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Trump y los demócratas persiguen un acuerdo antiinmigrante

La postergación temporal por parte del presidente Donald Trump de redadas de deportación masiva por parte de agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, siglas en inglés), originalmente programadas para comenzar el domingo, ha sido aclamada como una victoria por los demócratas del Congreso. Pero la demora de dos semanas tiene la intención, como declaró Trump en un tuit, de reclutar a los demócratas como sus socios en la represión actual de los inmigrantes indocumentados.

Trump tuiteó: "A solicitud de los demócratas, he retrasado el proceso de eliminación de inmigrantes ilegales (deportación) durante dos semanas para ver si los demócratas y los republicanos pueden reunirse y encontrar una solución a los problemas de asilo y los vacíos legales en la frontera sur. Si no, ¡qué empiecen las deportaciones!

Trump se refería a cambios amplios en el marco legal que rige las solicitudes de asilo de los refugiados que huyen de la violencia, la represión y la pobreza en los países centroamericanos de Guatemala, Honduras y El Salvador, de donde proviene la abrumadora mayoría de las familias que han intentado cruzar la frontera entre México y los Estados Unidos en los últimos meses.

La Casa Blanca quiere una revocación efectiva del derecho de asilo, lo sque sería una flagrante violación del derecho internacional, así como la eliminación de las restricciones a la detención de familias como el fallo de Flores, un fallo judicial de hace 20 años, según el cual las autoridades de inmigración tienen prohibido detener a los niños por más de 20 días, en muchos casos obligándolos a liberar a toda la familia.

Si bien estos cambios legales se demorarán más de dos semanas, los demócratas y los republicanos están trabajando en un acuerdo más inmediato sobre la solicitud del Gobierno de Trump de otros $4.5 mil millones para manejar el ingreso de familias de refugiados en los últimos seis meses.

El viernes por la noche, horas antes del tuit de Trump, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, llamó por teléfono a la Casa Blanca y habló con Trump durante 12 minutos sobre las redadas inminentes. Está claro que le transmitió el probable apoyo demócrata para la financiación adicional. La dirigencia demócrata presentó un proyecto de ley de 27 páginas que proporcionaba los $4.5 mil millones el viernes y programaba una votación en la Cámara de Representantes el martes, una acción extraordinariamente rápida para una legislación tan importante.

Donald Trump con Nancy Pelosi. Crédito: WikiMedia

El comité de apropiaciones del Senado aprobó un proyecto de ley la semana pasada que proporcionaba $4.6 mil millones por un voto bipartidista casi unánime de 30 a 1. El proyecto de ley proporciona $2.88 mil millones para el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), que tiene la responsabilidad de todos los menores de edad detenidos por las autoridades de inmigración, excepto los que se encuentran bajo custodia temporal en la frontera.

Otros $1 mil millones se destinarán a Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y más de $200 millones a ICE, con el resto para pagar las operaciones del Departamento de Defensa en la zona fronteriza.

El senador Patrick Leahy, el principal demócrata en el comité, lo llamó un "compromiso" que significaba que "nadie se va a ir con todo lo que querían". El senador Richard Durbin, el líder adjunto de la minoría, también votó a favor del proyecto de ley.

Según un informe publicado el domingo en el Washington Post, Durbin y el senador republicano Lindsay Graham, presidente del comité judicial, "están discutiendo posibles cambios en las leyes de asilo que, junto con los fondos adicionales, podrían ayudar a resolver la situación en la frontera".

El único demócrata que se opuso al proyecto de ley, Jeff Merkley, de Oregon, se opuso a que el proyecto de ley no le impidiera efectivamente al HHS compartir información con ICE sobre familias que aceptan patrocinar a un niño inmigrante. Estas familias, a menudo indocumentadas, han sido sometidas a arrestos y detenciones por parte de ICE cuando se ofrecieron a cuidar niños, en muchos casos familiares o personas de las mismas comunidades en sus países de origen.

Existen numerosas diferencias entre el proyecto de ley de la Cámara de Representantes y el Senado, la mayoría de las cuales giran en torno a los esfuerzos estéticos de los demócratas para ocultar el carácter fundamentalmente represivo del régimen fronterizo que están acordando financiar. (El proyecto de ley de la Cámara de Representantes, por ejemplo, no incluye dinero del Pentágono, y menos para ICE que el proyecto de ley del Senado).

Pero la dirección es inconfundible. Ya sea en el calendario de dos semanas de Trump o durante un período algo más largo, la dirección demócrata en el Congreso ha decidido, como instó el New York Times en un editorial el mes pasado, "Denle a Trump su dinero para la frontera".

