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“Existen aires de rebelión laboral en India y China”

El profesor Immanuel Ness conversa sobre los trabajadores de Maruti Suzuki

Immanuel Ness

Immanuel Ness enseña Ciencias Políticas en Brooklyn College de la Universidad de la Ciudad de Nueva York. Ha escrito mucho sobre la lucha de clases en India, y sobre el nuevo sector automotriz, estrechamente ligado a la economía mundial. Ness formó parte de un equipo de abogados y defensores de los trabajadores que visitó a India en mayo 2013 para investigar la represión de los trabajadores de la planta de montaje de coches de Maruti Suzuki en Manesar, al suroeste de Delhi.

En julio 2013, la Comisión Internacional Pro Derechos Laborales (International Commission for Labor Rights), basada en la ciudad de Nueva York, produjo un informe en inglés intitulado “ Merchants of Menace: Repressing Workers in India’s New Industrial Belt” (Mercaderes de Amenaza: Reprimiendo a los trabajadores del Nuevo Cordón Industrial de India) que presentó detalles de las detenciones y despidos en masa que resultaron de una confrontación provocada por la empresa el 18 de julio 2012, y la muerte de Awanish Dev, gerente de recursos humanos de la compañía.

En 2015 el profesor Ness escribió un libro intitulado Southern Insurgency: The Coming of the Global Working Class (Insurgencia del Sur: La Llegada de la Clase Obrera Mundial). Esta obra contiene estudios de las luchas obreras en India, China, y Sudáfrica. Hace poco, conversó con Jerry White, periodista del World Socialist Web Site, sobre los acontecimientos en Maruti Suzuki y su significado para todos los trabajadores del mundo.

Hablando sobre su compromiso con este caso, Ness dijo: “Fui una de las ocho personas de la comunidad internacional que condujeron una investigación imparcial en India, unos diez meses después del acontecimiento del 18 de julio, 2012. Tratamos de determinar cuan creíbles eran los gobiernos de India y del estado de Haryana y las alegaciones de la empresa de que estos obreros habían estado envueltos en la muerte del gerente de recursos humanos. En ese entonces 150 trabajadores habían detenidos”.

Obreros automotrices llegando al tribunal (gracias a: The Factory (La Fábrica), un film de Rahul Roy)

En cuanto a las brutales condenas de un tribunal de distrito contra 13 de ellos, incluyendo a los doce líderes del sindicato de obreros de Maruti Suzuki (MSWU), Ness declara: “Fue chocante que se condenara a 13 trabajadores a cadena perpetua, cuando todas las pruebas indicaban que no habían tenido nada que ver con la asfixia del gerente, quien en verdad apoyaba a la campaña de los obreros. Murió en un incendio por inhalación de humo. Aun si algún obrero hubiera iniciado el incendio, lo que no ocurrió, hubiese sido uno y no trece”.

“Que alguien muera es algo muy serio. Es serio para mí. Pero, la opinión unánime de los integrantes de la comisión es que ninguno de estos obreros estaba involucrado en eso; que el gobierno había violado sus derechos; y que los obreros deben ser compensados. Descubrimos que Maruti Suzuki había violado las normas legales internacionales sobre el derecho de obreros de organizarse y movilizarse colectivamente”.

“El que lea los documentos del tribunal, que haya entrevistado a esos trabajadores, reconocerá los que iniciaron el motín e incendio de julio 2012 fueron matones de la compañía vestidos como los obreros. Se amotinaron en la fábrica, diría yo, con la intención de socavar la campaña sindical”.

“Los trabajadoras ya habían presentado el papeleo en Chandigarh, capital del estado de Haryana, cumpliendo con los requisitos para la formación del sindicato MSWU. El operativo de la empresa tenía el propósito de frenar esa campaña sindical. Desde entonces no existe ninguna organización que represente a los obreros de esa planta, ni ninguna nueva campaña”.

“Pasado el motín, caen en redadas cientos de obreros; no sólo ellos, sino sus familiares. Todos los obreros de la planta armadora, tanto los de tiempo completo como los tercerizados [contratados], fueron reemplazados. O sea que, todos los que se movilicen en esa fábrica o en cualquier otra de Maruti Suzuki, serán reemplazados”.

Ness analizó los verdaderos motivos detrás de la cacería de brujas legal. “Durante el proceso —como señala vuestra página de Internet— la fiscalía y las autoridades de Haryana dejaron en claro que a la clase gobernante india le preocupaba mucho crear un ambiente muy favorable para la inversión extranjera:

“En 2012 y nuevamente en 2017 hubo un gran empuje para industrializar India, exportar principalmente a los países imperialistas y crear más lucro para Wall Street y el City de Londres. Suzuki, dueña de Maruti Suzuki, es una de las compañías más rapaces en cómo trata a los obreros japoneses. Ha impuesto condiciones de extrema explotación, y otras cosas por las que han pasado también los trabajadores de Estados Unidos, y a mayor grado en India. El gobierno de India intenta alentar inversiones extranjeras directas para empresas automotrices, electrónicas y demás”.

