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Un veterano de la guerra en Afganistán mata a 12 personas en un club de baile del sur de California

Otro horrible tiroteo en masa tuvo lugar en los EUA el miércoles por la noche, el caso número 307 en el día 311 del año, según un sitio web que rastrea la violencia con armas de fuego.

Un veterano de 28 años de edad de la Infantería de Marina de la guerra de Afganistán entró en un club de baile de música country en Thousand Oaks, California, el miércoles por la noche y abrió fuego con un arma, matando a 12 personas e hiriendo a 25. El atacante, Ian David Long, quien vivía con su madre en la sección de Newbury Park de Thousand Oaks, a unas seis millas de distancia, al parecer después se disparó a sí mismo.

El incidente es el más mortífero en los Estados Unidos desde el tiroteo en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas en Parkland, Florida, a mediados de febrero, en el que murieron 17 personas y 14 resultaron heridas, una tragedia que provocó indignación y protesta.

Cientos de estudiantes universitarios y otras personas estaban presentes el miércoles por la noche en el Borderline Bar & Grill, a unas 40 millas al oeste del centro de Los Ángeles, cuando entró el hombre armado. El club, ubicado cerca de la Universidad Luterana de California y la Universidad de Pepperdine, tiene una noche de College Country los miércoles, que permite el ingreso a los menores de edad con una X negra marcada en las manos.

Según todas las versiones, Long, armado con una Glock 21, cuyo tambor había sido extendido ilegalmente para que pudieran caber más de las 10 balas estándares, llevó a cabo su ataque con precisión y determinación.

Según testigos, el hombre armado, vestido completamente de negro y con una gorra de béisbol negra, gafas de sol y un pañuelo que cubría la mitad inferior de su cara, disparó primero a un guardia de seguridad que estaba de pie fuera del club. Tim Domínguez le dijo a la televisión KABC en Los Ángeles que el intruso “le disparó al portero, al segurata ... apenas un joven. Luego, le disparó a la cajera, una chica joven”.

El hijastro de Domínguez, John Hedge, les dijo a los reporteros que los dos se estaban preparando para irse del bar cuando Long entró y lanzó varias granadas de humo, antes de apuntar su pistola y abrir fuego. Hedge explicó a NBC News: “Comienzas a escuchar pop, pop, pop. Sonaba como fuegos artificiales o algo así ... Mi padrastro se zambulló y se cubrió y me gritó: ‘¡John, al suelo! ¡Ocúltate!’ Así que bajé. Y el pistolero comenzó a abrir fuego contra los cajeros, la gente que trabaja en la caja registradora en la recepción”.

Teylor Whittler, quien estaba celebrando su cumpleaños número 21 en el club, le dijo a Fox News: “Tan pronto como entró, tuvo la forma perfecta. Nací en una familia de militares y he estado cerca de las armas toda mi vida, así que sé un poco sobre ellas. Parecía que sabía lo que estaba haciendo. Él había practicado, había estado disparando antes”.

Whittler también explicó: “Mientras estaba dentro, diría [que escuché] ... unos buenos 30 segundos [de disparos] ... Tenía dos [tambores] que yo conozco con él. Los cambió en unos seis segundos, lo que fue muy rápido”.

Otro sobreviviente del tiroteo simplemente dijo: “Sencillamente seguía disparando”.

El Sheriff del condado de Ventura, Geoff Dean, comentó: “Es una escena horrible allí ... Hay sangre por todas partes”. Describió el tiroteo como “con mucho, la cosa más horrible que he visto en mis 41 años”. Una de las víctimas era un oficial local de la policía.

Long trabajó en la Infantería de Marina de 2008 a 2013 (es decir, aproximadamente de sus 18 a sus 23 años de edad) como artillero. Fue enviado a Afganistán desde noviembre de 2010 hasta junio de 2011. Durante su estadía en la Infantería de Marina, Long recibió una Cinta de Acción de Combate, la Medalla de Campaña de Afganistán y la Medalla de Servicio de la Guerra Mundial contra el Terrorismo.

Según Buzzfeed, Long pertenecía a “un foro de internet de fuerzas especiales donde escribía esporádicamente sobre su experiencia en el ejército”. En una entrada del foro, escribió que “había sido enviado a Marjah en Afganistán, donde en 2010 miles de estadounidenses, británicos y las tropas afganas lanzaron la mayor ofensiva conjunta en la guerra. La ciudad en la provincia de Helmand era un bastión talibán y fue el sitio de la Operación Moshtarak desde febrero hasta diciembre de 2010, el primer ataque lanzado después de que la administración de Obama anunciara planes para enviar 30.000 soldados más a Afganistán. El despliegue de Long en Afganistán se superpuso durante el último mes de esa operación”.

