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NPA apoya tácitamente la campaña de la élite gobernante francesa en apoyo a Macron

El abismo de clase que separa al Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) de la corriente pablista y al Parti de l'égalité socialiste (PES), la sección francesa del Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI), no podría ser mayor. Mientras que el PES llama a realizar un boicot activo de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales para movilizar a la clase obrera contra ambos candidatos con base en una perspectiva revolucionaria independiente, el NPA interviene para subordinar a los trabajadores y jóvenes al banquero Emmanuel Macron.

En la principal declaración sobre las elecciones publicada en su sitio web, el NPA declara: “Marine Le Pen y el FN [Frente Nacional] son un peligro mortal para los derechos colectivos y los movimientos sociales. Quieren suprimir y prohibir la oposición social, las manifestaciones, los sindicatos y la oposición social. Esto significa divisiones incluso mayores entre los oprimidos franceses y extranjeros, heterosexuales y LGBTI. Amenaza los derechos de las mujeres”.

Aunque admite que Macron es “el representante más directo de las políticas de libre mercado perseguidas durante los últimos treinta años”, luego añade: “Entendemos a los trabajadores y jóvenes que voten por Macron para bloquear el Frente Nacional”.

Se trata de una evasión cobarde de las responsabilidades políticas fundamentales planteadas por la crisis histórica en Francia. El setenta por ciento de los votantes están enfadados con tener que elegir entre una neofascista y un representante de las medidas extremas de austeridad y el militarismo de la Unión Europea (UE); una encuesta de los partidarios del candidato presidencial derrotado Jean-Luc Mélenchon mostró que dos tercios de ellos rechazan el apoyo a cualquiera de los dos candidatos. Sin embargo, el NPA no da ninguna indicación de qué es lo deben hacer los trabajadores para oponerse a unas elecciones entre la peste y el cólera.

En cambio, el NPA dice que “entiende” por qué votarían por Macron contra el FN de Le Pen. De hecho, es obvio quién está presionando a los votantes para que respalden a Macron: el Partido Socialista oficialista (PS), Los Republicanos de derecha (LR) y los medios corporativos que han desatado una campaña masiva insistiendo en que los votantes, sean cuales fueren sus reservas, están moralmente obligados a votar por Macron contra los neofascistas. La propia declaración de la NPA hace resonar esta campaña oficial a favor de Macron, que claramente entiende y concuerda con ella.

No hay duda de que un gobierno del FN sería un enemigo mortal para la clase obrera. El NPA señala que tratará de prohibir manifestaciones, promover la destrucción de los derechos sociales básicos de los trabajadores, incitar odios nacionalistas y amenazar los derechos democráticos de las mujeres y las minorías sexuales. Sin embargo, para que esto sea un argumento para votar por Macron –o, como el NPA lo dice evasivamente, para “entender” un voto por Macron— tendría que ser que dicho voto conlleve a un resultado sustancialmente diferente.

Pero implicar que Macron es un mal menor, porque no prohibiría las protestas, atacaría los derechos sociales básicos, incitaría a los odios nacionalistas o amenazaría los derechos democráticos, es falsificar descaradamente su historial.

Macron es el exministro de Economía del presidente saliente del PS, François Hollande. Como tal, tiene la culpabilidad política en cuanto a la imposición del estado de emergencia del actual gobierno, que pretende prolongar como presidente. El estado de emergencia suspendió los derechos democráticos básicos y fue el pretexto para los ataques policiales masivos contra la comunidad musulmana en Francia, así como la legitimación de Hollande de la islamofobia con sus repetidas invitaciones a Marine Le Pen para conversaciones en el palacio presidencial del Elíseo.

Los planes de Macron de militarizar Francia y volver a introducir el servicio militar obligatorio se basan evidentemente en una intensificación de las drásticas políticas de austeridad por el PS que ayudó a planificar bajo Hollande. Para llevar a cabo estas medidas e imponer la odiada legislación laboral, el PS inhibió la realización de marchas para protestarlas y las reemplazó con mítines estacionarios, amenazando con prohibir todo tipo de manifestaciones.

Los planes de Macron de utilizar la ley laboral para imponer cambios drásticos en la legislación social a través de decretos ejecutivos provocará sin duda una oposición de las masas obreras y nuevos intentos de la policía para aplastarla. Se ha comprometido a eliminar 120.000 puestos de trabajo en el sector público, desregular el mercado de trabajo y destruir los sistemas de salud y pensiones para hacer a Francia más “competitiva”. Junto con la conscripción, estas políticas tienen como objetivo preparar a Francia para una “época de relaciones internacionales donde la guerra podría ser de nuevo un resultado posible de la política”.

En cuanto a cualquier intento de preservar la política de matrimonio gay del PS al votar a Macron, se trata de una estrategia completamente en bancarrota. La explotación del matrimonio igualitario para intentar maquillar las políticas antiobreras del PS es algo completamente reaccionario y amenaza los derechos de los homosexuales mismos. Esto simplemente alimenta un retroceso hacia la derecha. Fue precisamente bajo el PS que la derecha cristiana logró finalmente construir un movimiento contra los gays en Francia, la Protesta para Todos, en torno a la oposición al matrimonio homosexual y la legislación de género del PS.

De hecho, el propio NPA admite que votar a Macron no “bloqueará” al FN, sino que allanará el camino para que llegue al poder e imponga potencialmente las opiniones sociales de derecha violentamente representadas en sus filas. Al hablar de Macron en su declaración, el NPA declara: “¿Su programa? Poner fin a la jornada laboral de 35 horas, aplastar la Seguridad Social, reducir el número de trabajadores del sector público, ir aún más lejos en aplastar el Código de Trabajo. ... La política que quiere implementar es precisamente la que ayuda al Frente Nacional a crecer, acelerando constantemente la destrucción de nuestros derechos sociales”.

