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Dirigentes de la disuelta Organización Internacional Socialista apoyan abiertamente la política del Partido Demócrata

Los miembros de la Organización Internacional Socialista (ISO, siglas en inglés) en Estados Unidos, fundada en 1977, fueron empujados en una estampida para votar a favor de disolver el grupo a fines de marzo. La declaración final (“Tomando nuestros pasos finales”) del “equipo dirigente” a cargo de llevar a cabo la liquidación de la organización fue publicada el 19 de abril en el ahora difunto sitio web Socialist Worker. El pretexto inmediato fue un presunto manejo interno equivocado de una acusación de abuso sexual por parte de un miembro líder de la ISO en 2013.

Con una velocidad impresionante, la ISO ha desaparecido de la escena política.

En el documento del 2 de abril “La provocación facciosa, la histeria de clase media y el colapso de la Organización Socialista Internacional”, el Comité Político del Partido Socialista por la Igualdad explicó que la autodestrucción de la ISO había “eliminado efectivamente una barrera organizacional a la integración de su facción dominante en la órbita política del Partido Demócrata”.

En otras palabras, por cínicas y oportunistas que hayan sido las actividades de la ISO, su existencia continua como una agrupación nominalmente separada del Partido Demócrata se había vuelto un bloqueo o una amenaza. Tan avanzada estaba la crisis del sistema político estadounidense y tan grandes eran los temores de la élite gobernante hacia la radicalización popular que incluso la independencia mínima y simbólica de la ISO no podía tolerarse.

La veracidad de esto ya fue demostrada.

La baraúnda sobre las acusaciones sexuales ofreció una distracción ruidosa para el giro de orientación de la ISO o sus restos hacia la participación directa en la política burguesa, en gran parte por medio de sus relaciones con los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA), una facción del Partido Demócrata.

Independientemente de las inquietudes de los líderes de la ISO en el pasado sobre expresar su apoyo al senador Bernie Sanders y otros demócratas que emplean una retórica izquierdista fueron barridas a un lado durante el turbio remolino desatado en marzo.

Todd Chretien, exlíder de la ISO en el norte de California, inició un blog tras el colapso de la organización, “Revolutionary Socialist”, en el cual ha manejado publicar cuatro entradas en tres meses. En uno de estos sumamente superficiales esfuerzos, un supuesto obituario político para la ISO, cuyo titular refleja el pesimismo y derrotismo de clase media que caracteriza esta capa social, “Asesinato estatal, guerras y huelgas: ¿qué haces cuando no puedes hacer mucho”, Chretien reconoce que la ISO ha estado acercándose a DSA en años recientes.

Indica que la ISO no había hecho lo suficiente para abrir “discusiones entre toda la izquierda [es decir, con DSA] sobre nuevas formaciones, trabajo conjunto y colaboración”. Sin embargo, continuo, “en su crédito, tomamos pasos importantes en esta dirección: ayudando a lanzar grupos de lectura de Jacobin [la revista trimestral de DSA] en 2015, desarrollando relaciones amigables con DSA incluso antes de Bernie, muchos proyectos locales y unidos, apoyando su participación más amplia en la Conferencia Socialismo cada año, etc. Sin embargo, el modelo de ‘pequeño partido’ lo restringió todo y había una tendencia —especialmente concentrada en la vieja dirección, pero no exclusivamente— hacia descartar los nuevos desarrollos y las nuevas organizaciones. Todo eso es lo suficientemente natural después de un largo y opaco periodo, pero cuando enfrentamos el auge masivo de DSA, debimos habernos atrevido a reconsiderarlo pero, en cambio, nos quedamos jugando”. Chretien y compañía ya no se sienten “restringidos”.

Aquellos exdirigentes de la ISO con presencia pública ahora no dudan en compartir comunicaciones directamente del Partido Demócrata y su órbita sin comentarios ni críticas. Esto va de la mano con un silencio virtual sobre lo ocurrido a la organización con la cual algunos de ellos estuvieron asociados con décadas.

Elizabeth Wrigley-Field, profesora asistente de sociología en la Universidad de Minnesota, fue una de las voces más estruendosas del frenesí irracionalista y represivo del #MeToo (#Amítambién) durante los últimos días de la ISO. Expresó abiertamente su odio hacia los procedimientos democráticos cuando se trataba de los casos de abuso sexual. Admitiendo que “nunca leí” ninguno de los documentos relacionados con las acusaciones de 2013, Wrigley-Field explicó que “creo en la acusación”.

En su cuenta de Twitter, Wrigley-Field, ahora miembro de DSA, retuitea los mensajes de políticos demócratas como Sanders, Alexandria Ocasio-Cortez, Rashida Tlaib y Elizabeth Warren, Jacobin, DSA, la vicepresidenta nacional y miembro de la junta ejecutiva del sindicato AFL-CIO, RoseAnne DeMoro y a la AFL-CIO en sí.

Otra antigua líder de la ISO, Sherry Wolf, también comparte sin comentario las comunicaciones de Sanders, Ocasio-Cortez, la legisladora demócrata Ilhan Omar, Jacobin, DSA, etc.

