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Los demócratas respaldan la guerra comercial con China

Las medidas de guerra comercial contra China anunciadas por el presidente Donald Trump en las últimas dos semanas han sido apoyadas más ampliamente por los demócratas en el Congreso que por sus homólogos republicanos. Muchos de los republicanos provienen de estados rurales y distritos más afectados por los aranceles a las exportaciones agrícolas estadounidenses impuestas por China en represalia por los aranceles mucho más agresivos ordenados por Trump.

Los demócratas han criticado mucho las medidas de guerra comercial de Trump, pero dentro del marco de apoyar la campaña contra China, demonizando a China como el principal rival de EUA, y pidiendo a Trump que deje de provocar conflictos comerciales con la Unión Europea (UE), Canadá y México para reclutarlos como aliados en la campaña contra China.

El líder de la minoría en el Senado, Chuck Schumer, fue el más explícito. "No deberíamos estar teniendo una guerra múltiple contra los aranceles", dijo el 14 de mayo. "Concentraría todo en China. Y hagamos que los europeos, canadienses y mexicanos estén de nuestro lado y se centren en China. Porque son el gran peligro". Schumer ha instado repetidamente a Trump a "mantenerse firme" frente a China.

La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dijo a los reporteros el 13 de mayo que la imposición de aranceles por parte de Trump contra China era "un reconocimiento de que se necesitaba hacer algo". Refiriéndose a las actuales negociaciones comerciales con Beijing, dijo: "Le deseo éxito en la negociación. Pero como digo, tenemos que usar nuestro apalancamiento sin antagonizar a los que están de nuestro lado en esto”. Esa fue una referencia en particular a la UE.

El senador Gary Peters, de Michigan, también demócrata, le dijo a The Hill que Trump "no está entrando en esta pelea con aliados. No está apuntado. Es solo una especie de aranceles generalizados”. Este exvicepresidente adjunto de Merrill Lynch y vicepresidente de Paine Webber agregó: "Creo que la forma en que lo ha hecho no fue pensada del todo".

El senador Doug Jones de Alabama se hizo eco de Schumer. "Lo que me preocupa es ir solo", dijo. "Al mismo tiempo, comenzamos esto con China, también estábamos pateando a nuestros aliados europeos en las espinillas y estábamos pateando a Canadá en sus espinillas y estábamos pateando a México".

Prácticamente todos los comentarios de los candidatos presidenciales demócratas han sido similares. Apoyan la guerra comercial con China, y solo se oponen a que Estados Unidos se enfrente al mundo entero como algo mal pensado y potencialmente perjudicial económicamente. Sin embargo, según un estudio, los aranceles contra China impuestos por Trump costarán a la familia típica de cuatro miembros de los EUA casi $2.400 por año debido a los precios más altos de los bienes importados y eliminarán 2,2 millones de empleos.

El exvicepresidente Joe Biden dio una respuesta inicialmente crítica a la imposición de aranceles de Trump, sugiriendo que la economía china no era realmente una amenaza seria para la dominación global de Estados Unidos. Fue atacado rápidamente por Trump y por casi todos sus oponentes para la nominación presidencial demócrata.

En un mitin de campaña en New Hampshire, Biden reiteró su preocupación por el impacto de los aranceles. "El trabajador estadounidense está siendo asesinado por esto", dijo el lunes en WMUR. "Los agricultores estadounidenses están siendo asesinados". Pero en una concesión a la campaña antichina que prevalece, declaró: "Si quieren comerciar aquí, van a estar bajo las mismas reglas".

El exdiputado de Texas, Beto O'Rourke, emitió una declaración advirtiendo que cualquier acuerdo comercial entre Trump y China debería ser cuidadosamente analizado. "Hacer que China rinda cuentas no debe suceder a expensas de los trabajadores estadounidenses", dijo. "Es por eso por lo que no debemos conformarnos con ningún acuerdo que no respete la propiedad intelectual, nivelar el campo de juego en el mercado chino, ni poner fin a las prácticas comerciales desleales". En efecto, eso significa que no debe haber ningún acuerdo que no obligue a una reestructuración completa de la economía china, como demandan los fanáticos más extremos respecto a la guerra comercial en la Administración de Trump.

