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Dennis Williams, presidente del sindicato UAW, respalda políticas militaristas y guerra económica de Trump

En una rueda de prensa el jueves, Dennis Williams, el presidente del sindicato automotor UAW (United Auto Workers), planteó el apoyo de su organización al reciente anuncio del Gobierno de Donald Trump de que iniciará una investigación sobre las importaciones de automóviles centrada en temas de “seguridad nacional”. Esto podría conllevar aranceles nuevos de hasta 25 por ciento bajo la sección 232 de una ley del año 1962 que la Casa Blanca invocó este año para imponer aranceles al acero y el aluminio.

Respondiendo a un reportero, Williams pronunció su apoyo a Trump, “cuando trabaja en el mejor interés de las y los trabajadores de este país, como en comercio…”.

Continuó, “Estados Unidos se ha convertido en un vertedero para muchos países… Había pensado desde hace mucho tiempo que debíamos investigar las importaciones”.

El alineamiento del UAW detrás de un Gobierno viciosamente antiobrero como el de Donald Trump no es ninguna sorpresa. El extremo nacionalismo económico promovido por los sindicatos, como el UAW y el siderúrgico USW (United Steelworkers), encaja perfectamente con el nacionalismo de tinte fascista promovido por la política de “EUA primero” de la ultraderecha, incluyendo a tales fuerzas como el exasesor de Trump, Stephen Bannon.

Las políticas proteccionistas perseguidas por el Gobierno de Trump contra rivales internacionales de las corporaciones estadounidenses han provocado advertencias de sectores de la burguesía sobre el peligro de una guerra comercial de escala plena y el tipo de políticas para “empobrecer al vecino” que precedieron el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Esto incluye el enfrentamiento de EUA contra supuestos aliados como Alemania y Canadá.

Williams y otros líderes sindicales se encuentran en el bando promotor del nacionalismo y militarismo de los sectores más derechistas, de tendencia fascista, de la burguesía.

A otra pregunta, Williams respondió que estaba de acuerdo con la afirmación hecha por Trump de que las medidas proteccionistas corresponden a la seguridad nacional, implícitamente reconociendo la conexión entre la guerra comercial y militar. “Yo sé”, indicó, “que siempre ha habido un interrogante: ¿tenemos el tipo de tecnología y equipos para proteger a nuestro país y a nuestros aliados?”.

Luego añadió, “Apoyo todas las veces que investiguemos estas cosas. Deberían evaluar si están vertiendo en o saturando el mercado para perjudicar a nuestras industrias. Creo que eso es importante para nosotros como nación, importante para nuestra soberanía. Las personas defienden el libreo comercio en detrimento de nuestro país”.

Los trabajadores deben recordar que Williams apareció con Trump y el entonces CEO de Ford, Mark Fields, en la antigua fábrica de aviones bombarderos en las afueras de Detroit, Michigan, el año pasado. En ese evento, Trump elogió la alianza durante la Segunda Guerra Mundial entre las corporaciones, los sindicatos y el Gobierno de Roosevelt con el propósito de intensificar la producción de guerra.

El atrincheramiento de Williams con Trump sigue declaraciones similares del presidente del USW, Leo Gerard, quien aplaudió los aranceles propuestos por Trump sobre el acero y el aluminio, afirmando que serían una ventaja para los trabajadores siderúrgicos de Estados Unidos.

El respaldo público del UAW y el USW a las políticas del Gobierno de Trump se produce en medio de una intensificación de las tensiones sociales, evidenciada por las recientes huelgas de maestros y varias señales de mayor descontento entre los trabajadores automotores. El UAW está acelerando sus esfuerzos para desviar el creciente enojo de los obreros hacia el exterior, dirigiéndolo en contra de los trabajadores extranjeros, insistiendo en que les están quitando trabajos “estadounidenses”.

Una de las caras del nacionalismo económico es el corporativismo, la completa subordinación de los trabajadores a los intereses lucrativos de sus patrones en el país. Esta reaccionaria perspectiva ha producido décadas de cierres de plantas, despidos masivos y concesiones salariales y en las prestaciones, impuestas con la indispensable ayuda del UAW. Es con base en esto que el UAW y el resto de los sindicatos se han transformado en policías industriales y contratistas de mano de obra para las grandes empresas estadounidenses.

