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La cumbre de la UE apoya la amenaza de España de ocupación policial y militar de Cataluña

La cumbre de dos días de jefes de Estado de la Unión Europea (UE) que finalizó ayer en Bruselas respaldó sin ambigüedades los planes de Madrid de invocar el Artículo 155 de la constitución española, imponiendo un nuevo gobierno regional catalán respaldado por la policía española y por unidades del ejército.

La crisis catalana no estaba formalmente en la agenda de la cumbre. Sin embargo, al Presidente del Gobierno español Mariano Rajoy se le permitió pronunciarse para justificar la invocación del Artículo 155, apodado “la opción nuclear”, después de la feroz represión policial en el referéndum por la independencia catalana del primero de octubre. El informe de Rajoy por la ocupación de Cataluña, basado en una falsificación sistemática de la crisis en España, recibió el apoyo entusiasta de las principales potencias de la UE.

“El Artículo 155 se aplicará mañana”, declaró Rajoy, efectivamente descartando más conversaciones con el gobierno catalán del presidente Carles Puigdemont. Rajoy no obstante procedió a echar toda la culpa de la crisis a la supuesta obstinación del gobierno catalán y los supuestos “radicales” en Cataluña: “Ellos son los responsables de lo que está pasando hoy. Francamente, el gobierno de Cataluña defendió mal sus posiciones, a pesar de la asistencia que se le dio”.

Rajoy continuó, “Hemos sido muy precavidos, intentamos no crear una situación difícil, pero es difícil cuando la gente liquida la ley y el Estado de derecho … cuando se ignora las leyes y se celebran referéndums sin garantías. Hemos llegado a una situación límite. Si aceptas las exigencias de los radicales, lo que pasa es lo que está sucediendo ahora mismo”.

Los argumentos de Rajoy son un montón de mentiras descaradas, inventadas para justificar una intervención militar y policial agresiva en Cataluña. Madrid y la UE tienen una responsabilidad abrumadora en el origen de esta crisis, y las potencias de la UE están apoyando la ofensiva de Rajoy para reprimir y girar hacia tratar con una oposición política creciente en la población con medidas autoritarias.

La crisis provocada por el referéndum del primero de octubre es el resultado de la crisis profunda del capitalismo europeo, después de que casi una década de salvaje austeridad por parte de la UE devastara las condiciones sociales y dejara a decenas de millones de trabajadores sin empleo en todo el continente.

El referéndum fue convocado en medio de un conflicto creciente entre Madrid y Barcelona sobre cómo implementar los recortes sociales que la UE había negociado con Madrid desde la crisis financiera de 2008. Aunque referéndums similares habían sido celebrados de manera pacífica antes, el más reciente en noviembre de 2014, Madrid reaccionó violentamente este año. Confiscó papeletas, intentó arrestar a cientos de alcaldes así como a otros cargos, y lanzó una campaña de intimidación para aplastar la votación del primero de octubre.

Cuando, el primero de octubre, 16.000 Guardias Civiles fueron sorprendidos por una movilización de masas de la población catalana para defender los centros de votación, respondieron con una brutal agresión a los votantes pacíficos. Millones de personas en todo el mundo quedaron impactadas y horrorizadas por vídeos de Guardias Civiles irrumpiendo en escuelas, dando patadas a personas sentadas en el suelo esperando su turno para votar, e incluso atacando a señoras mayores en una arremetida brutal que envió a 800 personas al hospital.

A pesar de haber obtenido un 90 por ciento de votos por la independencia, Puigdemont suspendió una declaración de independencia en un discurso el 10 de octubre y desde entonces ha estado apelando al diálogo con Madrid, en vano. Madrid, por otro lado, ha intensificado la situación —cerrando sitios web catalanes, arrestando a políticos nacionalistas catalanes, y amenazando con imponer el estado de emergencia. Esto ha provocado protestas masivas por parte de cientos de miles de personas en la capital catalana, Barcelona.

Hablando en Bruselas ayer, Rajoy intentó restar importancia al carácter dictatorial de su política y contrarrestar temores completamente justificados de una represión venidera aún más sangrienta. “Aplicar el Artículo 155 no presupone el uso de la fuerza”, afirmó, añadiendo que su gobierno decidiría sobre las medidas a ser tomadas en conversaciones conjuntas con el Partido Socialista español (PSOE) y el partido de derechas Ciudadanos, así como el partido del propio Rajoy, el Partido Popular (PP).

