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Después de las elecciones españolas, Podemos presiona por un gobierno de austeridad del PSOE

Desde que en las elecciones del domingo el partido de tipo fascista Vox entrara al parlamento y una pequeña mayoría de los votos fuera al gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que defiende la austeridad, Podemos ha acogido al PSOE. Está trabajando para bloquear la movilización independiente de la clase trabajadora contra el PSOE y el creciente peligro de la extrema derecha en Europa.

Pocos minutos después de que se anunciaran los resultados de las elecciones, el Secretario General de Podemos Pablo Iglesias dio una rueda de prensa en la que exigía al PSOE que formara un gobierno de “izquierdas” con Podemos. El miércoles, publicó un editorial en El País, el principal diario socialdemócrata español, titulado “Un gobierno estable de izquierdas”, advirtiendo al presidente del Gobierno Pedro Sánchez, del PSOE, contra intentar formar un gobierno del PSOE en minoría sin aliarse con Podemos.

Iglesias escribió que el PSOE por sí mismo “no tiene suficientes escaños para hacer de este gobierno un éxito ni para defenderlo en la izquierda, particularmente dado que en la práctica sería un gobierno que obtendría apoyo para muchas de sus medidas desde la derecha. Ante eso, nuestro compromiso con nuestros votantes y con la mayoría socialmente progresista solo nos deja una opción. Esta es garantizar la estabilidad y las políticas que defiendan la justicia social y el diálogo, desde dentro del gobierno”.

Prometió más “justicia fiscal, políticas económicas feministas, jubilaciones garantizadas, servicios públicos, transición energética, límites a la precariedad, vivienda, derechos y libertades, y diálogo en Cataluña”.

Sus afirmaciones de que Podemos empujaría al PSOE hacia la izquierda si entrara en el gobierno son un fraude político. A lo largo del año pasado, el PSOE gobernó España en minoría apoyándose en el Congreso en Podemos y en los partidos nacionalistas catalanes para conseguir la mayoría de los votos. En esta base, llevó adelante políticas derechistas —adoptando presupuestos de austeridad para 2018 y 2019, canalizando miles de millones de euros hacia el ejército, y respaldando el enjuiciamiento de los políticos nacionalistas catalanes después de la brutal represión de la policía española en 2017 a los votantes en el referéndum sobre la independencia catalana.

Mientras Iglesias le pide al PSOE que le dé a Podemos unos pocos ministerios en su gobierno, el PSOE está preparando más austeridad despiadada e intervenciones imperialistas en el extranjero. En una carta a la Unión Europea (UE), el PSOE ha prometido bajar su déficit público del 2,48 por ciento al 2 por ciento a finales de este año, al 1,1 por ciento en 2020 y al 0,4 por ciento en 2021. Esto significa decenas de miles de millones de euros en recortes para la clase trabajadora.

El PSOE es también uno de los principales gobiernos europeos que presionan por un cambio de régimen en Venezuela, país rico en petróleo. Le dio refugio a Leopoldo López, dirigente del ultraderechista partido Voluntad Popular, en la embajada española en Caracas, después de que él y el representante de los EUA Juan Guaidó lanzaran un golpe fallido el martes. Hijo de una de las familias más ricas de Venezuela, López había estado bajo arresto domiciliario desde 2017 después de haber sido condenado por intentar derrocar al gobierno de Maduro.

Sabiendo que estas políticas reaccionarias generarán una profunda resistencia entre los trabajadores, Iglesias espera defender al PSOE “en la izquierda”, es decir, bloquear la oposición al PSOE en su izquierda.

De hecho, Podemos fue creado en 2014 por profesores estalinistas y los Anticapitalistas afiliados al pablista francés Nuevo Partido Anticapitalista, después de las protestas de los indignados de 2011 contra el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, del PSOE. Prometía un “cambio radical” contra el PSOE, que estuvo imponiendo austeridad y que libró guerras imperialistas en Irak y Afganistán cada vez que estuvo en el poder desde que asumiera el cargo por primera vez en 1982. Pero Podemos de hecho continuó la alianza de los estalinistas y los pablistas con el PSOE. El fraude de sus afirmaciones de que representa el “cambio radical” ahora queda expuesto.

Apoyando la represión de la derecha española a los nacionalistas catalanes —y permitiendo que Vox procese a los nacionalistas catalanes en el juicio farsa— el PSOE se adapta al ascenso de Vox, del cual cada vez más se hacen eco el Partido Popular (PP) y Ciudadanos. La respuesta de Podemos al crecimiento de los partidos ultraderechistas es abrazar con aún más fuerza todas las políticas que llevaron a su crecimiento.

