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Detrás del apretón de manos entre Obama y Raúl Castro durante el homenaje a Mandela

Este artículo apareció en inglés el 17 de diciembre 2013

Fuera de los elogios vacíos amontonados sobre Nelson Mandela por servicios prestados, el rescate del capitalismo sudafricano, la ceremonia en su memoria en Johannesburgo el 10 de diciembre ofreció a los jefes de Estado que asistieron a un espacio para maniobras diplomáticas. Entre los ejemplos más notorios fue el apretón de manos entre el presidente estadounidense Barack Obama y el presidente cubano Raúl Castro; se especula en los medios que ese encuentro anuncia un posible cambio en las relaciones entre los dos países.

Por su parte, la Casa Blanca mantuvo que el apretón de manos no había sido planeado. Ben Rhodes (asistente del presidente y consejero de seguridad nacional adjunto de comunicaciones estratégicas y discursos) les dijo a los periodistas que viajaban con Obama que "nada fue planeado para el presidente fuera de sus palabras", y que "en realidad lo que él había hecho no fue más que intercambiar saludos con los líderes mientras se dirigía a dar su discurso; no ocurrió ninguna discusión de fondo".

El reclamo que el intercambio de saludos fue un evento no planeado es risible. Obama y sus consejeros bien sabían que Castro hablaría inmediatamente después que él; los dos se toparían; se tomó la decisión de antemano de lo que iba a ocurrir. Mientras que algunos de los relatos del intercambio sugerían de posibilidad de un importante cambio en las relaciones entre EE. UU. y Cuba, la realidad es que dadas las recientes medidas del gobierno cubano para abrir la economía de la isla al mercado mundial, los principales intereses comerciales estadounidenses no quieren cederle el campo a sus rivales capitalistas de otros países.

Una de estas medidas cubanas es la reciente puesta en marcha de una "zona económica especial" y la ampliación del puerto de Mariel. El proyecto de 900 millones de dólares está siendo financiado principalmente por Brasil; está a cargo de la obra la gigantesca constructora multinacional Odebrecht. Las instalaciones de ese puerto serán manejadas por PSA International, operador portuario basado en Singapur y experto en operaciones portuarias a través del mundo. Cuando esté completamente terminado, el puerto será capaz de manejar los barcos de gran envergadura que atraviesen el Canal de Panamá después de que éste sea ampliado.

Más allá de la expansión del puerto, sin embargo, de gran interés es la zona económica especial de casi 500 kilómetros cuadrados que rodeará al puerto. Ésta tendrá mucho en común con similares zonas en China y en otros países gobernados por partidos estalinistas. De acuerdo con las normas establecidas en octubre, a las empresas que utilicen la zona se les otorgará concesiones de 50 años y total derecho de propiedad para sus negocios, con garantías contra la expropiación. También estarán exentas de impuestos de aduana y de mano de obra y de impuestos sobre sus ganancias durante 10 años.

Lo más importante, sin embargo, será la capacidad de explotar la mal pagada, y culta, mano de obra disponible en Cuba. En la zona económica, el gobierno será el contratistas para las empresas. Les proveerá trabajadores quedándose con una tajada del dinero recibido de las corporaciones extranjeras. Aun teniendo en cuenta lo que le coste al Partido Comunista de Cuba (PCC) adquirir trabajadores y mantenerlos en línea, el beneficio potencial es enorme.

Fuera de Brasil y Venezuela, que ya tienen lazos comerciales sustanciales a Cuba, otros países de América Latina y de otras regiones están tratando de intensificar sus vínculos con Cuba, para aprovechar las oportunidades que ofrecen Mariel y la apertura de la economía cubana a explotación del capital extranjero.

Una reunión del Comité de Cooperación Empresarial Cuba-España, celebrada en La Habana la semana pasada discutió perspectivas para Mariel. Ese encuentro también hizo hincapié en un aumento del 10 por ciento en el comercio entre las dos naciones. Se proyecta que éste supere los mil millones de dólares este año.

Ni mexicanos ni rusos se quedan atrás:

Durante una reciente visita al país del ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, el gobierno mexicano indicó hace poco que perdonará la mayor parte de la deuda de Cuba $ 487,000,000. El acuerdo, bajo el cual Cuba sólo pagaría el 30 por ciento de esa suma en el transcurso de 10 años, fue anunciado junto con otros acuerdos de crédito, comercio, extradición, etc.

Tal parece que también Rusia cancelará el 90 por ciento de la deuda que Cuba tenía con las Unión Soviética (unos 32,000 millones de dólares); Cuba tendría que pagar sólo 3.2 mil millones en 10 años. Rusia sigue siendo uno de los principales socios comerciales de Cuba. Su comercio anual con Cuba es de casi 200 millones de dólares. También Rusia ha establecido relaciones en el área del petróleo con Cuba. La empresa Zarubezhneft pronto intentará un segundo pozo exploratorio en el mar cubano. El primero, a principios de este año, falló. Las estimaciones de las reservas de petróleo en costa de Cuba varían. El Servicio Geológico de EE. UU. cree que existen entre 4.6 y 9.3 mil millones de barriles; el gobierno cubano estima 20 mil millones.

Ese es el contexto de los recientes cambios en las relaciones con los Estados Unidos. En un discurso en un recaudador de fondos para los Demócratas en Miami, Obama dijo que "hemos empezado a ver cambios en la isla"; sugirió una actitud "creativa y reflexiva" de parte de los norteamericanos. En estos últimos meses, han ocurrido charlas sobre la reanudación del servicio postal directo entre ambos países y pequeñas relajaciones de las restricciones a los viajes y de las reglas sobre las remesas desde Estados Unidos. Las remesas, que van en aumento, han financiado muchas de las empresas privadas más exitosas desde que el régimen relajó las reglas sobre el "trabajo por cuenta propia", el equivalente a una forma de inversión extranjera.

También se le ha otorgado mayor flexibilidad a la Sección de Intereses de Cuba en Washington. José Ramón Cabañas Rodríguez, jefe de la diplomacia de Cuba en los Estados Unidos, ahora puede obtener permiso para de viajar por el país para participar en charlas y conferencias sobre negocios. En octubre, habló con líderes y académicos de negocios en Chicago, Illinois. Las exportaciones de productos agrícolas provenientes de ese estado crecieron, de 2.6 millones el año pasado a 3.7 millones entre enero y julio de este año.

Los grupos estadounidenses de poder financiero y de las empresas se preocupan. Temen que Washington deje a un lado sus hambre de lucro, mientras sus competidores se benefician. Haciéndose eco de ese temor, un editorial reciente del diario neoyorquino New York Times titulado "Levantar el embargo a Cuba", critica el "compromiso sin sentido de Washington con una política fracasada de 50 años hacia Cuba".

Por su parte, el gobierno de Castro está dispuesto a llegar a algún tipo de acuerdo con los EE. UU., parecido a recientes tratos entre Estados Unidos con Irán y Birmania. La élite pequeña burguesa nacionalista que gobierna la isla ya no tiene interés alguno en mantener su máscara antiimperialista, está tratando de encontrar la manera de establecerse las relaciones económicas con los EE. UU., y a la vez mantener sus privilegios a costa de la clase obrera cubana.

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