Rajoy dejó claro que, sin embargo, el establishment gobernante de Madrid de hecho está contemplando una represión masiva contra la población catalana. Al preguntársele si temía violencia como la del primero de octubre, Rajoy se negó a responder, pero le entregó un cheque en blanco a la policía para más violencia, al decir: “Las fuerzas de seguridad tienen todo el apoyo de España y del presidente del gobierno”.

Aplicar el Artículo 155 implica lanzar una confrontación con los trabajadores y los jóvenes catalanes sin precedentes desde 1978 y el colapso —en medio de luchas de masas de la clase trabajadora— del régimen fascista español establecido por Francisco Franco. Significa suspender al gobierno electo de Cataluña e instalar por la fuerza uno nuevo dictado por Madrid, respaldado por unidades de la Guardia Civil y del ejército. Algunas de las unidades del ejército a ser movilizadas en la represión —batallones de infantería motorizada en Barcelona y Sant Climent Sescebes— ya se han nombrado en los medios españoles.

Con protestas de masas que ya están estallando en Barcelona, los medios españoles están discutiendo una agenda dictatorial para el régimen no elegido de Madrid en Cataluña que provocaría aún más oposición: austeridad, cerrar la televisión pública catalana, y retirar de las escuelas elementos en idioma catalán. En las fuerzas armadas y de seguridad españolas, una represión aún más sangrienta que la del primero de octubre sin duda está siendo activamente planificada y preparada. Madrid también está discutiendo si invocar el Artículo 116 y establecer un estado de emergencia en toda España.

Una crisis con implicaciones revolucionarias está surgiendo en Cataluña, en España y en toda Europa. Hay una oposición con raíces históricas profundas en la clase trabajadora europea a una vuelta a la dictadura, y un intento por parte de Madrid de mantener un régimen títere ilegítimo en Barcelona mediante la represión masiva provocaría una enorme ira en toda Europa. La única manera de oponerse a la ofensiva de Madrid para imponer un régimen dictatorial en Cataluña y en toda España es la movilización de la clase trabajadora en toda Europa en una lucha políticamente independiente y revolucionaria contra la UE y la represión en Cataluña.

Argumentos planteados por fuerzas como el partido español Podemos, como que la población puede esperar que la UE intervenga y resuelva pacíficamente el conflicto entre Madrid y Barcelona, son falsos y hay que rechazarlos. En una declaración para Público, el secretario de Podemos para la región de Madrid Ramón Espinar saludó el “amplio consenso internacional … sobre la necesidad de mediación y de diálogo” que él vio como clave para resolver la crisis.

Tales ilusiones no sirven a otro propósito más que adormecer a las masas del pueblo. La propia UE —que consiste en regímenes en bancarrota en los que la policía y el ejército juegan papeles enormes después de casi dos décadas de “guerra contra el terror” y una década de profunda austeridad— se está moviendo rápidamente hacia abolir derechos democráticos básicos, con regímenes tales como el estado de emergencia francés. Está señalando su apoyo al ataque a la población catalana, porque está preparando ataques similares a la clase trabajadora en toda Europa.

Todos los principales jefes de Estado en la cumbre de Bruselas respaldaron la agenda dictatorial de Rajoy. “Respaldamos la posición del gobierno de España”, declaró la canciller alemana Angela Merkel, que más tarde se hizo eco de los llamamientos de Rajoy para una solución a la crisis “dentro de la constitución española”.

De manera semejante, la primera ministra británica Theresa May dijo ayer, “He hablado con Mariano Rajoy esta mañana como lo he hecho antes esta semana y he dejado claro que la posición del Reino Unido es muy clara. Creemos que la gente tiene que acatar el Estado de derecho y respetar la constitución española”.

Mientras el primer ministro holandés Mark Rutte llamaba a la crisis catalana “un asunto interno español”, el presidente francés Emmanuel Macron mantuvo un encuentro privado con Rajoy tras declarar el jueves que los líderes de la UE “enviarían un mensaje de unidad a toda España”.

En un gesto extraordinario de apoyo a Madrid, el presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker, el presidente del Consejo de Europa Donald Tusk, y el presidente del Parlamento Europeo Antonio Tajani viajaron a Oviedo en España ayer tras la cumbre para asistir a la entrega del Premio Princesa de Asturias a la UE por parte del Rey de España Felipe VI. Escucharon mientras el rey declaraba que Cataluña era una “parte esencial” de España —un comentario que provocó aplausos prolongados del público.

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