En diferentes partes de Europa, los gobiernos capitalistas están girando hacia formas autoritarias de gobierno y están alentando el renacimiento del fascismo. En nueve países europeos incluyendo a Italia, la extrema derecha está en el poder. En Alemania, el ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) es el principal partido de la oposición en el parlamento, y el gobierno de coalición de Angela Merkel está adoptando muchas de sus políticas. En Francia, el presidente Emmanuel Macron aclamó al dictador fascista francés, el mariscal Philippe Pétain, mientras reprimía las protestas de los “chalecos amarillos”.

Hace tres años, Vox tenía solo el 0,2 por ciento de los votos. Ahora, tiene el 10,3 por ciento y 24 diputados en el Congreso; un partido explícitamente profascista se sienta en el Congreso español por primera vez desde 1978 y el fin del régimen fascista creado por el Generalísimo Francisco Franco en la Guerra Civil española de 1936-1939. Los generales retirados o los cargos del PP que dirigen a Vox lanzaron propaganda de tipo fascista, exigiendo recortes fiscales a los ricos, privatizaciones masivas, reformas laborales, la defensa de la memoria de los sangrientos ejércitos de Franco, y la ilegalización del separatismo y del marxismo.

La movilización de la policía española para atacar brutalmente a votantes pacíficos en Cataluña hace dos años, y el hablar de la movilización de unidades del ejército contra Barcelona, subrayan que la amenaza de la ultraderecha no es hipotética. Se discute la represión de tipo fascista en las esferas más altas del Estado.

La historia muestra que la única manera de combatir el impulso de la burguesía europea hacia formas fascistas de gobierno es la movilización de la clase trabajadora en lucha política contra el capitalimo. Sin embargo, esto requiere construir una nueva dirección política trotskista en la clase trabajadora contra el antimarxismo pequeñoburgués de Podemos. El propio Podemos busca suprimir a los trabajadores y devolverle la iniciativa política a Vox.

Esto subraya la hostilidad de los profesores acomodados, burócratas sindicales y agentes de los medios en Podemos hacia una lucha intransigente contra la extrema derecha. Ante la creciente ira social y crecientes amenazas de represión fascista, ellos insisten aún más violentamente en que la izquierda y la clase trabajadora están muertas políticamente, y que el ascenso de Vox no es demasiado serio.

El antiguo dirigente de Podemos Íñigo Errejón achacó el pobre resultado electoral de Podemos —perdió 29 escaños— a su insuficiente adhesión a la política identitaria postmodernista y su decisión de seguir considerándose a sí mismo un partido de izquierda. Defensor desde hace mucho tiempo de alianzas con el partido derechista Ciudadanos, Errejón exigió que Podemos abandonara la distinción izquierda-derecha para concentrarse en la política identitaria postmodernista.

Errejón le dijo a El Diario, “Podemos no tendría que haber abandonado nunca la transversalidad y haberse contentado con ser solo un rinconcito de la izquierda”. El contenido de clase de la búsqueda de Errejón de demandas de identidad de género o racial que atraviesen “transversalmente” la división entre izquierda y derecha afloró claramente cuando se refirió a Vox.

Desestimando críticas a la izquierda del dirigente de Vox Santiago Abascal, Errejón dijo: “De ahora en adelante, cuando Abascal dice que ellos son la España que resiste, nosotros debemos decir que ellos son una parte de España que es legítima, pero muy pequeña”. Errejón también se burló de “una cierta izquierda cultural a la que le gusta alardear sobre la catástrofe que vendrá con Vox. No quiero decir que no debamos tomárnoslos en serio y luchar contra ellos, pero no se lucha contra ellos histéricamente”.

La denuncia de Errejón de la izquierda es repugnante. Las posiciones de Vox, como su aclamación del ejército de Franco —que llevó a cabo un golpe ilegal, una guerra civil de tres años, y el asesinato en masa de cientos de miles de trabajadores y jóvenes de izquierdas— no son legítimas. Son mentiras históricas diseñadas para justificar la represión reaccionaria de la burguesía europea y la austeridad de hoy.

El posicionamiento de Podemos junto a un gobierno represor del PSOE que ha fortalecido a la extrema derecha evidencia su bancarrota política y su hostilidad hacia la clase trabajadora.

(Publicado originalmente en inglés el 3 de mayo de 2019)

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