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Los demócratas apoyan guerra de Trump contra inmigrantes

New York Times: “Denle a Trump su dinero para la frontera”

La victoria del Partido Demócrata en las elecciones parlamentarias de noviembre pasado no ha hecho nada para detener el ataque policial de Trump contra los inmigrantes. Por el contrario, los demócratas, habiendo tomado el control de la Cámara de Representantes, se han movido más hacia la derecha y se han alineado más abiertamente detrás de las políticas antiinmigrantes de la Administración.

Quizás la expresión más clara de este cambio hasta la fecha sea el editorial principal en la edición impresa del lunes del New York Times. En el encabezado "Denle a Trump su dinero para la frontera", la declaración exige que el Congreso apruebe la solicitud enviada por la Casa Blanca al Congreso la semana pasada de $4,5 mil millones adicionales en fondos de "emergencia", aparentemente para gestionar el aumento en el número de refugiados de América Central que están cruzando a los Estados Unidos para buscar asilo.

Al resumir lo que se ha convertido en el mantra de las grandes empresas y de todos los medios corporativos, el editorial comienza: "El presidente Trump tiene razón: hay una crisis en la frontera sur".

El Times continúa con el argumento cínico y deshonesto de que el dinero que solicita Trump no es para su muro fronterizo, sino para hacer frente a la "crisis humanitaria de hacinamiento, enfermedad y caos". Cita la pobreza y la violencia en la tierra natal de los refugiados como la causa de la oleada migratoria, pero permanece en silencio sobre la historia de explotación e intervención imperialista en América Central del gobierno estadounidense, así como la negativa ilegal de la Administración Trump a procesar las solicitudes de asilo y su envío de tropas para convertir la frontera en una tierra de nadie militarizada.

Tampoco menciona la declaración autoritaria de Trump de una emergencia nacional en la frontera y su asignación de fondos del Pentágono para expandir su muro fronterizo, desafiando al Congreso y la Constitución de los Estados Unidos, ni sus pasos más recientes desafiando las leyes internacionales y estadounidenses efectivamente negando a los refugiados el derecho a solicitar asilo y despojando a los inmigrantes atrapados en el sistema de inmigración de los Estados Unidos de sus derechos de habeas corpus. Tampoco señala la purga de oficiales del Departamento de Seguridad Nacional del mes pasado, llevada a cabo para empujar, como lo expresó Trump, una "dirección más severa" en la frontera.

Haciendo eco de los pretextos imperialistas de "derechos humanos" utilizados para justificar las guerras neocoloniales en Irak, Libia y Siria, el editorial declara: "Hay que hacer algo. Pronto". Luego, expresando la posición de los dirigentes demócratas en el Congreso, exige que los demócratas recalcitrantes de la Cámara de Representantes pongan fin a su “juego político" y sus “señalamientos” y que le den a Trump el dinero que exige para reforzar su campaña contra los inmigrantes.

Lejos de usar su control de la Cámara para oponerse seriamente a la guerra de Trump contra los inmigrantes, la dirigencia demócrata, comenzando con la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ha rechazado repetidamente el inicio de procedimientos para un juicio político contra Trump. Su mayor consideración no es la virtual certeza de que el Senado controlado por los republicanos se negaría a condenar a Trump, o el hecho de que, incluso si se eliminara, sería reemplazado por su vicepresidente igualmente reaccionario, Mike Pence, sino que un proceso de juicio político prolongado podría proporcionar una apertura para que la oposición obrera de masas a Trump tome una forma independiente y se mueva en una dirección anticapitalista.

Líder de la minoría en el Senado, Charles Schumer, y presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosy [Crédito: C-Span]

La semana pasada, Pelosi y el líder de la minoría demócrata en el Senado, Charles Schumer, surgieron de una reunión a puerta cerrada en la Casa Blanca con Trump comentando que la reunión fue "productiva" y reiterando su entusiasmo a trabajar con la Casa Blanca. Esto ocurrió un día después de que el memorando de Trump ordenara la imposición de tarifas para las solicitudes de asilo y el uso de policías fronterizos para determinar si los solicitantes tienen un "temor creíble" de lesiones o muerte en su país de origen. También siguió a una columna de opinión de Thomas Friedman del Times apoyando el muro fronterizo de Trump y el ataque de Bernie Sanders a cualquier política de "fronteras abiertas".

Mientras tanto, hay una creciente violencia y miseria a lo largo de la frontera sur de los Estados Unidos. La semana pasada, la Patrulla Fronteriza recuperó el cuerpo de un bebé de diez meses y declaró que faltaban otros dos niños y un hombre luego de que volcó una balsa con nueve personas que buscaban cruzar el río Grande cerca de Eagle Pass, Texas. Los desaparecidos incluyen a un niño y una niña, ambos de 7 años, que formaban parte de un grupo de inmigrantes de Honduras.

En el año fiscal 2018, los agentes fronterizos registraron 283 muertes a lo largo de la frontera de México y EUA, incluidos ahogamientos, accidentes y el descubrimiento de restos humanos. Esta estadística espantosa se ha reducido desde un máximo de 492 muertes registradas en 2005.

Estas muertes no incluyen a los inmigrantes que murieron en los campos de detención o mientras estaban bajo el cuidado del Gobierno estadounidense, como el niño guatemalteco de 16 años que murió la semana pasada mientras estaba hospitalizado por una infección cerebral.

La semana pasada se abrieron dos nuevas "ciudades de carpas" para albergar a cientos de inmigrantes indocumentados en Texas, una cerca de El Paso y la otra en de Rio Grande Valley, junto al puente internacional Donna-Rio Bravo. Los campamentos están destinados a alojar inmigrantes durante no más de 72 horas, hasta que las familias sean divididas y llevadas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, siglas en inglés) o el Departamento de Salud y Servicios Humanos.

Muchos de los centros de detención de ICE son llamados "cajas de hielo" o "hieleras" por los inmigrantes debido a las bajas temperaturas que soportan mientras están detenidos en su interior. El abuso físico y la violencia sexual son rampantes en los campamentos y los inmigrantes pueden ser detenidos por muchos días, no solo por 72 horas.

En 2014, la organización American Civil Liberties Union descubrió que una ciudad de carpas en Texas tenía problemas con infestaciones de insectos, hacinamiento, desbordamiento de aguas residuales, temperaturas extremas y alimentos en mal estado.

Ninguno de los candidatos presidenciales demócratas de 2020 ha hecho de las políticas de inmigración de Trump un tema importante de su campaña. El carácter bipartidista de la guerra contra los inmigrantes fue subrayado el domingo cuando Trump nombró a Mark Morgan como el nuevo jefe permanente de ICE. Morgan reemplazará al exdirector en funciones Ronald Vitiello, quien renunció luego de que Trump se negara a convertirlo en el jefe permanente como parte de su purga del aparato de inmigración.

Morgan fue el jefe de la Patrulla Fronteriza durante los últimos seis meses del Gobierno de Obama, que realizó el mayor número de deportaciones en la historia de los Estados Unidos. Morgan ha denunciado al Congreso por no haber destruido el llamado Acuerdo de Flores, que limita el tiempo que el Gobierno puede detener a los niños inmigrantes. También tiene constancia de que respalda la propuesta de Trump de enviar a inmigrantes indocumentados detenidos por ICE a "ciudades santuario".

(Publicado originalmente en inglés el 7 de mayo de 2019)

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