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Perspectiva

Parasitismo Global crea una nueva crisis financiera

La forma en que el parasitismo financiero, alimentado por las políticas monetarias de dinero ultra-barato seguidas por el Banco de Reserva Federal de Estados Unidos y otros bancos centrales, está creando las condiciones para una nueva crisis y queda expuesta en las cifras de adquisiciones y fusiones en el primer semestre de este año.

Según un informe publicado en el Financial Times la semana pasada un "cóctel embriagador de costos de financiamiento ultrabaratos" ha producido un auge en Estados Unidos de fusiones y adquisiciones por un valor de casi US$ 1 billón en los primeros seis meses del año, un aumento del 60 por ciento respecto al mismo período en el 2014 y el nivel más alto desde que se mantienen cifras en 1980. El precio para adquirir empresas ha alcanzado nuevos máximos, con un promedio de 16 veces las ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización. Esto se compara con 14,3 veces en 2007. En una adquisición importante, la proporción fue de 20.

El frenesí por adquisiciones es ahora mayor al que precedió a la crisis financiera de 2008, y no se limita a Estados Unidos. La actividad mundial de fusiones y adquisiciones ha aumentado en un 38 por ciento en el primer semestre de 2015 en comparación con hace un año, alcanzando US$ 2.180 mil millones, su nivel más alto desde 2007.

Estas cifras son otra expresión de que la actividad parasítica de comprar una empresa, a menudo con dinero prestado obtenido a intereses muy bajos, y luego repartirse todos los bienes de la empresa, está sustituyendo cada vez más la inversión productiva como fuente de ganancias.

Pero hay un sentir, incluso entre los participantes, que esta orgía no puede continuar indefinidamente. Una banquero con experiencia declaró al Financial Times que este año "se siente como durante los últimos días de Pompeya: todos se preguntan cuándo el volcán entrará en erupción."

Advertencias de otra explosión financiera y la incapacidad de los bancos centrales y autoridades financieras para hacerle frente están al centro del informe anual del Banco de Pagos Internacionales (BIS en sus siglas en inglés) recientemente publicado.

El BIS, que a veces se llama el banco de los banqueros centrales, ha sido un severo crítico de la política de bajos intereses que ha dado lugar a un aumento vertiginoso de dinero en los mercados financieros por los bancos centrales. Fue una de las pocas instituciones oficiales en advertir de la acumulación de las condiciones aptas para una crisis en los años anteriores a 2008, y ha sido crítico de las políticas llevadas a cabo desde entonces.

De acuerdo con el BIS, "En algunas jurisdicciones, la política monetaria ya está poniendo a prueba sus límites exteriores, el punto en que se estiran los límites hasta lo impensable".

Su informe señala que las raíces de la crisis se encuentran en la disminución constante de las tasas de interés reales a partir de la década de 1980. La caída en las tasas de interés ha dado lugar a un aumento de la deuda, lo que significa que es cada vez más difícil aumentar las tasas sin que esto detone una crisis. Con cada nueva crisis, la respuesta ha sido bajar aún más las tasas de interés.

En sus comentarios sobre el informe Claudio Borio, jefe del departamento de política económica y monetaria del BIS, dijo que las tasas reales de interés en las principales economías nunca habían sido tan bajas durante tanto tiempo. "En lugar de reflejar la debilidad actual", dijo Borio, "ellos [los bajos tipos de interés] pueden, en parte, haber contribuido a alimentar auges y caídas financieros, y retrasar los ajustes. El resultado es demasiada deuda, demasiado poco crecimiento y tasas de interés demasiado bajas".

Desmantelando el mito de que los bancos centrales y autoridades monetarias están de alguna manera en control del sistema financiero mundial, y tienen una idea clara acerca de lo que se está haciendo, el informe del BSI señala que "hay una gran incertidumbre acerca de cómo funciona la economía". Añade que "ha pasado demasiado tiempo para los tomadores de riesgo en los mercados financieros ", y que la" ilusión de que los mercados permanecerán líquidos cuando están bajo estrés ha sido muy exagerada”.

El miedo a la "ilusión" de la liquidez se refiere a una situación en la que todos los inversores y especuladores quieren vender y de repente no se encuentran compradores.

