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El New York Times : ¿etnia o clase?

¿Qué determina la movilidad social estadounidense? Segunda Parte

Esta es la segunda parte de un artículo de dos partes. La primera parte fue publicada el 9 de abril.

El mismo estudio de Equality of Opportunity alumbra los elementos que socavan el concepto de que las divisiones étnicas y sexuales son las divisiones sociales más fundamentales.

Primero, el estudio demuestra que, independientemente de las diferencias étnicas y sexuales, el ingreso de los hijos deriva del ingreso de los padres, cosa que el Times rechaza cuando declara que las etnias fundamentan los estatus socioeconómicos de los hijos e hijas.

Segundo, si se acepta la fábula de las identidades, la movilidad debería ser más alta para todos los jóvenes blancos y más baja para todas las minorías, sin que importe el ingreso o sexo de los padres. Al mismo tiempo la movilidad tendría que ser más alta para todos los subgrupos de hombres y más baja para las mujeres. El Times resume el estudio diciendo: “Estas estadísticas pueden ser vistas desde el punto de vista que los hombres blancos ganan más que cualquier otro grupo. Ganan más que los hombres afroamericanos y más que las mujeres blancas. Tanto el sexo como las diferencias étnicas contribuyen a la desigualdad, de la cual se benefician los hombres blancos, en ambos aspectos”.

El mismo estudio demuestra que esa es una evaluación incorrecta de las estadísticas; los siguientes ejemplos desenmascaran la mentira que el “privilegio blanco” y “el privilegio masculino” fundamentan posiciones sociales.

Caso 1: afroamericanas versus blancas [1]

El estudio demuestra que la movilidad económica de las afroamericanas supera a la de blancas y la de los hombres afroamericanos. El estudio parte de los ingresos de hijas afroamericanas y blancas de padres del grupo más pobre.

Tabla F: movilidad de ingresos para afroamericanas (columna del medio) y blancas (columna derecha) de padres en el quintil V

Esto demuestra que pocas hijas de los padres más pobres de cualquier etnia llegan al nivel más alto (quintil I); sin embargo, las hijas blancas de padres pobres (quintil V) tienen un tercio mayor probabilidad de quedarse en ese grupo de abajo.

Entre las hijas nacidas a padres del grupo III, tanto las blancas como las afroamericanas tienen la misma oportunidad de llegar a la cima (grupo I) mientras que las blancas tienen un tercio mayor probabilidad de caer al quinto grupo. Entre aquellas con padres en el grupo más adinerado, las blancas tienen mayor probabilidad de caer al quinto grupo (15 por ciento versus 11 por ciento para las afroamericanas), aunque también tienen mayor probabilidad de permanecer en el grupo I.

Caso 2: afroamericanas versus blancos

Las estadísticas del estudio indican que las afroamericanas tiene una menor probabilidad de quedarse en el en el grupo más pobre (26 por ciento para blancos, 21 por ciento para afroamericanas). Sin embargo, los hijos blancos de padres del grupo V todavía tienen más probabilidad de llegar a los grupos I y II.

Tabla G: movilidad de ingresos para afroamericanas (columna del medio) y hombres blancos (columna derecha) de padres en el quintil V

El estudio dice que “más afroamericanas completan la escuela secundaria y cursan estudios universitarios proporcionalmente que los hombres blancos en todos los grupos de distribución de ingresos” (págs., 22 y 23; énfasis original).

Caso 3: blancas y blancos versus latinos

Hijos latinos de padres pobres (grupo V) tienen tasas de movilidad un poquito más altas que sus pares blancos, y bastante más que mujeres blancas, lo que sugiere que las divisiones étnicas no son fundamentales.

Tabla H: movilidad de ingresos para hombres hispanos (segunda columna), mujeres blancas (tercera columna) y hombres blancos (cuarta columna) de padres en el quintil V

De eso, podemos concluir que la barrera femenina a la movilidad económica “supera” a la barrera étnica de los latinos; sin embargo, ese no es siempre el caso, como indica la tabla G.

Caso 4: ingresos de hogares; blancos versus blancas

Cuando se miden los ingresos individuales, la movilidad de los hijos blancos supera a la de las hijas blancas. Sin embargo, las hijas del grupo V tienen mayor movilidad si se trata del ingreso hogareño. Las hijas blancas de padres en el grupo más bajo (V) gozan de superior movilidad que los hijos blancos del grupo V, principalmente porque más blancas contraen matrimonio. La tasa de matrimonio para las blancas es también bastante más alta que la de los afroamericanos, mujeres y hombres. Por lo tanto, se benefician de que haya otro asalariado en la familia.

Tabla I: movilidad de ingresos por hogar para hombres blancos (columna del medio) y mujeres blancas (columna derecha) de padres en el quintil V

Caso 5: afroamericanas versus afroamericanos

El estudio indica que las afroamericanas pobres tienen mayor movilidad social que los afroamericanos pobres.

