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Perspectiva

Biden firma ley bipartidista para una guerra mundial

El presidente estadounidense Joe Biden promulgó una ley el miércoles por la mañana que desembolsa $95 mil millones adicionales para la guerra de EE.UU. y la OTAN contra Rusia en Ucrania, para un ejército israelí en el sétimo mes de su matanza genocida en Gaza, y para preparar a Taiwán como base militar estadounidense contra China. El proyecto de ley fue aprobado por grandes mayorías bipartidistas en la Cámara de Representantes el sábado y por 78 a 19 votos en el Senado la noche del martes.

El presidente Joe Biden se pronuncia antes de firmar un paquete de ayuda a Ucrania de $95 mil millones de dólares que incluye apoyo a Israel, Taiwán y otros, 24 de abril de 2024, Washington D.C. [AP Photo/Evan Vucci]

Al vincular en una sola legislación el gasto de guerra para Ucrania, Israel y Taiwán, el proyecto de ley significa que la Administración de Biden y la élite gobernante estadounidense en su conjunto no ven estos conflictos como separados y distintos. Son, más bien, teatros conectados en una guerra global. El imperialismo estadounidense hace la guerra en un vasto frente que se extiende desde el océano Ártico hasta el mar Negro, luego a través de Oriente Próximo y Asia central, hasta China y el Pacífico.

En declaraciones televisadas después de la firma del proyecto de ley, Biden habló principalmente de la guerra en Ucrania, que presentó como respuesta a una invasión no provocada. Dio una versión absurda a la “teoría del dominó”, que fue la justificación ideológica de la guerra de Vietnam.

“Si Putin triunfa en Ucrania”, declaró Biden, “el próximo movimiento de las fuerzas rusas podría muy bien ser un ataque directo contra un aliado de la OTAN”, lo que activaría el artículo cinco de la convención de la OTAN y una guerra total.

De hecho, la guerra contra Rusia en Ucrania fue instigada deliberadamente por el imperialismo a través de la expansión de la OTAN a Europa del este, la absorción de las antiguas repúblicas soviéticas en los Estados bálticos y, ahora, la amenaza de incorporar a Ucrania, Moldavia y Georgia.

Las potencias imperialistas han tratado a la población ucraniana como carne de cañón, intensificando sistemáticamente la guerra hasta el punto de que el régimen ha reducido la edad de reclutamiento y ha comenzado a acorralar a los hombres en las calles para enviarlos a la matanza.

En la misma declaración, Biden anunció que hay envíos masivos de equipo militar preparados de antemano que pronto estarán en camino a Ucrania.

Dijo:

En las próximas horas, literalmente, en pocas horas, comenzaremos a enviar equipos a Ucrania para defensa antiaérea; municiones para artillería, para sistemas de cohetes; y vehículos blindados.

Los informes de prensa indicaron que se estaban enviando a Ucrania 1.000 millones de dólares en armas y municiones desde bases en Europa y Estados Unidos.

Al mismo tiempo, el New York Times informó sobre el despliegue de misiles ATACMS de largo alcance fabricados en Estados Unidos, una importante escalada que permitirá a Ucrania atacar objetivos rusos en toda Crimea, la península de mayoría rusa que se extiende del sur de Ucrania en el mar Negro.

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David North, presidente del Consejo editorial del World Socialist Web Site, escribió en Twitter/X en respuesta a la declaración de Biden y al informe del Times:

El Gobierno de Biden ha cruzado otra “línea roja”, proporcionando en secreto a Kiev misiles de largo alcance que pueden alcanzar objetivos dentro de Rusia. No hay límites para la escalada estadounidense de su guerra de facto contra Rusia.

Se puede suponer que ya se fue tomada una decisión “secreta” para desplegar fuerzas de combate de Estados Unidos y la OTAN dentro de Ucrania. La única pregunta es si la intervención directa de Estados Unidos en la guerra se anunciará antes o después de las elecciones de noviembre.

