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Veintitrés muertos, miles de personas sin hogar, inclusive en la capital Lima, debido a inundaciones de ríos con deslizamientos de tierra producto de la falta de infraestructura en el Perú

Docenas de muertos y miles sin hogar fueron los afectados por los desbordes del rio Rímac y sus afluentes en los primeros días de febrero. A estos se suman cantidades similares de miles de víctimas debido a las más fuertes lluvias torrenciales de los últimos 40 años en el Perú. Se han perdido miles de cosechas los departamentos de clima tropical, Tumbes y Piura, que colindan con El Ecuador. El mismo fenómeno ocurrió en los Andes y la cuenca del rio Amazonas.

Varios distritos de Lima, Perú, han sido inundados con agua, barro y piedras del desbordamiento del río Jauycoloro, dejando docenas de muertos y miles sin hogares. Las fuertes lluvias continúan y las inundaciones pueden llegar al distrito donde se encuentra la Casa de Gobierno.

El 1ro de febrero, el gobierno declaró un estado de emergencia de 60 días en cinco departamentos: Tumbes, Piura y Lambayeque a lo largo de la costa norte y Loreto y Ucayali en la cuenca amazónica oriental.

Para el 3 de febrero, los deslizamientos de barro y piedras, más las inundaciones, habían destruido 7.000 viviendas y 400 kilómetros de carreteras a nivel nacional. Medio millón de personas se han visto afectadas y desde la semana pasada el costo se estimó en 120 millones de soles (US $ 36 millones). Esta cifra está aumentando cada día.

Los deslizamientos de lodo y las inundaciones son comunes en gran parte de un país tan montañoso y húmedo como es el Perú; sin embargo, el gobierno no ha hecho prácticamente nada para proteger a los distritos pobres y obreros del impacto de estos desastres naturales. Las personas empobrecidas que se han ahogado en las aguas de las inundaciones y que han sido enterradas vivas por el barro no solamente son víctimas de un desastre natural, pero víctimas del sistema capitalista.

El primer ministro Fernando Zavala respondió al desastre con una apología hueca: "El gobierno reconoce que el país no estaba preparado para enfrentar los deslizamientos de tierra"; sólo del desastre natural, sino también de su sistema capitalista.

Las barreras de bloques de cemento construidas a lo largo de ambos lados del río Jauycoloro se encontraban de medio metro a menos de 2 metros de altura. Estas alturas, dada la frecuencia del desbordamiento del río (1998, 2012, 2015 y 2016) resultaron inadecuadas. Sólo en este año, el río Jauycoloro creció en más de 2 metros en algunos sectores. Zavala era consciente de esta información cuando hizo su declaración.

Años de desgaste de los deslizamientos de tierra han creado quebradas desde las cimas de las montañas hasta donde están los barrios más pobres de Lima, en la ladera de la montaña. Como resultado, barro, piedras y grandes rocas han rodado por las quebradas hacia los barrios pobres, destruyendo las casas que se interponían en el camino.

Los vecinos pobres y de clase trabajadora son los primeros en ayudar a los que están en peligro, trayendo sacos de arena y neumáticos para detener el ascenso de las aguas. El gobierno no respondió de inmediato, sólo más tarde prometió entregar ayuda para la reconstrucción.

Las principales carreteras que conectan Lima con los Andes y la Amazonia centrales, rico en frutas, maderas, café y minerales, están cubiertos de barro y piedras, mientras que muchos puentes, incluido el muy utilizado puente “Ramilro Priale,” fueron destruidos por las inundaciones. El gobierno ha prometido construir un puente temporal, pero esto tomará alrededor de una semana para completarse.

Mapas del Instituto Peruano de Geología, Minería y Metalurgia (INGEMMET) muestran que varias de las áreas inundadas eran conocidas por ser propensas a inundaciones. Según los mapas de INGEMMET, la zona del río Rímac es uno de los valles costeros más afectados por los desastres naturales, particularmente las inundaciones. Los mapas muestran que Lima no está preparada para las inundaciones y deslizamientos de tierra que se sabe seguirán causando daños desastrosos en los años venideros.

Los que están en las provincias rurales, en su mayoría nativos sudamericanos también están devastados por las recientes inundaciones y deslizamientos de tierra. En estas provincias, las fuertes lluvias andinas también causaron daños considerables. En los departamentos septentrionales de Tumbes, Piura y Lambayeque, miles de hectáreas cultivables han sido destruidas. La producción de Lambayeque es uno de los departamentos más dañados por las lluvias torrenciales. Todas las calles de la provincia capital, Chiclayo, han sido inundadas. Como medida preventiva, el servicio eléctrico fue suspendido. En Chosica, a 30 kilómetros al este de Lima, cuatro fueron muertos y seis desaparecieron con costos de daños estimados en US $ 12 millones. En Huancavelica, el 60 por ciento del departamento está afectado. En Chincha, una avalancha de barro bloqueó la carretera Panamericana Sur.

Después de varias semanas de pérdidas de cosechas y falta de agua potable, la gente empieza a enfermarse. Se informa que una alta tasas de infección se están extendiendo en el Perú rural. El sur de Ica solo ha reportado 28 casos de dengue, una enfermedad propagada por mosquitos.

La crisis producida por las inundaciones y deslizamientos de tierra revela la fraudulenta afirmación de que el Perú ofrece una economía sana con una alta tasa de crecimiento. La agencia de calificación Moody's está revisando su previsión de crecimiento para Perú de 4,5 por ciento a 3,7 por ciento debido al efecto del escándalo de corrupción de Oldebrecht en los últimos cuatro presidentes -Alejandro Toledo, Alan García, Ollanta Humala y el actual presidente, Pedro Pablo Kuczinsky (ver: Principales políticos peruanos implicados en el escándalo de corrupción "Lava Jato" de Brasil).

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