La charla después se centró en las condiciones de las familias de los obreros arrestados. “Cuando visitamos en mayo 2013, había mucho dolor en las familias, mujeres con niños infantes que nunca han visto a sus padres, familias viviendo hacinada sin poder pagar alquiler o alimentos. Muchos familiares sufrían de malestares sicológicos, emocionales y físicos, particularmente las esposas jóvenes de trabajadores detenidos y encarcelados. Esas mujeres han estado separadas de sus maridos por mucho tiempo. Todo eso todavía existe, como los demuestra en detalle el film de Rahul Roy, The Factory”.

Arrabales de Manesar alrededor de la fábrica Maruti Suzuki (gracias a: The Factory (La Fábrica), un film de Rahul Roy)

“En mayo 2013, estuvimos en Kaithal, uno de los centros administrativos de Haryana, poco antes de que la policía detuviera a obreros movilizados en solidaridad con los trabajadores de Maruti Suzuki. Los cercaron y fueron enviados a calabozos horrendos. Los delegados visitamos una cárcel y hablamos con un alto oficial de la policía”.

“El oficial repetía la misma línea: que los trabajadores de Maruti Suzuki eran culpables (del asesinato y de todo lo que se les acusaba); y que la gente que obstruía carreteras en defensa de ellos también eran culpables. No existía en él ninguna consideración para con los derechos de los manifestantes. Esa opinión era compartida por los patrones, la policía, y el Departamento de Trabajo. Todo eso gira, en verdad, alrededor de las cosas que ya he señalado, lo importante que tienen inversiones extranjeras para la clase de poder. Nada la detiene en su afán de fomentar un ambiente favorable a las grandes empresas”.

El periodista señala que esa es la política oficial de todos los partidos capitalistas, sea el Congreso Nacional Indio, el partido tradicional de la clase de poder india, que controlaba los gobiernos de Haryana y nacional cuando la persecución de los trabajadores de Maruti Suzuki estaba en auge, o Narenda Modi y su partido chovinista hindú BJP, que llegó al poder en mayo del 2014.

“Aunque yo diría que el gobierno de Modi es el peor en este caso; en verdad no hay diferencias entre los dos partidos, o entre algunos de los partidos regionales, sobre el derecho de los obreros a organizarse”, dijo Ness. “Sobre eso, existe muy poca justicia para los trabajadores”, añadió.

Ness habló de los obreros jóvenes que laboran en las nuevas Zonas Económicas Especiales (ZEE) y Zonas Francas Industriales (ZFI) en las afueras de las grandes ciudades de India. “En Delhi y Haryana, por ejemplo, trabajan muchos obreros de Bihar y de partes de Uttar Pradesh y más lejos. Vienen de zonas rurales. En muchos casos se ven forzados a mudarse a las ciudades cuando no hay empleo en los campos”.

En cuanto a las condiciones en las zonas urbanas, Ness dijo: “Hay altos niveles de contaminación ambiental, casi intolerables, y villas miserias por todas partes. Muchos obreros en estas zonas son tercerizados (de contrato) y están sin empleo durante gran parte del año. Dependiendo de la zona en que vivan, muchos de los obreros de las fábricas obtienen entrenamiento en el Instituto Indio de Tecnología. Sin embargo, cuando llegan a la edad de 30 o 35, las compañías quieren echarlos porque sus sueldos ya subieron”.

“Incluso los trabajadores que han sido entrenados con altos niveles de habilidad se han convertido en trabajadores tercerizados. En otras zonas existen condiciones aun peores. En los alrededores de Chennai, hay obreros que a la edad de 25 se convierten en chatarra para sus patrones. El periodo laboral de un obrero indio en esas regiones es entre la edad de 18 a 25, en algunos casos 35. Entonces la vida laboral de los obreros en esos lugares se acaba. Entonces uno es marginalizado aun más como obrero tercerizado, contingente”.

Esas son las condiciones que provocaron a los obreros de Maruti Suzuki movilizarse y ponerse en huelga. “Durante 12, 15 años, hubo muchos intentos de construir sindicatos, empezando con la planta armadora de Gurgaon y después en la de Manesar, que abrió en 2006. La lucha en la primera planta acabó con la creación de un sindicato dominado por la compañía, el sindicato Maruti Udyog Kamgar (MUKU). En Manesar, la planta más nueva, hubo campañas intensivas, comenzando en 2009, para organizar sindicatos independientes. Éstas culminan en 2012 con la creación del Sindicato de Trabajadores de Maruti (MSWU)”.

Trabajadores de transmisión de Suzuki hacen huelga en solidaridad con los obreros de Maruti Suzuki de Manesar en octubre 2011

Según Ness, los sindicatos tradicionales han demostrado ser incapaces de organizar a obreros tercerizados (contratados), quienes constituyen el noventa y cuatro por ciento de los obreros indios, dada “la cantidad de impedimentos que utiliza el Estado indio para impedir la movilización de los obreros de los nuevos sectores industriales”.

