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Veintidós muertes reportadas en centros de detención de inmigrantes desde que Trump asumió el cargo

De acuerdo a un examen de los documentos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, todas las siglas en inglés) realizado por NBC News, al menos 22 inmigrantes han muerto bajo la custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de Estados Unidos.

Las muertes se producen cuando la Administración de Trump intensifica su asalto a los inmigrantes en los Estados Unidos, aumentando el número de personas detenidas en su red de 200 cárceles y campos de detención a 42,000 por día en 2018.

Bajo Trump, la población de la red de prisiones para inmigrantes ha aumentado un 30 por ciento por encima del promedio bajo Obama y es dos veces mayor que bajo George W. Bush, llenando a capacidad muchas de estas cárceles. El rápido aumento del número de inmigrantes detenidos bajo custodia federal ha contribuido al reciente aumento de muertes. A pesar de esto, la Administración ha solicitado que la capacidad se amplíe a 51,000 mientras continúa su temeraria agitación antiinmigrante en 2019.

Los informes sobre las condiciones de insalubridad, alimentos en mal estado, guardias abusivos y carencia de personal médico son comunes. Los detenidos son tratados como criminales ya condenados y con frecuencia se les coloca en regímenes de aislamiento sin importar su edad o estado de salud. Un informe publicado el año pasado por Human Rights Watch , encontró que la “la atención médica peligrosamente deficiente en la detención de inmigrantes” contribuyó a la muerte de 15 personas bajo custodia de ICE entre diciembre de 2015 y abril de 2017.

“Verás a alguien que claramente es un solicitante de asilo que llegó a ser puesto bajo custodia con una afección médica grave, ya sea una afección cardíaca o no, y se tiene que preguntar: ‘¿Por qué está esta persona en la cárcel?’” dijo a NBC News Heidi Altman , directora de política en el Centro Nacional de Justicia para Inmigrantes, “No hay razón para ello”.

Se registraron diez muertes en 2017 y las 12 reportadas en 2018 coincidieron con la cantidad de migrantes que murieron en 2016, el último año completo de la Administración de Obama. En total, se han registrado 188 muertes en centros de detención de inmigrantes desde 2003, cuando el DHS comenzó a supervisar las operaciones de ICE y de la Oficina Aduanas y Protección de Fronteras (CBP).

Este sombrío registro de los dos primeros años de la Administración Trump no incluye las muertes recientes de Jakelin Caal Maquín, de 7 años, y Felipe Alonzo-Gómez, de 8 años, quienes murieron luego de enfermarse estando bajo la custodia de la CBP el último mes. El total tampoco incluye a Mariee Juárez, una niña de un año que murió a principios de 2018 después de estar detenida junto a su madre. Tampoco se tienen en cuenta los fallecidos o asesinados poco después de su liberación o deportación.

Los países de origen con el mayor número de inmigrantes que murieron bajo la custodia de los Estados Unidos desde 2017 fueron México (4), Cuba (4), Honduras (3) y Rusia (2), y uno de cada uno de Armenia, Eritrea, India, Vietnam, Irán, El Salvador, Nicaragua, Panamá y Jamaica.

El estado de Georgia, en el sur de los Estados Unidos, tuvo el mayor número de muertes, con cuatro, seguido de Florida, California y Texas, que registraron tres muertes cada uno. También se reportaron muertes en los estados de Luisiana, Nueva York, Colorado, Nuevo México, Arizona y Washington.

Una revisión de las circunstancias que llevaron a la muerte de cada persona bajo custodia de ICE ha revelado que la mayoría murió como resultado de negligencia o abuso criminal.

Roxsana Hernández Rodríguez, una mujer transexual de 33 años procedente de Honduras, que buscaba asilo en los Estados Unidos, murió en Nuevo México en agosto de 2018 después de ser detenida en la frontera junto a San Diego y luego transferida a varios centros de detención. Hernández, quien padecía de VIH, se enfermó gravemente bajo la custodia de ICE y no recibió ningún tratamiento durante varios días antes de ser trasladada al hospital donde murió. Una autopsia independiente descubrió que había sido sometida a agresión física mientras estaba detenida.

Sergio Alonso López, un mexicano de 55 años, murió en febrero de 2017 de una hemorragia interna después que el personal médico no le administrara varias dosis de la metadona que había estado tomando para tratar su adicción.

Al menos cinco hombres murieron por suicidio en los centros de detención de Estados Unidos en los últimos dos años y un sexto fue víctima de un aparente suicidio después de ser transferido a custodia del Gobierno egipcio.

Osmar Epifanio González Gadba, un solicitante de asilo de 32 años de Nicaragua, murió de suicidio por ahorcamiento en marzo de 2017 luego de ser recluido en régimen de aislamiento en el Centro de Detención Adelanto en California. Una revisión de su muerte encontró que pese a presentar un embotamiento emocional y reportar alucinaciones, González Gadba no recibió la atención médica adecuada. En una visita sorpresa realizada por el inspector general al Centro de Adelanto en 2018, se encontraron sogas colgando en múltiples celdas.

Jeancarlo Jiménez Joseph se suicidó en mayo de 2017 mientras estaba en confinamiento solitario en un centro de detención en Georgia. Un compañero detenido les dijo a los investigadores que había escuchado a Jiménez Joseph decirles a los guardias que estaba padeciendo de psicosis.

Zeresenay Ermias Testfatsion, un solicitante de asilo de 34 años de Eritrea, un país del este de África, fue encontrado muerto de un aparente suicidio en el área de duchas del Aeropuerto Internacional de El Cairo en Egipto. ICE lo había transferido a custodia de la brutal dictadura de Al Sisi notoria por su tortura y asesinato de prisioneros para su repatriación a Eritrea. Testfatsion les había dicho a los funcionarios de inmigración que temía regresar a su país de origen, donde los ciudadanos son reclutados para un servicio militar indefinido.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 8 de enero de 2019)

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