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Perspectiva

El presidente francés Macron visita al verdugo del Cairo

El viaje del presidente Emmanuel Macron a El Cairo el domingo para reunirse con el sanguinariodictador militar egipcio, el mariscal Abdelfatáh al Sisi, fue una amenaza poco sutil y respaldadatácitamente por Gobiernos de todo el mundo contra la clase obrera.

Por once semanas, cientos de miles de manifestantes de los “chalecos amarillos” en Francia hanmarchado cada fin de semana para exigir mejores niveles de vida, aumentos de impuestos a losricos y un fin a la represión y el militarismo. Sin embargo, la aristocracia financiera no haráconcesiones a las demandas sociales y políticas de los trabajadores. Por el contrario, estápreparando una intensificación drástica de la represión contra las protestas sociales, en medio deun giro universal de la clase capitalista por todo el mundo hacia formas autoritarias de gobierno.

El significado de la visita de Macron a Sisi es inequívoco. Sisi se volvió famoso por su uso dematanzas masivas para ahogar en sangre las luchas revolucionarias de la clase obrera queestallaron en Egipto en 2011. Durante el golpe de Estado de 2013 contra el presidente islamista,Mohamed Morsi, sus tropas les dispararon a miles en plena luz del día en las calles de lasciudades egipcias. Desde entonces, más de 60.000 personas han sido encarceladas, mientras quela junta de Sisi lleva a cabo juicios fraudulentos masivos de sus opositores y empleasistemáticamente la tortura contra miles de sus prisioneros políticos, algo documentado porgrupos de derechos humanos.

La afirmación de Macron el domingo en la noche de que su visita al verdugo del Cairo era para“hablar más abiertamente” con él sobre “derechos humanos” es absurda. Sisi prohibió la venta de chalecos amarillos en Egipto el año pasado por temor de que se reprodujeran en Egipto lasprotestas de masas que han sacudido Francia. La reunión de Macron con Sisi sin duda seenfocará en una discusión febril sobre la represión.

Ante una oligarquía financiera parasítica que no es capaz ni quiere dar concesiones, la claseobrera se enfrenta a una lucha política con solo dos resultados posibles: la revolución o lacontrarrevolución.

En El Cairo, Macron dejó en claro que Francia seguiría armando hasta los dientes al régimen deSisi en contra de los trabajadores egipcios. Las ventas francesas de aviones de caza Rafale yotros equipos militares a Sisi seguirán a pesar de los blanduchos comentarios de Macron sobrelos derechos humanos. “Diferenciaría estas dos cuestiones”, dijo, “No están conectadas paranosotros y nunca lo han estado”.

Cuando le preguntaron sobre el reporte de Amnistía Internacional de que fueron utilizadosvehículos acorazados franceses en la represión de 2013 en Egipto, Macron dijo que Francia,“previó que serían utilizados para propósitos militares”. Señaló que “no hay ningunaambigüedad” en las ventas de armas francesas, ya que su propósito es la “defensa del territorioegipcio contra enemigos extranjeros”, no contra el pueblo egipcio.

¿A quién cree que está engañando Macron? Los vehículos blindados de combate sirven parareprimir a los trabajadores tanto en Egipto como en Francia. Macron ya tomó la decisión sinprecedentes de desplegar vehículos acorazados contra los “chalecos amarillos”. A medida queMacron escala la represión en Francia y provee montañas de armas a El Cairo, Sisi puedeinterpretar las desdentadas declaraciones de Macron como una luz verde para utilizar las armasfrancesas para represiones futuras en Egipto.

Los regímenes autoritarios y las políticas policiales-estatales de la clase capitalista están ahoraenfrentándose a un desafío de la clase obrera. Después de un cuarto de siglo de guerrasimperialistas en Oriente Próximo desde la disolución estalinista de la Unión Soviética en 1991, yuna década de austeridad de la Unión Europea después del derrumbe de 2008, los mecanismosutilizados para suprimir la lucha de clases están colapsando. Ahora, está en marcha unresurgimiento global de la lucha de clases, respecto al cual el levantamiento egipcio de 2011 fueun precursor.

El comienzo de 2019 ha sido testigo de una rebelión espontánea o “salvaje” de 70.000trabajadores automotores en Matamoros, México, la mayor huelga en el continentenorteamericano en 20 años, así como las huelgas y protestas contra la austeridad en toda Europay la continuación de las manifestaciones de masas de los “chalecos amarillos” en Francia.

El 14 de enero, después de manifestaciones nacionales en diciembre, una huelga general de700.000 trabajadores del sector público de Túnez frenó el país, mientras decenas de milescantaban en la capital, “El pueblo quiere la caída del régimen”. La semana pasada, Sisi se reuniócon el presidente sudanés, Omar al-Bashir, cuyo Gobierno ha arrestado a cientos y asesinado adocenas de participantes en protestas que iniciaron el mes pasado contra el aumento en el costo del pan y otros bienes básicos.

A medida que las masas obreras y los jóvenes internacionalmente están asumiendo luchas, escrítico extraer las lecciones del viaje de Macron a El Cairo. No fueron meros accidentes que elaño pasado Macron rindiera honor al dictador francés, Philippe Pétain, o que el ministro delInterior alemán, Horst Seehofer diera su aprobación de las turbas neonazis en ciudades alemanas.Al enfrentarse a un desafío desde abajo, la clase capitalista responderá con los métodos másbrutales.

La respuesta de la élite gobernante francesa a las protestas de los “chalecos amarillos” haconsistido en arrestos masivos y represión a una escala no vista en las áreas metropolitanas deFrancia desde la ocupación nazi. Más de 5.000 manifestantes han sido arrestados, incluyendo amás de 1.700 en un solo día, el 8 de diciembre. Al menos cuatro manifestantes han perdido susmanos por las granadas de concusión policiales. Otros 20 han perdido ojos por los proyectilesempacados con frijoles y otra persona quedó permanentemente sorda.

Han circulado imágenes de policías antidisturbios en Paris con rifles de asalto Heckler & KochG36 con municiones reales. Asimismo, se está librando un feroz debate en la clase gobernantefrancesa sobre implementar las políticas represivas desarrolladas por Sisi en Egipto contra los“chalecos amarillos”.

El 7 de enero, Luc Ferry, un exministro de educación y “filósofo” autoproclamado, emprendiócontra los “chalecos amarillos” en la radio, exigiendo que el ejército los ataque con municionesreales: “Tenemos el cuarto mayor ejército del mundo y es capaz de acabar con estos hijos de p—a”, dijo. “Este tipo de matones… desde la extrema derecha, la extrema izquierda y de lasurbanizaciones cerradas que vienen a golpear a la policía —¡basta!”.

Esta declaración resume los sentimientos que prevalecen tanto en la burguesía francesa como enel resto del mundo, que ven el giro a la dictadura y la represión como la única forma paradefender un sistema capitalista cada vez más odiado.

Las necesidades más básicas de la clase obrera hoy día, incluyendo la defensa de los derechosdemocráticos fundamentales, no pueden ser atendidas fuera de un asalto frontal contra lasfortunas y las prerrogativas de la clase capitalista: una lucha de la clase obrera internacional porla expropiación de la clase gobernante y la construcción del socialismo.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 30 de enero de 2019)

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