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Perspectiva

Suena la alarma de un colapso financiero

Aumentan las advertencias sobre la crisis que se avecina al sistema financiero mundial, consecuencia directa de la inundación de plata gratis para los bancos y para los especuladores de parte del Banco Central estadounidense (el FED) y otros bancos centrales.

El martes pasado, el diario británico Daily Telegraph publicó un artículo titulado "La economía global se halla a un paso explosivo de otra crisis". Cita los comentarios de la firma financiera Fathom Consulting, dirigido por el ex economistas del Bank of England. Comentarios que declaran que detrás de la presente calma en los mercados se esconde la acumulación de riesgos en el sistema financiero mundial.

El director de Fathom le dijo al diario británico que China está en peligro. Si esa economía sufre un "aterrizaje duro" aumentará enormemente el número de prestamos morosos. Hizo un paralelo entre la China actual y la situación en EE. UU. en el 2006, cuando se desmoronaba el mercado inmobiliario.

Según Fathom, los malos prestamos representan el 17 por ciento del producto interno bruto (PIB) chino. Aunque la empresa predice "aterrizaje suave" para la economía china, advierte que existe "riesgo significativo" de que las autoridades no serán capaces de contener una crisis, y señaló que "hay mucho dinero dando vueltas por ahí que no produce ganancias. "

Cualquiera sea la chispa de otra crisis mundial, (China o algún otro mercado financiero), el nuevo crac está enraizado en las medidas del Fed de los últimos seis años. Desde el colapso de Lehman Brothers en septiembre del 2008, la Reserva Federal ha inyectado alrededor de cuatro mil millones de dólares en los mercados financieros, inflando así un frenesí especulativo en las acciones y otros activos financieros.

El martes, el canal estadounidense de noticias financieras CNBC señaló los comentarios de una carta inversor emitido por los administradores de dinero en el fondo de especulativo (de veinticinco mil millones dólares) Elliott Management. "Los precios de los activos financieros son artificiales; el equilibrio es temporal; la falta de volatilidad es una trampa; y cuando toda la cosa estalle, sálvese quien pueda", dice la carta.

La política de la Fed de "flexibilización cuantitativa" (de imprimir muchísimo dinero a una tasa de interés para la banca de sólo 0.25 por ciento) ha resultado en que ahora los mercados financieros están nadando en plata que no tiene donde conseguir ganancias, aumentando los precios de bonos y acciones disminuyendo las ganancias. En consecuencia, según Elliott Management: "Los inversores están" buscando ganancias en inversiones de menor calidad y mayor riesgo".

No bien comience a desmoronarse el mercado financiero, los especuladores (que han puesto su dinero en activos de alto riesgo para pagar los prestamos que hicieron posible la inversión original), liquidarían su riqueza financiera. Dependiendo del tamaño, esa liquidación, causaría un tormenta de ventas entre bonos y acciones de menor riesgo, creando un pánico en el mercado.

Los que se preocupan no son sólo los administradores los de fondos especulativos y otros agentes del mercado financiero. En un discurso pronunciado en la Universidad del Sur de California el mes pasado, Richard Fisher, presidente del Banco de la Reserva Federal de Dallas, volvió a expresar preocupación sobre la política monetaria de la Reserva Federal.

Sus comentarios repiten los del Banco de Pagos Internacionales (BPI) en su informe anual a finales de junio, donde advierte sobre que los precios de estos activos no tienen nada que ver con la economía real. La advertencia del BIS fue parte de una iniciativa para los bancos centrales endurezcan sus medidas monetarias.

La presidenta del Fed, Janet Yellen, respondió a los pocos días en un discurso pronunciado en un foro del Fondo Monetario Internacional, en que apostaba a la regulación "macroprudencial" (la supervisión directa por parte del Fed) como alternativa a aumentar las tasas de interés, lo que aumentaría el desempleo.

Sin criticar directamente a Yellen, Fisher compara la supervisión macroprudencial a la infame Línea Maginot francesa de los años de 1930, supuestamente para evitar una invasión alemana, y que resultó fácil de eludir.

Fisher puso el dedo en la herida de las tenencias de activos financieros por parte de la Reserva Federal, sin precedente histórico. El Fed es dueño de un 40 por ciento de los bonos del Tesoro de EE. UU. y una proporción similar de los valores respaldados por hipotecas (MBS), implicados en el colapso en 2008.

Señalando a las consecuencias globales de la política del Fed, dijo Fisher, "Este es un perfil sin ningún precedente para los guardianes del sistema financiero mundial."

La acumulación de deuda y de los MBS en las arcas del Fed significa que, en vez de estar fuera de cualquier crisis financiera, como lo fue en el 2008, el propio banco central estará enredado esta nueva quiebra, poniendo en tela de juicio su propia existencia.

El desarrollo de una nueva crisis financiera tiene consecuencias de gran alcance económico. Pero no menos importantes son las cuestiones políticas que plantea.

A partir de 2008, la Reserva Federal y otros bancos centrales, actuando en nombre de las elites financieras dominantes, rescataron a los establecimientos financieros y a los especuladores por una suma de muchos miles de millones de dólares. Desde entonces, han estado haciendo que la clase trabajadora pague por el gasto masivo de fondos estatales mediante la marcada reducción de niveles de vida del proletariado y recortando los servicios sociales.

La burguesía alemana trató de ganar tiempo apoyando la instalación de Obama como presidente de Estados Unidos, pero las clases dominantes siempre han sabido que las medidas financieras que adoptaron no podían resolver la crisis subyacente del sistema de ganancias. En cualquier caso, las medidas adoptadas en los últimos seis años no se pueden repetir. Una nueva crisis traerá enormes luchas sociales clasistas.

Por eso, el repartir de dinero a mano rota, casi sin barreras, a las élites financieras está ligada al la enorme represión estatal. Cosa que revela el de espionaje de la NSA y las actividades afines de las agencias de inteligencia de todo el mundo. Para la burguesías los EE. UU. de los otros países ahora al pueblo trabajador es ahora el enemigo interno.

El tipo de respuesta que están preparando se reveló de forma gráfica en el sitio policial y militar de toda una ciudad después del ataque terrorista en la maratón de Boston en el 2013. Fue un ensayo general de medidas para hacer frente a la clase obrera en caso de otro colapso financiero.

La creciente represión estatal en el país se ha visto acompañado con la de aceleración de preparativos de guerra. Como bien señala el artículo de perspectiva WSWS de 4 de agosto: "Los crímenes de guerra que se llevaron a cabo en Gaza hoy, y el hecho de que están siendo apoyados por todas las grandes potencias, son un aviso de lo que se está preparado contra la clase obrera en todos los países."

Del mismo modo que las élites gobernantes se están preparando para las batallas de clase que surgirán de otra guerra o un nuevo colapso financiero, también lo debe hacer la clase obrera.

Lo más importante para el proletariado es la construcción del Comité Internacional de la Cuarta Internacional y de sus partidos, una nueva dirección revolucionaria de la clase obrera, para luchar por el socialismo internacional como la única respuesta al programa de la burguesía de guerra y represión.

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