Hay pocas dudas de que Pelosi le dijera a Trump que las redadas en masa y las escenas de ataques violentos contra familias inmigrantes, gritos de niños y hogares y comunidades devastadas dificultarían políticamente que los demócratas pusieran su huella en su demanda de financiar el régimen fronterizo.

Al parecer, también hubo inquietudes de que ICE no estaba preparado para llevar a cabo las redadas, especialmente ante el hecho de que el anuncio de Trump de que "millones" estaban a punto de ser deportados, cronometrado para como un impulso para su mitin el martes pasado que inauguró su campaña de reelección, había alarmado a las comunidades inmigrantes en todo el país.

Era muy posible la resistencia de las comunidades e incluso de violencia a medida que se desarrollaban las redadas, particularmente en las principales ciudades donde las fuerzas policiales locales habían indicado que no participarían en las redadas, incluidas Los Ángeles, San José, San Francisco, Chicago, Baltimore y la ciudad de Nueva York, para nombrar solo algunas.

El impacto de las redadas probablemente sea aún más perturbador porque, como explicaron varios informes de la prensa, los agentes de ICE irían a la "última dirección conocida" de los inmigrantes que enfrentan las órdenes finales de deportación, incluso si esas direcciones tenían años y probablemente caducaran. ICE arrestaría a todos en las direcciones seleccionadas, incluso si no fueran los inmigrantes que buscaban, con la expectativa de que también serían indocumentados y, por lo tanto, sujetos a arresto y detención.

El Washington Post escribió: "Los funcionarios de la Casa Blanca y ICE creen que los agentes podrán realizar muchos ‘arrestos colaterales’ al encontrar extranjeros que viven en el país ilegalmente en o cerca de las ubicaciones de objetivo".

La mentalidad viciosa detrás de las redadas planeadas fue expresada por el jefe interino de ICE, Mark Morgan, un exfuncionario de la Administración de Obama que recientemente regresó para encabezar la guerra de Trump contra los inmigrantes. A lo largo de junio, Morgan ha estado pidiendo poner en la mira explícitamente a las familias en los arrestos y detenciones de ICE. "El mensaje se ha divulgado de que, si traes un niño, nunca te pasará nada", dijo a la prensa. "Necesitamos asegurarnos de que estamos enviando el mensaje de que eso no se tolerará más".

La alineación de la campaña antiinmigrante del Partido Demócrata con Trump quedó demostrada por la respuesta de los demócratas líderes a las declaraciones de la legisladora Alexandria Ocasio-Cortez, quien la semana pasada condenó las condiciones en los centros de detención de ICE y CBP, diciendo: "Este Gobierno ha establecido campos de concentración en la frontera sur de los Estados Unidos para inmigrantes, donde son brutalizados con condiciones deshumanizantes y mueren".

Ocasio-Cortez fue atacada inmediatamente el conjunto usual de republicanos fascistizantes y comentaristas de Fox News, incluida la diputada Liz Cheney, hija del exvicepresidente y criminal de guerra no imputado, Dick Cheney, así como por portavoces sionistas, quienes afirmaron, falsamente, que ella estaba insultando la memoria del holocausto.

Los medios de comunicación abordaron el mismo tema. Chuck Todd de NBC News pontificó: "Si quieres criticar el trato vergonzoso de la gente en nuestra frontera sur, bien, tendrás mucha compañía. Pero tenga cuidado con compararlos con los campos de concentración nazis. Porque no son en absoluto comparables. En lo mínimo".

Esta campaña de desprestigio también fue avanzada por el alcalde de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio, candidato a la nominación presidencial demócrata. "No se puede comparar", dijo. “Lo que hicieron los nazis en los campos de concentración desafortunadamente no tiene ningún [paralelo] histórico. Es un momento horrible. No hay manera de compararlo".

Ocasio-Cortez no describió los centros de detención de EUA como “campos de exterminio”, como explicó, sino que utilizó el término "campo de concentración" en su contexto histórico más amplio: la medida barbárica que se introdujo hace más de un siglo en las guerras de España en Cuba, Reino Unido contra los bóeres en Sudáfrica y los Estados Unidos en Filipinas.

El American Heritage Dictionary define "campo de concentración" como "un campo donde las personas están confinadas, generalmente sin audiencias y en condiciones difíciles, a menudo como resultado de su pertenencia a un grupo que el Gobierno ha identificado como peligroso o indeseable".

El Partido Demócrata está ahora comprometido con negociaciones con la Administración de Trump sobre cómo y en qué términos se mantendrán y operarán dichas instalaciones a gran escala en los Estados Unidos.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 24 de junio de 2019)

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