El senador de Vermont, Bernie Sanders, como Schumer, pidió movilizar a los aliados de Estados Unidos contra China, en lugar de aislarse con nuevos aranceles. "A los Estados Unidos les interesa trabajar para fortalecer instituciones como la OMC (Organización Mundial del Comercio) y las Naciones Unidas en lugar de tratar de hacerlo solo", dice en su declaración. "Las preocupaciones estadounidenses sobre las prácticas tecnológicas de China se comparten en Europa y en toda la región de Asia-Pacífico. Podemos ejercer mucha más presión sobre China para que cambie sus políticas si trabajamos en conjunto con la comunidad internacional en general y con las otras economías desarrolladas".

Sanders agregó una nota de rabioso anticomunismo, declarando: “La Administración de Trump tampoco ha hecho nada para presionar a China por su tratamiento abominable a los pueblos uigures y tibetanos. Las futuras negociaciones comerciales deberían, por ejemplo, dirigirse a las corporaciones estadounidenses que aportan tecnologías de vigilancia que permitan las prácticas autoritarias de China”. La difícil situación de las minorías uigures y tibetanas se ha utilizado durante décadas como un punto de presión de la CIA para amenazar a China con una posible secesión y desintegración .

Sanders concluyó con un saludo a Trump: "La Administración de Trump tiene razón al presionar a China para que reforme sus prácticas y espero que algo bueno provenga de las negociaciones comerciales actuales".

Los candidatos presidenciales demócratas menos prominentes han agregado sus propias notas de histeria antichina y anticomunista.

El diputado Eric Swalwell de California citó su papel como miembro del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes: “He visto de primera mano el espionaje económico que China comete y el impacto adverso que tiene en las empresas estadounidenses. China no ha sido franca ni siquiera al admitir que se producen robos de propiedad intelectual y transferencia de tecnología. China tampoco es transparente en sus subsidios industriales. Frenar las prácticas deshonestas de China debe ser parte de cualquier negociación; como presidente, haría que China rinda cuentas".

Swalwell pidió el procesamiento penal de las compañías chinas por parte del Departamento de Justicia, como el esfuerzo actual para extraditar a una alta funcionaria del gigante de la electrónica, Huawei, detenida en Vancouver por el Gobierno canadiense a solicitud del Gobierno de Trump.

El diputado Tim Ryan de Ohio, cuyo distrito incluye la devastada ciudad acerera de Youngstown, Ohio, intervino: "Durante demasiado tiempo, China ha logrado perjudicar a la industria manufacturera de Estados Unidos al participar en el dumping ilegal de acero y aluminio. Es por eso por lo que apoyo los aranceles específicos sobre el acero y el aluminio de China ... Hace mucho tiempo que soy partidario de tomar medidas contra la manipulación de la divisa, y una legislación importante que impondría derechos compensatorios para contrarrestar el impacto de la manipulación".

El senador Cory Booker de Nueva Jersey, uno de los candidatos demócratas con los vínculos más estrechos con Wall Street y el capital financiero global, denunció a China en términos estrictamente anticomunistas durante un cambio de campaña en New Hampshire. Llamó a China un "régimen totalitario" que debía ser confrontado.

"Los chinos se han aprovechado de este país y otras naciones en el planeta Tierra", dijo a una audiencia en Berlín, New Hampshire. "Ellos no combaten de forma justa. Roban nuestra propiedad intelectual. Obligan a transferirles tecnología.. . Tenemos que enfrentarlos. Tenemos que luchar contra ellos".

El exdiputado demócrata John Delaney fue incluso más lejos, denunció a los chinos como "piratas" y criticó a Trump por no reclutar a más aliados para enfrentar a Beijing. "Roban propiedad intelectual, crean islas ilegales, participan en campañas de desinformación", dijo. "No quiero ir a la guerra con China, pero tenemos que darnos cuenta de lo que enfrentamos".

Los comentarios de Delaney son reveladores. Una guerra entre los Estados Unidos y China, las dos potencias militares más grandes del mundo, cada una con armas nucleares, amenazaría la existencia de la humanidad, e incluso de toda la vida en el planeta.

Formulaciones como "No quiero ir a la guerra con China, pero ..." solo subrayan la lógica letal de los conflictos entre las grandes potencias, propulsados por la crisis del capitalismo global, y la necesidad de que la clase obrera proporcione una alternativa a la deriva capitalista hacia otra guerra mundial.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 18 de mayo de 2019)

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