Tabla J: movilidad de ingresos para afroamericanas (columna del medio) y hombres afroamericanos (columna derecha) de padres en el quintil V

Lo mismo vale para hijos e hijas de padres en el grupo III:

Tabla K: movilidad de ingresos para afroamericanas (columna del medio) y hombres afroamericanos (columna derecha) de padres en el quintil III

Las estadísticas también indican que los hijos afroamericanos tienen mayores probabilidades de caer en la pobreza que las hijas afroamericanas. El concepto del supuesto “privilegio masculino” no puede explicar ese fenómeno.

Las estadísticas demuestran lo que todos los socialistas saben: que existen importantes diferencias étnicas cuando se trata de la movilidad económica de los de abajo hacia arriba, particularmente entre hombres blancos y hombres afroamericanos. Pero, también son evidencia de que el privilegio “blanco” ni el masculino “masculino” son los principales fundamentos de los ingresos. En algunos casos los blancos y los hombres son menos capaces de ascender la escalera económica, comparados con afroamericanos y mujeres. Las estadísticas derivan de importantes y esenciales procesos sociales.

Las raíces de la catástrofe social que afecta a los hombres afroamericanos

El estudio y las estadísticas del censo demuestran que los hombres afroamericanos son el sector más pobre de la población. Dice el estudio, “lo que mejor explica la zanja entre generaciones de negros y blancos es el sector masculino”. En verdad, mientras que la diferencia entre hijos afroamericanos y blancos, relativo a los ingresos de las familias que los engendraron es del once por ciento en contra de los afroamericanos; la investigación descubrió que las afroamericanas tinen una ventaja del un porciento en ingresos individuales sobre las blancas. Los hijos afroamericanos son atípicos en esa distribución. Aparte de los indígenas (generalmente ignorados por los grupos que promulgan la fábula política de las identidades), la movilidad de los de abajo hacia arriba para los hijos afroamericanos es mucho más límitada que para cualquier otra combinación étnica y sexual.

El estudio pone el dedo en la herida; indica que el día del Censo 2010, de donde se reunió la información sobre los niños nacidos entre 1978 y 1983, el veintiún por ciento de los hombres afroamericanos en el uno porciento más pobre (quintil I) estaba en la cárcel. Indica que, “a medida que aumenta el ingreso de los padres, las tasas de encarcelación masculina disminuyen tanto para blancos como para afroamericanos” pero que son bastante más altas para los afroamericantos. Tanto es así, que aun para los hijos del uno porciento más adinerado (el percentil 99), la tasa para blancos era 0,2 por ciento, mientras que para los afroamericanos era del 2,2 por ciento, el equivalente a la tasa blanca al nivel del percentil 34 de ingreso de los padres”.

El estudio también pone el dedo en otra gran diferencia: que aunque las mujeres blancas y las afroamericanas trabajan las mismas horas por los mismos sueldos, “la zanja de desempleo masculino es asombrosa, especialmente para hijos de familias de bajos ingresos. La probabilidad de no trabajar durante el año es 18,9 por ciento mayor para los hombres afroamericanos en el percentil 25 de ingresos comparado con los hombres blancos. … El desempleo de los hombres afroamericanos con padres en el percentil 75 es similar al de los hombres blancos con padres más pobres, del percentil 9”.

Añade: “Los niños negros encaran tasas de padres casados muy inferiores en todas las escalas de la distribución de ingresos; una diference del 32 por ciento para niños en el percentil 25 y del 34 porciento en el percentil 75”.

Uno de los elementos más importantes, de acuerdo al estudio, en pos de eliminar la zanja entre afroamericanos y blancos es la mayor presencia de padres afroamericanos en barrios pobres. También descubrió la investigación que los jóvenes afroamericanos tienen tasas de empleo bastante más altas en barrios donde viven más padres de familia. Según el estudio, el 66,3 por ciento de los niños negros crecen en barrios con altas tasas de pobreza y mas padres de familia ausentes.

También moderan la zanja entre negros y blancos (teniendo en cuenta ingresos y otras variables) las tasa de matrimonio, la educación de los padres e incluso la presencia de padres blancos en barrios pobres.

En verdad, el estudio indica que la tasa de racismo entre los blancos (medido con cierta arbitrariedad a través del Internet) tiene un efecto mucho menor sobre la zanja de ingresos entre blancos y afroamericanos; o sea que las barreras que impiden que los hombres afroamericanos asciendan tienen muy poco que ver con el racismo de los blancos pobres. De eliminarse los prejuicios de sectores de la población blanca, los hombres afroamericanos igual encararian fuertes barreras económicas y sociales: falta de empleo, altas tasas de encarcelación, policías y tribunales racistas, endebles lazos sociales que no resisten los inmensos embates económicos que resultan de la brutalidad del capitalismo yanqui.

