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Tras arresto de oficial fascista de la Guardia Costera

Reporte denuncia aumento de grupos de odio ultraderechistas desde la elección de Trump

El informe anual del Southern Poverty Law Center (SPLC; Centro legal para la pobreza sureña), publicado la semana pasada, documenta un aumento del 30 por ciento en el número de grupos de odio activos en los Estados Unidos, de 784 en 2014 a 1,020 en 2018, un período que coincide con la campaña y primeros dos años en el poder del presidente Donald Trump.

El SPLC afirma que la conexión no es un accidente, citando el apoyo de Trump a los ataques ultraderechistas y fascistizantes de grupos directamente inspirados por sus diatribas racistas y antiinmigrantes, o en general la simpatía hacia ellos. Estos incluyen el ataque racista en Charlottesville, Virginia, en 2017, en el que una joven manifestante antifascista fue asesinada. Trump luego declaró notoriamente que había "buenas personas" en la multitud, la cual cantaba "los judíos no nos reemplazarán".

El año pasado, los dos incidentes más notorios de violencia ultraderechista fueron las bombas enviadas por correo a los demócratas y figuras mediáticas que criticaban a Trump por el fanático de extrema derecha, Cesar Sayoc, y el asalto a la sinagoga Tree of Life en Pittsburgh, en el que el pistolero Robert Bowers, quien apoyó la campaña antiinmigrante de Trump pero pensó que no era lo suficientemente agresivo, mató a nueve adultos mayores judíos.

El SPLC resumió el ascenso de la extrema derecha en el último año: “Un número cada vez mayor de grupos de odio. Un populismo de derecha y antisemitismo en alza. Actos letales de terrorismo interno en aumento. Crímenes de odio en ascenso. Una violencia callejera en explosión. Ese fue el paisaje de la derecha radical en 2018".

El informe del SPLC se hizo público la misma semana de dos eventos adicionales que demuestran la conexión entre el ocupante fascistizante de la Casa Blanca y las acciones asesinas de un segmento de sus copensadores.

El lunes, Trump entregó una diatriba antisocialista en Miami a una audiencia de exiliados cubanos y venezolanos, demonizando el Gobierno venezolano y reiterando su amenaza, pronunciada por primera vez en el discurso de “El estado de la Unión”, de destruir la amenaza del socialismo en los Estados Unidos.

El miércoles llegaron los informes de prensa iniciales sobre el arresto el 15 de febrero del teniente Christopher Paul Hasson, un oficial de la Guardia Costera estadounidense con tres décadas ahí. Había planeado durante varios años llevar a cabo ataques fascistas contra figuras de los medios, demócratas y socialistas.

Hasson ha estado dentro y en la periferia de los círculos de extrema derecha durante décadas, pero según los fiscales, en septiembre de 2017 comenzó a comunicarse con Harold Covington, un neonazi recién fallecido que vivía en el estado de Washington, y comenzó a elaborar una lista de objetivos en enero de 2018.

De hecho, Hasson fue investigado por primera vez no porque la policía sospechara que planeaba ataques terroristas contra enemigos políticos, sino porque la policía sospechaba que había consumido sustancias. El asunto mucho más serio del terrorismo doméstico era incidental a la investigación inicial. Esto plantea la pregunta: ¿hay otros militares fascistas estadounidenses que planean ataques contra la izquierda, independientemente de, o trabajando con Hasson?

La preparación de Hasson para los ataques terroristas es paralela a acontecimientos similares en Alemania, donde han aparecido elementos neonazis con el ejército alemán, algunos de ellos preparados para organizar ataques terroristas que esperaban culpar a los islamistas para sembrar una atmósfera de pogromos contra musulmanes e inmigrantes.

Hasson trabajaba principalmente en adquisiciones, lo que significa que estaba en una posición de ordenar y enrutar armas. El hecho de que trabajara en el ejército durante tres décadas sin que hubiera ninguna señal de alerta es alarmante. No han salido informes públicos de ningún vínculo que pudiera haber formado dentro de la Guardia Costera o con otras secciones del ejército durante su largo tiempo ahí.

