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Canciller ecuatoriano afirma que el trato de Assange “no es censura”

Hablando desde Nueva York ayer, la canciller de Ecuador, María Fernanda Espinosa, defendió la vengativa decisión de su gobierno de quitarle al editor de WikiLeaks, Julian Assange, todas las comunicaciones e incluso de los visitantes personales. Durante 10 semanas, Assange se ha visto privado de contacto con el mundo exterior, en condiciones en las que su salud se ha visto seriamente comprometida al quedar confinado dentro de la pequeña embajada ecuatoriana en Londres durante casi seis años.

Espinosa volvió a insinuar que Ecuador está trabajando para sacar a Assange de la embajada y entregarlo a las garras de la policía para ser llevado a una celda de la prisión, y enfrentarse a la posibilidad de extradición a los Estados Unidos bajo cargos de espionaje. Ella declaró que estaba en discusión con las autoridades británicas y los abogados de Assange. “Creo que todas las partes están interesadas en encontrar una salida, una solución, a esta compleja situación”, declaró.

El presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, calificó el año pasado a Assange como un “hacker” y describió la concesión de asilo político por parte del presidente anterior como un “problema heredado”. Bajo Moreno, Ecuador ha tratado de enmendar sus relaciones con el imperialismo estadounidense. Los derechos democráticos, WikiLeaks y Julian Assange son parte del precio. Las comunicaciones de Assange fueron cortadas solo un día después de que una delegación militar estadounidense de alto nivel sostuviera conversaciones con el gobierno de Moreno sobre el fortalecimiento de la “cooperación de seguridad”.

Espinosa justificó la acción de su gobierno al condenar a Assange por hacer lo que los periodistas deberían hacer: comentar y crear conciencia sobre asuntos políticos.

Ella le dijo a la Associated Press: “En varias ocasiones él [Assange] acordó no intervenir en la política interna de terceros países y lamentablemente no ha cumplido con su compromiso, por lo que por el momento no se le permite tener acceso a Internet”.

En su declaración más notable, afirmó que privar a uno de los periodistas de investigación más conocidos y las personas que se dedican a la delincuencia gubernamental de su capacidad de comunicarse “no era una cuestión de censura”.

Assange no solo está siendo censurado por el gobierno ecuatoriano, sino que lo que este hace es mucho peor. Está trabajando como parte de un intento calculado para descomponer a Julian Assange y presionarlo para que “voluntariamente” se vaya de la embajada a manos de sus perseguidores.

Espinosa estuvo en Nueva York como parte de la campaña de Ecuador para que sea nombrada como la próxima presidenta de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Empujar a Assange bien podría darle el voto de los Gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia y otros que son parte de la conspiración internacional contra WikiLeaks.

Las declaraciones del canciller ecuatoriano siguen a las de la semana pasada de su presidente Moreno. En palabras que podrían haber sido pronunciadas por cualquier dictador de un Estado policial, afirmó que había “libertad responsable” y “libertad en la que todos piensan que pueden hacer lo que quieran, cuando quieran y como quieran”.

En el mundo orwelliano que una campaña global de Internet y la censura estatal buscan crear, la masa de la población quedará aislada de toda información y comentario político que exponga y desafíe los niveles sin precedentes de desigualdad social, opresión y guerra.

Los conglomerados de Internet como Google y Facebook, junto con los medios de comunicación establecidos, son los que hacen cumplir la “libertad responsable”, el “periodismo responsable” y la “política responsable” ―es decir, el silenciamiento de cualquier oposición al sistema capitalista que ha permitido que ocho personas amasen más riqueza que la mitad de la población mundial y amenaza con sumir a la humanidad en una tercera guerra mundial, nuclear.

Aquellos que insisten en el derecho de la clase trabajadora a conocer la verdad y luchar por el cambio social son denunciados como fuerzas anárquicas de inestabilidad que amenazan el tejido mismo de la sociedad.

Assange y WikiLeaks están siendo atacados debido a las acciones que han emprendido, especialmente en 2010, para publicar filtraciones proporcionadas por informantes que han destapado la olla de los crímenes de guerra de Estados Unidos, intrigas antidemocráticas, corrupción gubernamental y abusos corporativos.

Según comentó ayer la perspectiva del WSWS: “El Estado estadounidense y sus aliados están buscando destruir a WikiLeaks y a Julian Assange con el fin de intimidar a todas las organizaciones de medios críticos e independientes. El objetivo es suprimir la exposición de los crímenes y las mentiras de los gobiernos y silenciar a todos aquellos que buscan defender los derechos democráticos y la libertad de expresión”.

En este momento de extremo peligro para Assange, se está construyendo un impulso detrás de una lucha renovada para exigir su libertad inmediata e incondicional.

Una vigilia convocada en Londres el 19 de junio ―el aniversario en que el editor de WikiLeaks solicitó asilo hace seis años― se ha extendido por todo el mundo, con eventos ahora organizados en varias ciudades estadounidenses, en Europa y en Australia.

La manifestación convocada en Sydney, Australia el domingo 17 de junio por el Partido Socialista por la Igualdad, con el apoyo y la participación del periodista John Pilger, está ganando respaldo por parte de los defensores de los derechos democráticos. La manifestación exigirá que el gobierno australiano ponga fin a su complicidad en la persecución de Assange ―que es ciudadano australiano― y tome medidas inmediatas para garantizar su liberación y regreso a Australia, con protección garantizada contra cualquier orden de extradición de los EUA.

Los trabajadores, los jóvenes y los estudiantes de todo el mundo deberían luchar para obtener apoyo y participar en las manifestaciones y vigilias, o convocarlas en las ciudades donde no las están organizando actualmente.

(Publicado originalmente en inglés el 5 de junio de 2018)

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