El carácter antiobrero del UAW fue expuesto aún más por un escándalo de corrupción que se sigue expandiendo que involucró sobornos de las empresas a los principales negociadores sindicales, a cambio de que apoyaran contratos entreguistas. Estos incluyeron los acuerdos del 2015 de las tres mayores empresas automotrices (General Motors, Ford y Fiat Chrysler), los cuales reforzaron el odiado sistema de dos escalas de salarios y beneficios y expandieron la explotación brutal de trabajadores automotores temporales y a tiempo parcial.

Mientras que alababa en general a Trump, entre sus comentarios Williams dijo que se opuso a la eliminación del programa de Acción Diferida para Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), el cual protege a algunos inmigrantes indocumentados de la deportación, llamándolo “inhumano”.

Aquí se contradice. La conexión entre la promoción del nacionalismo y el militarismo y el fomento de la xenofobia y el racismo antiinmigrante es directa e inseparable. Ambas guerras mundiales fueron testigo de cacerías de brujas contra inmigrantes, incluyendo la detención y el internamiento de 100.000 japoneses-estadounidenses por parte del Gobierno de Roosevelt. En 1982, la promoción del chauvinismo antijaponés por parte del mismo UAW desempeñó un papel importante en conducir a la muerte a golpes de un chino-estadounidense, Vincent Chin, a manos de un capataz de Chrysler y su hijo desempleado.

El UAW está en contacto directo con la Casa Blanca en relación con la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), presionando para que se impongan impuestos y aranceles fronterizos a las importaciones mexicanas.

En un intento para encubrir el hecho de que utiliza a los trabajadores mexicanos como un chivo expiatorio, el UAW ha afirmado estar a favor de los “sindicatos independientes” y mayores salarios para los obreros mexicanos. Ha exigido multas para la industria automotriz mexicana a menos que aumente sus salarios a $16 por hora. El cinismo de tal demanda es impactante, particularmente bajo condiciones en que secciones importantes de los trabajadores automotores estadounidenses ganan menos que $16 por hora, incluyendo algunos de los trabajadores temporales y de tiempo parcial en las plantas afiliadas al UAW. En las fábricas de partes para carros, es común que se paguen salarios de $11 la hora o menos.

Los salarios miserables y la pobreza endémica en México y a través de América Latina son el producto de más de un siglo de opresión por parte del imperialismo estadounidense. Las corporaciones estadounidenses han saqueado los recursos de todas las tierras al sur de la frontera, mientras que han apuntalado a regímenes derechistas para suprimir a las masas.

En lo que se refiere a los “sindicatos independientes”, el UAW no contiene ni una pizca de independencia. Es una organización que opera como una herramienta de la patronal automotriz para mantener la “paz laboral” e imponer ritmos acelerados de trabajo y extraer concesiones salariales y en las prestaciones.

Es aún más claro el fraude de la supuesta simpatía de Williams hacia los obreros mexicanos al ver el rechazo del UAW a apoyar las huelgas y protestas de los trabajadores automotores mexicanos y a organizar acciones coordinadas entre los trabajadores en EUA y México. Williams sabe muy bien que cualquier intento para aumentar significativamente los salarios de los trabajadores automotores mexicanos y, por ende, de los trabajadores automotores estadounidenses, llevaría a una oposición despiadada de las transnacionales del sector y pondría en cuestión la relación acomodada del sindicato con la gerencia.

Los ataques contra los trabajadores automotores no son el resultado de prácticas comerciales “injustas”, sino que tienen su origen en el sistema económico capitalista.

El control privado de los medios de producción es incompatible con una vida decente para los trabajadores en cualquier parte del mundo. Cualquier lucha seria por aumentar sus salarios y defender sus puestos de trabajo exige que los trabajadores de EUA luchen en conjunto con sus hermanas y hermanos trabajadores en México, Canadá y alrededor del mundo contra los monopolios transnacionales.

Esto requiere romper con el UAW y construir comités de base en las fábricas como voz auténtica de los trabajadores automotores.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 29 de mayo de 2018)

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