La Operación Moshtarak, también conocida como la Batalla de Marjah, involucró a unos 15.000 soldados estadounidenses, afganos, canadienses, británicos, daneses y estonios. El objetivo era expulsar a las fuerzas talibanes de Marjah. Este último se retiró de Marjah ante la gran cantidad de ocupantes extranjeros, pero en 2016 los talibanes volvieron a tener el control del área.

Long fue luego destinado a Okinawa, donde se desempeñó como instructor del Centro de Entrenamiento de Guerra en la Selva. Dejó los marines como cabo.

Los funcionarios sugirieron que Long probablemente sufría un trastorno de estrés postraumático. Los vecinos dijeron a los medios que el joven estaba luchando mental y emocionalmente.

USA Today informó de que las “diversas interacciones con la policía de Long a lo largo de los años apuntaban a un hombre que necesitaba ayuda profesional. Esta no llegó. El vecino Richard Berge dijo que todos en la manzana se enteraron de cuándo la policía llegó a la casa de Long a principios de este año después de un incidente.

“Aunque Berge nunca había estado dentro de la casa de Long, dijo que un vecino había reportado haber visto muros que estaban ‘llenos de agujeros’, y agregó que el vecino tuvo la impresión de que Long había estado tirando abajo las paredes. Ella [la madre de Long, Colleen] estaba preocupada porque no podía conseguir ayuda’, dijo Berge. ‘Le pregunté: ‘¿No puede él obtener ayuda?’ Ella dijo: ‘No puede obtener ayuda’”. Berge afirmó además que la madre de Long “vivía con miedo”, no por ella misma, sino por su hijo y por otros.

El periódico informó de que los vecinos llamaron a la policía “para quejarse de ruidos fuertes a principios de este año que sonaban como si Long estuviera dañando la casa, dijo el vecino Tom Hanson a las estaciones de televisión locales KTLA y KTTV. “Parecía que estaba derribando las paredes de la casa”, dijo Hanson.

La conexión entre la erupción del militarismo estadounidense en todos los rincones del mundo y la epidemia de violencia antisocial y el caos en el hogar difícilmente podría ser más clara.

El imperialismo estadounidense recluta a hombres y mujeres jóvenes, a menudo “reclutas económicos”, para que realicen su trabajo sucio en Oriente Medio, Asia Central, África y otros lugares, obligándolos a cometer crímenes horrendos y a experimentar experiencias brutales y destructoras de la psique. Cuando el Pentágono ha terminado con ellos, los libera a sus familias y al público en general. En demasiados casos, estos veteranos son bombas de tiempo caminando.

Hugh Gusterson, profesor de antropología y asuntos internacionales en la Universidad George Washington, argumentó en 2015 que, si bien los veteranos representaban el 13 por ciento de la población adulta, “más de un tercio de los perpetradores adultos de los 43 peores asesinatos en masa desde 1984 habían estado en el ejército de los Estados Unidos”. Agregó: “Está claro que, en la etiología de los asesinatos en masa, el servicio militar es un factor de riesgo importante”.

Gusterson también observó que un estudio reciente en los Annals of Epidemiology había encontrado que “los veteranos militares se suicidan a una tasa 1,5 veces mayor que la de sus homólogos civiles. ... Aunque más veteranos con TEPT se quitan la vida que matan a otros, el servicio militar es un factor de riesgo tanto para el homicidio como para el suicidio”.

La lista de asesinos en masa con antecedentes militares, según Gusterson, incluía a George Jo Hennard, quien mató a 22 personas en Killeen, Texas en 1991 (Marina de los Estados Unidos); Michael McDermott, quien mató a siete personas en Wakefield, Massachusetts, en 2000 (también de la Marina de los Estados Unidos); Robert Flores, un veterano de la guerra del Golfo Pérsico, que mató a sus tres profesores de enfermería en Tucson, Arizona, en 2002; el comandante Nidal Malik Hasan, psiquiatra del Ejército de los EUA, que mató a 13 personas en Fort Hood, Texas en 2009; Wade Michael Page, el supremacista blanco que mató a seis personas en un templo Sikh en Wisconsin, quien había servido seis años en el Ejército de los Estados Unidos; en 2012, Radcliffe Haughton, un exmarine, mató a tres mujeres, incluida su esposa, en un spa en Wisconsin; en 2013, Aaron Alexis, otro veterano de la Marina, mató a 12 personas en el Washington Navy Yard; en 2014, Iván López-López, un veterano de la guerra de Irak, mató a tres personas en Fort Hood en Texas; y Timothy McVeigh, cuyo camión bomba mató a 168 personas en la ciudad de Oklahoma en 1995, era un veterano de la Guerra del Golfo Pérsico.

