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Siete meses después del huracán María, Puerto Rico sufre un apagón total

Casi siete meses después del colapso de la red eléctrica durante el huracán María, todo Puerto Rico vuelve a estar a oscuras. Una interrupción en una línea de transmisión en el sureste provocó un apagón en toda la isla el miércoles. Los funcionarios de la compañía eléctrica esperan que la interrupción continúe de 24 a 36 horas.

Los cortes de electricidad de diversos grados se han convertido en parte de la vida diaria de los tres millones de residentes de Puerto Rico. El corte del miércoles se produce menos de una semana después que la caída de un solo árbol cortara la electricidad de 870.000 hogares y negocios en la capital de San Juan y las áreas circundantes. Dos meses antes, una explosión en una subestación dejó impotente a la mitad norte de la isla.

La isla sigue sumida en el peor corte de energía en la historia de Estados Unidos, en la actualidad casi cuatro veces peor que cualquier otra en el país, en términos de horas de consumo de electricidad perdidas, según un informe publicado la semana pasada por el Grupo Rhodium. A escala mundial, la crisis puertorriqueña está en segundo lugar después de los cortes de energía experimentados en Filipinas después del tifón Haiyan en el 2012.

Inclusive ahora, siete meses después de la tormenta de categoría 4, aproximadamente 50.000 consumidores de electricidad aún no han recuperado su servicio de energía.

El Gobierno federal ha asignado solamente cerca de $2 mil millones de fondos federales para restaurar la red, en contraste con la necesidad proyectada de $16 mil millones. La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés), que supervisa la respuesta del Gobierno nacional a las emergencias, y el Cuerpo de Ingenieros del Ejército, que está a cargo de la restauración de energía, están rebajando los esfuerzos de respuesta a la emergencia. Con improvisadas reparaciones en su lugar, miles de reparadores de la red eléctrica han sido enviados de regreso a Estados Unidos continental.

Sin embargo, el apagón masivo del miércoles, junto con sobretensiones más frecuentes e interrupciones a menor escala, subrayan la fragilidad de esta restauración. Cualquier accidente puede desencadenar un colapso completo de la red. El apagón del miércoles se produjo después de que una excavadora que despejaba una torre derribada se acercara demasiado a una línea de transmisión, causara una falla. La semana pasada fue causada por los equipos que despejaban la vegetación.

El Gobierno de Puerto Rico, en conjunto con funcionarios bancarios estadounidenses que supervisan la reestructuración fiscal de la isla en bancarrota, están avanzando con los planes de privatizar la empresa Autoridad de Energía Eléctrica de Puerto Rico (AEE).

Las provisiones se incluyeron en el último borrador del plan fiscal publicado este mes destinado a “reestructurar la industria eléctrica al atraer operadores privados”. Aproximadamente $9 mil millones en deuda, con solo una miserable ayuda federal próxima, la AEE no tiene medios para restaurar adecuadamente la red. Este hecho ha sido aprovechado por los partidarios de la privatización para impulsar la liquidación de la mayor empresa de servicios públicos de Estados Unidos bajo el pretexto de proporcionar capital privado para reconstruir el sistema.

Los funcionarios de la AEE se apresuraron el miércoles a entregar energía a la infraestructura crítica como hospitales y estaciones de bombeo de agua. También se dio prioridad a los bancos y otras instituciones financieras. Cinco hospitales y el aeropuerto de San Juan fueron reactivados a partir del miércoles por la tarde.

Muchos hoteles de lujo en los distritos turísticos se mantuvieron intactos, al contar con generadores de apoyo. Un juego de las Grandes Ligas de Béisbol entre los Mellizos de Minnesota y los Indios de Cleveland, continuó como estaba planeado, con la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, asegurando que había generadores disponibles para proveer de energía eléctrica el Estadio Hiram Bithorn.

Mientras tanto, las masas de residentes, una vez más aisladas de las necesidades de la vida moderna, continúan enfrentándose a los impactos disruptivos y desgastadores de los cortes de energía. Más allá de los desafíos inmediatos del transporte, la atención médica, el acceso al agua potable y la seguridad, la prolongada incertidumbre ha tenido un impacto devastador en la salud física y mental de los residentes. Cientos de miles de personas simplemente han huido de Puerto Rico a Estados Unidos continental desde la tormenta.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 19 abril de 2018)

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