En un artículo separado, el Times informó sobre una movilización masiva de 90.000 soldados de la OTAN esta primavera en Europa, en lo que llamó “una vista previa de cómo podrían ser los latidos iniciales de un conflicto moderno de grandes potencias”.

En cuanto a Israel, Biden no dijo nada sobre el ataque a Gaza, que ha sido denunciado como un genocidio por instituciones internacionales y por millones de personas que han tomado las calles en protesta en todos los continentes. Presentó a Israel como víctima de la agresión de Hamás e Irán. “Mi compromiso con Israel”, declaró Biden, “quiero dejarlo claro de nuevo, es férreo”.

Luego agradeció al Congreso por aprobar la legislación, “especialmente a los líderes bipartidistas: el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson; el líder Jeffries; los líderes Schumer y McConnell. No siempre están de acuerdo, pero cuando más importa, dieron un paso adelante e hicieron lo correcto”.

Su respaldo a Johnson, un fundamentalista cristiano de ultraderecha, se produjo solo unas horas antes del viaje de Johnson a la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York, donde denunció a los estudiantes como “antisemitas” por oponerse al genocidio israelí en Gaza. Pidió el despliegue del Departamento de Policía de Nueva York o la Guardia Nacional para reprimir las protestas contra Israel y quitar las tiendas de campaña colocadas en el campus por activistas contra el genocidio.

El encomio de Biden a aquellos a quienes llama sus “amigos y colegas republicanos” demuestra cuál es la realidad en este año electoral de 2024. Estados Unidos tiene un régimen bipartidista en el que no hay diferencias fundamentales entre los dos partidos capitalistas.

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Joseph Kishore, el candidato del Partido Socialista por la Igualdad (SEP; Socialist Equality Party) a la presidencia de los Estados Unidos, respondió a la aprobación del proyecto de ley y a la ola de represión desatada en todo el país declarando:

En las elecciones de 2024 no hay “mal menor” entre demócratas y republicanos. La represión de Estado policial contra los opositores al genocidio en Gaza es liderada por los dos partidos de la élite gobernante, unidos en la guerra y la ofensiva a los derechos democráticos.

Coincidimos con esa apreciación. Ambos partidos defienden el imperialismo estadounidense y sus sangrientas aventuras militares en el extranjero, que corren el riesgo de desencadenar una guerra nuclear que significaría la destrucción de la civilización humana. Ambos partidos defienden el genocidio perpetrado por Israel en Gaza, que representa una advertencia sobre los métodos criminales que las potencias imperialistas se están preparando para utilizar mucho más ampliamente.

Ambos partidos están de acuerdo con el reclamo de Biden de la hegemonía global del imperialismo estadounidense, la “nación indispensable... la superpotencia mundial”, como la llamó. El mandatario estadounidense se jactó: “No nos limitamos a ver cómo se desarrollan los acontecimientos mundiales; los definimos”.

Y ambos partidos están respaldando la represión masiva de las protestas contra el genocidio, incluido el arresto de cientos de estudiantes en universidades de todo el país.

Una encuesta de CNN reportada el miércoles encontró que el 76 por ciento de los estadounidenses menores de 30 años se oponen a la política de la Administración de Biden de apoyo total a Israel. La oposición masiva entre los jóvenes, tanto universitarios como jóvenes trabajadores, no es solo un fenómeno generacional. Refleja la profunda hostilidad de decenas de millones de trabajadores tanto por los horribles crímenes que se cometen en Gaza como por la exigencia de que deben sacrificar sus niveles de vida y derechos sociales para pagar el gigantesco presupuesto militar estadounidense.

La construcción de un verdadero movimiento socialista y contra la guerra, arraigado en la clase trabajadora e independiente de y opuesto a los demócratas y republicanos, es la tarea política primordial.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 24 de abril de 2024)

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