El periodista sugirió que una razón aun más importante es que las principales confederaciones sindicales —entre estas el Centro Sindical Indio y El Congreso Sindical Pan Indio (AITUC), ambos estalinistas— temen la inquina y la militancia de la juventud trabajadora. Esto es porque el Partido Comunista de India, CPI, y el Partido Comunista de India (Marxista), CPM, se han aliado muchas veces con el partido Congreso Nacional Indio, hasta el punto que sirvieron de sostén para el gobierno congresista del 2004-2008, y comparten con la burguesía india el proyecto de transformar a India en un centro de mano de obra a pésimos sueldos al servicio del capitalismo mundial.

Replica Ness: “Yo diría que los sindicatos actuales, no obstante sus posiciones políticas, cuanto más son socialdemócratas; ni son comunistas ni apoyan las medidas que predican. Eso ciertamente es el caso de la CITU, cuyo partido (el CPM) durante muchos años estuvo en el poder en Bengala Occidental, pero que ahora no tiene ninguna base de poder”.

Ness sigue describiendo la aceleración de luchas de obreros en las Zonas Económicas Especiales. “En el área específica de Delhi a cada rato ocurren importantes batallas proletarias —docenas de huelgas ocurren a diario y también cierres patronales en la industria de automóviles, motocicletas, y rickshaws. En enero me reuní con obreros autopartistas de Honda; obreros capacitados que están siendo reemplazados por trabajadores tercerizados. Una de las cuestiones claves en India es la gran necesidad y posibilidad de que los trabajadores tercerizados avancen mediante la actividad política.”

“En Maruti Suzuki muchos hablan de la movilización de los obreros permanentes en solidaridad con los obreros tercerizados; mas hay que notar que estos obreros de contingencia también se movilizaron. Al constituir el ochenta por ciento de la fuerza laboral, los obreros contingentes tienen un gran peso. Si estos obreros hicieran huelga, eso podría establecen los cimientos para una rebelión enorme o quizás algo más. Creo que son muy robustas las posibilidades de movilizaciones laborales en India, China y otros países”.

“Se sienten aires de rebelión. Solo basta visitar a lugares como Gurgaon e ir a algún parque. Una encontrará círculos de cientos de trabajadores discutiendo sus condiciones, hablando de la política, de las posibilidades del socialismo y de cómo lograrlo”.

Ness rechaza la desmoralización de algunos universitarios que insiste que la clase obrera y la lucha entre clases “han desaparecido”. Opina que con la mudanza a otras regiones de muchas de las plantas fabricantes de Europa Occidental y de América del Norte, millones de obreros muy explotados en Asia, África, y América Latina, se están transformando en una poderosa fuerza social.

“En India, el nivel de actividades organizativas es mayor que en otros lugares; también en Sudáfrica. Las investigaciones, mías y de otros, sobre mineros, obreros de platino, en lugares como Brasil, y México, han descubierto enormes movilizaciones, que con frecuencia no aparecen en las primeras planas”.

“Ocurren huelgas espontáneas y al margen de los sindicatos. ¿Cómo avanzar desde ese punto? Creo que se necesitan organizaciones y que hay un gran número de obreros que creen en eso. Los sindicatos son muy débiles en este país y en el resto del mundo”.

Siguiendo esa línea, este reportero planteó el análisis del Comité Internacional de la Cuarta Internacional de principios de los 1990, sobre el fracaso de todos los sindicatos nacionales y partidos laborales en cara a la globalización y a la formación de empresas transnacionales. ¿Qué piensa Ness de la cuestión de una estrategia internacional para unificar a la clase obrera?, se le preguntó.

“Tengo grandes esperanzas en los obreros. En cada una de sus luchas los obreros batallarán y crearan solidaridad. Esa es la interrogante clave: si construyen solidaridad en sus regiones, tendrán la capacidad de engancharse con el tipo de internacionalismo al que usted se refiere”.

“Contamos con muy pocos ejemplos de solidaridad mundial y en mucho tiene que ver con que la naturaleza de la federación sindical estadounidense, la AFL-CIO, que apoya al gobierno estadounidense y no a los movimientos obreros. Ha habido una clase de tenaza que ha prevenido a la capacidad de los sindicatos independientes emprender en esa forma de solidaridad”.

“Es necesario educar a los trabajadores sobre la conexión entre la superexplotación de obreros fuera de Estados Unidos, América del Norte y Europa; y la transformación de sus propias condiciones para mejorar la posición de la clase obrera internacional”.

Cerrando esta conversación, el periodista pone el dedo en la perspectiva del World Socialist Web Site. La experiencia histórica demuestra que, ausente una dirección revolucionaria, se disuelve la enorme militancia y capacidad de sacrificio de la clase obrera, encarrilándola tras una u otra sección de la élite de poder, para así conternerla y aplastarla. Tal es la experiencia de India, Sudáfrica, y más recientemente de Egipto en 2011, para que la clase obrera logre sus deseos y acabe con la explotación, la represión estatal y la guerra, necesita organizar su propio partido internacional para conquistar el poder y reemplazar el capitalismo con el socialismo.

“Pienso que esas son cuestiones cruciales que necesitamos resolver”, respondió Ness, añadiendo que gusta leer el World Socialist Web Site; y se lo recomienda encarecidamente a otros. “¡Muchas gracias por tenerme!”

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