El BIS advirtió que la inundación de dinero en los mercados, que causa tasas de interés bajísimas, está creando las condiciones para una crisis que los bancos centrales no puedan controlar debido a sus políticas anteriores. "Cuanto más se extiende una banda elástica, más violentamente se contrae de nuevo", dice el informe.

Por lo tanto, debe haber un intento de normalizar la política monetaria para enfrentar la situación cuando llegue la próxima recesión, “que sin duda se materializará en cualquier momento”. Los bancos centrales no serían capaces de resolver tal situación mediante la reducción de las tasas debido a que ya están cerca de cero. "¿De qué sirve una pistola a la que no le quedan balas?", pregunta el informe.

El objetivo básico del informe del BSI es que mientras las burbujas financieras –alimentando la recompra de acciones con inflados precios y también fusiones y adquisiciones– pueden aportar soluciones a corto plazo, en el largo plazo simplemente crearán las condiciones para una nueva crisis.

Si bien no lo explica abiertamente, la crítica del BIS de las actuales políticas es una expresión del hecho de que, en el análisis final, la fuente de todas las formas de ganancia es la plusvalía extraída de la clase trabajadora. Por lo tanto, la única forma para que el capital pueda superar la crisis y restablecer la estabilidad es un aumento masivo de la explotación.

Por lo tanto, la recomendación política central en el informe es dejar de confiar en la política monetaria y la imposición de "iniciativas que son más de carácter estructural".

Las amargas experiencias de la última década ya han puesto de relieve lo que esto significa: la destrucción de las condiciones de trabajo y los recortes a los servicios sociales esenciales y otros programas financiados por el gobierno, acompañados con más "flexibilidad" para los mercados laborales. Un entorno propicio para la "innovación y el emprendimiento", es decir, se debe establecer una rienda suelta para los negocios, de acuerdo con el BIS.

También pide que se tomen medidas destinadas a "impulsar la participación de la fuerza de trabajo”. Esto significa crear nuevas fuentes de mano de obra barata, forzando mediante la reducción de sus derechos a los discapacitados y aquellos que reciben otras formas de pensión a que entren a la fuerza laboral.

El informe no especifica cómo tales medidas económicas, que ya se están imponiendo en todos las principales economías, se intensificarán, aparte de decir que será "políticamente difícil". Las dificultades se refieren al hecho de que su actualización es fundamentalmente incompatible con el mantenimiento de cualquier tipo de régimen democrático.

El BIS decidió guardar silencio sobre lo que significaban sus recetas políticas. Sin embargo, un informe publicado por un banco gigante de inversión estadounidense, JP Morgan Chase, hace dos años habló de forma muy clara sobre lo en su opinión son los principales problemas de los sistemas políticos de varios países de Europa, como Grecia, España, Portugal e Italia.

Las constituciones de esos países”, opina el informe, fueron aprobadas después de la derrota del fascismo e incorporaron características hostiles a una resolución de los problemas para el capital creado por la crisis financiera. Estos incluyen "ejecutivos débiles, estados centrales débiles en relación con las regiones, la protección constitucional de los derechos laborales; sistemas de concertación que favorecen el clientelismo político y el derecho a protestar si se realizan cambios no deseados al status quo".

En otras palabras, debe restaurarse el tipo de condiciones políticas, económicas y sociales que prevalecían en los regímenes fascistas, donde el capital tenía irrestricta libertad de operación.

Dos años más tarde, este programa se está llevando a cabo en Grecia a través de la dictadura de la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, que insisten en que cualquier expresión de los intereses de la masa del pueblo, incluso dentro del marco limitado de la democracia burguesa, debe ser anulado y pisoteado para favorecer los intereses del sistema de ganancias, cosa que no se limita a Grecia.

La devastación económica y social en Grecia no surge de las condiciones propias de ese país, pero del colapso del sistema capitalista global. Grecia es el campo de pruebas para el tipo de medidas que se llevarán a cabo en todos los países, que, como el informe del BSI deja claro, se está convirtiéndo cada vez más en una urgencia para las élites financieras y corporativas.

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