Podríamos agregar el nombre del francotirador de Washington DC, John Allen Muhammad, otro veterano de la Guerra del Golfo, quien, junto con un cómplice, mató a 10 personas en los llamados “ataques del francotirador de Beltway” en octubre de 2002. Más recientemente, Scott Paul Beierle, quien publicó vídeos racistas y machistas en línea y asesinó a dos mujeres en un estudio de yoga en Tallahassee, Florida, a principios de este mes, estuvo en el Ejército de los EUA de 2008 a 2010. El asesino en el tiroteo de Parkland, Florida, Nikolas Cruz, fue miembro del Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de Reserva Junior (JROTC). La lista sigue y sigue.

Más generalmente, la ola de asesinatos en masa tiene sus raíces más profundas en el suelo tóxico del capitalismo estadounidense. El Gun Violence Archive estima que los 307 tiroteos que involucraron a cuatro o más víctimas solo este año se cobraron 1.328 vidas e hirieron a 1.251 personas. El sitio web calcula que ha habido 49.000 incidentes de violencia con armas de fuego en lo que va de 2018 en los Estados Unidos, lo que lleva a más de 12.000 muertes. Unos 45.000 estadounidenses se suicidaron en 2016, mientras que las sobredosis de drogas mataron a más de 72.000 en los EUA en 2017.

Ninguna sociedad remotamente sana podría generar estadísticas tan terribles. Estados Unidos, como hemos señalado anteriormente, es una nación en guerra consigo misma.

Un reportero de la Associated Press se vio obligado a señalar casi desesperadamente: “El derramamiento de sangre fue el último en lo que parece ser una serie interminable de tiroteos masivos que están ocurriendo con una frecuencia aterradora en todo Estados Unidos”.

Ningún estado social general puede explicar completamente un acto individual de locura. Toda persona culpable de un asesinato masivo como la tragedia de Thousand Oaks tiene su historia y psicosis específicas. Pero es posible enumerar algunas de las condiciones que han creado la atmósfera en la que estos acontecimientos espantosos ocurren con “frecuencia aterradora”:

• Un cuarto de siglo o más de violencia imperialista cada vez menos restringida, ejercida en muchos casos contra pueblos en gran medida indefensos. Los gobernantes de Estados Unidos hablan y actúan como asesinos, y no solo con respecto a los iraquíes, afganos, libios e inmigrantes mexicanos y centroamericanos. Los pobres y la clase trabajadora de Estados Unidos, cuando se resistan, también sentirán toda la fuerza del salvajismo del Estado.

• La vasta y maligna desigualdad social, que crea en un polo de la sociedad un Olimpo de dioses oligarcas con un poder económico y político casi ilimitado y, en el otro, una masa de personas que no cuentan para nada y a las que se les hace sentir todos los días que no importan en absoluto.

• El sistema político sucio, corrupto y ampliamente despreciado, al que ninguna de las decenas de millones de personas que sufren o padecen necesidades, puede buscar ayuda o alivio, o mirar con esperanza. La reciente campaña electoral mostró la realidad de que ambos partidos políticos principales son los enemigos dedicados y declarados de la clase trabajadora y de los oprimidos. No puede ser casualidad que las elecciones del 6 de noviembre vayan a quedar en el recuerdo, por así decirlo, por la masacre de 11 personas en una sinagoga en Pittsburgh llevada a cabo por un antisemita fascista menos de dos semanas antes del día de las elecciones y el asesinato en masa en Thousand Oaks, realizado por un exmarine, dos días después.

• La brutalización y degradación general de la sociedad estadounidense, incluida la cultura popular y los medios de comunicación. En ninguna parte de la tierra es la vida más barata que en las películas estadounidenses, la televisión y la música popular. Durante el período de la “guerra contra el terror”, muchos escritores y directores de cine y televisión han centrado su atención en glorificar a los asesinos, con o sin uniforme, la tortura y otros barbarismos.

La enfermedad de la sociedad estadounidense está llegando a un estado terminal. Solo la revolución social puede curar la enfermedad.

(Publicado originalmente en inglés el 9 de noviembre de 2018)

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