre para exigir aumentos salariales y cuidado de salud todo el año. El paro continúa en 11 hoteles después de que el sindicato UNITE HERE anunciara un acuerdo con Hilton el domingo. Otros 8.000 trabajadores autorizaron huelgas en Marriott International, la mayor cadena hotelera del mundo, en Waikiki y Maui en Hawái San Francisco, Boston, Detroit, entre otras ciudades.

Los trabajadores de almacenamiento y camioneros tienen programado comenzar una huelga de tres días en los puertos de Los Ángeles y Long Beach, California, el lunes, exigiendo que se les pase a todos a tiempo completo en vez de permanecer como “contratistas independientes” obligados a pagar su propio seguro médico, combustible, pagos de los camiones y reparaciones.

Más de 30.000 trabajadores siderúrgicos en US Steel y ArcerlorMittal en Indiana, Illinois, Pennsylvania, Michigan, Alabama y otros estados han votado de forma unánime para salir a huelga contra las demandas de las lucrativas empresas de concesiones amplias, incluyendo en salarios y cuidado de salud

Un cuarto millón de trabajadores de UPS, quienes ya votaron por una gran mayoría a favor de una huelga, tienen previsto terminar de votar esta semana sobre un convenio colectivo ampliamente odiado que firmó el sindicato Teamsters (Camioneros). Éste mantiene salarios miserables para los trabajadores de tiempo parcial y expande los puestos de tiempo parcial con salarios menores a una nueva división de conductores de entregas.

El sindicato docente United Teachers of Los Angeles (UTLA; Maestros Unidos de Los Angeles) aceptó iniciar un proceso de mediación después de que 33.000 profesores y trabajadores educativos en el segundo mayor distrito escolar del país votaran a favor de hacer huelga. La acción se produce después de una ola de huelgas docentes en el estado de Washington y de huelgas estatales más temprano este año en West Virginia, Oklahoma, Arizona, Colorado, Kentucky y otros estados.

Siete mil enfermeros registrados en 15 hospitales afiliados a Hospital Corporation of America (HCA Healthcare) votaron contundentemente a favor de irse a la huelga en Florida, Missouri, Kansas, Texas y Nevada para exigir mayores plantillas y mejores salarios. Los asistentes de enfermería, terapistas respiratorios y otros trabajadores de cuidado al paciente en las instalaciones de la Universidad de California votarán el 9 y 10 de octubre sobre si hacer huelga por la subcontratación de su trabajo y otra serie de problemas. Durante el fin de semana, el sindicato Professional Nurses Council (Consejo Profesional de Enfermería) de la Universidad de Michigan anunciaron que llegaron a un nuevo acuerdo después de que 94 por ciento de los 4.000 enfermeros votaran a favor de hacer huelga.

Siete mil trabajadores de Fiat Chysler en las plantas de producción de transmisiones en Kokomo, Indiana, votaron hace 10 semanas a favor de irse a la huelga por 200 agravios relacionados a las condiciones de seguridad y salud. El sindicato automotor United Auto Workers (UAW; Trabajadores Automotores Unidos) no ha convocado ninguna huelga. El presidente del Local 685, Rick Ward, declaró, “El voto de huelga no tiene una fecha de expiración”.

Para los trabajadores, los votos de huelga expresan una creciente militancia y voluntad para luchar. Para los sindicatos, son una forma para dejar salir la presión y ahogar toda oposición. Lejos de encabezar cualquier lucha, los sindicatos están buscando descarrilar el aumento en la oposición detrás del Partido Demócrata, con base en la afirmación fraudulenta de que los demócratas atenderán las preocupaciones de los trabajadores, incluyendo el colapso en los niveles de vida y la evisceración de los servicios médicos, las pensiones y los programas sociales.

La presidenta del sindicato docente American Federation of Teachers (AFT; Federación Estadounidense de los Maestros), Randi Weingarten, una de las figuras líder del Comité Nacional Demócrata, ha declarado que la intención de los sindicatos es “convertir las salidas a huelga en entradas a las cabinas electorales” en noviembre. La principal consigna de la AFT y de la National Education Association (NEA; Asociación Nacional de la Educación) cuando estaban traicionando las huelgas de los maestros más temprano este año era “Recuérdense en noviembre”.

Esta semana, el Service Employees International Union (SEIU; Sindicato Internacional de los Trabajadores de Servicio) está convocando a una “huelga” fraudulenta de cocineros, cajeros, conserjes y trabajadores de aerolíneas en distintos aeropuertos por todo el país. Mientras estos trabajadores se enfrentan a problemáticas severas —salarios de pobreza, puestos de tiempo parcial, falta de seguro médico— el SEIU está convirtiendo estos eventos en una campaña electoral para los demócratas en los estados disputados de Florida y Wisconsin.

Esto sigue pequeñas protestas más temprano este mes en la sede central de McDonald’s en Chicago organizadas por la campaña alineada con los sindicatos de “Fight for $15” (Lucha por $15 por hora), que urge a los trabajadores de comida rápida a orientarse a los sindicatos, al Partido Demócrata y a la campaña reaccionario de #MeToo como forma de resolver las problemáticas reales de acoso sexual y otros abusos en el trabajo.

Los sindicatos corporativistas y antiobreros afirman que es posible que los trabajadores y jóvenes luchen contra el Gobierno de Trump respaldando a los demócratas. Todos tienen la esperanza de que los trabajadores se olvidarán que fueron los ocho años del Gobierno de Obama —de guerras interminables, una caída en los salarios reales y la mayor transferencia de riqueza a favor de los ricos en la historia de EUA— que allanó el camino para que Trump llegara al poder.

El Partido Demócrata y la camarilla de exagentes de la CIA y exoficiales del ejército que se han incorporado a sus candidatos se oponen a Trump desde la perspectiva más derechista posible. En los casi dos años desde que Trump fue electo, los demócratas, en representación de secciones dominantes del aparato militar y de inteligencia, han buscado centrar su oposición en acusaciones infundadas de “injerencia rusa”, las cuales están siendo repetidas en relación con las elecciones de medio término. Los demócratas han utilizado la campaña de #MeToo y las audiencias de Kavanaugh en el Congreso para movilizar un apoyo más amplio entre sectores de la clase media-alta, en torno a cuestiones de identidades de género y raza, mientras crean las condiciones para socavar el derecho a un proceso legal debido y otros derechos democráticos.

No se puede dejar que los intereses de la clase trabajadora sean subordinados a una u otra facción de la burguesía. El desarrollo del conflicto de clases, arraigado en la crisis objetiva del sistema capitalista, requiere la formación de nuevas organizaciones de lucha —comités de base en las fábricas, centros de trabajo y comunidades— independientes de los sindicatos, para unificar a todas las secciones de la clase obrera en una lucha en común contra las corporaciones y sus representantes políticos.

Esto debe ser conectado con el desarrollo de un movimiento político independiente de la clase obrera en oposición de los demócratas y republicanos, con base en un programa socialista, revolucionario e internacionalista.

A pesar de los esfuerzos de los sindicatos para estamparle una fachada “progresista” al Partido Demócrata, la expansión de la lucha de clases lo expondrá por lo que es realmente: un partido capitalista y proguerra. Esto tan solo acelerará la radicalización política de los trabajadores y la juventud y su apoyo por una alternativa auténticamente socialista, por la que lucha el Partido Socialista por la Igualdad.

(Publicado originalmente en inglés el 1 de octubre de 2018)

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