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Al empeorar la guerra comercial, el presidente chino invoca la “Larga Marcha”

Con el Gobierno de Trump intensificando su guerra económica contra China, el presidente Xi Jinping ha llamado a una nueva "Larga Marcha", diciendo que el país tenía que prepararse para "situaciones difíciles". Los comentarios de Xi son otra indicación de que cualquier posibilidad de un acuerdo que finalice la escalada del conflicto comercial es remota.

La Larga Marcha se refiere a la tortuosa retirada del Partido Comunista Chino (PCCh) y su Ejército Rojo durante la guerra civil del país para escapar del cerco del ejército nacionalista de Chiang Kai-shek. La marcha de 9,000 kilómetros a través de áreas remotas y difíciles del oeste de China comenzó en 1934 y duró más de un año. Según una estimación, de los 100,000 soldados que partieron, solo 7,000 sobrevivieron al frío, la enfermedad y los combates para llegar a la provincia de Shaanxi.

Xi visitó el monumento al inicio de la Larga Marcha en la provincia de Jiangxi el lunes, en un intento por revivir la imagen del PCCh. Una semana antes, el Politburó del PCCh votó a favor de lanzar una campaña de propaganda para tratar de convencer al público de que el partido se mantuvo fiel a sus aspiraciones originales.

Hace mucho tiempo que el PCCh abandonó cualquier adhesión a los principios marxistas del internacionalismo socialista, basándose en la perspectiva nacionalista estalinista del "socialismo en un solo país". Además, desde la década de 1970, presidió la restauración del capitalismo, lo que condujo a un abismo cada vez mayor entre ricos y pobres, y a un aparato del PCCh que defiende los intereses de los superricos.

Xi no ha descartado más negociaciones comerciales. Utilizó términos indefinidos y no nombró a Donald Trump ni a los Estados Unidos. Invocando la Larga Marcha, sin embargo, dijo que el país "debe ser consciente de la naturaleza compleja y de largo plazo de varios factores desfavorables en el país y en el extranjero, y prepararse adecuadamente para varias situaciones difíciles".

Sobre todo, los comentarios estaban dirigidos a unir a la burocracia del PCCh. China se enfrenta a la inestabilidad económica y financiera mundial, a los aranceles agresivos estadounidenses y a las provocaciones navales del Pentágono cada vez más frecuentes en el mar de China Meridional y el estrecho de Taiwán. A nivel nacional, el régimen teme los crecientes signos de inestabilidad en la clase trabajadora a medida que la economía continúa desacelerándose.

Xi estuvo acompañado en su gira de tres días por la provincia de Jiangxi por el primer ministro adjunto Liu He, el principal negociador comercial de China con Estados Unidos. Las últimas charlas en Washington fracasaron el 10 de mayo después de que Trump impusiera aranceles a un valor adicional de $200 mil millones en productos chinos. No se fijó fecha para otra reunión.

La Administración de Trump intensificó dramáticamente la guerra económica la semana pasada al prohibir el uso de equipos de telecomunicaciones fabricados por el gigante tecnológico chino, Huawei, y colocar a la compañía en una "lista de entidades restringidas", citando preocupaciones de seguridad nacional. Las principales corporaciones estadounidenses, como Google, Qualcomm, Broadcom e Intel, se unieron al embargo y declararon que ya no permitirían que Huawei acceda a componentes críticos de software y hardware.

La arremetida contra Huawei provocó respuestas enojadas en China. El miércoles, el ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, calificó las acciones de Washington como "un caso clásico de acoso económico". Acusó a Estados Unidos de querer "bloquear el camino del desarrollo de China" y usar "cargos injustificados y el poder nacional para reprimir a una empresa china privada como Huawei”.

Los comentarios de Wang se dirigen al corazón de los problemas intratables en las negociaciones comerciales. Estados Unidos está decidido a evitar que China se convierta en un retador económico en áreas clave de alta tecnología y está preparado para utilizar todos los medios para lograr ese fin. Es por eso que está acusando a China de robo de propiedad intelectual y de subsidios ilegítimos a las empresas chinas.

