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París intensifica su exigencia de un golpe de Estado en Venezuela

Después de que las principales potencias europeas reconocieron al político de extrema derecha Juan Guaidó como el “presidente interino” de Venezuela, París está intensificando las amenazas y pide un cambio de régimen en Caracas. Retomando los métodos de la administración Trump, que reconoció a Guaidó como presidente a través de Twitter, París y las otras potencias europeas están burlándose de cualquier ley y están pisoteando la soberanía venezolana en un intento por saquear al país estratégico y rico en petróleo.

Los diplomáticos franceses hablando extraoficialmente están alimentando una serie de amenazas en los medios de comunicación, dejando claro que París apoyará una sangrienta intervención para derrocar al presidente Nicolás Maduro. “La indiferencia sería aún peor que la intervención”, dijo un diplomático. Otro le dijo a Le Monde que las potencias europeas le habían dado a Maduro un ultimátum de ocho días para que dimita “para darle a Nicolas Maduro un poco de tiempo para decidir si quiere ser Gorbachov o Bashar al-Assad”.

Como el gobierno de Trump amenaza con bloquear a Venezuela e incluso invadir el país, una amenaza de la que se hace eco el gobierno ultraderechista de Brasil, las implicaciones de esta amenaza son inequívocas. O bien Maduro entrega Venezuela a las potencias imperialistas, o pueden apuntar a una guerra por represenantes como en Siria, donde cientos de miles de personas perdieron la vida.

Mientras se enfrentan a la creciente represión de las protestas de los “chalecos amarillos”, es crítico que los trabajadores en Francia y en toda Europa se opongan a las amenazas imperialistas contra Venezuela.

A medida que enfrenta amenazas de bloqueo, una desintegración de su moneda a medida que aumenta la inflación y un colapso hacia la pobreza para amplios sectores de la población trabajadora, Venezuela es objeto de una campaña implacable de provocaciones en los medios europeos.

Hablando a France Inter, el ministro de Relaciones Exteriores, Jean-Yves Le Drian, dijo que la destitución de Maduro y su reemplazo por Guaidó eran necesarios: “Solo unas elecciones libres permitirán que el Estado tenga una autoridad y una democracia renovadas”. Dijo: “Hemos notado la negativa del presidente Maduro a celebrar elecciones presidenciales que servirían para simplificar, aclarar y hacer más serena la situación en Venezuela, y creemos que el señor Guaidó tiene la capacidad y la legitimidad para organizar tales elecciones”.

La afirmación de que Guaidó tiene la legitimidad para decidir el destino de Venezuela es absurda. Un agente de derechas con 35 años en la edad que era políticamente desconocido antes del intento de golpe de Estado, Guaidó ha sido respaldado y financiado por las ONG estadounidenses y el Fondo Nacional para la Democracia (NED), un frente de larga data para las intervenciones de la CIA en América Latina y en todo el mundo.

El propósito del intento de golpe no es restaurar la democracia, sino saquear el país. Los altos cargos de la administración de Trump no han ocultado los objetivos estratégicos de poner en el poder a un operativo respaldado por Estados Unidos como jefe de un Wstado que actualmente tiene vínculos estrechos, tanto militares como económicos, con Rusia y China. El mes pasado, el asesor de seguridad nacional de los Estados Unidos, John Bolton, le dijo a la Fox News: “Hará una gran diferencia económica para los Estados Unidos si pudiéramos hacer que las compañías petroleras estadounidenses realmente inviertan y produzcan las capacidades petroleras en Venezuela”.

La élite gobernante europea está desplegando su hipocresía sin fondo mientras retrata su intervención para respaldar a Guaidó, siguiendo la de Trump, como un acto democrático desinteresado. Cuando se le preguntó en France Inter si su posición constituía una intervención en la política venezolana, Le Drian lo negó descaradamente y declaró que era una “llamada” o una respuesta a “una solicitud de ayuda”.

Mientras tanto, los periódicos europeos están minimizando o negando furiosamente lo obvio: que están pisoteando la soberanía venezolana, respaldando un golpe de derecha lanzado por Trump. “Las capitales más implicadas, incluyendo París, parecen estar actuando en línea con Washington”, escribió Le Monde de Francia, mientras que El País de España proclamó: “El anuncio hecho por España y otros países europeos no es una ruptura con la legalidad, sino precisamente un intento de encargarle al presidente interino que la restaure...”.

Ambos periódicos insistieron en que su política es una mejor manera de instalar a Guaidó en el poder y trataron de distanciarse de Trump, afirmando que, de hecho, están combatiendo su política latinoamericana oponiéndose a los llamamientos a una invasión estadounidense de Venezuela.

En su editorial “Apoyo a Guaidó”, El País escribió: “La retórica agresiva del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, no ayuda a nadie que quiera el regreso de la democracia en Venezuela. Por el contrario, fortalece a Nicolás Maduro y sus seguidores. Las exigencias constantes de una posible intervención militar por parte de Washington no solo son un motivo comprensible de preocupación internacional, sino que la Unión Europea y América Latina deben enfrentarlos claramente. Esta es una línea roja que no debe ser cruzada de ninguna manera. El siglo XX fue el final de las intervenciones estadounidenses en América Latina”.

En cuanto al editorial de Le Monde, “Venezuela: apoyando no intervenir”, reiteró los llamamientos a un golpe de Estado: “El factor crucial es que el ejército venezolano no ha cambiado de campo por ahora. El señor Guaidó debe continuar sus esfuerzos para lograr convencerlos”.

Sin embargo, señaló el peligro de un conflicto estadounidense con Rusia y China, así como la situación políticamente explosiva en América Latina, después de las recientes elecciones del régimen fascista de Jair Bolsonaro en Brasil y del gobierno populista de Andrés Manuel López Obrador en México. Escribió: “En esta situación inestable, una cosa es cierta: que la intervención militar de los EUA, con la que el presidente Trump está amenazando, sería un grave error”.

Tales intentos de presentar al imperialismo europeo como una política fundamentalmente diferente, más responsable y menos agresiva que Trump son falsos en su esencia, dictados principalmente por la preocupación ante la oposición de la clase obrera europea e internacional a sus políticas.

Tras bastidores, potentes rivalidades interimperialistas se han disparado, sin duda, entre Washington y la Unión Europea. La lucha por dividir las ganancias y el petróleo de América Latina es especialmente amarga, ya que Trump amenaza a la UE con medidas de guerra comercial, como los aranceles a las exportaciones de automóviles alemanes y con el papel de Europa como el principal inversor en América Latina en la balanza. Sin duda, las potencias europeas temen las consecuencias, tanto económicas como políticas, de una desastrosa ocupación estadounidense de Venezuela.

Presentar a las potencias europeas opositoras a las guerras y los golpes de Estado es, sin embargo, una mentira política. El siglo XXI ha experimentado un aumento drástico en el derramamiento de sangre imperialista por parte de los EUA y Europa, con guerras en Oriente Medio, África y también en el hemisferio occidental, donde se llevaron a cabo intervenciones militares dirigidas por Estados Unidos desde Haití a Colombia. A pesar de lo amargo que son sus conflictos con Washington, las propias potencias europeas desplegaron tropas en Afganistán, Irak, Malí, Siria, Libia y otros lugares. Su apoyo a un golpe de Estado en Venezuela solo confirma que han descendido al desprecio total por la ley.

(Publicado originalmente en inglés el 6 de febrero de 2019)

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