En otras palabras, el NPA está orientando a Macron, plenamente consciente de que él representa estas políticas derechistas y antiobreras, pero lo apoya explícitamente con base en esto.

Para cualquiera familiarizado con la historia política del NPA, esta orientación reaccionaria no es sorprendente. Hablando por los intereses de las capas acaudaladas de la clase media y hostil al marxismo revolucionario desde su fundación en el 2009, el NPA se ha orientado hacia las políticas antisociales y militaristas del PS.

Ya para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 2012, el NPA llamó a votar por Hollande y por lo tanto dio su apoyo a uno de los gobiernos más reaccionarios de la historia francesa. En el escenario internacional, el NPA apoyó el gobierno de Syriza en Grecia y desempeñó un papel clave en la promoción de las intervenciones imperialistas de la OTAN en Libia y Siria.

Estos llamados a favor de escaladas militares han estado en el corazón de su campaña electoral del 2017. En la manifestación final del partido en París el mes pasado, la portavoz del NPA, Christine Poupin, lanzó un ataque histérico contra el imperialismo europeo y estadounidense por no haber intervenido más agresivamente en Siria para derrocar al presidente Bashar al Asad.

Antes de esta reunión, el candidato presidencial del NPA, Philippe Poutou, emitió una declaración en la que defendió el ataque de misiles por Trump el 7 de Abril contra Siria y calumniando a los opositores de la guerra de cambio de régimen llamándolos defensores de Asad. En los últimos días, International Viewpoint, la publicación en línea de la Internacional Pablista a la que está afiliado el NPA, ha tenido artículos y entrevistas con títulos como “Asad debe caer” y “El increíblemente pequeño ataque de Trump contra Siria”.

Para apoyar las políticas belicistas y, al mismo tiempo, tratar de mantener la ira social masiva bajo control entre las dos rondas electorales, el NPA está lanzando otro proyecto de reagrupamiento procapitalista que incluye a las fuerzas desacreditadas del PS y su periferia.

Una declaración reciente (“Derrotar a Le Pen, luchar contra Macron, y reconstruir una izquierda vibrante”) publicada en International Viewpoint pide la construcción de “ Beyond that, Ensemble!” (“Más allá, ¡reagrupémonos!”). Este movimiento “representa a las candidaturas comunes de las fuerzas de la izquierda (Francia Insumisa, el Partido de Izquierda, el Partido Comunista Francés, Ensemble, el NPA, los verdes, activistas disidentes de los verdes y el PS, activistas de organizaciones de base...) en una plataforma que rompa con el socialliberalismo, por una mayoría que se oponga a las políticas de Macron y por un frente contra la extrema derecha y la derecha. Buscamos implementar esta orientación a nivel nacional, así como localmente con la debida consideración por la diversidad de las situaciones locales”.

La declaración pide “votar y derrotar a Le Pen el 7 de mayo”, es decir, votar por Macron. Aplaude la campaña de Jen-Luc Mélenchon, que ha servido para encauzar la ira social de nuevo hacia el establecimiento político, llamando a hacer que esta campaña sea “más fuerte, pero también más amplia”.

Los trabajadores y jóvenes que estén buscando una alternativa al callejón sin salida de las elecciones presidenciales y la política parlamentaria francesa deben rechazar esta perspectiva.

Lo que la clase obrera necesita construir es un auténtico partido trotskista, no otro aliado “izquierdista” del PS que sólo traicionará a los obreros, impondrá austeridad y guerra y se aliará con otros partidos antiobreros y proausteridad como Syriza en Grecia, Podemos en España o Die Linke en Alemania. Estos partidos ya han estado en el poder en varios niveles de gobierno durante varios años –teniendo el cargo de primer ministro en Grecia, uniéndose a los gobiernos regionales en Berlín y administrando las principales ciudades españolas como Barcelona—. Han implementado medidas de austeridad y aplastado huelgas en oposición a sus políticas reaccionarias.

En Francia, la bancarrota de la perspectiva de construir partidos “amplios de izquierda” es precisamente la lección de la experiencia del propio PS. El PS, fundado hace casi medio siglo, era el modelo original de un partido de “izquierda amplia”. La presidencia de Hollande y su gobierno derechista, que abrió paso a la elección entre Macron y Le Pen, es el producto final del proyecto de construir un partido de “amplio de izquierda”, en lugar de un partido de la vanguardia proletaria en la tradición de Lenin y Trotsky.

En su manifiesto electoral, el PES caracterizó al PS de la siguiente manera: “El PS se fundó en 1971, después de que el Partido Comunista Francés estalinista (PCF) quedase desacreditado al negarse a tomar el poder durante la huelga general de 1968. No era una organización socialista, sino una herramienta de las fuerzas sociales más reaccionarias. Una coalición de socialdemócratas, católicos sociales, exestalinistas, extrotskistas y antiguos funcionarios del régimen de Vichy que colaboró con los nazis, funcionó como vehículo electoral para un importante político ex-Vichy, François Mitterrand. En 1981, Mitterrand se convirtió en el primer presidente del PS en Francia”.

Desde el “giro a la austeridad” de Mitterrand en 1982 y la restauración del capitalismo en la URSS por parte de la burocracia estalinista en 1991, todo el entorno social de los verdes y la pseudoizquierda orientado históricamente al PS se ha desplazado cada vez más hacia la derecha. El colapso del PS en estas elecciones es el resultado de la bancarrota y el carácter antiobrero de su perspectiva.

La campaña del PES por construir un genuino partido trotskista en la clase obrera se llevará a cabo como parte de una lucha despiadada contra todos los intentos del NPA y otros partidos para crear otra trampa para la clase trabajadora.

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