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Ataque aéreo saudí mata a 33 personas en una boda en el norte de Yemen

Un ataque aéreo con aviones de combate de la coalición dirigida por los saudíes a una boda en el norte de Yemen mató a por lo menos 33 personas e hirió a otras 55 el domingo por la noche.

Las bombas, suministradas por los Estados Unidos, diluviaron en una tienda de campaña en la provincia noroccidental de Hajjah donde se habían congregado mujeres y niños, matando a muchas personas, incluyendo a la novia. La mayoría de los heridos en el ataque eran niños, muchos de los cuales fueron enviados al hospital con heridas severas de metralla y miembros amputados.

Abdel-Hakim al-Kahlan, portavoz del Ministerio de Sanidad, informó que se hizo que las ambulancias tardaran en llegar hasta los heridos y moribundos por miedo de que viniera otro ataque, ya que los aviones saudíes seguían volando por encima de sus cabezas tras el ataque. La coalición saudí hizo repetidamente esos ataques en Yemen, apodados de “doble toque”.

Un v ideo desde el lugar de los hechos muestra extremidades desparramadas y un niño pequeño aferrado al cuerpo de un hombre muerto mientras es retirado de entre los escombros.

El ataque sangriento fue uno de los tres ataques aéreos saudíes a lo largo del fin de semana que causó bajas civiles masivas en Yemen. Un ataque aéreo separado el domingo por la noche en una casa particular en Hajjam mató a cinco miembros de una misma familia. Un día antes mataron a 20 civiles fuera de la ciudad de Taiz cuando aviones saudíes bombardearon un autobús de pasajeros.

Arabia Saudí lleva más de tres años librando una guerra constante contra Yemen, con el respaldo total de los Estados Unidos y sus aliados.

Utilizando aviones de combate de fabricación estadounidense armados con bombas suministradas por los EUA y repostados por la Fuerza Aérea estadounidense, los saudíes han llevado al país más pobre del mundo árabe al borde de la hambruna y han desencadenado el peor brote de cólera en la historia moderna. La Marina estadounidense suministró barcos para hacer efectivo el bloqueo del país, que ha interrumpido suministros críticos de alimentos y medicamentos.

Aviones de la coalición saudí han atacado barrios residenciales, escuelas, mercados, fábricas y hospitales, así como sistemas eléctricos y de abastecimiento de agua. Aparentemente las bombas saudíes no perdonan ningún objetivo civil. En abril aviones de guerra saudíes atacaron un complejo de viviendas para personas desplazadas en la ciudad portuaria de Hodeida. Una vez terminado el ataque, por lo menos 14 personas habían sido muertas y nueve heridas. Las víctimas eran predominantemente mujeres y niños.

Mataron a más de 13.000 civiles a lo largo de esta guerra de tres años, y Arabia Saudí es responsable de la mayoría de todos esos fallecidos.

Naciones Unidas registró más de un millón de posibles casos de cólera desde 2017, y más de 8,5 millones de yemeníes están al borde de la hambruna.

El príncipe heredero Mohammad bin Salman, el dirigente autócrata de facto de Arabia Saudí que fuera saludado recientemente por la élite política y financiera de los Estados Unidos y de Europa como un gran reformador progresista, lanzo la guerra casi genocida en 2015 con el respaldo de la administración Obama en un esfuerzo por devolver el poder al gobierno títere de Abd Mansur Hadi, apoyado por Arabia Saudí, quien había sido obligado a abandonar el país por una rebelión dirigida por militantes hutíes.

Por encima de todo, se ha enmarcado la guerra como parte de un esfuerzo crítico para contrarrestar la influencia de Irán, el principal rival de Arabia Saudí en la región, basándose en afirmaciones infundadas según las cuales los hutíes estarían siendo financiados y armados por Teherán. Los medios del sistema han alentado esta narrativa y siguen ignorando los crímenes de guerra repetidos que lleva a cabo el principal aliado árabe de Washington.

El presidente Donald Trump recibió a bin Salman y su séquito en la Casa Blanca en marzo para discutir sobre cientos de miles de millones en inversiones saudíes planificadas en los EUA. Trump alardeó de la estrecha relación que tiene con los dirigentes de la autocracia teócrata y los cientos de millones de dólares en armamento avanzado que el reino prometió comprar a los Estados Unidos.

“La relación [con Riad] es probablemente tan buena como siempre ha sido realmente, y creo que probablemente solo irá a mejor”, Trump les dijo a los periodistas antes de su reunión con la delegación saudí. “Nos entendemos el uno al otro. Arabia Saudí es un país muy rico y ellos van a darle a los Estados Unidos parte de esa riqueza, esperemos, en forma de empleos, en forma de la compra del mejor equipamiento militar de cualquier parte del mundo, nadie se nos acerca siquiera”.

El príncipe heredero saudí, llamado “MBS” de manera adoradora en los medios estadounidenses, después llevó a su comitiva a hacer una gran gira por los Estados Unidos.

Entre quienes recibieron con los brazos abiertos al carnicero de Yemen estaban el director ejecutivo de Facebook Mark Zuckerberg, el fundador de Amazon Jeff Bezos, el director ejecutivo de Google Sundar Pichai, el director ejecutivo de Twitter Jack Dorsey y el director ejecutivo de Apple Tim Cook. Se informa que la empresa matriz de Google, Alphabet, y otras compañías tecnológicas estadounidenses están en conversaciones con el gobierno saudí para abrir un importante centro de investigaciones en Arabia Saudí. Se espera que fluyan cientos de millones de dólares desde Arabia Saudí a esas compañías como resultado de esos acuerdos.

Bin Salman también mantuvo encuentros cara a cara con los ex presidentes Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama; los ex secretarios de Estado Henry Kissinger, John Kerry y Hillary Clinton; el dirigente de la minoría demócrata en el senado Chuck Schumer; y el ex alcalde multimillonario de la ciudad de Nueva York, Michael Bloomberg.

Al príncipe heredero, que gobierna un país donde te decapitan por criticar las políticas del gobierno, se le concedieron también entrevistas favorables en Time y Vanity Fair y también salió en el programa “60 Minutes” de CBS News. Ello, además de entrevistas con los consejos editoriales del New York Times, el Washington Post, el Wall Street Journal, Los Angeles Times y el San Francisco Chronicle .

Encima cenó con el columnista del Times Thomas Friedman, el de Atlantic Jeffery Goldberg y el magnate de los medios Rupert Murdoch, todos conocidos por su apoyo a la guerra. El viaje de bin Salman a los EUA culminó, según las noticias, con una visita privada a la multimillonaria Oprah Winfrey.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 24 de abril de 2018)

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