El caso de Wolf lleva consigo una ironía especial que sin duda no será entendida por el oportunista empedernido. En abril de 2012, sin poder contener su indignación, Wolf le escribió al WSWS para protestar enojadamente sobre un comentario de Joseph Kishore que discutió la respuesta de varias fuerzas políticas, incluyendo la ISO, al asesinato del joven de 17 años, Trayvon Martin, en Sanford, Florida. Kishore había argumentado de que cuando la ISO llamaba a un “nuevo movimiento de los derechos civiles”, la organización de Wolf realmente quería decir “un movimiento basado en razas, subordinado a la calaña de Jesse Jackson y [el reverendo Al] Sharpton, y consecuentemente al Partido Demócrata y al Gobierno de Obama”. En su denuncia del artículo, Wolf añadió el siguiente anexo “punzante”, “¿Es su inhabilidad de entender la oposición indoblegable de la ISO por 35 años a los demócratas un resultado de su idiotez colosal o su mendacidad casual?”

La “idiotez” o “mendacidad” fueron simplemente decir la verdad. Siete años después, necesitaría ser actualizado. Wolf y el resto de los ex-ISO han pasado en masa de subordinación a la estructura política capitalista por medio de figuras corruptas como Jackson y Sharpton hacia alentar abiertamente a los políticos del Partido Demócrata. Como todo operativo pequeñoburgués “común y corriente” y charlatán político, Wolf nunca se molestará en explicar cómo es que la supuesta “oposición indoblegable” se convirtió en algo más.

Los exlíderes de la ISO sin duda argumentarán que simplemente estaban respondiendo a “nuevas realidades”, afirmando que hubo un giro hacia la izquierda de importantes secciones del Partido Demócrata. Esta es una de las falsedades más peligrosas de nuestros tiempos. La campaña de Sanders no es una expresión de tal movimiento, es lo contrario —un esfuerzo para encauzar y volver inofensiva la radicación histórica que sucede en la clase obrera estadounidense e internacional—. Su campaña refleja el horror de elementos más astutos en la élite gobernante hacia este giro político a la izquierda de las masas y su determinación para suprimirlo, por encarrilarlo de vuelta al Partido Demócrata, el cementerio de la oposición política en EUA. Los exlíderes de la ISO están ayudando y validando este esfuerzo de estrangular la oposición de la clase obrera.

En realidad, los demócratas se han desplazado hacia la derecha en todos los frentes. Su oposición a Donald Trump tiene un carácter extremadamente reaccionario, centrándose en el militarismo antirruso y la cacería sexual de #MeToo como otro de sus escenarios.

Hay interminables ejemplos como los de Wrigley-Field y Wolf. Otro exlíder de la ISO y miembros de su último Comité Directivo, Danny Katch, se apresuró para defender a Sanders en Twitter, argumentando que “el pueblo quiere propuestas políticas, pero también un significado y propósito mayor. Bernie es popular porque es socialista, no a pesar de ello”.

Keeanga-Yamahtta Taylor, otra guerrera de la política de identidades, se ha vuelto en una promotora especialmente determinada del Partido Demócrata. Ahora lo apoya “plenamente”. Taylor retuitea comentarios de Sanders, Ocasio-Cortez, Warren, Tlaib, Omar, el exmiembro del gabinete de Clinton, Robert Reich, la exlegisladora estatal demócrata de Georgia, Stacey Abrams, DSA, etc.

Taylor, exmiembro del Comité Directivo de la ISO y una miembro con titularidad de la facultad de la Universidad Princeton, ha ido más allá que los otros de la ISO, ofreciendo su apoyo sin ambages y servil a la campaña de Sanders en un artículo en Jacobin (“El discurso sobre el Socialismo Democrático de Bernie Sanders fue un hito”, 18 de junio).

Escribió su artículo para expresar su admiración particular hacia el discurso del 12 de junio del senador de Vermont en el que explicó que su concepto de “socialismo” estaba enteramente en conformidad con la política y las tradiciones del Partido Demócrata, “eso es”, como lo explicó el WSWS, “un ‘socialismo’ complemente carente de ninguna oposición al capitalismo y la guerra”. En sus comentarios, Sanders se identificó con Franklin Roosevelt, Harry Truman y Lyndon Johnson, todos de ellos —con distintos niveles de visión del futuro— comprometidos y conscientes defensores del sistema de lucro en EUA y sus intereses globales imperialistas.

Taylor se refiere a “la campaña presidencial electrizante” de Sanders y procede de ahí. “En el curso de un solo discurso” el 12 de junio, escribe, “Sanders demostró la amenaza existencial que él representa para el statu quo político en Estados Unidos exponiendo las raíces de las dificultades y la privación que afecta a amplios sectores del país. Nombró el capitalismo como el culpable y al socialismo democrático como la solución. Qué giro de acontecimientos tan asombroso”.

Señala algunos de los defectos de la presentación de Sanders, incluyendo su nacionalismo estadounidense y su “silencio sobre los crímenes de la política exterior estadounidense”. Pero, Taylor continúa, “enfocarse en estas y sus otras omisiones es verdaderamente perder de vista el bosque con los árboles. Sanders es un reflejo de la radicalización cada vez más profunda en este país”. Para hablar de esta manera, Taylor depende de la ignorancia deliberada o inocente de los lectores de Jacobin. Sanders es una cantidad conocida, un político burgués con décadas de experiencia que ha descartado sus argumentos pasados de ser “independiente” del partido bipartidista. Para subrayar este punto, él no es un “reflejo” de la radicalización, sino que, junto al antisocialismo histérico de Trump, es una de las respuestas de la élite política a este.

En su conjunto, como un evento político objetivo, la autodisolución de la ISO refleja un hito en la evolución relativamente sin trabas de la clase media-alta pseudoizquierdista hacia la política procapitalista. El evento, al final de cuentas, ayudará a la clase obrera a diferenciar entre los socialistas falsos y auténticos.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 24 de junio de 2019)

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