Por el contrario, desde su arresto, los medios de comunicación corporativos han tenido poco que decir sobre la historia, que en gran medida ya fue dejada atrás. Lo mismo ocurre con el comandante en jefe de Hasson. Cuando se le preguntó acerca del oficial fascista de la Guardia Costera el viernes, Trump esquivó las preguntas sobre el plan para asesinar a miembros del Congreso y muchos otros, diciendo simplemente: "Es una lástima".

Cuando se le preguntó si su propio lenguaje tenía alguna responsabilidad con respecto al crecimiento del fascismo, solo respondió: "No, creo que mi lenguaje es muy bueno". De hecho, la Administración de Trump ha sistemáticamente promovido el crecimiento del fascismo en los Estados Unidos. La retórica xenófoba, militarista y autoritaria que sale de la Casa Blanca ha envalentonado a los elementos existentes de extrema derecha y ha atraído a otros nuevos.

La característica más ominosa de las actividades de Hasson fue su elaboración de una lista de enemigos políticos, objetivos potenciales para el arsenal de armas que había reunido. Cesar Sayoc preparó una lista similar de objetivos para sus bombas de correo el otoño pasado. En ambos casos, las víctimas propuestas eran blancos prominentes de los ataques e invectivas de Trump en Twitter, incluyendo demócratas destacados, figuras de los medios y políticos que dicen ser socialistas, como la representante Alexandria Ocasio-Cortez. Hasson investigó los detalles de sus posibles objetivos, incluidas las direcciones de sus casas y si tenían o no guardias armados.

El arresto de Hasson se produjo solo días después de que Trump hiciera un llamado a "represalias" contra el actor Alec Baldwin por su interpretación del presidente en "Saturday Night Live".

Ocasio-Cortez fue una de los que estaban en la lista de Hasson. La actividad de Hasson en Internet incluyó búsquedas como "¿Dónde en [Washington] DC vive el Congreso?" y "El mejor lugar en DC para ver a la gente del Congreso", según los documentos judiciales presentados en el momento de su arresto.

Ocasio-Cortez emitió un comunicado en el que atacaba a los medios de comunicación de la derecha por informar sobre los detalles de su nuevo hogar en un complejo de apartamentos en Washington, DC, el mismo día en que se hizo pública la detención de Hasson. El Washington Free Beacon y el Washington Examiner publicaron descripciones de la propiedad, su ubicación general (aunque no la dirección exacta) y las tiendas cercanas.

"Los periodistas están compartiendo historias sobre el lugar donde vivo el mismo día en que se divulgó que yo y otros eran blancos de un tirador en masa", escribió Ocasio-Cortez en Twitter el 20 de febrero. “Todo esto emparejado con la amplificación de teorías de conspiración no avaladas. Es imprudente, irresponsable y pone a las personas directamente en peligro. Esto no es un juego".

Existen innumerables razones para tomar en serio esas preocupaciones. En ese sentido, la conducta del New York Post, propiedad del multimillonario de derecha Rupert Murdoch, es igualmente indigna. El Post publicó un informe el sábado bajo el titular: "¿Dónde vive Alexandria Ocasio-Cortez?" El tema nominal fue su ausencia en la residencia del Bronx donde vivía cuando era candidata para el cargo. La historia reveló, sin embargo, que el Post había vigilado la dirección durante varios días mientras Ocasio-Cortez estaba en la ciudad de Nueva York. También proporcionó detalles de su nuevo apartamento en Washington, DC.

Independientemente de la detención de Hasson, el hecho es que los miembros de la clase dominante apoyan materialmente y motivan políticamente a la extrema derecha. La publicación de la información personal de Ocasio-Cortez debe tomarse como una advertencia seria por parte de la clase trabajadora. La Administración de Trump está llevando a cabo sus ataques contra los opositores políticos por los medios más antidemocráticos y violentos, recurriendo a la intimidación y la violencia abierta.

El Partido Demócrata también es culpable políticamente del surgimiento de la extrema derecha. En lugar de oponerse a Trump por su política fascista o sus burlas chovinistas, lo presentan como un títere ruso y promueven la idea de que Rusia tiene la culpa de todos los problemas de la vida social estadounidense. De esta manera, promueven una narrativa política rival pero igualmente derechista y ayudan a encubrir el peligro creciente de la violencia fascista en Estados Unidos.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 25 de febrero de 2019)

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