Tan sólo basta considerar las condiciones sociales y políticas en que crecío la generación que investigó el estudio. La época 1979 a 1983 marca un partir de aguas en la historia estadounidense y mundial. En Estados Unidos y el resto del mundo, Gobiernos reaccionarios, dirigidos, entre otros, por Ronald Reagan en EUA, Margaret Thatcher en Reino Unido, y Helmut Kohl en Alemania, comienzan a socavar las conquistas sociales de los movimientos populares de años anteriores del siglo XX.

Ente 1978 y 1983, los sindicatos estadounidenses aislaron y traicionaron importantes huelgas y manifestaciones obreras, incluyendo la huelga de controladores aéreos (PATCO, 1981), Greyhound (autobuses, 1983), y Phelps Dodge (mineros, 1983). De esa manera le pavimentan el camino a tres décadas de desenfrenada explotación capitalista. En 1983 el sindicato automotriz, United Auto Workers, adopta el corporatismo (la integración del aparato sindical en la estructura de administración empresarial), mediante la formación de un sinfín de comités conjuntos patronales y sindicales, centros de entrenamiento, etcétera. Al mismo tiempo, el declive de actividad sindical causaría el desmoronamiento de los ingresos obreros y el crecimiento de la desigualdad.

Desaparición de las huelgas: correlación entre jornadas laborales perdidas por huelgas (azul) y participación en el ingreso nacional del uno por ciento más rico (rojo)

Durante todo ese periodo, se transforma una capa de afroamericanos que habían participado en el movimiento de los derechos civiles; corrompiéndose y convirtiéndose en políticos derechistas del Partido Demócrata. En 1981, Andrew Young es elegido alcalde de la ciudad de Atlanta y John Lewis al consejo municipal de esa misma ciudad. César Chavez, líder del sindicato de obreros agrícolas (UFW) participa en un negociado corrupto con un millonario dueño de viviendas pobres, utilizando el dinero de los miembros para comprar y revender viviendas con hipotecas incautadas. Mientras un sector de adinerados miembros de grupos étnicos oprimidos era elevado, más empeoraban las condiciones que habían detonado las rebeliones urbanas de Watts, Detroit y Newark en la década de 1960.

Durante todo ese periodo, la globalización de la economía mundial ponía en marcha la eliminación de millones de empleos mineros e industriales, causando la destrucción económica de inmensas regiones de los Apalaches y de la región central de EUA. Los partidos Demócrata y Republicano redujeron los impuestos para los ricos y destriparon programas sociales. En particular, el gobierno de Bill Clinton impuso reaccionarias leyes dizque “duras con el crimen” que aumentaron tremendamente el número de afroamericanos en cárcel, también imponiendo sentencias mínimas que aún encadenan a millones.

La investigación también incluye varios mapas que miden la movilidad entre regiones geográficas o zonas de desplazamiento (CZ por sus siglas en inglés). Los hombres afroamericanos en el percentil 75, un sector más estable de la clase obrera que se beneficiaba de buenos sueldos industriales a mediados del siglo, ahora reciben menores ingresos en las otrora regiones industriales de los estados de Michigan, Indiana, Ohio, Illinois, el este de Missouri y el norte de Nueva York (más oscuras en el mapa de abajo).

Mapa por zona geográfica (CZ) del nivel de ingresos de hombres afroamericanos con padres en el percentil 75

Entre las mujeres blancas con padres en el percentil 25, las peores regiones (más oscuras en el mapa de abajo) son las antiguas zonas de minas de carbón en Kentucky, Tennessee, West Virginia, Virginia, como también la zona de las montañas Ozark en el sur de Missouri y Arkansas, y en las zonas industriales de Ohio e Indiana.

Mapa por zona geográfica (CZ) del nivel de ingresos de mujeres blancas con padres en el percentil 25

Extraen de la investigación sus autores la necesidad de medidas que beneficien a “subgrupos raciales específicos”. Sin embargo, bajo condiciones en que el cinco o diez por ciento más adinerado de cada grupo étnico se ha adueñado de enormes tajadas de ingresos y posesiones materiales y financieras, medidas a favor de este o aquel grupo étnico son medidas que sólo benefician a los más adinerados.

En esas exigencias se fundamenta la política de identidad. El estudio del Times esconde que el noventa por ciento de abajo en todos estos grupos étnicos tiene más en común entre sí, en término de ingresos, cultura, empleos, problemas que encaran, que con los ricachos de su propia etnia. En verdad la creciente homogenización de diferentes grupos étnicos obreros demuestra que para las masas casi no tiene importancia la base objetiva de la política racial. Mejorar las actuales condiciones del proletariado, afroamericano y blanco, requiere la construcción de un movimiento de las masas trabajadoras con el fin de expropiar las riquezas de los ricos y adinerados para destinarla a resolver las necesidades sociales de los obreros de todas las etnias.

Nota:

[1] utilizando ingresos individuales a menos que se indique lo contrario

Concluido

(Artículo publicado originalmente en inglés el 6 de abril de 2018)

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