Como parte de su gira por Jiangxi, Xi visitó una de las instalaciones de procesamiento y minería de tierras raras de China, lo que desató especulación de que Beijing podría usar una prohibición de las exportaciones de tierras raras para devolverle el golpe a EUA.

Las tierras raras, aunque bastante abundantes, son esenciales para la producción de una amplia gama de artículos, incluidos teléfonos inteligentes, láseres, sistemas de misiles y superconductores. China representa el 90 por ciento de la producción mundial y los Estados Unidos dependen de China para el 80 por ciento de sus importaciones de tierras raras.

Xi no hizo referencia a la guerra comercial durante su visita a la fábrica de tierras raras JL MAG en Ganzhou, que se especializa en elementos magnéticos de tierras raras. Sin embargo, la presencia del principal negociador comercial de China a su lado significó mucho. En 2010, en medio de un tenso enfrentamiento con Japón por los islotes en disputa en el mar de China Oriental, China prohibió las exportaciones de tierras raras a ese país, lo que lo obligó a hacer concesiones.

Voces más agresivas en China han pedido públicamente medidas similares contra los Estados Unidos. El Global Times, de propiedad estatal, elogió la visita de Xi a la fábrica y declaró que la demanda de minerales de tierras raras en los Estados Unidos era "un As en manos de Beijing". Los Estados Unidos necesitarían años para reconstruir su industria de tierras raras, lo que le permitiría a China “controlar la sangre y vida de la industria de alta tecnología de Estados Unidos" y "ganar una guerra comercial contra Estados Unidos".

El periódico South China Morning Post informó sobre un artículo la semana pasada por Jin Canrong, quien sugirió que China prohíba las exportaciones de tierras raras a los Estados Unidos como parte de una estrategia para contrarrestar las medidas de Washington. Jin también pidió a Beijing que considere deshacerse de sus tenencias de bonos del Tesoro de los Estados Unidos, que actualmente se estiman en $1.13 billones. Tal movimiento no solo afectaría al sistema financiero de EUA, sino que generaría inestabilidad financiera a nivel mundial. Además, Jin sugirió que China cierre sus mercados a las principales corporaciones estadounidenses como General Motors y Apple.

Un artículo de CNN titulado "La última tarjeta de la guerra comercial de China no es tan fuerte como piensa Beijing" indica que la Administración de Trump y el aparato militar y estatal de EUA se están preparando para tales eventualidades. La prohibición de China de exportar a Japón en 2010 provocó una alarma en Washington y llevó a una audiencia en el Congreso para discutir precisamente, “El monopolio de China en las tierras raras: implicaciones para la política exterior y de seguridad de Estados Unidos".

Más recientemente, en febrero de 2018, el Departamento del Interior de los EUA incluyó las tierras raras como una categoría separada en un borrador de la lista de minerales críticos para la “seguridad y la prosperidad económica”. Sin duda, EUA ha aumentado sus reservas de tierras raras y otras materias primas vitales y ha elaborado planes para fuentes alternativas.

Los movimientos agresivos de Trump contra Huawei y la respuesta silenciosa pero marcada del presidente Xi señalan una nueva etapa en el descenso hacia la guerra comercial. Si bien ambas partes continúan refiriéndose a las negociaciones, están preparando estrategias que conducirían a una guerra económica en espiral y, en última instancia, a un conflicto militar.

Hablando en un foro sobre desarme en Ginebra el miércoles, el embajador de desarme de China, Li Song, advirtió sobre las peligrosas consecuencias de las "prácticas unilaterales y de acoso" de los Estados Unidos. Dijo que tratar a los países como rivales corría el riesgo de convertirlos en enemigos, incluso si eso no se pretendía.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 24 de mayo de 2019)

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